Coro
de críticas de la comunidad negra por desidia gubernamental para
ayudar a miembros de esa raza. El disminuido apoyo a la guerra de Irak
podría desplomarse, estima The New York Times.
"Vergüenza",
la respuesta de Bush a la tragedia, dicen estadounidenses
Enfrenta
el presidente su peor crisis política
Por
David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 04/09/05
Nueva
York, 3 de septiembre. De costa a costa en este país, la opinión
editorial, de ciudadanos, de diversos políticos parecen coincidir en
que la respuesta del gobierno federal a la devastación del huracán
Katrina es "una vergüenza".
Esta
pesadilla humana no se desvanecerá a corto plazo, y los políticos en
Washington apenas se están dando cuenta de ello. No pocos opinan que
la respuesta tardía fue porque los damnificados son en su gran mayoría
pobres y de raza negra.
El
diario The Washington Post reportó que al hacer cálculos con base en
datos del censo, unos 150 mil desalojados por el huracán vivían bajo
la línea de pobreza oficial, y más de 50 mil de ellos ya superaban
la edad de jubilación. Dos tercios de la población de casi medio
millón de habitantes de Nueva Orleáns son negros.
Otros
preguntan cómo es posible que un gobierno cuya prioridad es la
"seguridad interna" no estaba preparado para las
consecuencias de un evento catastrófico.
Casi
todos preguntan por qué tardó tanto, por qué estaba tan mal
preparado y por qué no se atendieron los pronósticos que desde hace
años anunciaban que este desastre era muy probable y que tendría
estas dimensiones.
Hasta
el momento, cuando ya han transcurrido cinco largos y terroríficos días
desde el paso del meteoro, no hay respuestas del gobierno federal.
Hoy
el New York Daily News ofreció su opinión editorial a lo ancho y
alto de su primera plana con un enorme encabezado: "Vergüenza de
una nación".
Señaló
que "es absolutamente atroz que Estados Unidos no pudo confortar
a decenas de miles de almas desoladas, espantadas, enfermas y
hambrientas. ¿Quién tiene la culpa por algo que es nada menos que un
escándalo nacional", pregunta en su editorial.
Esa
opinión no es la excepción, sino el razonamiento cada vez mas
generalizado en medios nacionales como el New York Times, el Miami
Herald y el Los Angeles Times, entre decenas más, que critican -y
condenan en algunos casos- la respuesta del gobierno de George W. Bush
a este desastre durante estos últimos días.
Hoy
una vez más el presidente Bush intentó buscar la forma de enfrentar
y controlar el torrente de críticas y furia al anunciar que ha
ordenado el envío de 7 mil fuerzas militares activas, con las cuales
ascenderá el número de tropas a aproximadamente unas 40 mil (la
mayoría de la Guardia Nacional) que se desplegarán en la zona de
desastre en los próximos días.
Entre
los que serán enviados estarán los integrantes de la unidad 82
aerotransportada y de los marines, dos fuerzas que han sido empleadas
en diversas intervenciones bélicas internacionales.
La
Casa Blanca está considerando la realización de un segundo viaje del
presidente republicano a la zona de desastre, el próximo lunes, el Día
del Trabajo oficial en este país.
Una
vez más, en su mensaje radial semanal a la nación, Bush aseguró que
está respondiendo a la crisis, y se vio obligado, por enésima vez, a
admitir que su gobierno no había logrado otorgar asistencia a tiempo.
"Sé
que aquellos de ustedes que han sido fuertemente golpeados por Katrina
están sufriendo. Muchos están enojados y desesperados por
ayuda", dijo.
"Las
tareas ante nosotros son enormes, pero también lo es el corazón de
Estados Unidos. Aquí, no abandonamos a nuestros ciudadanos en hora de
necesidad. Y el gobierno federal hará su parte".
Además,
aceptó que "muchos de nuestros ciudadanos no están recibiendo
la asistencia que necesitan, especialmente en Nueva Orleáns, y eso es
inaceptable".
Pero
para muchos, todo esto, inclusive la aparente disculpa, es "muy
poco, muy tarde". Y no sólo son los opositores a Bush, sino que
entre ellos está Newt Gingrich, ex líder republicano de la Cámara,
varios legisladores de ambos partidos, ex funcionarios encargados de
agencias de respuesta de emergencia y más.
"Estoy
avergonzado de Estados Unidos, estoy avergonzado de nuestro
gobierno", comentó por su parte Carolyn Kilpatrick, legisladora
federal negra de Michigan. "Estoy enfurecida por la falta de
respuesta", agregó, al sumarse a un amplio coro de críticas de
sus colegas del Caucus Negro.
"Esta
incapacidad para retomar el control, o por lo menos, movilizarse
contra el desastre ha sorprendido el sentido de ser del país",
opinó ayer el editorial del Los Angeles Times.
Los
reporteros y editores de los medios nacionales han descartado las
justificaciones del gobierno, de que "nadie podría haber
pronosticado las consecuencias de este desastre", tras recordar
una y otra vez las investigaciones federales y locales, los pronósticos
de expertos, las advertencias de las propias agencias federales y del
Cuerpo de Ingenieros del Ejercito y muchos organismos más, que
durante años habían dibujado casi perfectamente lo que acaba de
ocurrir.
"La
respuesta de Washington a Katrina se intensificara en los próximo días,
pero la pregunta de por qué tardó tanto continuará más tiempo que
las aguas de la inundación", concluyó el rotativo.
"Ha
habido fracasos en todos los niveles del gobierno al intentar
reaccionar" al desastre, opinó el editorial de ayer del periódico
Miami Herald. A pesar de las dimensiones de la catástrofe natural,
"la responsabilidad final para las condiciones deplorables, a
veces fatales, en la costa del Golfo (de México) esta semana reside
en gran medida en el gobierno federal. Podría haber hecho mucho más,
más rápidamente, pero no lo hizo".
Concluyó
que si "el 11 de septiembre de 2001 para siempre cambió la
creencia colectiva de los estadounidenses en la invencibilidad de la
nación, seguramente las escenas del Golfo de México esta semana han
cambiado para siempre nuestra idea de que somos inmunes a desastres
tipo tercer mundo. Nuestro gobierno tiene que hacerlo mejor".
El
Washington Post, en su editorial de ayer, reiteró la pregunta que se
hace todo el país: "¿Pero cómo podría estar tan poco listo el
gobierno para una crisis que fue tan ampliamente pronosticada? Cómo
es posible que las autoridades municipales, estatales y federales
carecieran de un plan de emergencia que podría ser activado rápidamente?"
Estas
opiniones circulan por todas partes. En el primer evento cultural
nacional para recaudar fondos para los damnificados -un concierto
trasmitido en vivo por NBC y otros canales nacionales de esa cadena-
no se logró evitar expresiones de ira en contra del gobierno de Bush.
Entre
los 18 presentadores y músicos que participaron -actuó el gran
trompetista de Nueva Orleáns Wynton Marsalis y el artista Harry
Connick Junior, y Faith Hill, de Mississippi; se presentó el rapero
famoso Kanye West, quien sorprendió a los televidentes cuando comentó
al aire que "a George W. Bush no le importa la gente negra".
West,
ganador del Premio Grammy, criticó que este país está organizado
para ayudar "lo más lento posible" a los pobres y a los
negros. Agregó que las tropas en Nueva Orleáns tienen ordenes para
disparar "contra nosotros", refiriéndose a los jóvenes
negros que están cometiendo delitos en las calles.
Ciudadanos,
más allá de los damnificados, que han sido testigos de la respuesta
del gobierno alrededor del país han expresado en las calles su
sorpresa, ira y dolor en los medios de comunicación y por Internet.
"¿Cuándo
fue que Estados Unidos se convirtió en un país en que nuestros
pobres se ahogan en sus casas? La vergüenza de la incompetencia del
gobierno se trasmite a todo el mundo. ¿El mensaje? Los pobres no le
importan a nuestro presidente", escribió un lector al rotativo
Los Angeles Times.
Otro
dijo: "Si Katrina hubiera devastado Galveston, Texas o Miami y
dejado a más de 500 mil "gentes blancas" sin nada, ¿el
gobierno de Bush habría sido tan lento y desorganizado en su
respuesta?"
El
New York Times reportó que el presidente está enfrentando "una
de las peores crisis políticas de su presidencia", ya que varios
republicanos y analistas señalaron que si no logra controlar la
situación y sus secuelas, todo esto podría socavar la agenda política
presidencial en todos los rubros, incluyendo posiblemente minar aún más
el apoyo popular a la guerra en Irak si se determina que el despliegue
de fuerzas allá contribuyó a la falta de respuesta aquí.
"Existe
la posibilidad de un daño muy serio para este gobierno -consideró el
politólogo Donald Green, de la Universidad de Yale, en entrevista con
el Times-. La conclusión inequívoca a que uno llegaría de todo esto
es que fue un fracaso masivo del gobierno federal".
Frente
a todo esto, la Casa Blanca intensifico hoy su esfuerzo por reparar y
controlar el daño político. El anuncio del envío de más tropas fue
hecho por Bush ante las cámaras de televisión en el Jardín de las
Rosas.
A
su lado estaban los funcionarios encargados de seguridad y emergencia,
incluyendo al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y al titular de
Seguridad Interna, Michael Chertoff, además del vicepresidente Dick
Cheney y el alto mando militar, para intentar subrayar la importancia
política que ahora tiene la respuesta federal.
Ahora
se verá si Bush logra sobrevivir, ante los vientos políticos y
sociales de Katrina. A la vez, toda la nación tendrá que responder
frente a un fenómeno histórico con consecuencias a largo plazo.
El
Washington Post reportó que "el desplazamiento más grande desde
la guerra civil reverberó a través del país desde su punto de
inicio en Nueva Orleáns, ayer", al señalar que más de medio
millón de personas han salido y ahora están en búsqueda de
vivienda, necesidades básicas y algo que permita empezar a
reconstruir sus vidas.
El
Post señaló que este río humano ya ha llegado a varios estados, ya
había abrumado los albergues de la Cruz Roja en siete estados, y
apenas empieza el éxodo. Katrina ha desalojado al doble de personas
que el sismo de San Francisco, en 1906, y más gente que los famosos
refugiados de las tormentas de polvo de la Gran Depresión.
"Esta
no es una crisis de un día o un año (...) Este es un problema social
de una magnitud jamás vista en Estados Unidos", comentó al Post
el diputado federal republicano Richard Baker, de Luisiana.
Hay
reportes de que miles de personas de todo el país, incluso en la
ciudad de Nueva York, están ofreciendo posada en sus casas y
departamentos a los damnificados del Golfo de México, y que hay
ofrecimientos de todo tipo, tanto de ricos como pobres.
Hay
voluntarios de todo este país que han acudido a la zona del desastre
para ofrecer su apoyo y talento, desde expertos en rescates de
emergencia hasta médicos, policías, entre varios más. Al parecer,
la gente -alguna- sabe responder más rápida y directamente que el
gobierno.
Ese
hecho, como el de que este gobierno que ha sido tan efectivo en
responder a las necesidades de los ricos (reducciones de impuestos,
subsidios y favores que benefician a industrias enteras, entre otras
cosas), y tan lento ante las emergencias de los pobres, parece
reflejarse en que mientras en Nueva Orleáns las madres rogaban por
agua y alimentos para sus hijos, la secretaria de Estado, Condoleezza
Rice, se divertía comprando zapatos en la Quinta Avenida.
De
la misma forma, el día que entró el huracán, Bush se fue a San
Diego y el líder de la Cámara, Dennis Hastert, decidió no
interrumpir su participación en un acto de recaudación de fondos
electorales con un grupo de ricos, por eso llegó tarde ayer al
Capitolio para votar por el paquete de emergencia para los
damnificados. Todo esto podría costarles mucho a la cúpula política.
Ahora
muchos analistas están esperando ver si este pueblo está dispuesto
y/o desea cobrarle la factura política de Katrina a sus dirigentes
políticos.
Rumsfeld
y Myers se autoelogian por la "masiva y eficaz" intervención
militar. Halliburton, dueña del contrato para evaluar los daños de
Nueva Orleáns: Houston Chronicle
La
madre de Bush opina que “esto está resultando muy bien" para
los pobres
Por
David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 07/09/05
Nueva
York, 6 de septiembre. Todos los políticos nacionales, incluyendo al
presidente, están prometiendo investigaciones de la respuesta federal
al huracán Katrina ante el clamor popular que insiste en saber por qué
Washington tardó tanto en brindar asistencia a Nueva Orleáns y otras
poblaciones de la zona devastada, que ha costado incontables vidas y
sufrimiento.
En
lo que para unos fue tal vez una de las declaraciones más
sorprendentes, el presidente George W. Bush, culpado por expertos,
editoriales, y damnificados, como el responsable del fracaso en
brindar una respuesta federal más ágil y efectiva, anunció que
promovería una "investigación" de los errores cometidos.
"Tengo la intención de encabezar una investigación para saber
qué sí funcionó y qué no ", dijo Bush esta mañana al
responder a si estaba considerando despedir a algunos de sus
funcionarios responsables de la acción federal.
Pero
para un amplio sector de la población, eso es una mala broma en dos
sentidos: primero, cómo se investigará el presidente a sí mismo, y
si lo hiciera, qué tan difícil es determinar que el responsable del
"error" fue el propio mandatario. La líder de la minoría
demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, respondió
que si Bush iba a encabezar la investigación, lo único que debía
hacer "es verse en el espejo".
Como
parte de su esfuerzo para manejar las consecuencias políticas de este
desastre, Bush acaba de regresar de su segunda visita a la zona
devastada (donde dedicó más tiempo a Mississippi, ya que el
gobernador es su aliado, y menos a Nueva Orleáns y Luisiana, donde la
gobernadora, una senadora y el alcalde han sido críticos de su
liderazgo), y este martes anunció que enviará al vicepresidente Dick
Cheney a la zona el jueves. Asimismo, el jefe de la Casa Blanca y los
líderes legislativos están hablando de enviar decenas de millones de
dólares más en asistencia a la zona.
Pero
todo este esfuerzo no logra ahogar la ira y críticas al presidente y
su equipo ni en la zona damnificada. En una carta abierta dirigida al
presidente por el periódico de Nueva Orleáns, el Times-Picayune, se
responsabiliza directamente al gobierno de Bush y a los funcionarios
que él acababa de felicitar por su "buen trabajo" al
responder a la crisis: "la gente entrenada para proteger nuestra
nación, la gente cuya chamba es llevar asistencia rápidamente,
estaba ausente. Aquellos que deberían haber desplegado tropas estaban
cantando una canción triste de que era imposible llegar a nuestra
ciudad. Estamos enojados, señor presidente, y muchos estaremos
enojados después de que nuestra querida ciudad y los condados a su
alrededor hayan sido bombeados y queden secos. Nuestra gente merecía
ser rescatada. Esa es la vergüenza del gobierno", declaró el
rotativo.
El
editor del Times-Picayune, Jim Amoss, declaró a The Oregonian que
decidieron publicar la opinión de su periódico en forma de carta a
Bush, ya que "necesitábamos dirigirnos directamente al
presidente... Creemos que esto es, a final de cuentas, su fracaso, y
uno colosal, pues podría haber costado vidas, y ciertamente, mucho daño
físico a nuestra comunidad".
Críticas
más allá de la zona damnificada
Pero
las críticas se expresan desde más allá de la zona damnificada, y
el gobierno de Bush todavía no ha logrado superar la impresión
generalizada, nutrida todos los días por reporteros y editores,
ciudadanos, expertos, ex funcionarios y más, de que el desastre fue
de estas dimensiones en parte por los resultados de sus políticas de
largo plazo, así como la falta de respuesta a esta emergencia en
particular.
Los
críticos señalan que las medidas para recortar impuestos y limitar
el gasto público federal dejó física y socialmente vulnerable a
esta región y otras partes del país. A la vez, la emergencia provocó
severas interrogantes sobre la ausencia de un liderazgo político en
Washington.
Por
un lado, los testigos de la falta de respuesta transmitida en vivo a
toda la nación (y al mundo), y de revelaciones de que el gobierno sabía
que un desastre de estas proporciones era más que probable (y lo sabía
desde hace años), y que su única respuesta fue reducir el gasto para
fortalecer las defensas contra huracanes y en cambio, desviar fondos y
desplegar tropas de la Guardia Nacional (fuerza principal para
enfrentar estos desastres) a Irak, está generando furia.
Además,
con la inundación se descubrió que varios niveles del gobierno
estadounidense están podridos de ineptitud y corrupción. De hecho,
el jefe de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias fue instalado
ahí por Bush, a pesar de tener nula experiencia (antes manejaba una
asociación dedicada a caballos árabes), porque era amigo de uno de
sus principales aliados electorales. ¿Y dónde está el ex jefe de la
agencia? En Halliburton, la empresa que antes dirigía el
vicepresidente Cheney y una de las que más ha lucrado con contratos
de la guerra en Irak. ¿Y quién tiene el contrato para evaluar los daños
del puerto de Nueva Orleáns?, según el Houston Chronicle:
Halliburton.
Al
iniciar una reunión de su gabinete hoy, el presidente Bush comentó:
"la burocracia no va ha obstaculizar cumplir con la tarea para el
pueblo". Pero las palabras siguen sonando huecas para los que
fueron obligados a sufrir y ver sufrir sin que nadie en Washington se
presentara a su lado.
"No
fue sólo Katrina lo que causó todas estas muertes en Nueva Orleáns.
La burocracia ha cometido homicidio aquí... y la burocracia tiene que
ser juzgada ante el Congreso", declaró el domingo en un programa
de noticias nacional Aaron Broussard, presidente del condado Jefferson,
donde se encuentra Nueva Orleáns. "Hemos sido abandonados por
nuestro propio país", subrayó.
Broussard
contó una anécdota que, junto con las declaraciones anteriores del
alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin, han dado la vuelta por todos los
medios e Internet. Dijo que la madre de su jefe de manejo de
emergencias estaba atrapada en un asilo para ancianos, y que cada día
le llamaba y le preguntaba si alguien venía por ella, y él respondía,
"si mamá, alguien vendrá por ti. Alguien va por ti el martes;
alguien llegará por ti el miércoles; alguien viene por ti el jueves;
alguien viene por ti el viernes". La mujer se ahogó el viernes
por la noche".
Broussard,
quien empezó a llorar, y con él miles de televidentes, concluyó:
"nadie viene por nosotros, nadie... Todos prometieron, dieron
conferencias de prensa, estoy harto de conferencias de prensa. Por
Dios, cállense y envíen a alguien".
Hoy
Broussard declaró a CBS News que no se necesitan grandes
investigaciones, porque sólo es necesario que "encuentren al
idiota" que estuvo en el nivel más alto y quitarlo, "dénme
un idiota que le importe, no me den al mismo idiota". Para el
alcalde de Nueva Orleáns Ray Nagin, sólo hay una pregunta: "¿dónde
demonios estaban"?
Se
multiplican las historias de horror
Las
historias de sufrimiento y horror se multiplican, los recuerdos de la
pesadilla contados por "refugiados", ubicados ahora a
cientos de kilómetros de donde nacieron y vivieron sin saber dónde
están sus hermanos, padres, hijos, bebés, esposos, amantes. En medio
de estadios de futbol, en medio de albergues en lugares desconocidos,
y con el gran privilegio de tener acceso a una televisión o periódico
para que los políticos les cuenten por qué no se hizo más, lo
preocupados que están por su bienestar y de su compromiso para
rescatarlos, o peor aún, por qué se hizo tanto bien.
Hoy
el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y el jefe del estado mayor,
el general Richard Myers, no sólo no ofrecieron disculpas o autocríticas,
sino se autoelogiaron por la respuesta masiva y eficaz del sector
militar, y se ampararon una y otra vez con la justificación de que el
Pentágono sólo desempeña un papel de apoyo a la agencia federal
responsable ante estos desastres en territorio estadounidense: el
Departamento de Seguridad Interna.
Ambos
afirmaron, en rueda de prensa, que habían movilizado equipo y
personal antes de que llegara la tormenta, y que la respuesta fue lo más
organizada y rápida posible bajo las circunstancias.
El
general Myers anunció que hay un total de 58 mil efectivos militares
(41 mil de ellos Guardia Nacional) en la zona damnificada en apoyo de
las operaciones de las agencias civiles, y ofreció una lista de lo
que se ha logrado.
Pero
Rumsfeld deseaba asegurar al país y al mundo que el Pentágono tiene
la capacidad para hacer dos cosas a la vez. "Quiero dejarlo
claro: tenemos las fuerzas, la capacidad y la intención de llevar
plenamente a cabo la guerra global contra el terror mientras
respondemos a esta crisis humanitaria sin precedente aquí en casa.
Podemos y haremos ambas cosas".
El
Congreso, al regresar de su receso de verano, se sumó a la danza política
en torno al desastre. Junto con la Casa Blanca, el liderazgo señaló
que están por considerar otro paquete financiero para la próxima
fase de operaciones de asistencia y recuperación de unos 40 mil
millones de dólares, aunque algunos calcularon que al final el
gobierno federal podría tener que dedicar hasta 150 mil millones de dólares
al asunto.
Los
legisladores de ambos partidos hoy prometieron realizar
investigaciones de la crisis y la respuesta del gobierno. Los
republicanos, en control del Congreso, seguramente desean limitar el
enfoque de esta investigación, mientras que demócratas como la
senadora Hillary Clinton, quien pidió una "investigación
independiente", huelen la posibilidad de usar políticamente esta
crisis en su favor.
La
presidenta del Comité de Seguridad Interna del Senado, la republicana
Susan Collins, anunció hoy que realizará las primeras audiencias
sobre el desastre. "El gobierno fracasó en todos los
niveles", dijo, y agregó: "es difícil entender la falta de
preparación y la respuesta inicial inefectiva a un desastre que había
sido pronosticado durante años, y que en específico, se habían
emitido advertencias graves durante días".
Pero
todo esto son palabras para muchos que siguen en la zona devastada, y
para los "refugiados" que han sido trasladados a varios
puntos del país, en algunos casos sin ser informados adónde los
llevaban, y sin saber qué harán ahí, durante cuánto tiempo. En los
noticieros nacionales esta noche, casi todos comentaron sobre las
versiones casi opuestas de lo ocurrido entre Washington y el resto del
país.
Ayer
unos reporteros rescataron a un inmigrante guatemalteco en Nueva Orleáns.
El joven de 18 años no habla inglés y no deseaba ser llevado a un
albergue por temor de ser deportado ya que es indocumentado. Lo
encontraron solo con una pertenencia que había mantenido seca, a toda
costa. Era un taladro. Trabaja en construcción, informaron fuentes en
esa ciudad a La Jornada.
Los
pobres y la madre del presidente,.Bárbara Bush
Mientras
estas historias se repiten en mil versiones, y los políticos hablan
de su compasión y su compromiso con las víctimas, pocos se fijan en
que este desastre revela uno mucho mayor. El columnista Nicholas
Kristof del New York Times escribió hoy que las escenas de Nueva Orleáns
son sólo un recuerdo de cómo este país, y este gobierno, tiene cada
vez más abandonados a los más pobres aquí, y de "un ciclón
que nunca acaba, de estadounidenses atrapados por la pobreza".
La
pobreza, recuerda, está creciendo bajo el gobierno de Bush, con el
censo reportando un incremento de más de un millón de personas
viviendo en pobreza en 2004 comparado con un año atrás. "Si es
vergonzoso que tengamos cadáveres inflados en las calles de Nuevo
Orleáns, es aun más ignominioso que la tasa de mortalidad infantil
en la capital de Estados Unidos es dos veces más alta que en la
capital de China". Bajo el gobierno de Bush, agregó Kristof, la
tasa de mortalidad infantil nacional se ha incrementado por primera
vez desde 1958. O sea, este gobierno abandonó a los pobres mucho
antes que en Nueva Orleáns.
Pero
sólo son pobres. La madre del presidente, Barbara Bush, dijo ayer en
una entrevista por la radio pública nacional. después de visitar a
los refugiados del huracán en el Astrodome en Houston, que todo está
resultando bien, y que se ha dado cuenta que muchos desean quedarse en
Texas, ya que "la hospitalidad ha sido abrumadora". Y con
eso, explicó: "y tanta de la gente en la arena, aquí, sabes, de
todas maneras eran subprivilegiados (forma diplomática de referirse a
los pobres); entonces esto está resultando muy bien para ellos".
Analistas
políticos advierten que podría ser "el fin de la fiesta"
para el mandatario. La población estadunidense, polarizada ante la
actuación del jefe de la Casa Blanca
Bush,
a la defensiva política debido a dos crisis: el huracán y la guerra
Por
David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 08/09/05
Nueva
York, 7 de septiembre. Katrina y Cindy están provocando tal vez la
peor crisis política que ha enfrentado el presidente George W. Bush,
y hasta los anteriores defensores de su gobierno están aceptando que
ahora mucho ha cambiado y que de repente esta Casa Blanca está
enfrentando algo diferente: su propia incertidumbre.
Katrina,
el huracán, y Cindy Sheehan, la madre del soldado muerto en Irak que
sitió al presidente durante sus vacaciones, han colocado a Bush a la
defensiva políticamente, y representan dos desafíos que han mostrado
la vulnerabilidad de un gobierno hasta ahora invencible en el ámbito
político.
Con
los índices de aprobación popular en los niveles más bajos de su
presidencia, aun antes de Katrina, ahora Bush ha generado una mayor
polarización entre el pueblo estadounidense con su respuesta a las
crisis en dos golfos, el Pérsico y el de México.
Una
nota analítica aparecida hoy en el Washington Post señala que en los
días después de los atentados del 11-S, Bush gozó de un
extraordinario apoyo unido de la nación, pero que justo lo opuesto ha
ocurrido después de Katrina, donde el país está más dividido que
nunca entre simpatizantes y opositores de esta presidencia.
"Esta
gran brecha ha dejado al presidente sin ninguna reserva de buena
voluntad entre sus opositores políticos en un momento de necesidad
nacional crítica y ya ha provocado un nuevo debate sobre si él podría
haber hecho algo para prevenir (esta división)", señala Dan
Balz en el Post.
En
su editorial de hoy Los Angeles Times advierte que "la tragedia
humana deambulará durante el resto de la presidencia de Bush. El
presidente descartaba (el concepto) de construcción de nación en
2000; ahora su presidencia será juzgada en gran medida por su desempeño
como constructor de la nación, tanto en Irak como en casa".
El
Wall Street Journal, cuya opinión editorial ha sido siempre favorable
al gobierno de Bush, hoy advirtió (sumándose a las posiciones de un
gran número de medios) que podría haber llegado el fin de la fiesta
para este presidente, opinando que "con la guerra en Irak y el
terrorismo, precios energéticos al alza y ahora un desastre natural,
estos son también tiempos ansiosos. Los votantes perdonarán muchos
errores a un presidente pero ningún líder puede sobrevivir al hecho
de que el público lo perciba inseguro de sí mismo, y como rehén de
los eventos". Agregó que "lo que está verdaderamente en
juego en los próximos meses es la afirmación de los republicanos de
que son el partido gobernante".
Sheehan,
quien después de sitiar al presidente frente a su rancho en Texas
junto con otros familiares de militares caídos en Irak y miles de
simpatizantes, ahora está realizando una caravana por varias regiones
del país, señaló que Katrina y la guerra demuestran las políticas
erróneas de este gobierno.
Las
prioridades, al revés
En
una carta abierta enviada por Sheehan convocando a los activistas a la
protesta nacional contra la guerra, programada para el 24 de
septiembre en Washington, señaló que "los eventos horrendos en
Nueva Orleáns y otras partes de Luisiana, Mississippi y Alabama...
son recordatorios de qué tan al revés están las prioridades de
nuestra nación. Recursos que podrían haber sido empleados para
salvar vidas están desplegados en una guerra que continúa matando a
iraquíes y militares estadounidenses. Nuestra nación está en una
encrucijada ¿continuaremos desperdiciando recursos y tomar vidas en
una guerra que jamás debería de haber ocurrido, o nos
comprometeremos a la reconstrucción de la costa del Golfo y las vidas
deshechas por Katrina?"
Mientras
tanto, una de las organizaciones que apoyaron a Sheehan, Veteranos por
la Paz, ahora han trasladado equipo y voluntarios desde Texas a un
pueblo cercano a Nueva Orleáns para ofrecer asistencia directa a
damnificados.
Hoy,
el cineasta y crítico Michael Moore instó a los ciudadanos a enviar
recursos a este grupo. Advirtió en una carta difundida al público
por Internet que "hay mucho qué decir y qué hacer sobre el
aniquilamiento por obra humana de Nueva Orleáns, causada no por un
huracán, sino por decisiones muy específicas tomadas por el gobierno
de Bush en los últimos cuatro años y medio. No escuchen a nadie que
diga que hay que discutir todo esto mas tarde. No, no podemos. Nuestro
país está en un estado inmediato de vulnerabilidad. Más huracanes,
guerras y otros desastres están en camino, y un grupillo perezoso de
orates autocomplacidos aún están a cargo del show".
Antes,
las opiniones de gente como Sheehan y Moore frecuentemente eran
descartadas por los analistas, al igual que las declaraciones de los
mismos opositores de siempre de este gobierno, pero ahora ya no se
encuentran tan fuera de los márgenes de la opinión pública en
general. Las opiniones editoriales y mensajes a medios continúan
manifestando que Katrina no sólo devastó la costa del Golfo; también
dejó al descubierto las políticas económicas y bélicas de Bush, y
sus consecuencias para este país.
El
New York Times continuó insistiendo en que el gobierno tiene que
rendir cuentas al país por lo ocurrido y, a la vez, advierte sobre
aceptar las justificaciones del gobierno recordando cómo engañó al
país sobre Irak.
En
su editorial de hoy desecha el anuncio de Bush de que encabezará una
investigación sobre la respuesta federal al desastre al señalar
"que ningún gobierno podría creíblemente investigar un fracaso
tan inmenso durante su administración. Y hemos aprendido de una agria
experiencia: la pesadilla de Abu Ghraib, que es sólo un ejemplo de
que cuando este gobierno inicia una investigación interna, sólo
implica un encubrimiento en el cual nadie importante es
responsabilizado y donde ningún cambio real ocurre".
En
las secciones de cartas de lectores en casi cualquier periódico
estadounidense, hay un torrente de condenas, ira, y desprecio dirigido
al gobierno de Bush. "Estoy sorprendida, avergonzada y disgustada
por la respuesta del gobierno federal a Katrina y sus secuelas...
estoy enfurecida y tengo el corazón quebrado por ver a tantos que
murieron después de sobrevivir la tormenta. Esta no es mi América",
comentó Kathleen Sorce, en carta publicada por el Times. Como ésta,
cientos de misivas más -con una minoría que intenta defender al
gobierno- se publican en los diarios de este país.
La
división nacional sobre la respuesta federal al desastre registra la
división partidista que continua ampliándose en el país. Según
sondeo de CNN/Gallup/USA Today difundido hoy, 42 por ciento de los
encuestados califica la respuesta de Bush y el gobierno federal al
desastre como "mala" o "terrible", mientras que 35
por ciento opina que fue "buena" o "estupenda".
Pero
esto apenas empieza y todo político lo sabe. Las autoridades en la
zona de desastre están advirtiendo al público nacional que lo peor
está por verse cuando aparezcan los cadáveres atrapados y ahogados
al drenarse las aguas de Nueva Orleáns y sus alrededores.
Tal
vez por eso el gobierno de Bush de nuevo intenta emplear la misma táctica
que en Irak: tratar de evitar que las imágenes de la muerte de
estadounidenses sean trasmitidas por los medios. Reuters informó hoy
que la agencia federal encargada de los esfuerzos de rescate -la muy
criticada Agencia Federal de Manejo de Emergencias, o FEMA- ha
solicitado que los medios no tomen o difundan fotografías de las víctimas
muertas en el desastre.
El
gobierno de Bush prohibió a los medios fotografiar los ataúdes de
soldados muertos en Irak al regresar a Estados Unidos, lo cual provoco
críticas de que Washington deseaba ocultar imágenes que podrían
generar impresiones negativas de su guerra
No
pocos sospechan que Bush y su equipo continuarán haciendo todo lo
posible para evitar tener que responder directamente a las preguntas
que le hacen ahora todos los días Katrina y Cindy.
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