Los neoconservadores no
escarmientan
Por de Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), octubre 2004
Washington. Los neoconservadores de Estados Unidos no se dejan amilanar
por sus errores de cálculo en Iraq ni por el intento del presidente
George W. Bush por despojarse de su imagen belicista: ya impulsan
nuevas aventuras bélicas en Medio Oriente.
Los líderes más conservadores del
gobernante Partido Republicano atendieron el llamado del primer
ministro de Israel, Ariel Sharon, a impedir que Irán construya armas
nucleares, y comenzaron a exigir acciones encubiertas contra los
llamados ”amos del terrorismo” en Teherán.
Algunos de ellos, incluso, se
quejan de que Bush no se toma en serio su ”guerra antiterrorista”,
pues luego de Afganistán, afirman, debió haber atacado a Irán, y no
a Iraq.
”Si hubiéramos entendido para qué
era la guerra, habríamos empezado por Irán, fuente del terrorismo
islámico moderno, creador del grupo Hizbolá, aliado de Al Qaeda,
patrocinador de Al Fatah (partido del presidente palestino Yasser
Arafat) y columna del Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica)”,
escribió el analista Michael Ledeen, del derechista Instituto de la
Empresa Estadounidense.
Ledeen es asesor del Departamento
(ministerio) de Defensa.
Los neoconservadores también están
interesados en elevar la presión hacia Siria, entorpeciendo los
avances logrados en las últimas semanas en las relaciones entre
Washington y Damasco. Los dos países, por encima de diferencias,
analizaron la posibilidad de realizar vigilancias conjuntas en la
frontera iraquí.
La semana pasada, líderes
neoconservadores mantuvieron contactos con Farid Ghadry, quien
pretende ser en la comunidad siria en el extranjero un nuevo Ahmed
Chalabi, el líder iraquí en el exilio caído en desgracia tras
recibir durante años un fuerte apoyo de Washington.
Además de presionar para que se
apruebe la Ley para la Liberación de Siria, que embarcaría a
Washington en una serie de operaciones de ”cambio de régimen” en
Damasco, Ghadry acusó al presidente sirio Bashar Assad de construir
”una nueva colonia de terrorismo” para jóvenes en el Valle de
Bekaa, en Líbano.
Mientras, Bush trata de mejorar su
imagen, afectada por la invasión a Iraq, de cara a las elecciones
presidenciales del 2 noviembre, en las que se espera una reñida lucha
con el candidato del opositor Partido Demócrata, John Kerry.
Los neoconservadores fueron los
principales impulsores de la invasión a Iraq, pero perdieron
influencia en Bagdad hace un año, cuando los soldados estadounidenses
se encontraron con una fuerte resistencia en vez de ser bienvenidos
por la población, como aquellos habían pronosticado.
Mientras, el principal asesor político
de la Casa Blanca, Karl Rove, le habría dicho a los llamados
”halcones” (el ala más conservadora en el gobierno, liderada por
el vicepresidente Dick Cheney) que Bush tendría más probabilidades
de ser reelecto si ”no hay guerra en 2004”.
Por su parte, los llamados
”realistas” del Departamento de Estado (cancillería), liderados
por el secretario Colin Powell, poco a poco fortalecen su influencia
en asuntos como Siria e Irán.
Con los soldados estadounidenses
atrapados en la ciénaga iraquí, una política de enfrentamiento con
Teherán y Damasco no solo provocaría otra guerra, sino que haría
casi imposible la retirada de Iraq, sostienen los realistas.
Por lo tanto, la cautela con ambos
países se ha convertido en la política oficial.
La reciente visita de una delegación
estadounidense de alto nivel a Damasco y la realización de una reunión
en Teherán auspiciada por Washington para analizar la situación en
Iraq fueron importantes avances impulsados por el Departamento de
Estado.
Pero aunque influencia
neoconservadora apenas decayó, no desapareció.. Como más de un
analista lo ha señalado, ningún neoconservador en el gobierno
renunció o fue despedido, a pesar de su responsabilidad en el fracaso
de Iraq.
Varios sostienen que los
neoconservadores gozarán de gran influencia en un próximo gobierno
si Bush es reelecto, y es por eso que desde ya presionan para actuar
contra Irán y Siria.
Ghadry habló en un simposio en
Washington copatrocinado por el Comité sobre el Peligro Presente, un
grupo de presión neoconservador creado en agosto, y la Fundación por
la Defensa de las Democracia (FDD), creada después de los ataques
terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
En la conferencia participó
brevemente vía telefónica el ex secretario de Estado estadounidense
George Shultz, nuevo copresidente de la FDD, y se anunció que los ex
presidentes Vaclav Havel, de República Checa, y José María Aznar,
de España, expresaron su interés en realizar una reunión similar de
nivel internacional.
En el simposio, titulado ”La
cuarta guerra mundial: por qué luchamos, contra quién luchamos y cómo
luchamos”, se habló del ”fascismo islámico”, que incluye a los
mulá de Irán, los partidos Baath de Iraq y de Siria, y la red
terrorista Al Qaeda. A la guerra fría se le consideró ”la tercera
guerra mundial”.
Además, la participación del
subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, no sólo le dio una bendición
oficial a la agenda radical del simposio, sino que también confirmó
que la facción neoconservadora en el gobierno de Bush aún está
viva.
El veterano ideólogo
neoconservador Norman Podhoretz hizo entonces una de sus raras
apariciones en público en la reunión.
Podhoretz afirmó que las tácticas
de Israel en los territorios ocupados es ”un modelo de cómo se
tiene que librar esta guerra” y aseguró que ”Irán estará en la
agenda” de un nuevo gobierno de Bush.
”No tengo dudas de que vamos a
tener que hacerlo, y hacerlo rápido”, afirmó.
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