Estados Unidos

 

Guantánamo es el nuevo Gulag, dice Amnistía Internacional

Por Sanjay Suri
Inter Press Service (IPS), 25/05/05

Londres. La prisión en la base militar estadounidense de Guantánamo, Cuba, ”es el Gulag de nuestro tiempo”, sostuvo la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan, al presentar este miércoles el informe anual de esa organización defensora de los derechos humanos.

Khan destinó gran parte de la presentación a criticar las violaciones de los derechos humanos cometidas por naciones occidentales, cuando en general Amnistía se ha dedicado en el pasado a censurar la desesperada situación en el Sur en desarrollo.

El Gulag era el antiguo sistema soviético de prisiones de trabajos forzados, la mayoría de las cuales estaban ubicadas en Siberia. Khan lo comparó con Guantánamo, donde permanecen detenidas cientos de personas a las que el gobierno de George W. Bush llama ”combatientes enemigos” a las que Estados Unidos niega el carácter de prisioneros de guerra, pero tampoco les formula cargos penales ni les permite defensa legal.

El informe de Amnistía también condena que a las miles de personas detenidas durante las invasiones estadounidenses a Afganistán, en 2001, y a Iraq, en 2003, se les ha negado sistemáticamente acceso a abogados y familiares.

El gobierno de Bush se resiste a reconocer a los detenidos en Guantánamo como prisioneros de guerra para impedir que sean amparados por las normas de la Convención de Ginebra, pero también bloquea su derecho a recibir ayuda legal, pues no les formula cargos penales ni les permite acceder a un abogado.

La organización con sede en Londres también acusó al gobierno de Estados Unidos de haber implementado técnicas de interrogatorio que violan la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura.

”La tortura no sólo destruye a la víctima, sino también al perpetrador”, afirmó Khan.

El gobierno Bush intenta eludir la Convención adoptando nuevas técnicas de interrogatorio y de presión, que llama con los eufemismos de ”manipulación del ambiente”, ”posturas incómodas” y ”manipulación sensorial” (como privar a los prisioneros de todo contacto con el mundo exterior), todo lo cual constituye una agresión a los derechos humanos, indica el informe.

Washington constantemente se refiere a la justicia y la libertad, pero existe ”una gran brecha entre el discurso y la realidad”, añade.

”Esto quedó claramente ilustrado por la imposibilidad de una investigación independiente sobre la atroz tortura y los malos tratos cometidos por los soldados estadounidenses contra los detenidos en la prisión iraquí de Abu Ghraib, y por la incapacidad de llamar a cuentas a oficiales de alto rango”, dice el informe.

Khan sostuvo que ”Estados Unidos, como superpotencia política, militar y económica sin rival, deja un mal ejemplo de comportamiento gubernamental al resto del mundo”.

”Cuando el país más poderoso en el planeta ignora el imperio de la ley y los derechos humanos, le otorga una licencia a los otros para que cometan delitos con impunidad”, afirmó.

Aunque Amnistía dirigió sus críticas más fuertes a Estados Unidos, señaló que Sudán era el país donde se cometieron más violaciones a los derechos humanos en 2004.

Khan acusó tanto a Jartum como a la Organización de las Naciones Unidas y a la Unión Africana de no haber hecho lo suficiente para proteger a la población de la occidental zona sudanesa de Darfur, donde se libra un cruento conflicto civil.

El informe presentado este miércoles en Londres señala que muchos gobiernos ”traicionan su promesa de crear un orden mundial basado en los derechos humanos y siguen una peligrosa agenda”.

”Se está elaborando una nueva agenda que usa palabras como libertad y justicia para poner en práctica políticas de miedo y de inseguridad, que incluyen cínicos intentos para redefinir y sanear la tortura”, apuntó Khan.

Amnistía acusó al gobierno sudanés de ”causar una catástrofe de derechos humanos” en Darfur y criticó a la comunidad internacional por ”hacer muy poco para solucionar la crisis, traicionando a cientos de miles de personas”.

La violencia en Darfur comenzó en febrero de 2003, cuando indígenas negros respondieron al hostigamiento de las milicias árabes Janjaweed, apoyadas por el gobierno. Más de 10.000 personas fueron asesinadas desde entonces.

La organización también destina una parte de su informe a la situación en Haití, donde ”a individuos responsables de graves violaciones se les permitió retomar puestos de poder”.

Haití tiene ahora un gobierno de transición apoyado por Washington, luego de que el ex presidente Jean–Bertrand Aristide fuera derrocado en febrero de 2004. El ex mandatario asegura que jamás renunció, sino que fue obligado a abandonar el país por fuerzas de Estados Unidos que lo condujeron en un avión a República Centroafricana.

Por otra parte, Amnistía indicó que ”en la República Democrática del Congo no hubo una respuesta efectiva a las sistemáticas violaciones de decenas de miles de mujeres, niños y niñas e incluso bebés”.

También señaló que Afganistán entró en un espiral de anarquía e inestabilidad, mientras que en Iraq ”la violencia es endémica”.

Varios gobiernos traicionaron los derechos humanos con un costo terrible para la población civil. ”Los soldados rusos torturaron y violaron a mujeres chechenas con total impunidad”, mientras que ”el gobierno de Zimbabwe manipuló la escasez de alimentos por razones políticas”, indicó la organización.

La traición a los derechos humanos por parte de los gobiernos estuvo acompañada de ”crecientes y horribles actos de terrorismo cometidos por grupos armados que alcanzaron nuevos grados de brutalidad”, añadió.

”La decapitación televisada de cautivos en Iraq, la toma de miles de rehenes, incluyendo cientos de niños y niñas, en Beslán (Rusia) y la masacre de cientos de personas en (los atentados terroristas) de Madrid”, el 11 de marzo de 2004, conmovieron al mundo.

Asimismo, los gobiernos no están dispuestos a reconocer su fracaso en la lucha antiterrorista y se empeñan en políticas inútiles pero convenientes para sus intereses, añadió el reporte.

”Cuatro años después (de los atentados terroristas en Nueva York y Washington) del 11 de septiembre de 2001, la promesa de hacer un mundo más seguro sigue siendo falsa”, dijo Khan.

Muchos gobiernos mostraron un asombroso desprecio al imperio de la ley, según el informe.

”Nigeria le concedió al ex presidente liberiano Charles Taylor carácter de refugiado, a pesar de estar acusado de haber ordenado varios asesinatos, mutilaciones y violaciones, mientras que Israel ignoró la opinión de la Corte Internacional de Justicia de La Haya al construir una muralla que separa su territorio de Cisjordania”, subrayó Amnistía.

La organización señaló que ”se produjeron detenciones arbitrarias y juicios injustos en varios países sobre la base de nuevas legislaciones de seguridad”.

No obstante, Khan sostuvo que hubo algunas señales de esperanza en 2004. La activista destacó la aprobación de leyes en Marruecos y Turquía en defensa de los derechos humanos, así como el rechazo en India de la propuesta ley de prevención del terrorismo, que según el grupo limitaba las libertades civiles.

Para Amnistía, uno de los principales desafíos este año será lograr que los detenidos en Guantánamo sean juzgados para que no permanezcan en forma indefinida como ”sospechosos de terrorismo”.

La organización destacó que manifestaciones espontáneas de la población muchas veces desafiaron los abusos de los gobiernos y las acciones violentas de los grupos armados. Citó como ejemplo las movilizaciones en las calles de Madrid contra los atentados del 11 de marzo de 2004 y los levantamientos populares en Georgia y Ucrania.

También se refirió positivamente a fallos de la Corte Suprema de Estados Unidos sobre detenidos en Guantánamo, y a dictámenes de tribunales británicos contra la detención indefinida de ”sospechosos de terrorismo” sin cargos ni juicio.

”El desafío del movimiento de los derechos humanos es aprovechar el poder de la sociedad civil para hacer que los gobiernos cumplan sus promesas”, dijo Khan.

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