Dijo
Bush que atender la catástrofe llevará años: bajo el agua, 80% de
Nueva Orleáns
Estaban advertidos
de una tragedia
Recursos
para enfrentar desastres naturales se desviaron
para la guerra en Irak
Por
David Brooks
Corresponsal
en EEUU
La
Jornada, 01/09/05
Nueva
York, 31 de agosto.– En medio de uno de los peores desastres que ha
sufrido este país, con cientos de miles de afectados y daños aún no
cuantificados, hay serias preguntas sobre qué tanto responsabilizar a
la naturaleza o a los políticos por las dimensiones de esta catástrofe,
particularmente en el caso de la ciudad casi abandonada y tal vez
perdida de Nueva Orleáns, donde hoy el alcalde dijo que cientos y tal
vez miles han muerto.
El
huracán Katrina pareció responder de manera contundente al
planteamiento de Estados Unidos ante la ONU la semana pasada, de
tachar toda referencia en el borrador de la declaración de la próxima
cumbre mundial a la frase "respeto a la naturaleza". Pero
Katrina también reveló no sólo otra posible prueba de las
consecuencias del "calentamiento global" que el gobierno de
Bush ha desechado, sino también los costos de decisiones políticas
de ignorar un desastre anunciado desde hace años.
El
gobierno federal hizo todo para mostrar una respuesta coordinada sin
precedente al desastre, y el presidente George W. Bush interrumpió
sus vacaciones para regresar a Washington a "coordinar" el
esfuerzo nacional, convocó a su gabinete y ofreció un mensaje
televisado al país declarando el fenómeno como "uno de los
peores desastres naturales de nuestra historia". Detalló los
esfuerzos federales para atender el desastre y dijo que "será un
camino largo... de años". Los desafíos en el terreno, señaló,
"son sin precedente" pero afirmó, "no hay duda de que
tendremos éxito".
Pero
ni él ni sus secretarios de gabinete se atrevieron a reconocer el
hecho de que lo ocurrido no fue sólo resultado de un fenómeno
natural. La magnitud del desastre tiene que ver con un problema de
largo plazo: el desarrollo de esta región de la costa del golfo de México,
y uno de corto plazo: la decisión de reducir inversiones y apoyo para
el control de desastres naturales y dedicar esos fondos a la
seguridad, luego del 11–S, y a la guerra de Irak.
Estaban
advertidos de una tragedia
"Nadie
puede decir que no se pronosticó. Años antes de que el huracán
Katrina se estrellara contra la costa el lunes por la mañana,
devastando la costa del Golfo, funcionarios de Louisiana, Mississippi
y Alabama habían advertido de su vulnerabilidad ante estas
tormentas", reportó hoy el New Orleans Times–Picayune. El
rotativo, el más importante de la región, lo sabe bien: en 2002
publicó una serie especial de cinco partes pronosticando casi todo lo
que acaba de suceder (los interesados pueden consultarla en:
http://www.nola.com/hurricane/?/washingaway).
Ahí,
el periódico reportó que "sólo es cuestión de tiempo antes de
que Louisiana sea golpeada directamente por un huracán mayor. Miles
de millones (de dólares) se han gastado para protegernos, pero cada día
estamos más vulnerables".
El
periódico explica que los miles de millones invertidos en diques,
muros de protección contra mareas, sistemas de bomba de aguas y
tecnología de satélite ofrecen lo que se supone es un margen de
seguridad para salvar vidas e infraestructura. "Pero la tecnología
e ingeniería moderna enmascaran un hecho alarmante.... el sur de
Louisiana se ha hecho más vulnerable a los huracanes, no menos",
concluye. "Tierras que se están sumiendo y una erosión crónica
de la costa –en parte las consecuencias no intencionadas de
esfuerzos de protección contra inundaciones– han abierto peligrosas
nuevas avenidas para huracanes y tormentas tropicales para asaltar áreas
bastante adentro".
El
problema para el sur de Louisiana, añade, es que mientras las
protecciones naturales se han deteriorado, éstas a la vez debilitan
las defensas construidas por los humanos en una zona donde la costa se
parece a un plato hondo sobre una tina llena de agua: "empujen
hacia abajo, o inclínenla un poco, y el agua la invade".
Por
lo tanto, aunque durante miles de años el río Mississippi amontonó
y aumentó la tierra, los hombres desviaron primero el flujo del río,
empezó a desarrollar las tierras construyendo canales y oleoductos
con el resultado que la zona empezó a hundirse cada vez más, las
aguas del golfo están cada vez más cercanas y las barreras naturales
a los huracanes empezaron a desaparecer.
A
la vez, el tipo de desarrollo fue realizado sobre la base de que los
hombres podían imponer su voluntad a las aguas del río y el golfo,
al establecer todo tipo de canales y mecanismos para contener los
flujos. No sólo fracasó toda esta ingeniería, sino que ahora está
funcionando en contra de los residentes, ya que el agua está
contenida dentro de Nueva Orleáns por estas estructuras. Un 80 por
ciento de la ciudad se encuentra hoy bajo estas aguas. Cuando se
fracturaron las estructuras de control de aguas, Nuevo Orleáns pasó
a formar parte del golfo de México, sujeto a sus mareas y corrientes.
Por
otro lado, el gobierno de Bush ha desviado fondos federales para el
control de inundaciones y defensa frente a desastres naturales para
destinarlos a la guerra en Irak y la seguridad nacional. Sólo el año
pasado, Walter Maestri, un jefe de la oficina de manejo de emergencias
en el sur de Louisiana declaró al Times Picayune: "parece que el
dinero se ha trasladado en el presupuesto del presidente para manejar
la seguridad interna y la guerra en Irak, y supongo que ese es el
precio que pagamos. Nadie a nivel local está contento con que los
diques no puedan ser completados y estamos haciendo todo lo que
podemos para argumentar que es un tema de seguridad para
nosotros".
Otros
periodistas como Will Bunch recuerdan que las presiones para financiar
la guerra, así como la seguridad interna de Estados Unidos, junto con
algunos recortes federales, fueron la razón por la cual se agotaron
los fondos federales dedicados a proyectos de control de inundaciones
y defensa contra huracanes en la zona del golfo, informó en Institute
for Public Accuracy.
De
hecho, la agencia federal encargada de responder en caso de desastre
–FEMA– también ha sufrido por la recomposición del gobierno
federal con Bush. Ayer un artículo del jefe de la Oficina de
Administración de Emergencias de Seattle, Eric Holdeman, publicado
por el Washington Post, señaló que la agencia encargada durante años
para enfrentar hechos como el huracán "ha sido reducida sistemáticamente
y casi desmantelada por el Departamento de Seguridad Interna".
En
tanto, las imágenes del desastre fueron transmitidas todo el día por
los medios, con dramáticas escenas del rescates de por lo menos mil
personas por guardacostas durante las últimas 24 horas, saqueos en el
centro de Nueva Orleáns, y la destrucción e inundación de varias
zonas del golfo. Hoy el gobierno federal –varias secretarías y
agencias– anunciaron y detallaron esfuerzos de rescate, evacuaciones
e intentos para empezar a controlar la inundación.
Envían
a la Guardia Nacional
El
Departamento de Defensa anunció que por lo menos cuatro naves han
sido despachadas a la zona, decenas de helicópteros, y más de 20 mil
efectivos de la Guardia Nacional están en acción y miles más en
alerta, e informó que hay miles de fuerzas militares activas que podrían
ser movilizadas en caso de que se necesiten para establecer
"control civil" en la zona. Muchos integrantes de las
reservas militares y de la Guardia Nacional están desplegados en
Irak, y hoy algunos señalaron que eso podría limitar los recursos
humanos militares en esta región.
Mientras,
el Cuerpo de Ingenieros del Ejército trata arduamente de reparar dos
rupturas mayores en los diques de Nueva Orleáns, aunque hasta hoy no
lo había logrado, y así siguió fluyendo agua al centro de esa
ciudad. Hoy el coronel Rick Wegenaar declaró a CNN que espera lograr
esta hazaña en los próximos dos o tres días, pero advirtió que aun
después de eso, podría tardar entre tres a seis meses para lograr
sacar por completo las aguas de las calles de esta ciudad.
A
su vez, el gobierno federal anunció que las 30 mil víctimas que
lograron refugiarse en el Superdome serán trasladadas al Astrodome de
Houston, además se evacuaron por lo menos dos hospitales y varios
hoteles en Nueva Orleáns. Pero se informa que todo es caótico, no
hay comunicación efectiva entre las autoridades y menos para con la
población, mientras miles de personas esperan ser evacuadas de sus
viviendas.
Muchos
residentes dijeron que no obedecieron las órdenes de evacuación
antes de la llegada del huracán porque no tenían dinero para comprar
un boleto de autobús ni adónde ir; al parecer, no hubo servicio de
transporte gratuito para los que no tenían autos o fondos para un
hotel. Vale recordar que esta zona es de las más pobres del país.
Emergencia
de salud pública
El
gobierno federal informó que se están estableciendo 39 centros médicos
móviles y se prepara el envío de miles de toneladas de medicinas y
alimentos. Por su parte, autoridades de salud están enviando equipos
para tratar de controlar la amenaza de una crisis de salud pública,
con potencial de enfermedades contagiosas y la falta de agua potable.
Por
lo tanto, las autoridades declararon emergencia de salud pública para
toda la zona del golfo afectada por el huracán. Hay versiones de que
hay serpientes venenosas y hasta un tiburón en las calles inundadas
de Nueva Orleáns, y no se sabe qué tan contaminadas están las
aguas.
Hoy
el alcalde de Nueva Orleáns declaró que hay cientos de muertos
"y tal vez miles". Informó que habrá una evacuación total
de su ciudad. Se espera que pronto se suspenderán las acciones de
rescate de sobrevivientes y empezarán las operaciones de recoger e
identificar a los muertos.
Washington
anunció hoy un esfuerzo federal sin precedente para responder a este
desastre, voluntarios de todo tipo han salido de diversos puntos del
país para ofrecer sus servicios, las caridades se movilizan y hay
grandes expresiones de solidaridad, muchos continuarán preguntando
por qué no hubo mayor respeto a la naturaleza, y qué tanto de los daños
humanos y materiales son resultado no de un huracán, sino de las
prioridades de este gobierno.
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