Gimnasia mental para
marines en entrenamiento
Por Mike Ferner (*)
ZNet, marzo 2005
Traducido por Germán Leyens y revisado por Cristina Feijóo
No, no es una guía
militar para mantenerse en forma. Pero hay quien se ha sentido
incómodo, cuando no verdaderamente irritado.
Hablo del movimiento
por la paz y de cómo una compañía de los Marines de EE.UU. que
utilizó el centro de Toledo para hacer su entrenamiento en
"guerra urbana" el 7 y el 8 de enero, ofreció una
oportunidad a los activistas para pensar y actuar más allá de los
límites normales.
Apenas una semana antes
de que ocurriera, un artículo en el periódico local anunció que una
compañía de armas de apoyo del Primer batallón de las 24ª Reserva
de Marines pasaría una semana corriendo por el centro de nuestra
ciudad, afinando su capacidad de combate al disparar tiros de fogueo
contra enemigos imaginarios. La Coalición por la Paz del Noroeste de
Ohio (NWOPC) y los Veteranos por la Paz (VFP) locales, prepararon una
reacción ciudadana, diferente de muchas que ha visto el movimiento
por la paz o de otras en las que se sentirían más cómodos.
Su respuesta fue:
Un mensaje del miembro
del VFP y sargento mayor en retiro de las fuerzas especiales, Stan
Goff a los Marines de Toledo. Comparó las mentiras que condujeron a
su primera misión de combate en Vietnam, con Irak, exhortando a los
soldados a "reflexionar sobre lo que estáis haciendo y lo que
vais a hacer... ustedes mismos deberán soportar el peso de los
recuerdos... si decidís que tenéis que buscar un camino distinto
para vuestras vidas, tenemos información de contacto para los que
puedan ayudar... tenemos una comunidad entera de veteranos y de
familias de militares que os darán la bienvenida con los brazos
abiertos y nuestro apoyo."
Cantos en
"cadencia" escritos por miembros de VFP en todo el país.
Pancartas y letreros de piquetes con mensajes como: "Os queremos.
Permaneced en casa", "Apoyad a los soldados a que se queden
en casa", y "Bush y Cheney mintieron, los soldados
murieron". Retratos extra-grandes de civiles iraquíes y de
víctimas de la guerra. Un camión con altavoces que tocaba el
clásico del rock de Edwin Starr: "¡War!"
Durante dos horas,
tarde el viernes por la noche, mientras los Marines establecían su
puesto de comando (créanlo o no) en un centro abandonado, para vender
plasma sanguíneo, 30 activistas por la paz permanecieron con
pancartas, letreros, fotos, y "War", el mensaje de Goff y
los cantos en cadencia alternándose en los altavoces. Las
negociaciones con la policía de Toledo determinaban que sólo
pudiéramos acercarnos al lado opuesto de la calle, así que una
brecha artificial nos impedía interpelar a los soldados, ver sus
expresiones, escuchar sus respuestas que seguramente habrían sido
murmuradas, por las órdenes de no "fraternizar con
nosotros". Uno de los nuestros, molesto por la orden de no
utilizar una acera pública en una calle pública, cruzó la calle
para intentar salirse con la suya y fue rápidamente arrestado.
Al día siguiente, una
docena de activistas volvió con letreros, fotos, pancartas, "War",
y un megáfono para la carta de Goff, listos para enfrentar
pacíficamente a pelotones de Marines que habían venido a enfrentar
"enemigos en aparcamientos y calles".
Con la unidad móvil de
"¡War!" que circulaba por las manzanas transmitiendo la
canción para los Marines, los activistas a pie siguieron a un
destacamento paseándose ante la biblioteca principal, cantando toda
una lista de cadencias de VFP.
La más familiar fue:
"Oye, oye tío Sam,
Recordamos Vietnam
No queremos tu guerra de Irak
Por eso marchamos por la paz
Tengo razón o no (¡Tienes razón!)
Tengo razón o no (¡Tienes razón!)"
Pero la más popular
fue:
"Que Bush se
ahogue en sus mentiras
Debe estar aspirando coca
El gas tóxico de Sadam
Se lo pasó Rumsfeld"-
Frente al edificio del
Tribunal Familiar, los Marines se reagruparon y descansaron un poco,
ofreciendo la oportunidad perfecta para leerles de nuevo el mensaje de
Goff. A medida que los reservistas procedían a salir en parejas, con
los fusiles apuntando en todas direcciones, las palabras del veterano
de las fuerzas especiales resonaron frente al edificio del tribunal,
claras como campanas:
"Vietnam fue una
guerra que no fue posible ganar. Ustedes verán que Irak es lo mismo.
Ganar no se mide según quién puede causar más muerte y dolor. Y
ganar no se mide según las victorias tácticas contra sitios que no
tienes intención de controlar. El resultado de toda guerra es en
última instancia político, y esa guerra ya se ha perdido. Así que
tu Comandante en Jefe ya te envía a matar a otros, a herir a otros, a
destruir los hogares y el sustento de otros, a ser muerto o herido por
otros, a luchar por un objetivo que nunca fue justo, y que ya se ha
perdido."
De vuelta al centro de
plasma sanguíneo / puesto de comando: los activistas por la paz se
reunieron para despedirse con un agregado improvisado de un miembro
del grupo, un profesor de inglés de secundaria, interesado en
presentar un mensaje de amor cristiano.
Describió a Cristo
como crítico franco del ejército de ocupación romano, se refirió
al mandamiento de "ama a tus enemigos" como un acto final de
auto-protección, que podría interrumpir el ciclo de la violencia.
Terminó con la Regla de Oro y un llamado a que los marines
"piensen por sí mismos".
Al día siguiente, dos
mensajes electrónicos se destacaron en el revoltijo normal del buzón
de entrada.
Uno provenía de un
miembro local de VFP que fue reclutado a la edad de 15 años en el
ejército alemán durante los últimos días de la Segunda Guerra
Mundial, luego emigró a EE.UU., a tiempo para ser reclutado en el
ejército de EE.UU. y ser enviado a Corea. Escribió:
"Nuestras tropas
están en Irak, comprometidas en una guerra ilegal y están allí para
matar iraquíes... En el proceso de crímenes de guerra de Nuremberg,
los criminales de guerra nazis que perpetraron el tipo de agresión
ilegal de las que son culpables actualmente en Irak, fueron condenados
y ahorcados. Los soldados que realizaron esos crímenes contra la
población civil también fueron condenados. El que hayan obedecido
órdenes no fue entonces una defensa admisible, ni debería serlo
ahora... Algunos piensan que si sólo aprobamos de los dientes para
afuera la idea de apoyar a nuestras tropas en tiempos de guerra,
seremos criticados con menos severidad por ser anti-patrióticos por
los superpatriotas. No será así y deforma nuestra intención de
pedir el fin de una invasión ilegal y asesina de otro país."
Otro provino de un
estudiante de una universidad de Toledo, un veterano de los piquetes y
de la desobediencia civil, que preguntó: "¿Porqué exactamente
apoyamos a las tropas? Los activistas han dicho que la tropa combate
por voluntad propia en una guerra injusta... la probabilidad de que
cambiemos la mentalidad de la tropa republicana viene a ser
aproximadamente lo mismo que si Karl Rove nos convenciera para que nos
convirtamos en neoconservadores."
A estas críticas se
agrega la siguiente anécdota: Caminando por el centro el día
después de la protesta, un trabajador callejero de la Ciudad,
atravesó la calle para darme la mano y decir: "Gracias por lo
que están haciendo para que los soldados vuelvan a casa".
Ese comentario
representó el tipo de reacción que yo esperaba provocar con nuestro
mensaje en el "núcleo persuasible de la opinión pública".
La reacción que esperaba de los jóvenes soldados se basaba en lo que
yo recordaba de cuando era adolescente, durante la guerra de Vietnam.
En aquellos días
volátiles, yo alternaba entre ser un objetor de conciencia y seguir
el ejemplo de John Wayne de servir a mi país sumándome a los marines
para combatir a los comunistas. Recordando esos días, me fue fácil
colocarme en el sitio de jóvenes reservistas, posiblemente en camino
a Irak, y preguntarme si alguno de ellos sentía un conflicto
parecido. Mi esperanza era que un mensaje compasivo, presentado en un
lenguaje familiar, podría ser escuchado por uno de los marines que
comenzaría a preguntarse "¿qué diablos estoy haciendo
aquí?" Si caía en suelo fértil, el mensaje podría convertirse
en una decisión de uno de los reservistas, o de un soldado local que
nos hubiese visto en las noticias de las seis, de unirse al creciente
número de soldados que se niega a combatir en Irak.
Eso lleva al tema más
amplio de si el movimiento por la paz puede construir un mensaje
ético y presentarlo en los momentos adecuados, que no sea lo que
pensamos sobre la guerra, sino lo que sienten al respecto los soldados
y nuestros vecinos en el centro persuasible. Es hora de emprender esa
discusión.
(*) Mike Ferner es un
ex miembro del Cuerpo Hospitalario de la Armada y miembro de Veteranos
por la Paz. Pasó tres meses en Irak, antes y después de la invasión
de EE.UU., y está escribiendo un libro sobre sus experiencias.
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