Elecciones:
La guerra de secesión
Por
Katherine Stapp
Inter Press
Service, (IPS), 02/09/04
Nueva
York. La polarización política de Estados Unidos parece haber
llegado a su cenit dos meses antes de las elecciones presidenciales
del 2 de noviembre.
Cientos
de miles de personas protestan desde la última semana en las calles
de Nueva York, donde la Convención Nacional del gobernante Partido
Republicano está reunida para proclamar al presidente George W. Bush
a la reelección.
Mientras,
crece en todo el país la oposición a la presencia estadounidense en
Iraq, al punto de que muchos ahora se preguntan si también el
candidato del opositor Partido Demócrata, John F. Kerry, tendrá que
pagar un precio por haber respaldado la invasión.
Este
jueves, la Convención Republicana parecía desarrollarse en otro
planeta. El lugar del encuentro, el recinto deportivo Madison Square
Garden, está rodeado por un operativo de seguridad sin precedentes.
Mientras
manifestantes entonaban fuera del lugar consignas contra el
mandatario, dentro la Convención el ex alcalde de Nueva York Rudolph
Giuliani proclamaba ante los simpatizantes del gobernante:
"Gracias a Dios por el presidente Bush".
A
estas alturas, la carrera por la Casa Blanca parece una de las más
parejas e intensas en la historia reciente. Bush aventaja a Kerry por
uno o dos puntos porcentuales en las últimas encuestas.
Los
candidatos ahora luchan a brazo partido para convencer al pequeño
grupo de indecisos, la mayoría de ellos en los denominados
"estados oscilantes", donde el margen entre demócratas y
republicanos fue menor a 10 puntos porcentuales en las últimas
elecciones.
Bush
triunfó en los comicios de 2000 por un estrecho margen sobre el demócrata
Al Gore, quien obtuvo la mayoría de los votos pero no superó el
sistema electoral indirecto. El resultado se definió tras un polémico
recuento de votos en el sudoriental estado de Florida, en que
intervino incluso la Corte Suprema de Justicia.
Las
últimas encuestas demuestran que poco más de la mitad de los
entrevistados creen que "no valía la pena ir a la guerra"
en Iraq, y que 58 por ciento de la población piensa que Bush no tiene
una clara estrategia en ese conflicto.
Poco
más de la mitad cree que Kerry puede manejar mejor que Bush la
situación en Iraq, pero el republicano aventaja al demócrata cuando
se pregunta quién es el más apto para llevar adelante la
"guerra contra el terrorismo".
Sin
embargo, algunos sostienen que estos números no reflejan el
pensamiento de muchas personas opuestas a la guerra que preferirían a
un candidato independiente como Ralph Nader, quien obtuvo tres
millones de votos en los comicios de 2000.
Nader
ya anunció que de llegar a la Casa Blanca retirará las tropas
estadounidenses de Iraq.
"Yo
conozco a muchísimas personas, incluso en los 'estados oscilantes',
que bajo ninguna circunstancia votarían a Kerry a menos que se oponga
abiertamente a la guerra", dijo el presidente del Programa de
Estudios de Paz y Justicia de la Universidad de San Francisco (oeste),
Stephen Zunes.
"Además,
el apoyo de Kerry a la política anexionista y colonialista del
derechista primer ministro de Israel, Ariel Sharon, en Cisjordania, así
como sus críticas a la Corte Internacional de Justicia y su apoyo a
la transferencia de armas a gran escala a violadores de derechos
humanos demuestran que su respaldo a la invasión de Iraq no fue sólo
un desvío", señaló.
"Su
agenda militarista y de derecha ha alienado tanto al Partido Demócrata
que hasta podría costarle la elección", alertó Zunes.
Kerry
acusa a Bush de haber engañado al Congreso legislativo y a toda la
nación cuando presionó para invadir Iraq, pero todavía sostiene que
no se arrepiente de haber votado en el Senado a favor de la autorización
al jefe de Estado para iniciar la guerra.
El
candidato demócrata ya anunció que si es elegido presidente buscará
un más amplio respaldo internacional en la ocupación de Iraq,
incluso con la colaboración de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte, pero dejó en claro que no replegará las tropas
estadounidenses.
Es
cierto que los opositores a la guerra se sienten incómodos con
algunas posturas de Kerry, pero el deseo de sacar a Bush de la Casa
Blanca es tan grande que muchos se inclinarán por el demócrata, señalan
analistas.
"Lo
que espero es que los que respaldan a Kerry luego no se cambien a Bush
debido a la postura del demócrata sobre la guerra en Iraq", señaló
la abogada y periodista Chris Brauchli.
Los
republicanos se esforzaron por presentar una imagen moderada en su
Convención, e invitaron a oradores que defienden los derechos de los
homosexuales y el aborto, pese a que el partido se opone a los
matrimonios entre personas del mismo sexo y a que Bush respalda la política
de promoción de la abstinencia alentada por cristianos conservadores.
Estos
asuntos, así como la guerra, serán los factores decisivos el 2 de
noviembre.
"El
avance de la derecha religiosa en el corazón de la política
estadounidense es tan rechazada por muchos como la política exterior
de Kerry. Incluso, la gente está descubriendo los vínculos entre
ambas cosas", afirmó la politóloga Ananya Mukherjee Reed, del
Colegio York de Toronto, Canada.
Algunos
creen que Kerry cometería un gran error táctico si da por sentado
que obtendrá el voto de los más fuertes opositores a Bush.
Kerry
busca con avidez obtener más respaldo del centro, pero a la vez
arriesga el apoyo de los progresistas, la mayoría de los cuales ya
están hartos del predominio de los partidos Demócrata y Republicano,
señaló el periodista Roger Smith, profesor en el Colegio Ithaca de
Nueva York.
"El
Partido Demócrata nunca ha permitido, en toda su historia, que se
haga una suerte de referendo sobre una guerra nominando a un candidato
pacifista", dijo Smith.
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