Crisis
de los mercados financieros
¿Viene
el gran crac?
Por
Michael R. Krätke (*)
Freitag,
17/08/07
Sin
Permiso, 19/08/07
Traducción
de Amaranta Süss
Raras
veces habrá sido tan repetidamente anunciado lo que ahora finalmente
está sucediendo. Los augures llevan meses profetizando el gran
desplome, la próxima crisis económica mundial. El recuerdo de la
crisis en los mercados de valores que forzó en octubre de 2000 a la
New Economy a un aterrizaje de emergencia desde sus uránicas alturas
de vuelo, destruyendo en un abrir y cerrar de ojos millones y millones
de capital ficticio, todavía no ha pinchado. Todos saben o intuyen
que el boom de las burbujas especulativas recibe estímulos
intencionados. Lo que los gobernantes aplauden, no sólo es un auge
fundado en el vivir de fiado, sino que tiene base especulativa. La última
vez, la burbuja iba de la mano de una ola de innovaciones en la
tecnología de la comunicación y la información; esta vez, no. La
actual coyuntura descansa sobre la especulación con bienes
inmobiliarios, con precios de materias primas y con derivados
financieros.
En
febrero/marzo, luego, de nuevo, en mayo, hubo los primeros anuncios
del dilema que ha ido abriéndose camino. Dos veces se desplomaron
espectacularmente las bolsas en Asia, aun si las turbulencias
parecieron deshacerse rápidamente; desde fines de julio, todo se ve
de muy otra manera: esta vez ha estallado una gigantesca burbuja
especulativa inmobiliaria, la crisis hipotecaria de los EEUU avanza
sobre los bancos y los mercados financieros en Europa y Asia, el
comercio global con deudas y créditos, inflamado por el explosivo
incremento del comercio con derivados financieros, ha hecho de la
especulación inmobiliaria un negocio internacional. Bancos y fondos
de inversiones de todo el mundo entran enérgicamente por uvas,
ignorando a qué riesgos se exponen. Lo que desde hace mucho se temía,
ha ocurrido: muchos, muchísimos hedge funds han rizado de lo lindo el
rizo de la especulación. Y hete aquí que asistimos ya a la más
hermosa crisis del mercado de crédito y monetario.
Cuando
hedge funds multimillonarios entran en bancarrota, los bancos, las
aseguradoras y los fondos de inversiones son los tontos que los han
financiado. En los EEUU, la famosa Universidad de Harvard ha perdido
de un día para otro 700 millones de dólares en una "inversión
en dinero" de ese tipo. Muchos bancos hipotecarios
norteamericanos están en bancarrota, y sus acreedores europeos, como
la Deutsche Bank, la Commerzbank, la francesa BNP Parisbas o la belga
Fortis, tienen que contar por centenares de miles de euros las pérdidas.
Algunos grandes bancos europeos se aprestan ya a cerrar, por pérdidas
masivas, sus hedge funds, miles de millones se desvanecen en el aire.
La Banca Postal alemana, por ejemplo, así como la Westdeutsche
Landesbank y la Sächsische Landesbank; un banco de tamaño medio como
la alemana IKB ha puesto en juego miles de millones, perdiéndolos. A
la bancarrota de los fondos, sigue la fuga de los inversores: el pánico
entra en escena, y lleva a un aterrizaje de las cotizaciones a escala
planetaria. Todos los índices de los grandes mercados de valores
–Dow Jones, Nasdaq, Standard&Poor's, DAX, Nikkei, etc.— han
registrado grandes pérdidas; muchos, de más del 3% diario.
Las
pérdidas multimillonarias de bancos y fondos de inversiones y la fuga
en masa de los inversores han traído consigo una crisis crediticia clásica.
Los bancos, que semana tras semana tenían que refinanciar créditos
multimillonarios, tienen de repente dificultades para obtener créditos
y operar en el mercado; el mercado monetario aprieta. Como siempre,
cuando amaga un colapso de los mercados financieros, se aprestan los
gobiernos a intervenir. Un banco pequeño como la IKB pudo ser salvado
del abismo con una acción rápida y concertada. Pero una crisis del
mercado crediticio, que se propaga más allá del mundo de los
mercados financieros, precisa de protección más severa. Lo que no
tarda en ocurrir. Por vez primera desde septiembre de 2001 el Banco
Central Europeo ha intervenido masivamente inyectando en pocos días
en el mercado monetario más de 200 mil millones de euros.
El
miedo al gran crac es mas fuerte que el oficialmente cultivado temor a
la inflación. Los Bancos Centrales de EEUU, Australia, Japón, Suiza,
Canadá y otros países occidentales importantes han reaccionado de la
misma manera, y en pocos días han puesto en circulación unos 500 mil
millones de euros.
Los
economistas se tranquilizan entre tanto con la conclusión más
expedita: lo peor ya ha pasado, la crisis hipotecaria tiene efectos
saneadores; la economía mundial va bien. Pero no hemos sino
experimentado el estallido de una burbuja especulativa que todavía
vale más de 10 billones de dólares, por no hablar de las restantes
burbujas especulativas que se han formado en el último período. El
siguiente acto en el drama por el nuevo reparto del mundo entre las
naciones capitalistas se representará con certeza, aun si el
intermezzo entre la actual crisis del mercado monetario y la venidera
crisis del comercio mundial puede durar todavía semanas o meses. Pero
todos los "datos fundamentales" de la economía mundial
apuntan a sobrecapacidades y sobreproducción.
(*)
Michael Krätke estudió economía y ciencia política en Berlín y en
París. Actualmente es profesor de ciencia política y de economía en
varias universidades alemanas y en el extranjero, desde 1981
principalmente en Amsterdam. Coeditor de la revista alemana SPW
(Revista de política socialista y economía) y de la nueva edición
crítica de las Obras Completas de Marx y Engels (Marx-Engels
Gesamtausgabe, nueva MEGA). Investigador asociado al Instituto
Internacional de Historia Social en Amsterdam. Autor de numerosos
libros sobre economía política internacional.
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