El Imperio en el Año
2005
Por James
Petras
Rebelión, 29/12/04
Traducido por Carlos
Sanchis
El desarrollo mundial
en el 2005 estará determinado por los eventos y tendencias más
importantes acaecidas en
el 2004.
Ante todo, el 2004
demostró de la manera más dramática y definitiva que la máquina
del ejército imperial norteamericana puede ser derrotada. La
resistencia iraquí ha demostrado que el Imperio norteamericano no es
invencible. Con más de 1500 muertos en combate, cerca de 25000
soldados heridos y más de 35000 afectados por graves
"enfermedades mentales", el ejército de ocupación
norteamericano es incapaz de llevar la guerra colonial a una conclusión
victoriosa. Las fuerzas coloniales norteamericanas y sus satélites se
enfrentan a más de 100 ataques diarios por todo el país. Informes
fiables de soldados que retornan sugieren que la desmoralización y la
desafección es absolutamente penetrante. En contraste, la resistencia
iraquí está creciendo, al entrar miles de nuevos voluntarios en
combate; el 95% de los cuales son iraquíes.
La resistencia iraquí
y la debilidad norteamericana significan que es improbable que los
EE.UU. lancen una guerra importante por tierra a cualquier "país
enemigo" en el 2005 - (Irán, Siria, Venezuela). La menguantes
fortuna de la guerra colonial norteamericana y la creciente retirada
de las fuerzas satélites (Hungría, Polonia, Ucrania) provocarán un
importante debate en 2005. Varios dirigentes del partido demócrata,
incluida Hilary Clinton, republicanos y sionistas están pidiendo
profundizar la guerra y movilizar más tropas; hasta 100 000. La mayoría
de los congresistas "liberales" críticos con Rumsfeld son más
belicosos, más militaristas: el 2005 va a ver una mayor implicación
militar de los EE.UU. en Irak, más bajas y una creciente oposición
de las familias de veteranos, soldados que regresan y "
americanos medios".
Durante los inicios
del 2005 la economía norteamericano continuará expandiéndose basada
en la financiación externa y en las ganancias especulativas. El
acusado declive del dólar en el 2004 se acelerará en el 2005 y
llevará a que se evaporen importantes reservas del dólar. A mediados
del 2005, podemos esperar una crisis importante en la economía
dolarizada, un descenso severo en el stock de los EE.UU. y una venta
general de dólares devaluados en Japón, y posiblemente en China. Es
probable que esto provoque una crisis económica general que debilitará
las bases domésticas del Imperio norteamericano.
Los conflictos de las
elites dentro de los EE.UU. se intensificarán a una escala sin
precedentes. Los "nuevos militaristas" (demócratas
liberales, neo-conservadores y sionistas) se enfrentarán a Bush/Rumsfelt
"debilitados" en Oriente Medio. El ejército profesional y
las fuerzas de seguridad (FBI) desafiarán el control sionista /
neo-conservador de la política del Pentágono. Tendrán lugar
arrestos y procesos a líderes del mayor lobby israelí, la AIPEC,
acusados de espiar para Israel y pueden provocar divisiones entre las
organizaciones judías principales. Igualmente importante, aumentará
el conflicto entre los ideólogos neo-conservadores del Pentágono y
las principales multinacionales norteamericanas y banqueros sobre la
política hacia China en el 2005. Al crecer China y su alcance económico
en ultramar, asegurándose el acceso a la energía y a los recursos de
materias primas, los neo-conservadores (y sus aliados "derechos
humanos") exigirán una confrontación política y militar más
agresiva. En contraste, los realistas de Wall Street comprenden que la
adquisición de bonos norteamericanos por parte de China es crucial
para prevenir un derrumbamiento del dólar; la inversión total
norteamericana en China supera los 300 mil millones de dólares y el
cincuenta por ciento de las exportaciones chinas a los EE.UU. se efectúan
mediante corporaciones multinacionales norteamericanas.
La crisis económica
y militar exterior, y los conflictos inter-elites, estimularán un
aumento de la protesta social de un movimiento anti-guerra
revitalizado. Sin embargo la burocracia sindical permanecerá como una
fuerza aislada, impotente, inactiva, representando sólo 8% del sector
privado. La mayoría de "intelectuales progresistas"
continuarán protestando por la guerra en Irak pero todavía se negarán
a enfrentarse a los "nuevos militaristas", sobre todo los
Sionistas del Pentágono y los tratantes liberales de la guerra, como
Clinton.
Europa y China
continuarán rivalizando y colaborando con el Imperio americano,
ganando ventajas a los adversarios norteamericanos como Irán y Siria,
y compitiendo por el control estratégico de las fuentes del crudo y
de materias primas. En el 2004 China firmó inversiones importantes y
acuerdos de comercio con Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Chile,
Cuba y Rusia que le garantizan a gran escala y a largo plazo
suministros de energía, minerales y productos agrícolas, y la
entrada a sus mercados industriales y de consumo. Europa y Japón están
invirtiendo fuertemente en Irán, Rusia, Libia y África para
afianzarse suministros de energía. Esta competición inter-imperial
ahonda la dependencia de América Latina en su papel tradicional en la
división internacional del trabajo como un proveedor de materias
primas e importador de artículos industriales. Éste es
particularmente el caso con China que es, principalmente, un inversor
en industrias extractivas no renovables para proveer a su economía
industrial. Los acuerdos latinoamericanos con China, al tiempo que
diversifican mercados, siguen exactamente el modelo de pillaje
colonial que fue introducido por España, ampliado por los EE.UU. y
practicado ahora por el nuevo imperio global emergente de China.
En América Latina,
los EE.UU. continuarán focalizados en Colombia y en una victoria político-militar
sobre las fuerzas populares de la guerrilla. Aumentarán la presencia
de fuerzas mercenarias norteamericanas, ejercitarán mayor vigilancia
directa de las tropas de elite colombianas y profundizarán la
colaboración con los ministerios de defensa ecuatoriano, venezolano y
brasileño y con las fuerzas de seguridad, obligando a estrechar el
"cerco" externo a la guerrilla mientras perseguirán una política
interior asesina de vaciar el campo de campesinos. Las compañías
multinacionales norteamericanas del petróleo intensificarán su
presencia en América Latina, sobre todo en México, Venezuela,
Argentina y Ecuador, alcanzando importantes acuerdos de
"colaboración" para la exploración, muy favorable a los
EE.UU.
Políticamente los
EE.UU. continuarán presionando el régimen de Chávez en Venezuela y
al gobierno de Kirchner en Argentina para llegar a acuerdos
importantes en políticas domésticas y exteriores. En ambos regímenes,
la influencia norteamericana encubierta está presente en las más
altas esferas de las fuerzas armadas, ministerios de exteriores y en
las fuerzas de seguridad. Puede esperarse que los EE.UU. lleven una
política de "dos carriles", de apoyar a la extrema derecha
fuera del gobierno (Macri, Menem y Murphy en Argentina y a la pro
golpista Convergencia en Venezuela) y a los llamados
"moderados" dentro de los regímenes.
EE.UU. continuará
dando fuerte apoyo a los regímenes neo-liberales en Brasil, Bolivia,
Perú y Ecuador pero también trabajará estrechamente con la oposición
neo-liberal.
Dada la débil posición
militar de los EE.UU. debido a la situación en Irak, trabajarán
todavía más estrechamente con las fuerzas militares y de seguridad
latinoamericanas para reprimir la creciente oposición política.
Washington se centrará
en presionar a Argentina, Brasil y Venezuela para debilitar sus lazos
comerciales y de seguridad con Cuba ya sea vía acuerdos
"interamericanos" o vía "cooperación en temas de
seguridad” con el régimen clientelar norteamericano de Colombia.
El desafío principal
a los EE.UU. y sus lacayos políticos en América Latina en el 2005
vendrá de una multiplicidad de nuevas y renovadas fuerzas: obreros
organizados en Argentina; obreros, desempleados y grupos de campesinos
en Bolivia; el nuevo sindicato ' CONLUTA' en Brasil junto con los
sectores militantes de los MST y sectores de los sindicatos de
empleados públicos; el movimiento indio revitalizado CONAIE en
Ecuador y una contra-ofensiva mayor de lo esperada de los movimientos
popular y guerrillero en Colombia. En la arena electoral, la
candidatura de López Obrador para presidente y la formación de una
alianza independiente y "transversal" de obreros, campesinos
y grupos cívicos podría llevar a una polarización política elevada
en México con implicaciones políticas importantes. En Venezuela
probablemente habrá una importante polarización entre la base
popular del movimiento Chavista e importantes sectores de la dirección
"moderada".
El año 2005
mayoritariamente será testimonio del "fin de las ilusiones"
sobre las alianzas electorales de "centro-izquierda"; de
nuevas polarizaciones políticas en Venezuela, Brasil y México.
Washington, atado por su guerras asiáticas y en el Medio Oriente,
confiará en lacayos políticos, como Lula y Uribe para llevar la
pelota y, en caso de emergencia, en las fuerzas armadas locales. Al
empezar el Nuevo Año las perspectivas militares y económicas para el
Imperio norteamericano, sin embargo, son peores que hace un año.
Podemos prever un "Nuevo Año" de mayores guerras, de crisis
económica y creciente acción directa.
En Irak, como en
Vietnam, más derrotas llevarán al incremento de la escalada de la
guerra - más soldados, más armas, mayor uso de la tortura, matanzas
generalizadas y la destrucción de la sociedad Iraquí. La guerra
total norteamericana convertirá una lucha de liberación nacional en
una "guerra de todo el pueblo." Los regímenes clientelares
norteamericanos, cada vez más aislados en sus ámbitos locales y
previendo una derrota seria en Irak, irán abandonando cada vez más a
los EE.UU. En el 2005, los regímenes títeres y las elecciones llegarán
y se irán, pero la guerra chirriará incluso con más ferocidad -
obligando al público norteamericano a enfrentar la realidad de que su
gobierno no puede, no va a ganar: que ellos, la gente, están pagando
los costos por una guerra perdida. Pero Washington no se retirará:
los militaristas de civil han invertido todas sus creencias ideológicas
en los EE.UU. como una potencia invencible y unipolar; los sionistas
del Pentágono están comprometidos en mantener un poder israelí
incontestado en la región, aun cuando signifique debilitar el Imperio
norteamericano en el resto del mundo. La clase política (demócratas
y republicanos) y la mayoría de los generales creen que una retirada
- una derrota - animará a otros países a desafiar la supremacía
mundial americana. La lógica de Washington para 2005 es que la Guerra
debe continuar, la victoria debe afianzarse - no importa el costo en
vidas humanas, iraquíes o de los EE.UU.. La tesorería y el
presupuesto son rehenes de la Lógica de Guerra: para defender la
imagen de invencibilidad imperial, el imperio será puesto de
rodillas.
24 de diciembre de
2004
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