El
nuevo Bush
Diplomacia
y escuadrones de la muerte
Por
James Petras
Rebelión, 28/02/05
Traducido por Sinfo Fernández
Los
medios de comunicación en EEUU y Europa han resaltado sobremanera el
"nuevo estilo" en el enfoque de la política exterior por
parte de la Administración de Bush: la Secretaria de Estado
Condoleeza Rice visita las capitales europeas y se reúne con
dirigentes europeos, declarando que una nueva era de cooperación
puede ser posible. El Secretario de Defensa Rumsfeld destaca la
necesidad de una mayor cooperación trasatlántica en materia de
defensa en un encuentro con Ministros europeos de Defensa. En su gira
por Europa, el Presidente Bush declara que la alianza entre EEUU y
Europa es inamovible, que las divisiones son "cosa del
pasado" y que es fundamental una nueva era de actividad en el área
de la seguridad. El lenguaje y el tono de la Administración Bush ha
cambiado verdaderamente: No hay más insultos gratuitos sobre la
"Vieja Europa", no hay más amenazas públicas y
declaraciones de acciones militares unilaterales. Sólo los neo–conservadores sionistas, como Kagan, Kristol y Frum, aunque no están
en el gobierno, continúan protestando ruidosamente en contra de las
negociaciones que Europa mantiene con Irán y declaran el "final
de la cuestión Tras–Atlántica" (Financial Times, 21 de enero de
2005). The New York Times y los columnistas más importantes, así
como los comentaristas de noticias de televisión hablan de un
"nuevo giro hacia la diplomacia y hacia una política de
reconciliación, de resurgimiento de la diplomacia en lugar del
militarismo, del multilateralismo en lugar del unilateralismo".
Aún
cuando sea verdad que el tono ha cambiado, la sustancia, las políticas
militaristas de guerra de la Administración Bush siguen siendo las
mismas o incluso se han endurecido.
En
primer lugar, y fundamentalmente, eso es algo que resulta evidente si
se examinan los nuevos nombramientos para puestos clave en la
Administración y los altos funcionarios que se mantienen en el cargo.
Condoleeza Rice, una dura defensora de la guerra en Oriente Medio y de
las operaciones mediante Fuerzas Especiales, fue ascendida a
Secretaria de Estado, quedando a cargo de la política exterior de
EEUU y de titular del Departamento de Estado.
Rumsfeld, Wolfowitz y
Feith continúan siendo el número, uno, dos y tres del Pentágono.
Son los arquitectos de las guerras en Afganistán e Iraq y los más
firmes partidarios y planificadores de futuras guerras contra Irán y
Siria. Además, según el periodista estadounidense Seymour Hersh,
quien tiene amplios lazos con los altos funcionarios de Washington,
"los civiles del Departamento de Defensa, dirigidos por Douglas
Feith, han estado trabajando con los asesores y planificadores israelíes
para desarrollar y refinar la potencia de las armas químicas y
nucleares, así como para fijar qué objetivos deben alcanzar los
misiles en Irán" (New Yorker, 24–31 de enero de 2005).
Elliot
Abrams, al igual que Feith y Wolfowitz, incondicionales e
incuestionables defensores de Israel, ha sido ascendido a Vice–Consejero
de Seguridad Nacional y continúa como consejero de rango superior
para Oriente Medio.
Los nuevos nombramientos para los altos puestos de
poder en el ahora ampliado y de mayor alcance aparato de inteligencia
incluyen a John Negroponte, que encabeza la Agencia Nacional de
Inteligencia. Negroponte fue el organizador de los escuadrones de la
muerte en Honduras y de los ejércitos mercenarios del terror,
"la Contra", en Nicaragua. Durante su mandato como Embajador
en el Iraq Ocupado, fue en gran parte el encargado de supervisar la
carnicería desatada contra miles de iraquíes en Faluya, así como la
organización de cámaras de tortura y asesinato. Tiene estrechos
lazos con Abrams desde los años ochenta, cuando aquél defendía las
masacres de cientos de miles de guatemaltecos bajo la tiranía de Ríos
Montt y de alrededor de 70.000 salvadoreños durante el gobierno del
psicópata Roberto D'Aubuisson.
El nuevo jefe de la CIA, Porter Goss,
se ganó su reputación en Miami como oficial de campo de la Agencia,
apoyando y promoviendo operaciones clandestinas terroristas efectuadas
por exilados cubanos contra la Cuba revolucionaria.
El nuevo director
de la Seguridad Interior es Michael Chertoff, fanático sionista (no
menos que Abrams o Feith), que fue responsable de los arrestos
arbitrarios de cientos o de miles de inocentes inmigrantes musulmanes
árabes y del Sur de Asia – por la única razón de su país de origen
o religión. Fueron retenidos durante meses como "sospechosos de
terrorismo", negándoles las leyes del habeas corpus y todos los
derechos constitucionales. Chertoff es el autor de la infame Acta
Patriótica, que "legaliza" las prácticas totalitarias que
Chertoff aplicó a los inmigrantes y que ahora pueden aplicarse contra
todos los estadounidenses.
Marc Grossman conserva su antiguo puesto de
Subsecretario de Estado para Asuntos de América Latina. Estaba, y
sigue estándolo hoy, a la vanguardia de la violenta oposición de
EEUU contra el Presidente Chavez de Venezuela.
Alberto Gonzales, que
despreció el Derecho Internacional, que aprobó el terrorismo y la
tortura a los prisioneros iraquíes, que niega la validez e
importancia de las Convenciones de Ginebra, ha sido ascendido a Fiscal
General, concediéndole poderes para detener y procesar
arbitrariamente a cualquiera que considere que 'amenaza' a la
'seguridad nacional'.
Estos
nombramientos y ascensos han encontrado muy poca, o ninguna,
disconformidad y protesta en el Partido Demócrata. La mayor parte de
los comentarios críticos se han centrado más en su "competencia
profesional" que en su conducta homicida y criminal. Progresistas
y críticos han argumentado que estos nuevos dirigentes no tienen el
"nivel ético" para administrar la política exterior de
EEUU y que el Presidente Bush ha cometido con ello errores tremendos.
Esas críticas no se enfrentan con el fondo político implícito en
los nombramientos. Esas designaciones y ascensos son la elección
precisa y perfecta para una política de guerra continuada en Iraq, de
guerras secuenciales que afectarán a Irán y Siria, de mayor represión
y control interior frente al creciente descontento por los costes que
suponen tantas guerras múltiples y de apoyo incuestionable para
consolidar a Ariel Sharon, incrementando tanto el control judío sobre
la ocupada Cisjordania como su poder en Oriente Medio.
En
claro contraste con las frívolas informaciones de los medios de
comunicación sobre las "propuestas" de Bush a Europa, Bush
y los nuevos nombramientos han intensificado su poder sobre el aparato
secreto político y militar, tienen ahora mayor poder para poder
destinar presupuestos monstruosos a nuevas guerras. Todos los indicios
fácticos demuestran que la "ofensiva de encanto desplegada"
por la Administración Bush no es más que una careta deliberada y
provocadora para dividir y conquistar a los dirigentes europeos a fin
de que respalden nuevas y viejas guerras.
Con Iraq, EEUU no se ha
acercado a Europa – han aumentado sus necesidades de fondos para sus
guerras y para sus tropas y le pide a Europa que proporcione dinero y
oficiales de entrenamiento para preparar el ejército colonial iraquí
que quieren crear para proteger la ocupación estadounidense. EEUU
habla de política multilateral con sus socios europeos, pero rechaza
unirse a las negociaciones diplomáticas de esos socios con Irán,
mientras que su sionista Departamento de Defensa planea, junto a
Israel, llevar a cabo bombardeos masivos unilaterales o bilaterales
contra Irán.
Europa mejoró relaciones con Cuba y Venezuela; mientras
que Goss, Grossman y Rice aumentan las amenazas militares, se dedican
a armar a Colombia para que se constituya en agresor suplente y
planean nuevos intentos de desestabilización y conspiraciones de
asesinato. Europa propone incrementar su comercio e inversiones con
China, incluidas las exportaciones militares, mientras que Goss
describe a China como una amenaza militar para la supremacía de EEUU
en Asia y defiende la política de envolvimiento militar. Rice y
Rumsfeld aseguran un nuevo tratado de seguridad militar con Japon que
apunta, de forma clara, no sólo hacia Corea del Norte sino también
hacia China, como reconocen con franqueza los mismos chinos.
Como
es evidente, hay poca sustancia y ningún cambio entre los regímenes
viejo y nuevo de Bush. Si Europa se mueve 'más cercana' a la
Administración Bush, será porque los europeos se han batido en
retirada de sus políticas diplomáticas y se han adaptado al
militarismo estadounidense. Hasta aquí, aparte del lenguaje retórico
y diplomático, los dirigentes europeos han buscado sólo minimizar
sus diferencias reales con la Administración Bush pero sin renunciar
a ellas. Europa probablemente estará de acuerdo en proporcionar
alguna financiación (no mucha) y unos cuantos asesores para entrenar
a los oficiales iraquíes militares y policiales, pero sólo una cifra
simbólica, hasta el momento menos del 10% de la cifra que se acordó
hace un año. Al mismo tiempo, cuando los clientes europeos de EEUU,
como Ucrania, Polonia, Hungría y Bulgaria están reduciendo sus pequeños
contingentes militares en Iraq, es muy poco probable que los poderes
occidentales europeos comprometan recursos, especialmente cuando hay
tanto que ganar dejando que los gastos de EEUU lo lleven a la
bancarrota y a la falta de competitividad por una guerra colonial
imposible de ganar. Asimismo, las agresiones de EEUU contra Venezuela,
China y Rusia han obligado a mayores esfuerzos en defensa militar,
diversificación del comercio y decisiones monetarias que debilitan el
dólar estadounidense y desestabilizan la arquitectura financiera de las guerras
imperialistas.
¿Por
qué EEUU ha tendido la mano a Europa si lo que intenta es seguir con
las mismas políticas militares unilaterales? ¿Por qué los viajes
diplomáticos a Europa y la adopción de un estilo conciliador si el
propósito es continuar jugando la carta de la guerra en Oriente Medio
y mantenerse de forma incondicional junto a Sharon en el
reasentamiento de los colonos de Gaza en la Cisjordania palestina? Hay
varias hipótesis:
1)
La
"ofensiva diplomática" es una campaña de relaciones públicas
de cara al pueblo estadounidense y para asegurarse apoyos por parte de
aliados europeos vulnerables, como son el británico Tony Blair y el
italiano Silvio Berlusconi. Washington puede, en consecuencia,
proseguir con su agenda militar, declarando que "dieron una
oportunidad a la diplomacia" pero que los europeos no acertaron a
comprender que el "poder duro" (agresión militar) debe ser
el acompañante del "poder suave" (diplomacia). Ese es
claramente el caso en Oriente Medio, donde los poderosos ideólogos y
ejecutantes políticos sionistas, que han estado ausentes en los
viajes europeos, lo cual no es sorprendente, han "predicho"
ya que los europeos les fallarán a la hora de actuar (militarmente)
contra Irán y Siria cuando las negociaciones "fracasen" (en
lo que se refiere a los intereses militares de EEUU e Israel).
2)
La
segunda hipótesis es que la prolongada guerra en Iraq y los costes y
déficits crecientes han obligado a EEUU a buscar, vía gestos diplomáticos,
la ayuda y asistencia financiera europea para la creación del aparato
estatal y ejército colonial iraquíes. Las propuestas formuladas
estaban dirigidas a tener a Europa como "socia" para la
construcción de un Estado neo–colonial en el que los iraquíes paguen
por la guerra y proporcionen los soldados, mientras que EEUU conserva
el control último.
3)
La
tercera hipótesis es que los europeos están "desplazándose
hacia la derecha". En este sentido, Washington puede pensar que
con las elecciones coloniales celebradas en Iraq, el reasentamiento de
Sharon de Gaza a Cisjordania (denominado "retirada") y la
fingida "apertura" a la reconciliación con Europa, quizá
pueda convencer a ésta para que se una a la cruzada ilimitada por la
"democracia y la libertad".
Es
muy dudoso que Washington asegure algún acuerdo duradero con Europa
en alguna cuestión fundamental. La razón es sencilla, los
militaristas civiles que dirigen la política exterior de EEUU, los
nombrados recientemente y los ascendidos, están profundamente
enamorados de la ruta militar que lleva a ostentar el poder mundial.
Sus biografías y sus declaraciones y acciones inmediatas son prueba
convincente de que son incapaces de ninguna negociación franca,
compromisos o acuerdos diplomáticos. Los dirigentes europeos tendrán
que elegir entre proseguir su camino divergente de poder global a través
del comercio, la diplomacia y coerciones selectivas o capitular ante
un régimen dominado por extremistas militaristas civiles llevados por
un deseo irracional de enfrentarse militarmente a China, de intervenir
en Venezuela, de destruir a los adversarios de Israel en Oriente Medio
y de provocar a Rusia.
Está
muy claro que los organizadores de los escuadrones de la muerte, los
planificadores terroristas y los militaristas globales van mal
equipados para poder desarrollar una diplomacia tranquila. Les sientan
mucho mejor las diatribas histéricas sobre la democracia mientras se
dedican a guerras imperialistas que destruyen la carne y la sangre de
los demócratas de verdad.
21
de febrero de 2005
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