Periodista
estadounidense denuncia que la votación fue un gran fraude
Unas elecciones
putrefactas
Por Greg Palast (*)
Red Voltaire,
18/11/04
New
York (EEUU).- El periodista de investigación norteamericano
Greg Palast denuncia que las últimas elecciones estadounidenses del 2
de noviembre 2004 han sido un gran fraude. Palast ha comprobado muchas
irregularidades. Si la administración Bush llegó fraudalentamente al
poder en el año 2000 no sorprende que esto vuelva a ocurrir. Lo que
sorprende es que casi ningún gran medio de comunicación hable de
ello.
Todavía no es el día
de las elecciones [1] y la campaña de Kerry-Edwards ya lleva casi un
millón de votos de desventaja. Esto se debe a que, en estados
importantes como Ohio, Florida y Nuevo México, los nombres de los
electores han sido sistemáticamente eliminados de las listas y los
votos de los ausentes han sido pasados por alto, de forma abrumadora
en áreas de minorías étnicas, como en el condado de Río Arriba en
Nuevo México, donde los electores hispanos tienen un 500 por ciento
mayor de probabilidades de que sus votos se «estropeen». El
periodista investigador Greg Palast informa sobre la manipulación de
las elecciones.
Greg Palast, editor
asociado de la revista Harper’s, investigó la manipulación de los
votos para el programa Newsnight de la BBC Television. El documental,
Bush Family Fortunes,(Las fortunas de la familia Bush) basado en su
bestseller del New York Times, «The Best Democracy Money Can Buy»,
(La mejor democracia que el dinero puede comprar y que será publicado
en enero 2005 en su versión francesa bajo el título: «Democratie-Business»,
Éditions Timéli) ha salido al mercado en DVD este mes.
Kerry está en
desventaja por miles de votos en Nuevo México, aunque aún no se ha
contado ni un solo voto. También está perdiendo en grande en
Colorado y Ohio; y está muy por debajo en la Florida, aunque los
votos no se contarán totalmente hasta la noche del martes.
Mediante una
sofisticada combinación de escamoteos de votos - depuración étnica
de las listas de electores, votos por correo que se pierden, máquinas
que «echan a perder» los votos - John Kerry comienza con un déficit
nacional que pudiera fácilmente sobrepasar el millón de votos.
El apuro por purgar
La Secretaria de
Estado del estado de Colorado, Donetta Davidson, hace solo unas
semanas eliminó varios miles de votantes de las listas de electores
del estado. Les prohibió votar a los delincuentes que hayan cometido
delitos graves. Lo que hace a esto particularmente notable es que, a
diferencia de la Florida y un puñado de otros estados del extremo
sur, Colorado no les prohíbe a los ex-presidiarios votar. Solo
aquellos que se encuentran cumpliendo condena pierden ese derecho.
No se conoce ningún
caso verificado de un presidiario de Colorado que haya votado
ilegalmente desde la prisión. Debido a que purgas anteriores les han
arrancado el derecho a gente inocente, la ley federal ahora prohíbe
las purgas en un marco de 90 días antes de las elecciones
presidenciales para permitirles a los electores impugnar su pérdida
de derechos civiles.
Para eximir su acción
de la ley federal, la Secretaria Davidson declaró una «emergencia».
Sin embargo, la única «emergencia» en Colorado parece ser que el
presidente Bush está como muerto en ese estado, aun con John Kerry
como su contrincante en las encuestas.
¿Por qué este súbito
afán por purgar? El subalterno de Davidson encargado de hacer cumplir
la ley electoral es Drew Durham, quien antes trabajara para el fiscal
general de Texas. Esto es lo que tiene que decir acerca de él la
antigua portavoz del fiscal general del estado de la estrella
solitaria: Él «no está apto para ocupar un cargo público... es un
hombre con antecedentes de racismo y de fanatismo ideológico». Al
parecer es el idóneo para una purga que mayormente afecta a los
votantes no blancos.
De acuerdo con mis
investigaciones de tales listas de purgas, así como las del propio
gobierno, no es probable que esta contenga muchos electores ilegales,
si es que contiene alguno.
Pero sí contiene demócratas.
A los demócratas puede que no les guste proclamarlo, pero hay
estudios que indican que un 90 y tanto por ciento de las personas que
han cumplido condena por delitos graves suelen votar por el partido
Demócrata luego de salir de la cárcel. Uno tiende a sospechar que la
secretaria de estado republicana de Colorado conoce esto.
Depuración étnica
de las listas de electores
No podemos abandonar
el tema de la depuración étnica de las listas de votantes sin
detenernos antes en Ohio, donde un secretario de estado republicano
parece estar aspirando a sustituir a Katherine Harris.
En el condado de
Cuyahoga (Cleveland), a algunos ciudadanos se les ha sorprendido
registrando a While Black. Un análisis estadístico de los que
hubieran votado en los estados sureños realizado por el organismo de
control Democracy South (Sur de Democracia) muestra que los electores
negros tienen una probabilidad tres veces mayor que los blancos de que
se les «devuelvan» (i.e., sean objeto de rechazo) sus solicitudes de
registro.
Y para darle impulso
a este blanqueo de las listas de electores, por primera vez desde los
días de Jim Crow, los republicanos están planeando desafíos masivos
de votantes el día de las elecciones. El anunciado plan del GOP
(Partido Republicano) de bloquear 35,000 votantes en Ohio chocó con
la ira de los jueces federales; de manera que, en la Florida, los que
parecen ser planes similares se habían mantenido secretos hasta el
descubrimiento de documentos llamados listas de «enjaulamiento». Los
electores que aparecen en las listas de «enjaulamiento» reveladas la
pasada semana por la BBC Television de Londres, son, casi
exclusivamente, residentes de barrios afro-norteamericanos.
Confeccionar tales
perfiles raciales como parte de un plan para bloquear votantes es
ilegal según la Ley de Derechos Electorales. No obstante ni la Ley ni
los jueces federales han podido persuadir al partido de Lincoln a
unirse al Partido Demócrata en jurar no distribuir listas negras para
bloquear a los votantes el martes.
Se pierden los votos
por correo
Son las 10:00 p.m.:
¿Sabe Ud. Dónde está su voto postal? Los electores que no confían
en la votación por computadoras recurren al correo: en algunos
estados las solicitudes de votos por correo se han elevado en un 500
por ciento. La probabilidad de que todos esos votos - unos 15 millones
- se cuenten es nula.
Los que envían sus
votos por correo son seres muy confiados. He aquí cómo se usa su
voto. En las elecciones primarias del 31 de agosto en la Florida, la
supervisora de las elecciones en Palm Beach, Theresa LePore - alias
Madame Butterfly Ballot (Madam Voto Mariposa)- contó 37,839 votos por
correo. Pero días antes, en su oficina me dijeron que solo 29,000
votos se habían recibido. Cuando se reveló este milagro de los panes
y los peces, se vio obligadas a hacer un recuento, reduciendo el
escrutinio a 31,138.
Si lo hubiera hecho
al revés, desapareciendo unos cuantos miles de votos en vez de
adicionárselos, así no habría forma de percatarse del engaño (¿o
quizás fuera un error?). Las planillas de registro de los votantes
por correo están protegidas por la ley federal. El gobierno local
debe acusar recibo de su registro y hacerle saber si existe algún
problema (digamos con la firma o la dirección) que invalide su
registro. Pero los votos por correo son un juego de asar sin protección.
¿Cómo Ud. sabe si se recibió su voto? Se lanzó detrás de un
archivo o se tiró porque Ud. no incluyó la inicial de su segundo
nombre? En muchos condados esto no se sabrá.
Y no todos los
funcionarios se alegran de contar con su voto. Se ha reportado
acertadamente que el condado Broward en la Florida, dejó de enviar
cerca de 60,000 votos postales. Lo que no se ha reportado a nivel
nacional es que el supervisor de las elecciones en ese condado fue
designado por Jeb Bush y ocupó esa plaza solo después que el
gobernador dio el paso sin precedente de quitar del cargo al
supervisor antes elegido que resultó ser un demócrata.
Un millón de votos
en el basurero electoral
«Si se roba el voto
aquí, se robará también en el condado de Rio Arriba», me dijo un
político de Nuevo México. Esa es una suposición razonable: en el
2000, uno de cada 10 votos sencillamente no se contaron - se tiraron,
se borraron, se desecharon. En el ámbito electoral, el término técnico
para esto votos que desapareen es el de «spoilage» (estropeo). Los
ciudadanos votan pero las máquinas no lo notan. En una circunscripción
de Río Arriba en la última vuelta, no se emitió ni un solo voto
para presidente - o al menos ninguno apareció en las máquinas.
No todos los votos se
estropean igual. Río Arriba es 73 por ciento hispano. Le pedí al
nacionalmente reconocido estadístico electoral, Dr. Philip Klinkner
de Hamilton College que realizara un análisis «regresivo» del «estropeo»
de votos hispanos en el Estado Encantado. Calculó que un elector de
tez morena tiene un 500 por ciento mayor de probabilidades de que su
voto se estropee que un elector blanco. Y la situación es a un peor
para los indígenas norteamericanos. El estropeo de votos es algo epidémico
cerca de las reservaciones indias.
Los votos no se
estropean porque se quedan fuera del refrigerador. Ello tiene que ver
con las máquinas. Al igual que a los pobres les tocan las malas
escuelas y los malos hospitales, también les tocan las malas máquinas
de votar.
Es malo para los
hispanos; pero para los afro norteamericanos es un holocausto en las
urnas. Un vergonzoso hecho de la democracia estadounidense es que típicamente
se estropean dos millones de votos en las elecciones nacionales que se
registran como ningún voto o invalidados. Según estudios realizados
por la Comisión de Derechos Civiles de EEUU y el Proyecto sobre los
Derechos Civiles de la Escuela de Derecho de Harvard, cerca del 54 por
ciento de esos votos lo emiten los afro norteamericanos. Un millón de
votos desaparecidos de electores negros-phffft!
Muchos políticos de
ambos partidos prefieren que sea así; suprimiendo a las minorías es
como resultan elegidos. Quienquiera que tenga la culpa, el martes la
lista Kerry-Edwards será la afectada. En Rio Arriba, los demócratas
tienen una ventaja de ocho a uno sobre los republicanos en el registro
de electores. Entre los electores afro norteamericanos...bueno, Ud.
mismo puede sacar la cuenta.
El total número de
votos que se les escamotean a las cabinas para las votaciones es tan
alto que nunca verá Ud. este problema reportado en nuestros medios de
prensa que tanto glorifican al país. El millón de votos perdidos de
electores negros, mestizos e indígenas estropeados, más los cientos
de miles eliminados de los registros de electores, es el oscuro
secreto de nuestra nación: una democracia de apartheid en la que los
votos de los blancos ricos casi siempre cuentan, mientras que las
minorías son a menudo purgadas, o impugnadas o simplemente no
registrada. De hecho, Kerry lleva un millón de votos de desventaja
antes de que se hale una palanca, se ponche una tarjeta o se toque una
pantalla.
Notas:
(*) Greg Palast, gran
reportero de investigación estadounidense, trabaja para The Guardian
de Londres y la BBC (GregPalast.com).
1.- Las votaciones en
EEUU fueron fijadas para el día 2 de noviembre 2004 pero la
Administración Bush permitió que se comenzara a votar una semana
antes.
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