Nivel descomunal de la deuda estadounidense
Alzas del petróleo, gas, oro y plata
Por Alfredo Jalife-Rahme (*)
Red Voltaire, 11/11/04
¿Sube el petróleo, o más bien se derrumba el dólar? El petróleo ha
alcanzado niveles históricos, por encima de 51 dólares el barril, y
va que vuela a 60 dólares debido al empuje que le han impreso los
especuladores en el duopolio bursátil de los futuros del «oro negro»
en las plazas de Nueva York (el NYMEX) y Londres(el IPE).
La insolvencia del dólar ya no puede ocultarse y el periódico popular
USA Today (5 de octubre) no tiene más remedio que admitir que «la
salud económica de largo plazo se encuentra amenazada por los pasivos
y deudas de Estados Unidos por vencer en los próximos cuatro años
cuando los baby boomers (Nota: la generación que nació en la década
de los 60) empiecen a jubilarse». Después de revelar la estratosférica
«deuda oculta» de Estados Unidos, el rotativo se pregunta «si aun
con un incremento radical de impuestos la otrora economía más próspera
del mundo podría cumplir sus compromisos».
Nós quedamos cortos en nuestros cálculos que en fechas recientes
colocamos en 350 mil dólares de deuda por cada estadounidense, lo
cual hacía levantar muchas cejas escépticas, ya no se diga ingenuas.
Pues resulta que es mayor en 35 por ciento a nuestras estimaciones,
que no pocos juzgaron hiperbólicas, cuando se destapa la «deuda
oculta» de los seguros y el Medicare (el seguro de los ancianos): la
deuda de cada estadounidense alcanza la cifra de 473 mil 456 dólares
(que incluye el promedio de deuda personal por hogar de 84 mil 454 dólares),
según Dennis Gauchon y John Waggoner, de USA Today.
Peter Zeihan, analista de Stratfor, un centro de pensamiento vinculado a
los intereses petroleros de Texas, se jacta de que Estados Unidos,
gracias a su tecnología, es el único país del mundo que puede
lidiar con un precio alto de crudo («¿Quién teme un precio de 50 dólares
el barril?», 1º de octubre).
Independientemente de la moda geopolítica y sus múltiples erupciones en
la geografía islámica, que le han agregado un «premio de riesgo»
de 15 dólares al barril, Zeihan considera que muy difícilmente el
precio retrocederá por debajo de 30 dólares, aun en la baja demanda
estacional de otoño, después de poner en tela de juicio la capacidad
de Arabia Saudita para producir un millón adicional de barriles.
Stratfor expone que las ventas petroleras representan 2 por ciento del
PIB global en la actualidad, a diferencia del primer choque petrolero,
en 1973, cuando constituían 8 por ciento, por lo que los países asiáticos
y Europa serán más afectados que Estados Unidos, que podrá absorber
mejor el nuevo choque debido a la mayor eficiencia (sic) en su
consumo.
Mucho más serios que Zeihan, Richard Berner y Eric Chaney, de la
correduría Morgan Stanley (Foro Económico Global, 4 de octubre),
ajustan sus previas estimaciones al alza para colocar la variedad WIT
a 54 dólares el barril para octubre. Lo importante no radica en el
tamaño del alza, sino en su duración, por lo que se pronuncian por
un rango de equilibrio en una banda entre 30 y 40 dólares para el año
entrante (lo que han expresado racionalmente tanto los sauditas como
el presidente Hugo Chávez de Venezuela) en cuanto a la variedad Brent
se refiere (más barato en 4 dólares que el WIT, más ligero).
Lo interesante de los asertos de la dupla Berner-Chaney se centra en el
carácter «estructural» del alza como una tendencia de hace dos años
que ha sentado sus reales, en gran medida, debido a la creciente
demanda asiática de sus dos gigantes, India y China, para que se
vayan enterando los fanáticos monetaristas Gil Díaz y Carlos
Hurtado, respectivamente secretario y subsecretario de Hacienda,
quienes no tienen la más remota idea del mercado petrolero mundial,
no se diga el mexicano, que pretenden secuestrar por la vía fiscal
para beneficio cleptocrático de los «amigos» plutócratas de la
triada neoliberal Salinas-Zedillo-Fox.
Es imperativamente urgente que los gobiernos de los estados y el Congreso
obliguen a los ignaros funcionarios de Hacienda a sacar sus
fiscalistas «manos invisibles» de Pemex, lo cual desnudaría a la
luz del día la miseria del modelo neoliberal mercantilista mexicano,
incapaz de recaudar otros recursos sanos, y que pervive en forma
parasitaria de los recursos petroleros desviados para los peores fines
aviesos.
La salvación de Pemex, como puntal del desarrollo nacional compartido,
pasa por el levantamiento de la hipoteca fiscalista de la Secretaría
de Hacienda, que lo ha exprimido hasta el cansancio, al grado de
tenerlo al borde de la quiebra deliberada (¿para mejor entregarlo a
las trasnacionales texanas?) pese al alza descomunal del "oro
negro".
En forma silenciosa, el gas natural se disparó la semana pasada 25 por
ciento y en solamente dos meses se ha elevado en forma asombrosa más
de 70 por ciento (Financial Times, 5 de octubre). Es un clásico déjà
vu: el alza explosiva del gas refleja el derrumbe del dólar.
Como el petróleo, el gas no es ajeno a la frenética especulación de
los mercados neoliberales: la reguladora británica de energía Ofgem
inició una investigación sobre los manejos espurios que «contribuyeron
a imponer precios récord en el verano» (Financial Times, 5 de
octubre). En el modelo de la perniciosa globalización, el «síndrome
Enron» constituye la constante universal cleptocrática de la
plutocracia incapaz de ver más lejos que su codicia.
Los mismos piratas gaseros anglosajones que elevaron los precios del gas
en California han hecho su ominosa aparición ahora en Gran Bretaña.
Justamente en el país donde se inventó el modelo neoliberal hace
agua la privatización energética: British Energy ha sido rescatada
por las arcas públicas de su infame insolvencia, al unísono de sus
telecomunicaciones y su sistema ferroviario, que exhibieron patéticamente
los desvaríos de la privatización que socava los cimientos de la
cohesión social y flagela como nada al bien común.
Desde un país despedazado sin piedad por la globalización financiera,
donde solamente le faltó al bushiano Carlos Menem privatizar el aire
(no lo hizo porque le faltó tiempo), el presidente Néstor Kirchner,
que procura el bien común de su nación, ha limpiado al infecto Banco
Central con la expulsión de la mitad de su membresía, que dependía
más de los dictados de Washington y Londres que de las necesidades
nacionales tan apremiantes.
Más allá de su colisión proverbial con el agónico FMI (los bancos
centrales asiáticos poseen seis veces más de reservas), el
presidente Kirchner ha operado una afrenta mayúscula para el dólar,
que puede cundir como ejemplo en todo el Cono Sur (con la excepción
obvia de Chile, donde se impuso el pinochetazo neoliberal), al
atreverse a comprar 55 toneladas de oro como reserva.
Cabe recordar que los monetaristas argentinos pretendieron haber «blindado»
(sic) al peso argentino por medio de la hilarante «convertibilidad»
del dólar (currency board). David Morgan, de Stone Investment Group,
señala que: «Con el liderazgo de Argentina, existe poca duda de que
otros países comprarán oro para asegurar algún tipo de estabilidad
en un mundo inundado con todo tipo de papel moneda. De hecho, voy tan
lejos para sentenciar que se trata de una clara señal de una crisis
percibida del sistema de divisas».
El sistema neoliberal global hace agua en su matriz de Wall Street y la
City. Los analistas de alcurnia de Londres predicen un desplome de los
bienes raíces en 40 por ciento (Times online, 5 de octubre), en
paralelo a la insolvencia de Fannie Mae y Freddie Mac, las dos
paraestatales de bienes raíces de Estados Unidos que extraviaron sus
4 billones de dólares en la frenética especulación. Todo en el
neoliberalismo global es especulativo: hasta la quintaesencia de su
teoría sumamente endeble al juicio crítico.
Los prudentes Y los sabios del planeta se resguardan de la severa crisis
del dólar en ciernes. James Turk, autor del libro por salir a la
venta El colapso que viene del dólar, en una entrevista a Barron’s
(4 de octubre) vaticina el alza del petróleo por encima de 60 dólares
el barril, y de la onza de oro por encima de 430 dólares, después de
las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
La plata no se queda atrás: la onza «libertad» que se cotiza en México
(su primer productor mundial) ha ganado más de 18 por ciento en lo
que va del año. En el mercado de oro de Shanghai el volumen de
intercambio ha sido hasta ahora de 363.76 toneladas, con un valor
aproximado de 4 mil 500 millones de dólares, en comparación con las
235.35 toneladas, por un valor de 2 mil 700 millones de dólares, del
año pasado.
El banco central chino (que mantiene secretas sus reservas de oro desde
hace 15 años) es su gran comprador y el World Gold Council asevera
que la entrada de los ciudadanos chinos al mercado podría muy bien
triplicar la demanda global, lo que equivaldría a 12 por ciento
adicional.
China abrirá en tres meses el mercado de compraventa de oro para sus
ciudadanos, lo cual es alentado por Zhou Xiaochuan, gobernador del
banco central, según ha revelado Julian DW Phillips (Financialsense.com,
30 de septiembre). Bill Murphy, de Le Metropole Café Inc. (28 de
septiembre), asegura que es muy probable que el banco central chino
compre mil 700 toneladas de oro. Entre las pocas cosas que tienen en
común China y Taiwán está la compra de oro.
Mientras los precios del petróleo y el gas son manipulados al alza, el
mercado del oro lo es también, pero a la baja, con el fin de
fortalecer los bonos del Tesoro y el papel moneda, un verdadero papel
chatarra, emitido por Estados Unidos. Pese a ello, el oro viene de 270
dólares, hace cuatro años, y desde octubre del año pasado a la
fecha pasó de 370 dólares la onza a 418 dólares. Cada vez que rasguña
el umbral de los 430 dólares (su «línea de resistencia» desde
1988) aparece la «mano invisible»"del G-7 para frenar sus ímpetus.
Mathew Ingram (Globe and Mail, Toronto, 24 de agosto de 2004) devela la
obscena manipulación del oro por los bancos centrales del G-7, en
especial por sus tres miembros anglosajones (Estados Unidos, Gran
Bretaña y Canadá), en colusión con el FMI, de acuerdo con las
infidencias de John Embry, anterior alto ejecutivo del mercado de
dinero del Royal Bank of Canada, ahora jefe estratega de Sprott Asset
Management Inc., quien denuncia que el «precio del oro ha sido
mantenido artificialmente bajo». ¿Se podría saber qué no es
manipulado por los «mercados» (sic) del neoliberalismo global para
intentar salvar al dólar de su derrumbe inevitable?
México, 11 de noviembre de 2004
(*) Especialista mexicano en asuntos internacionales. Es autor de varios
libros sobre los síntomas indeseables de la mundialización. Colabora
dos veces por semana en el diario mexicano La Jornada.
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