¿Por qué Kerry está haciendo una
campaña tan poco convincente?
Por Alan Maass
Socialist Worker, EE.UU., 26/09/04
Traductor, Guillermo Crux, especial
para PI
No se puede culpar de todo a Bob
Shrum
George W. Bush debería seguir esforzándose
por explicar la invasión desastrosa de Irak y una economía que todavía
anda renga tres años después del fin de la recesión. Pero durante
el último mes y medio, es John Kerry el que ha estado a la defensiva.
Ahora, incluso esos liberales que se dedicaron a juntar votos para
Kerry --como Michael Moore y el Reverendo Jesse Jackson-- están
empezando a expresar su frustración con la campaña fallida de los
demócratas.
Increíblemente, aún cuando la
ocupación de Irak descienda cada vez más profundamente en el caos,
Bush está consiguiendo base de apoyo en este tema, según las
encuestas. Por ejemplo, el porcentaje de norteamericanos que dijo que
fue "un error" enviar tropas para luchar en Irak cayó al 38
por ciento a comienzos de septiembre, según la encuesta de CNN/USA
Today/Gallup, desde el 54 por ciento de hace sólo dos meses.
Los liberales que apoyan a Kerry
culpan por este desastre a su ineptitud --y esperan desesperadamente
que a los consejeros de Kerry se les ocurra alguna idea antes de que
sea demasiado tarde. Pero hay factores más importantes en juego.
Por encima de todo, Kerry y sus
principales consejeros comparten una perspectiva política común que
difículta realmente tomar la ofensiva contra las políticas
republicanas. ¿Por qué? Porque acuerdan con los republicanos en la
mayoría de los temas.
El staff de Kerry tuvo algunas
reestructuraciones muy publicitadas. Pero no importa quien esté en la
punta un día u otro, la campaña siguen estando en manos de
operadores políticos profesionales que se hicieron su lugar no por su
compromiso con algún ideal político o agenda, sino por su habilidad
para manipular los medios de comunicación y armar fórmulas evasivas,
basadas en el seguimiento de tendencias y la información de las
encuestas.
Estos estrategas de gran poder
provienen de los mismos estratos sociales que sus colegas republicanos
--lo cual los predispone hacia las políticas pro-empresarias y los
anima la misma actitud condescendiente hacia los votantes. Durante el
último año, la figura principal de la campaña de Kerry ha sido Bob
Shrum, un consultor demócrata muy conocido que se hizo rico manejando
las campañas de candidatos que reciben fortunas en fondos
electorales.
Tuvo que ver en docenas de campañas,
incluso en las fracasadas fórmulas presidenciales de Ted Kennedy,
Dick Gephardt, Bob Kerrey y Al Gore. Pero resulta ser que Shrum no
discrimina -- también trabajó para el republicano Arnold
Schwarzenegger.
Según todo indica, Shrum fue el
principal responsable del tono de la convención demócrata en Boston
--sobre todos, la negativa a criticar a Bush directamente. Desde que
Kerry empezó a caer en las encuestas, Shrum al parecer ha quedado
marginado, mientras varios nuevos jugadores --la mayoría veteranos de
la era Clinton-- han asumido nuevos papeles de importancia.
Todos los que esperaban que la
campaña de Kerry tomara un giro más populista fueron defraudados.
"Los nuevos contratados son una muestra típica de la puerta
giratoria que existe entre los que hacen campañas y los que hacen
lobby," dijo un analista político al Washington Post.
Michael Whouley es uno de los
nuevos estrategas. Cuando no está haciendo campaña para algún demócrata
que dice tener en su corazón los intereses del pueblo trabajador,
Whouley está trabajando como lobbyista, y dentro de su lista de
clientes se encuentran General Motors, AT&T, las compañías de
seguros y Microsoft.
Dos veteranos de la administración
Clinton, Joe Lockhart y Howard Wolfson, causaron revuelo entre los
frecuentadores de Washington cuando firmaron con Kerry. Ambod son
socios en una empresa de lobby que trabaja para el gigante farmacéutico
Pfizer, Fannie Mae y el grupo de negocios que representa a las compañías
telefónicas regionales.
"Con todos estos personajes
contratados por Kerry, que cenan en los comedores de las
corporaciones, ¿acaso sorprende que la única consigna que hayan
propuesto hasta ahora es la insulsa "W quiere decir
equivocado?*'" concluyó Doug Ireland, un escritor progresista
que apoya a Kerry y carga sus injurias contra el candidato
presidencial independiente Ralph Nader.
Kerry y su banda quizás no
"jueguen para perder". Pero lo que es cierto es que no
quieren ganar al costo de perturbar el statu quo de Washington.
Como dijo Steve Perry, columnista
de CounterPunch y editor de City Pages, "Si tienen que optar
entre ganar al costo de aparecer como un voto de protesta y hacer una
campaña que tienda a diferenciarse lo menos posible y que
probablemente pierda (pero sin perturbar su base real, que está
compuesta en gran medida por las mismas fuentes de financiamiento que
los republicanos), siempre terminarán escogiendo el segundo camino.
Los demócratas no son tontos. Son cínicos. No tienen ningún interés
en cambiar las reglas del juego, y con ese objetivo, son aún más
rehacios que los republicanos a invitar a participar del 'proceso' a
gente nueva."
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