Derechos
Humanos-EEUU:
Nuevo embate contra árabes y
musulmanes
Por William Fisher
Inter Press Service (IPS), octubre 2004
Nueva
York. El FBI están
contactando otra vez a árabes y musulmanes estadounidenses para lo
que denominan ”entrevistas voluntarias”, en el marco de una nueva
campaña antiterrorista.
Mientras, una agencia del
Departamento de Seguridad Nacional inició un programa del mismo tenor
en las principales áreas metropolitanas, con el objetivo de vigilar a
las comunidades árabes antes de las elecciones del 2 de noviembre.
Según el periódico The Washington
Post, la campaña seguramente incluirá detenciones de cientos de
extranjeros procedentes de Medio Oriente y de otros países señalados
como santuarios de terroristas.
Organizaciones de defensa de los
derechos humanos consideran que estas campañas apuntan a repetir las
redadas en que las autoridades arrestaron a unas 5.000 personas tras
los atentados que dejaron 3.000 muertos el 11 de septiembre de 2001 en
Nueva York y Washington.
El Comité
Árabe contra la
Discriminación señala que estas campañas son parte de un esfuerzo
acelerado para detener a los ciudadanos ilegales.
Esta organización, con sede en
Washington, se manifestó ”preocupada por la idea que las redadas
contra inmigrantes sean presentadas por el gobierno de (el presidente
George W.) Bush como un éxito en la 'guerra antiterrorista'”.
”Por ahora no está claro si la
iniciativa se realizará en forma selectiva, sólo contra los árabes
y musulmanes”, señaló el Comité, que expresó su ”fuerte
rechazo a cualquier iniciativa selectiva basada en la raza, origen o
religión”.
El mes pasado, el secretario de
Seguridad Interna, Tom Ridge, dijo a periodistas que la red terrorista
Al Qaeda, organización liderada por el saudita Osama bin Laden a la
que se atribuyen los atentados de 2001, planifica atentados en los próximos
días para arruinar el proceso electoral.
Por su parte, el fiscal general
(secretario de Justicia) John Ashcroft, apela con frecuencia a las
conferencias de prensa para anunciar el arresto de supuestos
terroristas o de delitos relacionados aparentemente con sus redes.
Pero no suele convocar a los
periodistas para informar que los jueces desacreditan las acusaciones
o reducen la entidad que el gobierno les asigna.
Numerosos expertos legales, así
como organizaciones de derechos humanos e instituciones que reúnen a
las comunidades árabe e islámica, cuestionan la eficacia de la
estrategia policial de las autoridades hacia estos grupos de la
población.
Defensores de esas medidas,
incluido el presidente Bush, recuerdan que Estados Unidos no ha
sufrido ataques terroristas desde septiembre de 2001.
El propio Bush suele citar un
exhaustivo estudio oficial sobre los atentados para afirmar que ”la
nación está más segura que antes del 11 de septiembre, aunque todavía
no está segura”.
Esa afirmación se ha convertido en
un pilar de la campaña por la reelección del presidente.
Pero los registros oficiales sirven
para medir bajo otra luz la eficacia de esa estrategia.
Entre el 11 de septiembre de 2001 y
el 1 de septiembre de 2001, el Departamento (ministerio) de Justicia
(fiscalía general) logró una sola condena por cargos de terrorismo,
luego desechada por el Poder Judicial.
Dos inmigrantes marroquíes fueron
condenados en junio de 2003 en Detroit por constituir una ”célula
dormida” de Al Qaeda y de conspirar para suministrar material de
apoyo a los terroristas que cometieron los atentados del 11 de
septiembre.
El 2 de septiembre pasado, luego de
que los acusados pasaron más de tres años en prisión, las
acusaciones fueron levantadas por mala actuación de la fiscalía.
Las detenciones por terrorismo
sumaban entonces más de 5.000. Por eso, la eficacia del fiscal
general Ashcroft ”es de cero a 5.000”, anotó el abogado de
derechos civiles David Cole, profesor de la Universidad de Georgetown
en una columna para la revista The Nation.
”Esto nos hace cavilar en por qué
Ashcroft está planeando otra serie de redadas”, dijo Cole a IPS.
Poco se conoce sobre el destino y
circunstancias del arresto de los 5.000 detenidos, hoy bajo la órbita
del Servicio de Inmigración y Naturalización, hoy parte del
Departamento de Seguridad Interna que encabeza Tom Ridge.
El periodista Mark Dow sostuvo en
su libro ”Gulag estadounidense” que los presos están confinados,
muchos por extensos periodos, en cárceles de lo que era el Servicio
de Inmigración y Naturalización, el sistema de prisiones más
secreto de este país.
Algunos fueron deportados por
violación de las normas migratorias --no por terrorismo-- y otros,
liberados. Ninguno fue acusado de delitos relacionados con el
terrorismo. La mayoría son hombres musulmanes de origen árabe o de
sudasiático.
El inspector general del
Departamento de Justicia admitió ante un comité del Congreso que no
se respetan los derechos humanos de cientos de no estadounidenses
detenidos después del 11 de septiembre.
Organizaciones que representan a árabes
y a musulmanes continúan cuestionando lo que consideran un acoso del
gobierno a miembros de su comunidad.
El Comité Arabe contra la
Discriminación declaró que estas acciones de las autoridades
”constituyen una aplicación selectiva de las leyes migratorias
basadas sobre el origen nacional y racial”, al que consideró
curiosa dada la proximidad de las elecciones presidenciales.
El candidato del opositor Partido
Demócrata, John F. Kerry, cuenta con el apoyo de 49 por ciento de los
votantes de origen árabe ya decidido, ante el 31,5 por ciento de Bush,
según una encuesta contratada por una organización de esta
comunidad.
La división de inmigración y
aduanas del Departamento de Seguridad Interna informó el 30 de
septiembre que durante varios meses ha reforzado un programa
antiterrorista en que participan diversas agencias gubernamentales y
que continuará hasta la instauración de la futura administración en
enero próximo.
”La división no está realizando
una 'redada' contra ninguna comunidad ni actuando sobre la base de la
filiación racial o religiosa”, agregó.
Pero estas acciones, junto con la
prohibición de ingresar al país de Yusuf Islam --el cantautor pop
británico antes conocido como Cat Stevens y hoy practicante del
Islam-- y del catedrático moderado Tariq Ramadan, de nacionalidad
suiza, han enfurecido a la comunidad árabe y musulmana.
Brandon Mayfield, abogado musulmán
de 37 años residente en el estado de Oregon, estuvo detenido varias
semanas porque el FBI (Buró Federal de Investigaciones) consideró
erróneamente que sus huellas digitales estaban en uno de las bombas
utilizadas en los atentados cometidos en marzo en Madrid.
El propio Departamento de Justicia
se disculpó con Mayfield.
Mientras, agencias gubernamentales
federales, estaduales y municipales informan sobre una cantidad sin
precedentes de crímenes de odio contra musulmanes, entre ellos
asesinatos, golpizas, incendios intencionales, ataques contra
mezquitas, disparos, asaltos y amenazas verbales.
Según el FBI, estos delitos
aumentaron 1.600 por ciento el año pasado.
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