El
clima financiero: la Fed, en su mayor ofensiva desde el ataque a las
Torres Gemelas. Fuerte intervención de EE.UU. y Europa para frenar la
crisis. Junto a Japón y Canadá, en dos días volcaron más de US$
323.000 millones en los mercados
Subrevuela
el fantasma de un crac generalizado sobre las principales plazas
financieras
Por
Javier Blanco
La Nación, 11/08/07
La
corrida global en los mercados se profundizó ayer, haciendo
sobrevolar sobre las principales plazas financieras del mundo el
fantasma de un crac generalizado, lo que obligó a los bancos
centrales más importantes del planeta a coordinar políticas para
liberar recursos. El objetivo: dosificar la ola de liquidaciones de
toda clase de activos en un intento por acotar el riesgo de quiebras
indiscriminadas.
La
dimensión de la crisis queda a la vista en un dato: los bancos
centrales de Europa, Estados Unidos, Japón y Canadá debieron
inyectar la friolera de 323.300 millones de dólares en los mercados
en apenas 48 horas, un monto que equivale casi al doble del tamaño de
la economía argentina, medida a precios corrientes.
El
grueso de la asistencia corrió por cuenta del Banco Central Europeo,
que a los 94.800 millones volcados anteayer (una cifra que terminó de
convencer a los operadores sobre la magnitud que podría tener la
crisis), debió agregar ayer otros 61.010 millones, con lo que giró a
bancos y fondos el equivalente a US$ 214.500 millones en sólo dos días.
A
la acción de rescate debió sumarse con mayor presencia la Reserva
Federal de Estados Unidos (Fed, según sus siglas en inglés). La
entidad, que en la jornada previa había liberado unos 24.000 millones
de dólares, no sólo redobló la apuesta ayer al volcar un total de
38.000 millones (una suma equivalente al 90% de las reservas
argentinas), sino que emitió una declaración comprometiéndose a
entregar "suficientes fondos para prevenir sobresaltos", en
un intento por calmar a los mercados.
Presión
para la economía local
La
intervención de la Fed cobra dimensión porque se trata de la primera
vez que libera fondos desde el ataque terrorista a las Torres Gemelas,
el 11 de septiembre de 2001. Y porque, en comparación con su par
europeo, debió incrementar la asistencia respecto de la jornada
previa, buscando prevenir un contagio abierto por la debacle europea,
algo que logró si se tiene en cuenta que Wall Street reaccionó
positivamente, al punto que transformó una baja superior a los 200
puntos en el índice Dow Jones en otra de apenas 31 unidades al
finalizar la rueda.
El
temblor en los mercados se generó en la crisis del sector
inmobiliario estadounidense, pero se expandió como un virus por el
mundo por el grado de exposición que, llevados por la codicia, los
grandes bancos de Europa y de otros puntos del mundo asumieron en títulos
de deuda respaldados en créditos hipotecarios de riesgo concedidos en
Estados Unidos.
La
jornada dejó las mayores pérdidas en los mercados que cierran antes
que Wall Street, por cuestiones de uso horario. Las bajas fueron del 2
al 3% en las principales bolsas de Europa y del 1 y al 4% en los
mercados de Asia (donde la bolsa de China se mantuvo al margen).
Pero
tuvieron menor magnitud en Nueva York y los mercados de la región
que, sobre el final del día de ayer, ensayaron una recuperación
siguiendo los pasos del Dow Jones. Sin embargo, las pérdidas no
alcanzan a dar idea de la sensación de ir sin freno hacia el borde de
un pronunciado precipicio con la que, por varias horas, debieron
convivir los operadores bursátiles y financieros de todo el mundo.
"Estamos metidos en una montaña rusa de la que, por más que
grites, no podés bajarte", graficó un operador porteño cuyo
rostro daba una cabal idea de la tensión con la que vive estos días.
La
magnitud de la crisis financiera mundial amenaza con agregar presión
al momento ya no tan plácido que atraviesa la economía argentina,
cuyo futuro luce cada vez más condicionado por la creciente inflación.
Como mínimo, ya se sabe que restringirá el acceso al financiamiento
de las empresas locales, que en la primera parte del año habían
logrado captar recursos a largo plazo y tasas cada vez más bajas,
incluso en moneda local (ver página 2), lo que siembra más
interrogantes sobre el futuro de la inversión, en momentos en que esa
variable ganó importancia para ensanchar la frontera productiva y
tratar de acercarse al ritmo que tiene la demanda.
El
impacto local del derrumbe global fue más acotado que en los días
previos, tal vez porque se trata del mercado más castigado en lo que
va del año por razones domésticas, como la incidencia de la
manipulación inflacionaria en la cotización de los bonos y las dudas
por el deterioro del superávit fiscal.
En
Buenos Aires, el índice Merval llegó a perder el 2,3%, pero recuperó
posiciones sobre el final para cerrar con una caída de 1,65%. Así,
en la semana la bolsa porteña, que ya había borrado las magras
ganancias acumuladas en el año, cayó 4,43 por ciento.
A
su vez, la demanda de dólares volvió a tonificarse, lo que obligó a
los bancos oficiales a vender para tratar de evitar que el tipo de
cambio muestre oscilaciones más bruscas. Este objetivo de mínima se
cumplió: el dólar minorista subió sólo un centavo, para quedar en
$ 3,18 el tipo vendedor. Y los bonos de la deuda volvieron a caer
hasta 3,23% (Discount en US$), con lo que acumulan pérdidas de hasta
30% en el año.
El
corralito, internacionalizado
El
banco BNP Paribas congeló fondos de ahorristas franceses
Por
Luisa Corradini
La Nación, 11/08/07
París.-
El espectro del "corralito" argentino asomó por un momento
en el sistema financiero internacional. Ese fantasma surgió anteayer,
cuando el banco BNP Paribas decidió congelar tres fondos que habían
hecho inversiones en el sistema de crédito inmobiliario de riesgo en
Estados Unidos ("subprime"). Pero nadie salió a la calle,
los bancos no bajaron sus cortinas metálicas y, hasta ahora, ningún
particular perdió su fortuna.
La
ausencia de operaciones, debido a la iliquidez del mercado, impedía
incluso que el banco pudiera dar un precio fiable a los títulos
alojados en las carteras de esos fondos y, por lo tanto, tampoco podía
evaluarlos de manera satisfactoria. (Los fondos congelados son Parvest
Dynamic ABS, BNP Paribas ABS Euribor y BNP Paribas Eonia.) Finalmente,
BNP Paribas adoptó la severa decisión de congelar los fondos para
impedir que los inversores -alarmados por la estabilidad del sistema
de "subprime"- continuaran efectuando retiros masivos. En
realidad, los retiros fueron relativamente limitados, pues el capital
de esos fondos cayó de 2000 a 1600 millones de euros (de 2720 a 2176
millones de dólares) entre el 27 de julio y el 7 del actual: US$ 544
millones en 8 días hábiles es inquietante, pero tampoco representa
una situación alarmante. Allí se terminan quizá las analogías con
el "corralito".
A
diferencia de la Argentina, los suscriptores de esos títulos son, en
su mayoría, inversores institucionales. Es cierto, sin embargo, que
en segundo o tercer nivel detrás de los institucionales están los
inversores privados. Por otra parte, el monto global de esos fondos
(US$ 2176 millones) es apenas una gota de agua en comparación con los
490.000 millones que administra la filial especializada en inversiones
BNP Paribas Investment Partners. Por lo demás, sólo un tercio de
esos 2176 millones está invertido en títulos vinculados con
"subprime".
También
decidieron congelar sus fondos tres bancos alemanes (Union Investment,
Frankfurt Trust y WestLB) y dos organismos de inversiones franceses
(el banco privado Oddo & Cie. y la empresa de seguros Axa).
Para demostrar su confianza en el sistema y la solidez de sus títulos,
Oddo y Axa ofrecieron comprar los títulos a los suscriptores que lo
pidan. Al mismo tiempo, los bancos Natixis y Dexia -que también parecían
muy expuestos- optaron por divulgar el monto de sus inversiones en
"subprime" para tranquilizar a sus clientes. Esta crisis
permitió demostrar hasta ahora la importancia del sistema euro.
Sin
la intervención del Banco Central Europeo (BCE), que en 48 horas
inyectó en el mercado bancario 155.850 millones de euros (212.980
millones de dólares), el sistema financiero mundial se hubiera
desplomado como un castillo de naipes.
En
el caso de BNP Paribas, el retorno de la liquidez y la reactivación
del sistema permitirá, teóricamente, levantar el congelamiento de
los fondos. La enérgica intervención del BCE, sin embargo, no despejó
todas las incertidumbres. La duda consiste en saber si se trata de
elementos de juicio alarmantes o no en el contexto de la crisis
financiera norteamericana.
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