Bush
sin sombra de duda
Por
Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), 20/01/05
Washington.
El discurso con que George W. Bush inauguró su segundo periodo como
presidente de Estados Unidos estuvo colmado de la retórica que
encanta a sus votantes pero rechina a casi todo el resto del público,
tanto dentro de este país como en el extranjero.
Se
trató de una oratoria plagada de referencias religiosas, dominada por
la certidumbre de que Washington tiene la misión de difundir la
”libertad” en el mundo, e incluso por la seguridad en el triunfo
en esa misión.
Bush
dijo ”libertad” y sus sinónimos más de 40 veces en un discurso
de 1.800 palabras.
Argumentó,
incluso, que la supervivencia de Estados Unidos depende de exportar la
libertad. ”Los acontecimientos y el sentido común nos llevan a una
conclusión: la supervivencia de la libertad en nuestra patria depende
cada vez más del éxito de la libertad en otras”, dijo.
Al
mismo tiempo, evocó la ”amenaza mortal” que supone la violencia
que emerge desde ”el resentimiento y la tiranía”.
”Es
política de Estados Unidos apoyar el crecimiento de movimientos e
instituciones democráticos en toda nación y cultura, con la meta última
de acabar con la tiranía en nuestro mundo”, advirtió.
Bush
acotó que no perseguiría ese objetivo sólo por la fuerza. Aunque,
agregó, ”nos defenderemos y defenderemos a nuestros amigos por la
fuerza de las armas, de ser necesario”.
Insistió
en que Washington pretende ”ayudar a otros a hallar su propia voz,
conquistar su propia libertad y trazar su propio camino”, y en que
su gobierno no se intimidaría al impulsar sus metas.
”La
influencia de Estados Unidos no es ilimitada, pero, por suerte para
los oprimidos, es considerable, y la usaremos confiados en la causa de
la libertad. Dejaremos la alternativa clara a todo gobernante y a toda
nación: la opción moral entre opresión, que siempre es equivocada,
y la libertad, que es eternamente correcta”, enfatizó.
Tradicionalmente,
el presidente de Estados Unidos presenta sus grandes visiones más que
sus planes concretos en el discurso con inaugura su periodo de
gobierno.
Pero
analistas expresaron sorpresa por la casi total falta de especificidad
de la política exterior presentada por Bush en el Capitolio.
”Me
recuerda mucho al discurso de John F. Kennedy en 1961, en cuanto a que
los estadounidenses estaban dispuestos a 'llevar cualquier carga' para
asegurar la supervivencia y el éxito de la libertad, y eso es lo que
nos metió en Vietnam”, dijo Jonathan Clarke, experto del liberal
Instituto Cato.
”Este
tipo de retórica puede meterte en muchas dificultades”, consideró
Clarke.
Particularmente
notable fue la falta de mención a la situación en Iraq, excepto
cuando dijo: ”Nuestro país ha aceptado obligaciones que son difíciles
de cumplir, y no sería honorable abandonarlas.”
”Hay
algunas referencias indirectas al sacrificio, pero la falta de mención
a Iraq habla de las vulnerabilidades del gobierno”, opinó el
director de estudios de política internacional de la oficina en
Washington del académico Consejo de Relaciones Exteriores, Lee
Feinstein.
Iraq
representa un serio problema de credibilidad, dada la insistencia de
Bush en que Washington no desea imponer la democracia en otros países,
según Ivan Eland, del Instituto Independiente, un centro de estudios
radicado en California.
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dice que la libertad debe ser una elección, pero no es eso lo que
sucede en Iraq. Los iraquíes no tienen opción, pues fue el gobierno
estadounidense el que decidió 'liberarlo' y el que se enfrenta con lo
que podría ser una guerra civil abierta. Bush cree que funcionará,
pero la mayoría de los expertos no están de acuerdo”, sostuvo
Eland.
De
hecho, según las encuestas más recientes, una creciente mayoría del
público estadounidense no tiene confianza en la misión de Washington
en Iraq.
El
discurso no tuvo en cuenta que tenía como público una ”nación muy
dividida”, dijo Marina Ottaway, de la Fundación Carnegie para la
Paz Internacional. ”Fue elaborado para los muy simpatizantes de Bush,
pero para los que se han vuelto escépticos, incluidos muchos de sus
votantes, el discurso será muy difícil de seguir”.
El
presidente ”declara el éxito de nuestras políticas en momentos en
que cada vez más gente ve Iraq como un error”, agregó la experta.
Ottaway
pronosticó que el discurso será mal recibido en el extranjero, en
especial en el mundo árabe, por lo que perciben como hipocresía y
doble discurso.
”Este
discurso niega la tensión clave entre la democracia y la 'guerra
contra el terrorismo', que ha obligado a Estados Unidos a comportarse
más amistosamente con varios regímenes no democráticos”, observó
Thomas Carothers, también del Fondo Carnegie.
Esa
tensión será percibida también por el público de Rusia e incluso
el de China, con el que el gobierno de Bush tiene hoy una excelente
relación, agregó.
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