La nueva Estrategia de Seguridad
Nacional:
¿Licencia para matar?
Por Horacio Soto Placer
(*)
Argos Is-Internacional, 26/08/04
"El
propósito de esta estrategia es ayudar a que el mundo no sea
solamente más seguro, sino también mejor" (Estrategia
de Seguridad Nacional de Estados Unidos de América, septiembre 2002)
Es conveniente comenzar llamando la atención sobre el hecho
de que en la actualidad es casi habitual identificar las Relaciones
Internacionales (RR.II.), y en particular, las Relaciones Políticas
Internacionales (RPI) del gobierno de EE.UU., con la gestión personal
del Presidente George W. Bush y sus consejeros más allegados. Nada más
alejado de la realidad, pues otras instancias de ese Gobierno como el
Congreso, los Departamentos y Agencias, y el llamado sector no
gubernamental de los "tanques pensantes" son los verdaderos
hacedores de esas RPI, particularmente los Departamentos de Estado y
Defensa los que siempre han mantenido una lucha encarnizada entre sí,
dadas sus pretensiones protagónicas en la formulación y ejecución
de la política exterior estadounidense.
Es incuestionable que debido a sus incapacidades políticas,
Bush ha buscado asesoría en funcionarios bien reconocidos de
anteriores Administraciones como la de Reagan y de su propio padre (Donald
Rumsfeld, Secretario de Defensa; Colin Powell, Secretario de Estado y
Dick Cheney, Vicepresidente). No obstante, los acontecimientos del 11
de septiembre hicieron que, aparentemente, Bush tomara en sus manos la
política exterior. Sin embargo, tras el telón, otros continúan
moviendo las cuerdas de esta Política, en particular el Consejo de
Seguridad Nacional, máximo organismo del Ejecutivo como coordinador
de la política exterior y de defensa. Se puede afirmar que Bush es más
un "decision taker" que un "decision maker".
Independientemente de ello, "son tales las facultades y
prerrogativas de un Presidente (Bush) y tan intensa la red de poder
militar, económico y tecnológico de ese Estado (EE.UU.), que de
hecho, en virtud de circunstancias ajenas por completo a la voluntad
del pueblo estadounidense, el mundo está comenzando a ser regido por
métodos y concepciones nazis"1.
En el documento "Estrategia de Seguridad Nacional de
Estados Unidos"2 planteado el 20 de diciembre de 2002 por Bush
ante el Congreso, se otorga a EE.UU. un papel casi mesiánico en su búsqueda
del dominio global. Se establece que EE.UU. se abroga el derecho a
lanzar ataques preventivos3 contra otras naciones y a actuar al margen
de las organizaciones internacionales cuando así lo aconsejen sus
propios intereses, a no permitir que se reduzca su "inmensa
ventaja militar" frente a los demás países y que trabajará
activamente para extender su modelo de capitalismo al resto del
planeta.
El contenido de tal documento es una espiral en torno a la
lucha antiterrorista y ejemplifica la agresividad exterior de la
Administración Bush, mientras que a la vez detalla los principios que
guiarán a EE.UU. durante el siglo XXI. No caben dudas de que Bush y
los que participaron en su redacción, estaban conscientes de que ese
documento preocuparía a la mayor parte del mundo, aunque según
Washington, fueron suprimidos los pasajes "demasiado
arrogantes".
Se plantea que el borrador fue redactado por Condoleezza
Rice, Asesora de Seguridad Nacional y que originalmente era mucho más
duro aún, así como que su publicación y envío al Congreso fueron
aplazadas, para que no coincidieran con el discurso del Presidente en
la ONU y con las posteriores negociaciones acerca de Iraq.4
El documento en cuestión es una clara manipulación y negación
de los principios del Derecho Internacional Público (DIP) en lo que
respecta a la autodeterminación, no ingerencia, solución pacífica
de los conflictos, igualdad soberana de los Estados y, prohibición
del uso y la amenaza del uso de la fuerza.
A su vez, una bien clara imposición de conceptos violatorios
del DIP tales como: soberanía limitada, intervención humanitaria,
derecho de ingerencia, imposición de la paz y la guerra preventiva.
En síntesis, esta "Carta Magna" contempla tres
conceptos básicos:
-No permitir competencia alguna en el terreno militar.
-Justificar la intervención militar haciendo creer que
atenta a sus intereses y valores y por tanto, es válida la defensa de
los mismos.
-Realización de acciones preventivas en cualquier punto
del planeta.
La Estrategia de Seguridad, según Bush, "se basará en
un internacionalismo típicamente americano que refleja la unión de
los valores e intereses nacionales". El texto establece, de forma
oficial, que EE.UU. está por encima de instituciones internacionales
como la ONU. Trabajará con ellas, pero sin sentirse obligado a seguir
sus instrucciones ni a respetar sus acuerdos, que sí rigen para el
resto de los países.
Recordemos que la diplomacia estadounidense actual tiene sus
raíces en dos hechos históricos: la conclusión de la Guerra Fría y
el 11 de septiembre, lo cual pone fin a los principios multilaterales
que guiaron a Bill Clinton y a George Bush padre, y se vincula en
cierta forma, con la idea del "imperio benigno" establecida
por Ronald Reagan.
Al no existir la Unión Soviética, la supremacía militar
estadounidense será mantenida a toda costa: "Nuestras fuerzas
serán lo bastante poderosas como para disuadir a potenciales
adversarios de que acumulen armas con la esperanza de superar, o
igualar, a Estados Unidos".
A priori, es necesario acabar con la doctrina de la "no
proliferación de armamentos", vigente desde la Segunda Guerra
Mundial y basada en tratados, y pasar a la "contraproliferación'",
doctrina que combina elementos pasivos y activos, desde la creación
de defensas como Sistema Nacional Anti Misiles (National Missile
Defense -NMD-), hasta el desmantelamiento, por la fuerza, de presuntos
arsenales adversarios como el que justificó la invasión a Iraq.
Desaparece también otro viejo principio: la disuasión. Ya
EE.UU. no se encuentra amenazado por otra superpotencia, por lo que
ahora el objetivo, frente a organizaciones terroristas y países
adversarios consistirá en "identificar y destruir la amenaza
antes de que se acerque...incluso si hay dudas sobre el lugar y
momento del ataque adversario".
"No dudaremos en actuar solos, si es necesario, para
ejercer nuestro derecho a la autodefensa con una operación
preventiva", asegura Bush, quien proporciona al resto del mundo
la sola garantía de su palabra: "Las razones de nuestras
acciones serán claras; la fuerza, medida, y la causa, justa".
Advierte, por si alguien quisiera utilizar a su favor los precedentes
sentados por Washington que "las naciones no deben utilizar la
prevención como pretexto para la agresión".
En los aspectos relacionados con la economía y el medio
ambiente, Bush eleva sus preferencias personales al rango de doctrina
mundial y anuncia que utilizará su poder para promover en todo el
planeta medidas que "generen crecimiento económico", entre
ellas, la reducción de los impuestos directos y la desregulación de
la actividad empresarial. Con respecto al Acuerdo de Kyoto,
justificando su no aprobación al mismo, afirma que la reducción de
la emisión de gases que provocan el "efecto invernadero"
debe ser un acto voluntario de empresas y gobiernos, sin que les
obligue ningún tratado.
En la nueva Estrategia tiene un gran peso, de forma "sui
generis", el Complejo Militar Industrial (CMI)5 que permite a
esta superpotencia mundial y hegemónica en el ámbito militar,
mantener su dominio político, económico y militar, negando que otros
puedan superarla o igualarla sobre todo en el contexto militar. El CMI
no sólo ha tenido una gran influencia en el ámbito doméstico de
EE.UU., sino también en sus RR.II, pues la decisión de la
Administración de reactivar la economía con el incremento de los
Gastos Militares, hace que éste se consolide y le brinde la
posibilidad de manejar la política exterior estadounidense.
En este aspecto, el lobby de la industria del armamento tiene
un considerable peso en las decisiones del Gobierno por sus conexiones
con el Departamento de Defensa y el Congreso, pues EE.UU. se abastece
desde el punto de vista militar casi exclusivamente de corporaciones
privadas que, como es lógico, tiene repercusión en los votos y
compromisos de los congresistas. No se deben pasar por alto otros
lobbies, étnicos incluso, y otros actores más, como los tanques
pensantes, los medios de prensa y la propia opinión pública, que
inciden en las estrategias de defensa y por consiguiente en la política
exterior. Es por ello que el Departamento de Defensa desarrolló el
concepto de "tecnología de uso dual" para reforzar su
superioridad militar y económica, y para compartir parte de los
gastos que requiere su sistema de defensa.
En la política de guerra preventiva de Bush, uno de los
conceptos más peligrosos, es una "guerra sin causa justa",
calificativo varias veces mencionado en el documento. Desde el marco
del Derecho Internacional y tras siglos de derecho consuetudinario,
una guerra preventiva puede justificarse como un acto de autodefensa sólo
cuando existe una amenaza inminente y genuina de ataque físico. Hoy
en día estamos antes hechos ilegales, pero algunos pretenden
sustituir la legalidad actual refrendada en el Derecho Internacional Público,
de modo tal, que puedan ser admitidas estas ilegalidades como hechos
completamente legales.
La Administración Bush transforma a su favor la lógica,
enmascarando la realidad con el fin de crear un pretexto virtual en
sus guerras de agresión, contemplando como requisito necesario de una
amenaza inminente de ataque, el hecho de que no haya evidencias de un
ataque inminente, y por ello, la amenaza es aún más siniestra porque
es oculta y ese ocultamiento deriva finalmente en pretexto para la
guerra.
En cuanto a las agresiones en el contexto de esta nueva
Estrategia con respecto a la Constitución estadounidense, la Carta de
la ONU y del Derecho Internacional: sencillamente no hay justificación
alguna. En Iraq, como caso más reciente, se violan la legislación
interna de EE.UU. y también el Derecho Internacional, por tanto
constituyen crímenes contra la paz. El Artículo VI de la Constitución
de EE.UU. establece que los tratados (internacionales) ratificados,
como el de la Carta de NN.UU., son "la ley suprema de la
tierra". El artículo 1 de la Carta de NN.UU. establece que
"los propósitos de NN.UU. son ("... mantener la paz
internacional y la soberanía, y para tal fin, tomar medidas
colectivas efectivas para la prevención y desaparición de las
amenazas a la paz, y para la supresión de los actos de agresión u
otras perturbaciones de la paz, y para promover por medios pacíficos
y de conformidad con los principios de la justicia y el derecho
internacional, resoluciones o arreglos de las disputas internacionales
o de situaciones que pudieran conducir a perturbar la paz".
El Artículo II declara que todos los Estados Miembros
"deberán actuar de acuerdo con los siguientes principios"6:
"Todos los miembros deben arreglar sus disputas internacionales
por medios pacíficos de tal modo que la paz internacional, la
seguridad y la justicia no se pongan en peligro".
"Todos los miembros deberán abstenerse en sus
relaciones internacionales de amenazar o usar la fuerza contra la
integridad territorial o la independencia política de cualquier
Estado, o de cualquier otro modo inconsecuente con los propósitos de
las NN.UU.".
En este contexto, los actos de agresión, como las amenazas
de ataque de Bush, deben ser suprimidos y la fuerza debe usarse sólo
como recurso último e inevitable. Bush ha solicitado al Consejo de
Seguridad de la ONU que apoye la ejecución de la política de su
Administración de guerra de prevención potencialmente nuclear, como
si dicho Consejo pudiese respaldar una guerra de agresión. Este
Consejo carece de autoridad legal para otorgar tal permiso. El Consejo
mediante un voto afirmativo o dando su consentimiento a la política
de Bush, no puede abrogar su propio mandato. Ninguna acción colectiva
de los 15 miembros permanentes y temporales del Consejo puede
legalmente violar la Carta que es la única fuente de su autoridad
colectiva.
Ello queda claro en la propia Carta que establece en al artículo
24: "En cumplimiento de estas obligaciones, el Consejo de
Seguridad debe actuar de acuerdo con los Propósitos y Principios de
Naciones Unidas". En tanto que existen procedimientos por medio
de los cuales el uso de la fuerza colectiva puede ser autorizado por
este Consejo para mantener o restaurar la paz internacional (Artículos
41 y 42), los mismos no deben ser utilizados para respaldar agresiones
que violan el propósito primero de la Carta. El Artículo 51 de la
Carta reconoce el derecho a la autodefensa "si un ataque armado
tiene lugar contra uno de los miembros de NN.UU. hasta que el Consejo
de Seguridad tome las medidas necesarias para mantener la paz y la
seguridad internacionales".
La propia publicación de la doctrina de guerra preventiva de
Bush e incluso, cuando amenazó de lanzar una guerra contra Iraq es,
por sí misma, una violación del DIP, y constituye un crimen contra
la paz, definido por la Carta de NÜREMBERG como "Planear,
preparar, iniciar o lanzar una guerra de agresión o una guerra en
violación de los tratados, acuerdos o garantías
internacionales". Está claro que ni el Congreso ni el
Presidente, tienen derecho a comprometer a EE.UU. en una guerra de
agresión y cualquier voto de respaldo, lejos de legalizar o legitimar
los planes de guerra global, sirven únicamente como ratificación de
los Crímenes de Guerra.
Bajo los principios de responsabilidad universal establecidos
en NÜREMBERG,7 "el hecho de que una persona que haya cometido un
acto que constituye un crimen, desde el punto de vista del Derecho
Internacional, actúe como jefe de Estado o responsable de gobierno,
no le exime de responsabilidad según la legislación
internacional".
La ejecución de sanciones económicas por las
administraciones de Bush padre, Clinton y Bush hijo, que han causado
la muerte de más de un millón de personas, fundamentalmente menores
y ancianos, es igualmente sancionable como crimen contra la humanidad
según la Carta de Nüremberg y el Estatuto del Tribunal Penal
Internacional y se define como ..."el castigo intencionado sobre
las condiciones de vida,"..."la privación de acceso a los
alimentos y a las medicinas calculado para producir la destrucción de
parte de la población". Es por ello que la nueva Estrategia
refrenda con claridad el rechazo al Tribunal Penal Internacional.
La nueva Estrategia establece que EE.UU. "...tomará las
acciones necesarias para garantizar que nuestros esfuerzos para
alcanzar nuestros compromisos de seguridad global y de proteger a los
estadounidenses, no sean deteriorados por potenciales investigaciones,
enjuiciamientos o procedimientos judiciales ejercidos por el Tribunal
Penal Internacional, cuya jurisdicción no alcanza a los
estadounidenses y no aceptamos".
La nueva Estrategia ha permitido amparar las acciones de los
halcones de la Administración y podría ser igualmente adoptada
internacionalmente por otras naciones e individuos, como justificación
para el uso preventivo de la violencia contra centros de población en
cualquier parte del mundo. La legitimación de las "guerras
preventivas" de agresión será utilizada para justificar ataques
contra centros de población de EE.UU. y ocasionará mayor violencia
en las ciudades y en la población estadounidense por las acciones que
el gobierno ejerce en su nombre y sin su debido consentimiento.
La guerra preventiva no se detendrá en Iraq. Las
intervenciones militares constantes son necesarias para aplicar la
estrategia de dominación global política, económica y militar
defendida por Bush. Sólo cuatro días después de los ataques del 11
de septiembre, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) presentó su
"Lista de ataques internacionales" en el que se
identificaban a numerosos países sobre los que la CIA quería permiso
para atacar. Bush aprobó dicha lista y autorizó la cobertura
inmediata para ejecutar operaciones letales en más de 60 países.
El énfasis puesto en el armamento convencional (no menos
peligroso que el nuclear), hace que de acuerdo con la nueva
Estrategia, se pueda incrementar la capacidad de desarrollar guerras
convencionales con superioridad estadounidense (ahora con el
calificativo de asimétricas) en un marco regional, lo cual
caracteriza el mantenimiento de alianzas como la OTAN, capaz de
mantener la presencia militar en cualquier lugar mundial de conflicto
con un enfoque regional, mas que con un enfoque global.
Para potencias militares como la RPCH y Rusia, la nueva
Estrategia podría constituir una seria preocupación, al plasmarse
las nuevas vías de actuación de las Fuerzas Armadas estadounidenses,
en particular, el empleo de la prevención militar (preemption) para
"defender los intereses de seguridad nacional estadounidense y de
sus aliados y amigos", lo cual alentará la imprudente iniciación
de acciones por EE.UU. en regiones donde tanto la RPCH como Rusia
tienen intereses diversos. En definitiva, ambas naciones podrían
también, a la luz de la nueva Estrategia, abrogarse el derecho de
hacer lo mismo.
Esta nueva Estrategia una vez más conducirá a la guerra en
cualquier lugar del planeta. Muchos estadounidenses están claros de
ello. Baste citar al Decano del Congreso, Senador Robert C. Byrd8 el
24 de junio de 2003 en su intervención ante dicho órgano
legislativo, denominada "El camino del encubrimiento es el camino
a la ruina" ("The Road to Coverup Is the Road to
Ruin"), que refiriéndose a la inteligencia estadounidense en el
caso de Iraq mencionaba:9
"(... es la clase de bombeo de inteligencia y de la retórica
indignante que fueron dadas al pueblo americano para justificar la
guerra contra Iraq. Ésta es la misma clase de exageración de
evidencia que fue dada al Congreso para persuadirle en su voto por la
guerra el 11 de octubre de 2002...)
(...montones y montones de juegos de palabras...)
(... primera vez en nuestra historia, que Estados Unidos ha
ido a la guerra debido a los informes de la inteligencia que
demandaban que un país representó una amenaza a nuestra nación...)
(...el Presidente Reagan fenomenalmente dijo, "confíe,
pero verifique." A pesar de mi oposición, el Senado votó
confiando ciegamente en el Presidente con una potestad sin precedente
para declarar la guerra...)
El Congreso tiene la obligación de investigar abiertamente
el empleo de la información de inteligencia por la Administración,
de modo que el pueblo americano pueda ver que aquellos que ejercen el
poder, especialmente el aterrador poder de la guerra preventiva, deben
ser responsables de algo. No debemos ir por el camino del
encubrimiento. Ése es el camino a la ruina".
A nuestro juicio, lo más peligroso de esta Estrategia reside
en lo inherente al ataque preventivo que, establece con claridad:
"Para apoyar las opciones preventivas - pre-emptive-
coordinaremos estrechamente con nuestro aliados para hacer una
evaluación común de las amenazas más peligrosas"
La falsedad de lo anterior quedó demostrada en la decisión
tomada por la Administración estadounidense de atacar a Iraq, donde
el apoyo, como pretendían, no se concretó y sin embargo la guerra se
desató.
La realidad es que la Nueva Estrategia de Bush refleja muy
claramente la postura agresiva de la administración, aunque muchos de
sus lineamientos formaban parte del pensamiento y del discurso pre
electoral de Bush y no han dependido totalmente de los trágicos
sucesos del 11 de septiembre del 2001.
Sin embargo, si se trata de legitimar algo tan comprometedor
y peligroso como la guerra preventiva, es conveniente que exista una
ley, una estrategia oficial: he ahí la nueva Estrategia de Seguridad
de Estados Unidos, que constituye, en la práctica, una licencia para
matar.
Notas:
(*) Horacio Soto Placer es investigador del Centro de
Estudios de Información de la Defensa (CEID) - Agosto 24 del 2004
1
RUZ, Fidel Castro. Referencia a la alocución de Bush en el
200 Aniversario de la Academia de West Point, en acto de graduación
de 950 cadetes el 3 de junio del 2002.
2 "Estrategia Nacional de Estados Unidos. Una nueva
era". Agenda de la Política exterior de los Estados Unidos de América,
Volumen 7, Periódico electrónico del Departamento de Estado, No.4,
diciembre de 2002.
3 "Preemptive" o "preemption" se traducen
como "preventivo" o "prevención". Desde el punto
de vista militar el "ataque preventivo" sería en caso de
existir una amenaza factible contra un Estado por parte de otro Estado
o una coalición; ello implicaría entonces la realización de un
ataque preventivo (preventive). Si la amenaza es inminente la acción
se lleva a cabo en defensa propia. Ahí la amenaza es posible pero no
se ha concretado aún, un ataque tendría el carácter de
"anticipado" (preemptive). En este sentido, tanto el ataque
preventivo como el anticipado configuran actos de agresión en el
derecho internacional clásico. La Doctrina Pre-Emption da preferencia
a las coaliciones temporales permitiendo sin restricción a EE.UU.,
golpear las supuestas amenazas y a las supuestas amenazas potenciales.
La Junta de Jefes de Estado Mayor estadounidense en un documento del
27.3.46 referente al período posbélico ya planteaba la "guerra
preventiva". Se desarrolla un debate entre especialistas sobre la
diferencia entre actuar "anticipadamente" (preemptive) o
actuar "preventivamente" (preventive). De hecho, lo que
Washington pretende es convertir en aceptables los "ataques
preventivos" sin amenaza inminente.
4
Gonzalez, Eric. "La Doctrina de Bush. Bush convierte
el ataque preventivo en la doctrina estratégica de EE.UU.",
Washington, 21 septiembre 2002
5 El Complejo Militar Industrial no es una institución en el
sentido exacto de la palabra. Más bien se trata de un fenómeno
contemporáneo, que vincula estrechamente a la industria dedicada a la
producción de armas con sus destinatarios principales, que son las
Fuerzas Armadas. Esta unión, que opera con cifras millonarias de
fondos, es característica de aquellos países en los que la producción
de armas representa un importante volumen en el producto interno
bruto. No es posible, por tanto, encontrar en la mayoría de los países
del Tercer Mundo manifestaciones del Complejo Militar Industrial.
6 Carta de las Naciones Unidas. Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia.
7 Principios de las leyes internacionales reconocidos en la
Carta al Tribunal de Nuremberg y la Sentencia del Tribunal, adoptado
por la Comisión de Leyes Internacionales de NN.UU, 1950
8
Byrd, Robert C. Miembro del Senado de EE.UU., Demócrata
por Virginia Occidental. Es el decano de los senadores demócratas, ha
mantenido su escaño por Virginia Occidental desde 1959. Un
constitucionalista estricto, se opuso a los previos intentos por
evitar el juicio político al Presidente Clinton, aunque dijo que
apoyaría una moción para censurar la conducta del mandatario en
lugar de buscar su destitución. 9
BYRD, Robert C. "The road to coverup is the road to ruin",
Intervención del Senador Robert C. Byrd ante el Congreso, 24 de junio
2003
|