El elector Bin Laden
Por Isaac Bigio (*)
IAR-Noticias, 04/08/04
La captura de Ghailani, líder de
Al Qaeda en Pakistán, habría mostrado planes para un macro-atentado
en EEUU. En partes de Washington DC y Nueva York se decretaron la
alerta naranja.
Los últimos 3 meses de la campaña
electoral norteamericana serán marcados por el temor a otro 11-S. La
paranoia favorece a los halcones. Un bombazo pudiese alterar (como en
España) los resultados electorales.
Mas, dicho remezón no
necesariamente implicaría transformar a Bush en otro Aznar. Kerry, a
diferencia de Zapatero, apoya la ocupación y Bush se hizo fuerte
proponiendo dureza contra Bin Laden. En cambio, si Osama cayese se
mejorarían las chances para la re-elección del presidente.
La situación mundial depende en
gran parte de unos comicios donde participa menos del 5% de la
humanidad. Las elecciones en la super-potencia penden, a su vez, de lo
que pueda pasar con un solo hombre.
King Kerry
John Kerry ha sido coronado por la
convención demócrata. Aceptando el trono partidario con muy pocos
votos en contra él ha formulado el principal discurso de su carrera
política ante lo que él sostiene es la elección más importante de
nuestros tiempos.
La convención marca un giro en la
táctica opositora. Kerry es un hombre que creció postulándose como
el mal menor frente a personas que tenían programas más definidos y
peligrosos.
En su partido apareció como la
persona ideal para evitar que el radical Dean pudiese ganar la
candidatura y conducir a los demócratas más a la izquierda evitándoles
ganar las presidenciales.
En las encuestas él ha pretendido
capitalizar a todos aquellos que temen la re-elección de Bush. En
cierta manera ha estado continuando la ola de referendos en el sur del
continente. Mientras en Bolivia o Venezuela a la gente se le ha
preguntado si está a favor del programa oficial para el gas boliviano
o por la restitución del mandatario constitucional, en EEUU Kerry ha
propuesto que la única forma de darle un No a Bush es votando por él.
Mas, la mitad o más del electorado
no sabe mucho de él ni de sus propuestas. Ser el candidato anti-Bush
puede haber tenido cierta importancia al inicio pero mantener ello
acabaría minándole.
Ahora, el eje de la convención ha
sido mostrar una imagen positiva del candidato. Gran parte del
discurso de Kerry se ha enfocado no tanto en ideas sino en mostrar su
hoja de vida y a sus familiares. El ha querido demostrar que no es un
liberal pacifista pues, a diferencia de Bush, sí arriesgó su vida en
Vietnam.
Constantemente ha aparecido rodeado
de sus ex compañeros de armas. Ha pronunciado 17 veces la palabra
fuerza y ha declarado que ninguna institución o nación pondrá veto
a EEUU si esta quiere proteger su seguridad interna incursionando en
otros lugares.
El ha delineado su programa. El
kerrismo deberá tomar más en cuenta al medio ambiente, buscar nuevas
fuentes de energía para evitar la dependencia en el Medio Oriente,
evitar más restricciones a libertades civiles, reformar la CIA,
aumentar impuestos a las fortunas para mantener beneficios sociales y
una mejor atención médica, y no atacar más países a menos que se
hayan agotado otras opciones y teniendo un plan post-bélico.
Su discurso busca ganar el campo
medio. Se distancia de Bush por sus lazos con Enron y los sauditas,
las excepciones tributarias a corporaciones y desoír a mandos
castrenses. Promete un gobierno para la clase media y se aleja de
posturas izquierdistas o asentadas en las clases laborales.
Sugiere evitar caída de salarios
con planes proteccionistas a industrias que promuevan el empleo nativo
sobre inversiones en el extranjero. No ha planteado evacuar tropas de
ningún país y ha dejado entrever que EEUU sí guarda la potestad de
invadir otros lugares y que ni la ONU tiene derecho a vetarle ello.
La carrera de Kerry no se correrá
desde el carril izquierdo. Las propuestas de Carter o Howard le
aparecen como radicales. Su programa busca reencontrar la ruta de
Clinton quien ganó dos veces la presidencia moderando sus propuestas
y ubicándose al centro político. En cierta medida promete retornar a
las políticas de 1992-2000 en las cuales EEUU si enviaba tropas al
exterior pero buscando coordinar con la ONU y sus aliados, y donde se
promovió el empleo y algunos beneficios de asistencia social.
Su programa será cuestionado por
Bush por debilitar el poder global norteamericano o desalentar la
inversión privada, y por Nader por preservar una sociedad al
beneficio de grandes fortunas como la del propio Kerry.
El oficialismo va a intentar
repetir lo acontecido con Gore. El ex-vicepresidente de Clinton también
quiso mantenerse como moderado pero quedó atenazado por el sándwich
en el que quedó inmerso entre candidaturas más consistentes: la de
la derecha (republicana) y la que estuvo hacia su izquierda (los
verdes).
Kerry no solo compite contra ambos
polos sino ante un significativo absentismo. Para torear este último
él deberá mostrar un cuerpo de posiciones que atraiga al elector
tradicionalmente apático y que le haga ver que con él su situación
mejorará.
Lo que ha jugado en pro de los demócratas
es el desencanto ante la guerra iraquí, pero si la economía no va
mal y se siguen reduciendo las bajas norteamericanas en el Medio
Oriente, es posible que Bush logre mostrar una imagen más coherente y
conseguir los mínimos puntos necesarios con los cuales retendría la
Casa Blanca.
Al fin de cuentas él puede mostrar
consistencia en su postura en la derecha dura, mientras Kerry ha
fluctuado entre varias posiciones, como entre apoyar la guerra y luego
criticarla o entre apoyar la liberalización y pedir luego revisar el
TLC.
Kerry ha recibido el cetro demócrata
pero para conseguir la coronación presidencial necesita demostrar que
el kerrismo es una propuesta coherente y alternativa.
Kerrismo
Kerry ha delineado su programa.
Plantea tomar más en cuenta al medio ambiente, buscar nuevas fuentes
de energía, evitar más restricciones a libertades civiles, aumentar
impuestos a las fortunas para mantener beneficios sociales y una mejor
atención médica, y no atacar más países a menos que se hayan
agotado otras opciones y teniendo un plan post-bélico. Su discurso
busca ganar el campo medio.
Se distancia de Bush por sus lazos
con los sauditas, las excepciones tributarias a corporaciones y desoír
a mandos castrenses. Promete un gobierno para la clase media y se
aleja de posturas izquierdistas o asentadas en las clases laborales.
Sugiere evitar caída de salarios con planes proteccionistas a
industrias que promuevan el empleo nativo sobre inversiones en el
extranjero.
No ha planteado evacuar tropas de
ningún país y ha dejado entrever que EEUU sí guarda la potestad de
invadir otros lugares y que ni la ONU tiene derecho a vetarle ello. Su
programa será cuestionado por Bush por debilitar el poder
norteamericano o desalentar la inversión privada, y por Nader por
preservar una sociedad al beneficio de grandes fortunas como la del
propio Kerry.
(*) Isaac Bigio es un analista
internacional. Escribe
para decenas de medios, incluido IAR-Noticias,
en 5 continentes. Ha obtenido grados y postgrados en Historia y
Política Económica en la London School of Economics & Political
Sciences (LSE).
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