Los
lodos tóxicos del Katrina
Por
Stephen Leahy
Inter
Press Service (IPS), 09/09/05
La
marea contaminada se retira poco a poco de Nueva Orleans. Y pasarán
meses antes de que pueda evaluarse el impacto ambiental del huracán
Katrina en el sudeste de Estados Unidos: derrames de petróleo,
sustancias tóxicas y productos químicos.
"Quien
no lo vea no podrá entender el alcance de los daños", dijo a
IPS Jean Kelly, del Departamento de Calidad Ambiental (DEQ) de
Louisiana, el estado del sudeste de Estados Unidos más golpeado por
el huracán junto con el de Mississippi.
Katrina
afectó una enorme área del sur de ambos estados el 29 de agosto.
Docenas de pequeños poblados fueron arrasados. Más de 4,5 millones
de hogares sufrieron, en algún momento, falta de electricidad.
"No
hemos podido acceder a algunos condados para evaluar la situación.
Descubrimos nuevos problemas cada día. Es un desafío
monumental", aseguró Kelly.
Fotografías
satelitales tomadas después de la tormenta muestran las islas
Chandeleur, al sudeste de Nueva Orleans y donde se encuentra el
Refugio Nacional de Vida Silvestre Beeton, desaparecieron por
completo.
Y
las costas de Louisiana resultaron alteradas de tal modo que hoy son
necesarios nuevos mapas y cartas de navegación. Desde un helicóptero
prestado, funcionarios del DEQ descubrieron que casi todos los
edificios de ciertas áreas costeras desaparecieron.
La
Guardia Costera estadounidense informó sobre la desaparición de 26
enormes plataformas marinas de extracción de petróleo en el golfo de
México, y que otras 20 sufrieron grandes daños. Más de 80.500 kilómetros
de oleoductos y gasoductos sufrieron daños.
La
región del golfo de México produce casi 30 por ciento del petróleo
y 20 por ciento del gas natural de Estados Unidos, y, según expertos,
pasarán meses y tal vez años antes de que se restaure plenamente la
explotación.
También
se encuentran allí 140 grandes refinerías y fábricas de productos
químicos, una de las mayores concentraciones del mundo. Muchas se
ubican en las riberas del río Mississippi, desde Nueva Orleans a
Baton Rouge, en el área conocida como el "callejón del cáncer"
por la alta incidencia de esa y otras enfermedades.
Gran
cantidad de esas industrias sufrieron daños, algunas de gravedad.
Hasta
ahora se detectaron dos grandes derrames de petróleo. Uno de 13
millones de litros desde los tanques en la localidad de Chalmette
contaminó buena parte del poblado y los humedales que lo rodean,
informó la gubernamental Agencia de Protección Ambiental (EPA).
Las
roturas en los tanques ubicadas en una de las desembocaduras del río
Mississipi en Venice, 120 kilómetros al sur de Nueva Orleans, arrojó
12,5 millones de litros de petróleo crudo en humedales y en el mismo
golfo de México, según Kelly.
"Estos
son los números con los que contamos hoy, pero podrían cambiar mañana",
dijo. "Hay tanto petróleo y gasolina en el agua que no podemos
saber de dónde viene."
Hasta
que no se retiren las aguas es imposible saber el origen de numerosos
derrames de petróleo, gasolina, diesel y productos químicos en toda
la región.
También
sufrieron daños al menos 525 centrales de saneamiento de aguas
servidas en Louisiana, muchas de ellas inundadas. Más de 1.200
centrales de potabilización de agua quedaron fuera de servicio en ese
estado y en los de Mississippi y Alabama.
Funcionarios
a cargo de la salud y el ambiente toman muestras de las aguas en toda
la región, pero hasta ahora difundieron solo los resultados de Nueva
Orleans.
Alrededor
de 60 por ciento de la ciudad está inundada, y esas aguas están
altamente contaminadas por bacterias procedentes de residuos humanos y
otros. Al menos cuatro personas murieron como consecuencia de
infecciones de ese origen.
Las
hojas de muchos árboles de la ciudad se secaron, y aún se ignoran si
podrán recuperarse. Medios de prensa informaron también de pájaros
que caen desde las alturas.
De
cualquier manera, la EPA indicó que sus exámenes de calidad de aire
no detectaron niveles peligrosos de contaminación o toxinas, a pesar
de la gran cantidad de incendios o roturas de instalaciones de gas.
En
cuanto a otras toxinas en las aguas, se detectaron sólo altos niveles
de plomo en los primeros análisis, dijo Kelly. "No hallamos
altos niveles de pesticidas, metales pesados, PCB u otros tóxicos",
aseguró.
Eso
contradice otros informes anteriores del propio DEQ, y resulta, en
cierto sentido, sorprendente, dada la gran cantidad de gasolineras,
vehículos y embarcaciones que quedaron bajo las aguas, y que daban a
su superficie una apariencia aceitosa.
Además,
hay áreas industriales totalmente inundadas y 160.000 hogares con
latas de pintura, solventes, fertilizantes y pesticidas en garages y sótanos
anegados. Al final, la herrumbre hará su tarea.
A
pesar de toda la contaminación, las cenagosas aguas que han cubierto
Nueva Orleans son bombeadas al lago Pontchartrain, a sabiendas de que
el daño a la vida marina y a sus ecosistemas se sentirá durante años.
El
lago es, en realidad, un enorme estuario con confines en el golfo de México,
y es el hábitat de especies únicas y raras, como el manatí, que está
en peligro de extinción.
"Confiamos
en que, con el tiempo, las aguas contaminadas vertidas al golfo se
diluyan lo suficiente como para que no ocasionen impacto alguno",
dijo Kelly.
Nadie
se mostró sorprendido por que las autoridades suspendieran
temporalmente la vigencia de las leyes federales y de los estados en
materia de protección ambiental.
Randy
Lanctot, director ejecutivo de la no gubernamental Federación de Vida
Silvestre de Louisiana, coincidió con la medida. "No tenemos
alternativa, al menos hasta que bombeemos toda el agua", dijo
Lanctot a IPS.
Una
vez seca, Nueva Orleans deberá disponer un destino final para 60
millones de toneladas de escombro y otros residuos. Se prevé que la
descontaminación insumirá años enteros y miles de millones de dólares.
"Honestamente,
no puedo decir si podremos evaluar el impacto ambiental. Aún estamos
tratando de salvar vidas", concluyó Kelly.
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