Ya hay serios problemas
La batalla por Florida tiene en
vilo a EE.UU.
Por Inés Capdevila
Miami, publicado en La Nación,
Buenos Aires, 23/10/04
En Florida, todos los días son 2
de noviembre. Desde el lunes pasado se vota, como en otros 34 estados,
para designar el próximo presidente. Y también desde ese día hay
colas, observadores electorales, exhortos desesperados para que la
gente vaya a sufragar, urnas electrónicas problemáticas, quejas,
demandas judiciales y ejércitos de abogados de cada partido.
Es ya la batalla legal y electoral que tiene
en vilo al resto de Estados Unidos. Una lucha que es la continuación
de 2000 y, a la vez, un anticipo de lo que podría suceder en otros
estados disputados, con muchos delegados en el Colegio Electoral, como
Ohio, Iowa o Pennsylvania. En Florida todavía no hubo conteo ni
recuento de votos. Faltan para eso 10 días o más, tal vez, si la
elección es tan reñida que no hay un ganador contundente, abrumador.
En ese caso, las docenas de querellas que ya fueron presentadas y
otras tantas más que republicanos y demócratas amenazan con
introducir en este y otros estados el día de los comicios podrían
prolongar, como en 2000, la incertidumbre sobre el nombre del futuro
presidente. Por eso, la oposición y el oficialismo despacharon ya
cientos de abogados hacia Florida y hacia estados cuyos habitantes aún
no saben si optarán por George W. Bush o por John Kerry.
Comandados por los encargados de
representar a Al Gore y a Bush ante la Corte Suprema, en 2000, unos
10.000 profesionales fueron adiestrados por cada partido. Serán algo
así como "grupos de combate" que controlarán cada
movimiento, cada documento de identidad, cada formulario de los
registros de nuevos votantes, en los casi 100.000 centros de votación
de los Estados Unidos.
"Las elecciones de 2000
marcaron el comienzo de la era de las querellas, que creció dramáticamente
ahora no sólo en Florida, sino en todos lados. Los dos partidos
lanzaron un juego legal preventivo y está uno sobre los talones del
otro todo el tiempo", dijo a LA NACION Susan Mac Manus, profesora
de ciencia política de la Universidad del Sur de Florida.
Paso a paso
Más que sobre los talones, los
delegados de cada partido estaban uno al lado del otro y en estado de
alerta en la alcaldía de Miami Beach, uno de los centros de votación
anticipada. Controlaban la fila de 25 personas que esperaban para
entrar en el edificio a sufragar.
A su alrededor, cartillas en mano,
seguidores republicanos y demócratas preguntaban a cualquiera que
pasara si quería anotarse como voluntario para cumplir el papel de
observador en las elecciones del 2 de noviembre. Adentro, los sistemas
de control inaugurados para evitar un descalabro como el de 2000
funcionaban a pleno: primer paso, llenar un formulario con datos
personales; segundo, mostrar una identificación con foto, una novedad
para los norteamericanos, que antes sólo debían presentar el
registro de votante para sufragar –un precario papel completado a
mano–; tercero, votar, apretando dos botones de las urnas electrónicas.
Muy cerca del sufragante se ubican no sólo los representantes de cada
partido, sino también los observadores de organizaciones no
gubernamentales y las autoridades del municipio y del estado.
Así explicó a LA NACION Lina
Rubio, una jubilada de 79 años, demócrata, el proceso de votación,
mientras esperaba que la vinieran a buscar. "Me sentí mirada por
todos lados. Pero con todo el miedo que hay no me molestó. Esta vez
no nos van a robar las elecciones de nuevo", dijo Rubio.
Sentada a su lado, Olga Rothman, de
77 años y con una remera que decía "Bush: cuatro años más",
respondió rápidamente: "No, esta vez ustedes van a intentar
hacerlo".
Los jubilados, en especial los de
Palm Beach, estuvieron en el centro de la disputa legal que sucedió a
las elecciones de 2000. Una de las acusaciones de los demócratas fue
que las boletas eran tan complicadas que los ancianos no podían
distinguir entre los nombres de los candidatos.
En los padrones de Florida hay
1.400.000 nuevos votantes, registrados en el último año. Cientos de
miles de ellos son jóvenes y, pese a su entusiasmo por sufragar,
muchos dudan de la credibilidad de las elecciones.
"Tienen miedo de que el mismo
caos vuelva a ocurrir; perdieron la confianza en que su voto va a ser
contado correctamente no importa cuántos cambios haya habido. Por eso
lo más importante de esta elección va a ser la transparencia, el
escrutinio que reciba", dijo a LA NACION Marny Mahoney, una
profesora de derecho que va a actuar como observadora el 2 de
noviembre próximo.
Hasta amas de casa
Todos los miércoles a la noche,
Mahoney da clases a decenas de voluntarios de cómo controlar que los
comicios sean correctos. Entre sus alumnos hay abogados, estudiantes
universitarios, especialistas en informática –que supervisarán el
funcionamiento de las urnas electrónicas–, amas de casa y hasta
alumnos de colegios secundarios.
Grupos de derechos civiles y
fundaciones independientes calculan que ya han reclutado unos 6000
observadores electorales en todo el país. A ellos se unirán cientos
de representantes de organizaciones internacionales, más
acostumbrados a verificar el desarrollo de elecciones en países
subdesarrollados que en la nación más poderosa del mundo.
Bajo la mirada del resto de Estados
Unidos y también del mundo, las autoridades de Florida se empeñaron
en mejorar, desde 2000, su controvertido sistema de votación.
Agilizaron el proceso, cambiaron las boletas por urnas electrónicas,
transparentaron el registro de votantes. Lo mismo hicieron los
gobiernos de otros estados, como Ohio o Nuevo México, temerosos de
que a ellos también se los acuse de fraude.
Sin embargo, todos los días surge
un nuevo error, una nueva falla que genera, a su vez, más
cuestionamientos. Ayer, un diario de Florida reveló que decenas de
miles de nuevos votantes están registrados en más de un estado y que
podrían sufragar en dos lugares a la vez. El lunes pasado fueron las
urnas electrónicas que no funcionaban.
Complicaciones
Según la organización Vote
Protection, 345 incidentes se han registrado hasta hoy en el proceso
electoral; gran parte de ellos en Florida. "En comparación con
el sistema usado en 2000 éste es mucho más complicado, más
intrincado. No tendremos los mismos problemas de las últimas
elecciones; tendremos otros y más", dijo a LA NACION Lidia Rodríguez
Taseff, presidenta de Miami-Dade Reform Coalition, una organización
dedicada a presionar por la transparencia del sistema electoral.
El mayor de esos conflictos será,
según Rodríguez Taseff, que las urnas electrónicas precisamente no
permiten recontar los votos, "lo que dará lugar a nuevas
dudas".
Paradójicamente, entonces, el
problema esta vez puede no ser el recuento, sino la falta de él. Sólo
horas después del cierre de los comicios presidenciales de 2000
Florida se convirtió en el blanco de las miradas y polémicas
legales. Ahora lo es bastante tiempo antes de las elecciones y, tal
vez, lo sea durante muchos días después.
Nader no podrá competir en Ohio
Washington (ANSA).– El candidato
independiente a la presidencia de los Estados Unidos, Ralph Nader, no
podrá presentarse en Ohio, uno de los estados que puede definir en
las elecciones del 2 de noviembre, porque no logró reunir los avales
necesarios para participar de los comicios. La decisión fue tomada
por la Corte Suprema del estado por 6 votos contra 1 y, según los
analistas, beneficiará al aspirante presidencial demócrata, John
Kerry. Los sondeos atribuyen a Nader en el plano nacional entre el 1,1
y el 2% de las intenciones de voto.
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