Condoleeza Rice, proa
a la derecha
Por
Jim Lobe
Inter
Press Service (IPS), 16/11/04
Washington. El
nombramiento de Condoleeza Rice en reemplazo del secretario de Estado
(canciller) de Estados Unidos, Colin Powell, consolida el rumbo
derechista de la política exterior bajo el liderazgo del
vicepresidente Dick Cheney.
El ascenso en
sustitución de la funcionaria de su segundo, Stephen Hadley, en
sustitución de la funcionaria también confirma el dominio de la política
exterior que tendrá la coalición conservadora que promovió la
guerra contra Iraq durante la segunda presidencia de George W. Bush.
Impulsor de la
defensa misilística y del desarrollo de pequeñas armas nucleares,
Hadley ya había ocupado puestos de relevancia cuando Cheney fue
secretario (ministro) de Defensa en el gobierno de George Bush, padre
del actual mandatario (1989-1993).
Mientras, cunden las
especulaciones sobre la designación como segundo de Rice de otro
aliado de Cheney, el subsecretario de Estado para el Control de Armas
y la Seguridad Internacional, John Bolton.
Como era de preverse,
el actual número dos del Departamento de Estado (cancillería),
Richard Armitage, anunció su renuncia este martes, lo que deja
desierta otra casilla en la ruleta de la burocracia diplomática
estadounidense.
Tanto Bolton como sus
simpatizantes de neoconservadores y ultraunilateralistas preparan sus
fichas para ubicar en ese espacio libre.
Al inicio de su gestión
al frente del Consejo de Seguridad Nacional, Rice era, como Powell,
una ”realista”, denominación que reciben los dirigentes del
gobernante Partido Republicano que predominaron en el servicio
exterior en el periodo de Bush padre.
Los ”realistas”
postulan el fortalecimiento de las alianzas con otros países y el envío
de tropas al extranjero sólo en caso en que corran peligro intereses
nacionales vitales.
De todos modos, Rice
se cuidó mucho de ponerse en contra de las fuerzas derechistas,
particularmente de Cheney y del secretario (ministro) de Defensa
Donald Rumsfeld.
En asuntos clave,
como la guerra en Iraq, el conflicto palestino-israelí y el vínculo
con Irán y Corea del Norte, la funcionaria se alineó con más
frecuencia con los halcones, no con Powell.
Eso provocó gran
frustración en Powell, que consideraba que Rice, como él, estaría
comprometida con el multilateralismo pragmático de Bush padre y del
mentor común de ambos, Brent Scowcroft, el consejero de Seguridad
Nacional del ex presidente.
Rice fue elegida para
encabezar el Departamento de Estado menos por sus propias visiones en
materia de política exterior que por su infatigable lealtad personal
con Bush, con quien tiene un estrecho vínculo personal.
La funcionaria suele
pasar fines de semana enteros en la residencia de descanso
presidencial de Camp David o en la hacienda de Bush en Texas, con toda
la familia del mandatario.
Recomendada por
Scowcroft y por el secretario de Estado de Bush padre, George Schultz,
Rice, quien comparte el amor por el fútbol americano y el
entrenamiento físico del presidente, hizo migas con él de inmediato.
En cambio, Powell
eludió toda intimidad con el jefe de Estado y su popularidad causaba
cierto resentimiento tanto en Bush como en Cheney.
El vínculo personal
debería ser un ingrediente positivo a los ojos de los funcionarios
del Departamento de Estado, que podrían verlo como una garantía de
que sus puntos de vista llegarán a la Casa Blanca.
Para el experto en
política exterior James Mann, no es ésa una hipótesis a descartar.
”La presidencia veía a Powell como fuerza y operador independiente.
La Casa Blanca podría recibir de buen grado propuestas de Rice que,
de haber sido formuladas por Powell, habrían sido rechazadas”,
explicó.
En ese sentido, Rice,
como Porter Goss al frente de la Agencia Central de Inteligencia
(CIA), funcionará como reforzadora de la ”visión” política de
Bush en el Departamento de Estado y como comunicadora confiable de la
línea presidencial ante los gobiernos extranjeros, sostuvo Mann.
Pero muchos
funcionarios del Departamento de Estado expresaban este martes
preocupación por el nombramiento. Powell había logrado elevarles la
moral, luego de un periodo en que su antecesora, la demócrata
Madeleine Albright, tendió a minimizar la experiencia de los
funcionarios de carrera en favor de un reducido grupo de asesores de
designación política.
”Nos entristece
verlo irse”, dijo a IPS un veterano funcionario.
Muchos analistas
cuestionan la experiencia de Rice en el manejo del personal del
Consejo de Seguridad Nacional, dada su reticencia en asumir una posición
cuando había bloqueos políticos.
También es objeto de
críticas por su incapacidad de imponer la disciplina en varias
agencias subordinadas al Consejo una vez que se asumía una política.
Por otra parte, para
enojo de Powell y de la cúpula de la CIA antes de la investidura de
Goss, Rice toleró el establecimiento de canales informales de
comunicación entre los funcionarios políticos de línea dura
alrededor de las oficinas de Rusmfeld y de Cheney.
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