Islamofobia en
ascenso
Por Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), 11/05/05
Washington. Los
incidentes de cariz antimusulmán, incluidos crímenes de odio, actos
de discriminación y hostigamiento y abuso policial, aumentaron
marcadamente en Estados Unidos el año pasado, según las principales
instituciones islámicas de este país.
El Consejo de
Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR) aseguró este miércoles
haber recibido 141 informes de actos planificados o concretados de
violencia contra musulmanes o mezquitas en todo el país, 53 por
ciento más de los 93 registrados en 2003. En 2002 hubo 42 casos.
Además, aumentaron los
incidentes de abuso a cargo de autoridades oficiales, como arrestos y
cacheos irracionales. Éstos fueron más de un cuarto de los casos de
abuso o discriminación, según la última edición del informe
”Protección desigual: El estado de los derechos civiles musulmanes
en Estados Unidos”.
Los incidentes
protagonizados por agentes de la ley y el orden habían constituido
apenas siete por ciento de los episodios denunciados en 2003, según
CAIR.
Sin embargo, advirtió
la propia organización, este estudio no tiene suficiente rigor técnico
dado que depende de la denuncia voluntaria de las supuestas víctimas
o testigos.
En total, indicó CAIR,
se registraron más de 1.900 casos de abuso y discriminación, de los
cuales 1.522 fueron considerados lo suficientemente creíbles como
para ser incluidos en el estudio. La cifra es 49 por ciento superior a
las de 2003.
”Estos números tan
perturbadores no son una sorpresa, dado el creciente sentimiento
islamofóbico y las percepciones erróneas sobre el Islam y los
musulmanes”, dijo el director legal del CAIR, Arsalan Iftikhar,
autor del informe de 62 páginas.
El Comité
Antidiscriminación Árabe-Estadounidense (AACD) también percibió un
aumento en los abusos, en especial en materia de discriminación
laboral, dijo Laila al Qatani, portavoz de la organización.
”Continuamos viendo
muchos casos de discriminación, por cierto más que en el pasado”,
dijo. El AACD publicará a fin de año su propio informe, el primero
desde 2002.
Ambas organizaciones
coincidieron en que los resultados de sus estudios se debe, en parte,
a la voluntad de las víctimas y de sus familias en denunciar los
incidentes, contrariamente a lo que sucedía en los meses posteriores
a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Entonces, las personas
de apariencia árabe o islámica sufrieron una cantidad sin
precedentes de agresiones, mientras el gobierno federal arrestaba y
mantenía incomunicados a cientos de inmigrantes musulmanes.
Alrededor de 1,2
millones de estadounidenses se identificaron en el censo de 2000 como
de origen árabe. Los que profesan la fe islámica son, en tanto,
entre tres y siete millones, según la fuente que maneje el dato.
La actual controversia
sobre el destino de las libertades civiles tras los ataques de 2001
alentaron a estadounidenses de origen árabe y musulmán a denunciar
las agresiones sufridas, muchos de ellos alentados por organizaciones
representativas de sus comunidades, según Iftikhar y Al Qatani.
Pero además del mayor
número de denuncias, el estudio del CAIR enfatiza en que la cantidad
real de incidentes de islamofobia aumentó, en el marco de una atmósfera
de temor en que los musulmanes, árabes y sudasiáticos son
considerados una amenaza.
A eso se suma el
”creciente uso de una retórica antimusulmana por parte de algunos líderes
de opinión locales y nacionales”.
”Noventa y nueve por
ciento de los profesionales de los medios de comunicaciones hacen el
mejor trabajo posible de acuerdo con los recursos disponibles. Pero
una pequeña parte de los columnistas y periodistas se han dedicado a
marginalizar a la comunidad musulmana”, sostuvo Hooper.
El director ejecutivo
del CAIR, Nihad Awad, consideró que la islamofobia continúa siendo
un problema crítico, y llamó al presidente George W. Bush ”a
manifestarse una vez más en pro de los derechos de los musulmanes”.
Las declaraciones de
Bush en ese sentido han cosechado aplausos de activistas islámicos y
de derechos civiles. Un discurso más firme por parte del presidente
también añadiría credibilidad a la diplomacia estadounidense
dirigida al mundo musulmán, agregó Awad.
”Los musulmanes
estadounidenses son un recurso crucial útil para reducir la distancia
entre Estados Unidos y los musulmanes de todo el mundo. No podemos
promover la democracia en el extranjero si tenemos tantos problemas
aquí. Nuestra comunidad siente temor”, advirtió.
Mientras aumentaron los
crímenes de odio y abusos policiales contra los musulmanes en 2004,
hubo menos denuncias de discriminación laboral y en oficinas del
estado que en años anteriores. También se registraron menos
incidentes de hostigamiento en la red mundial informática Internet.
Un caso emblemático es
el de James Yee, un capitán del ejército convertido al Islam en
1990, arrestado en 2003 y mantenido en confinamiento solitario por
casi tres meses por sospechas de que había espiado para Al Qaeda y
alguna otra organización mientras trabajaba como capellán para los
prisioneros en la base naval en Guantánamo, Cuba.
La acusación de
traslado de material reservado se redujo luego a almacenamiento de
pornografía en una computadora del gobierno. En abril de 2004, todos
los cargos fueron levantados. A falta de una disculpa oficial del
gobierno, Yee renunció al ejército.
Otro caso notorio es el
del abogado de Oregon Brandon Mayfield, también musulmán convertido,
arrestado por el FBI como ”testigo material” de los atentados del
11 de marzo de 2004 en Madrid, al parecer por un análisis erróneo de
huellas dactilares.
Mayfield, quien nunca
estuvo en España, permaneció detenido dos semanas, mientras la
prensa publicaba cientos de informes en que se lo calificaba de
”terrorista”. El abogado fue liberado a fines de marzo, con una
disculpa pública del FBI.
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