Un delirio
post-electoral
Por Saul Landau (*)
Progreso Weekly,
05/11/04
Terminó. Pero quedan
preguntas, más allá de la honestidad del proceso de votación. Antes
del 2 de noviembre, Beverly Ryan comentó que "Dios anda por ahí,
haciendo una campaña vigorosa a favor del Presidente Bush". La
secretaria legal retirada de West Palm Beach y cristiana renacida
repetía la creencia de millones de electores. ¿Tenía razón? ¿Desempeñó
un papel el Todopoderoso en la campaña? Ryan creía que además de
bendecir a Estados Unidos -¿y supuestamente decir al resto del mundo
que se j...?- Él intervino en el ritual norteamericano e hizo que los
renacidos votaran por Bush.
Ryan representa a una
parte importante del electorado, incluyendo unos 4 millones de
evangelistas que no votaron en el 2000. Así que Bush pronunció sus
piadosas palabras. "Creo que Dios quiere que yo aspire a la
presidencia", se dice que W dijo al reverendo James Robinson. ¿Cómo
llegó a esa conclusión? "No puedo explicarlo, pero tengo la
sensación de que mi país va a necesitar de mí", reporta
Stephen Mansfield en La fe de George W. Bush al citar a un predicador
de Texas que recuerda que Bush le confesó estas palabras en 1999.
Mientras que Bush
alardeaba de sus vínculos con el Alto Poder, Kerry trataba de
aparentar fanatismo religioso, junto con promesas de fortalecer a los
militares, deshacerse de Castro y Chávez, proseguir la infinita
guerra contra las drogas y matar, matar, matar a los terroristas.
Yo, al igual que
otros seguidores de Kerry, también tenía esperanzas de que Kerry
hubiera mentido, que no cumpliría las terribles cosas que había
prometido. Bush no distingue la verdad o las mentiras. Él habla y
supone que lo que dice es cierto, independientemente de los hechos.
Cada candidato deseaba ardientemente gobernar el imperio, en realidad
estaban de acuerdo en casi todas las políticas globales: apoyo a los
pactos de libre comercio y la globalización corporativa; mantener
alto el presupuesto militar; no realizar ninguna redistribución básica
de la riqueza; y ofrecer a Israel más apoyo del que pide.
Kerry aseguró que
podría administrar mejor la ocupación de Irak y trabajar con todos
nuestros aliados. Bush aseguró que había encontrado unos pocos
aliados para que realmente trabajaran con él. ¿Cuáles aliados? La
amenaza soviético se desmoronó hace una docena de años y las
instituciones destinadas a combatirla permanecieron. Ciertamente una
inútil OTAN ha crecido aún más que nunca, pero no tiene otro propósito
que emplear a generales y comprar aviones y bombas innecesarios.
La retórica de campaña
en realidad negó la noción de democracia que todos aprendimos en la
escuela, donde los oponentes políticos podían explicar
cuidadosamente sus posiciones y un electorado informado podría
decidir. Como Kerry mintió -espero- y Bush repitió clichés vacíos,
el público no comprometido se confundió cada vez más, pero no fue
informado.
El alcance de la
ignorancia pública manifestada en la elección del martes se refleja
en un estudio del Programa acerca de Actitudes en Política
Internacional y Redes de Conocimiento, sobre las percepciones de los
seguidores de Bush y Kerry, basadas en entrevistas realizadas en
septiembre y octubre. Después de que los medios informaron
repetidamente de que Irak no tenía ADM significativas, 72% de los
seguidores de Bush continuaban creyendo que Irak poseía o estaba a
punto de desarrollar esas peligrosas armas.
Setenta y cinco por
ciento de los seguidores de Bush seguían convencidos de que Irak había
ofrecido apoyo a los terroristas del 11/9. 63% afirmaron que los
medios habían demostrado esa proposición; algunos oyeron a expertos
que lo verificaron. 55% de los electores de Bush supusieron que la
Comisión 11/9 había confirmado este "hecho".
Steven Kull, director
de PIPA, interpretó los datos como que los bushistas creían que este
mensaje provenía "de la Administración". Es más, los
seguidores de Bush "no han aceptado la idea de que no importa si
Irak tenía ADM o apoyaba a Al-Qaeda". En otras palabras, después
de las revelaciones de varias comisiones que investigaron el tema y
cuyas conclusiones fueron ampliamente divulgadas, decenas de millones
de electores aún mantenían que el régimen seglar de Saddam poseía
armas peligrosas y conspiraba con terroristas religiosos.
¿Grosera disonancia
cognoscitiva? ¿O es que los seguidores de Bush insertan secretamente
pastillas de esposas de Stepford en el cerebro de cincuenta millones
de renacidos? ¿Habrá logrado Dick Cheney, al estilo del candidato
manchuriano, el lavado de cerebro de decenas de millones?
Sí, legiones de
gente recibe las noticias de fuentes prejuiciadas -como Fox- y no
pueden confrontar el hecho de que mercachifles millonarios los
manipulan para propagar un sistema corrupto destinado a proteger su
riqueza mal habida. Algunos republicanos testarudos aún creen que su
partido lleva en sí la herencia de Lincoln que liberó a los esclavos
y la de Eisenhower que ganó la guerra. Y como dramatiza Thomas Frank
(en Lo que hay de mal en Kansas), los demócratas no se enfrentan a
los temas sociales.
Las encuestas
revelaron que los electores a menudo atribuyen a su líder posiciones
y creencias contrarias a los hechos. Un "tipo bien" como
George Bush no puede ser un fanático religioso y un extremista en política
exterior. Él es patriótico y transparente. Quizás trató de evitar
ir a Vietnam y haya usado la riqueza familiar para colarse en la
Guardia Nacional donde en el mejor de los casos apenas cumplió con el
reglamento. Pero ahora ha madurado y se ha convertido en un comandante
militar ideal, no un cobarde resbaloso que nunca peleó en su vida.
Sus seguidores creen en su belicoso barniz. Después de leer esto,
pensé por un instante en tratar de vender el punte de Brooklyn a
algunos de los seguidores de Bush.
Kerry, por otra
parte, se opuso a la guerra de Vietnam, fue allí de todas maneras
para ver la acción, mató a personas y regresó con la conclusión de
que EE.UU. estaba haciendo cosas terribles a sus propios soldados y a
Vietnam. Tampoco debiéramos haber invadido a Irak. Pero una vez allí,
entonó él, debemos cumplir nuestra misión. ¿Cuál misión? ¿La
que no debíamos haber iniciado?
Los medios serviles
reforzaron la idea de que Bush realmente poseía cualidades de líder
(ignorancia, tozudez, negativa a leer o a escuchar otras opiniones).
Electores favorables a él se volvieron impermeables a ideas que
pudieran contradecir sus opiniones. Es más, muchos electores vieron
en su líder a un modelo de conducta: infalible y virtuoso. Como
modelo, Bush enseña que él no comete errores o acepta hechos que
puedan minar sus creencias. Él repite la palabra libertad. Llego a la
conclusión de que él quiere decir "libre de la carga de hacer
algo que ayude a otro ser humano". Es suficiente decirlo.
George W. Bush se ha
convertido en el líder de un culto. Los que aseguran interpretar
literalmente la Biblia le atribuyen poderes divinos. Buscaré en el
Libro Sagrado pasajes que proclamen las virtudes de arreglar las
elecciones.
Esta elección
demostró que decenas de millones de norteamericanos creen que ellos o
sus predicadores reciben directamente mensajes de Dios. Los ministros
instruyen a los soldados del Señor acerca de cómo votar. Pero no
puedo comprender cómo la gente puede creer a los mercaderes del engaño
y el fango. Los "pecados" de Rush "El Vicioso"
Limbaugh, William "El Jugador" Bennet, o Bill "El
Acosador Sexual" O'Reilly debieran ser suficientes para quitar el
pus ilusorio de los ojos de cualquier creyente.
El Reverendo Jimmy
Swaggart, promotor de Bush, estaba "tratando de encontrar un
nombre para eso -esta total, absoluta, estúpida e idiota estupidez de
hombres casándose con hombres. Yo nunca he conocido a un hombre con
el que me quisiera casar. Y voy a ser duro y directo: si alguna vez
alguien me mira de esa manera, lo voy a matar y decirle a Dios que se
murió... Dios lo llamó una abominación... Esos ridículos y
totalmente absurdos fiscales y jueces y congresos estatales. 'Bueno,
no sabemos'. Debieran - debieran- debieran tener que casarse con un
cerdo y vivir con él para siempre. No estoy golpeando al pobre
homosexual, no es así. Ellos necesitan la salvación como cualquier
otro." 12 de septiembre de 2004.
Durante una campaña
de predicación -y recaudación de fondos- en Indio, California,
Swaggart le hizo una propuesta a Rosemary García, de 31 años. Ella
había comenzado a realizar su magia en el auto de Swaggart cuando la
policía detuvo a la pareja por conducir en la senda contraria de la
calle.
García declaró que
Swaggart había querido mirar pornografía en la TV. "Me solicitó
relaciones sexuales. Bueno, por eso fue que me llamó. Eso es lo que
hago. Soy prostituta".
En 1984 Swaggart
declaró que "Las clases de educación sexual en nuestras
escuelas públicas están promoviendo el incesto". Dieciocho años
más tarde, el 10 de noviembre de 2002, después de confesar que era
un adicto a la pornografía y al sexo, Swaggart denunció al Profeta
Mahoma como un "pervertido" y un "desviado
sexual".
Pero Swaggart también
cree que la batalla del Armagedón "se realizará en el valle de
Meggido. Ya viene. Pueden firmar todos los tratados de paz que
quieran. No les servirán de nada... Va a ser peor... ¡Dios mío! Soy
feliz... No me importa a quién moleste. No me importa a quién le
cause problemas. Alegra mi espíritu".
Entristece mi espíritu
que después de las repetidas confesiones de Swaggart acerca de su
adicción a la pornografía y a la prostitución, millones sigan
donando su dinero a ese farsante. Él es el epítome de la vida de
Bush: hagan lo que digo, no lo que yo hago.
En el 2004 los
candidatos compitieron por el derecho a gobernar el convulso imperio.
Ninguno tenía planes para solucionar el creciente déficit,
revitalizar el dólar, estimular las inversiones extranjeras en
Estados Unidos (en su punto más bajo de los últimos 25 años) o, lo
que es más importante, exportar con éxito nuestro orden a esos
estados "inmorales" que exportan petróleo hacia acá.
Ciertamente, ganó el mejor o el peor de los dos. Ahora debemos salir
a las calles a organizar la oposición. Nuestra vida tiene sentido no
porque votemos, sino porque desempeñemos un papel en nuestra historia
- nada menos que llevar más justicia y equidad al mundo.
(*) Landau es
profesor en la Universidad Cal Poly Pomona y es miembro del Instituto
para Estudios de Política. Su nuevo libro es "El negocio de
Estados Unidos: cómo los consumidores reemplazaron a los ciudadanos y
de qué manera se puede invertir la tendencia".
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