Enfrenta el jefe de la
Casa Blanca desaprobación de más de 50 por ciento. En riesgo, su
capacidad de gobernar durante los próximos 40 meses
Katrina e Irak
podrían descarrilar la agenda política de Bush
Gira del movimiento
contra la guerra culminará el próximo fin de semana en Washington
con una marcha nacional
Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 20/09/05
Nueva York, 19 de
septiembre. El presidente George W. Bush, al anunciar el proyecto de
"reconstrucción" más grande la historia estadounidense en
Nueva Orleáns, y aceptar su "responsabilidad" por los
fracasos de la respuesta inicial de su gobierno al mayor desastre
natural de este país en los últimos días, de hecho estaba lanzando
un esfuerzo por rescatar a su gobierno del huracán político
provocado por Katrina.
La ilustración de la
portada de la revista The New Yorker lo decía todo: la oficina
ovalada inundada mientras Bush, su asesor Kart Rove, Condoleezza Rice,
Donald Rumsfeld y Dick Cheney, conversan; la caricatura, de Barry
Blitt, se llama Diluviados.
De repente, se reveló
lo de abajo: la pobreza, el tema de clase y raza, las prioridades de
un gobierno enfocado en reducir impuestos y anular limitaciones para
beneficiar a los ricos mientras abandona a los trabajadores y los más
necesitados, una guerra con soldados en su mayoría de familias
obreras o pobres como carne de cañón mientras grandes empresas como
Halliburton lucran; y lo de arriba: un gobierno empapado de
compadrazgos, intereses empresariales, corrupción e ineficacia. Entre
Katrina e Irak este gobierno ahora enfrenta su peor crisis
política.
Las encuestas recientes
lo comprueban. En un sondeo del New York Times/CBS News
realizado la semana pasada, la aprobación del trabajo de Bush está
en su peor nivel jamás registrado con un apoyo de 41 por ciento y una
desaprobación de 53 por ciento. Seis de cada diez encuestados opinan
que Bush no comparte las mismas prioridades que ellos y por primera
vez sólo la mitad aprueba su manejo del problema del
"terrorismo" (de 90 por ciento poco después del 11-S). Un
56 por ciento de estadounidenses señaló que ahora confían menos en
la capacidad del gobierno para responder a un atentado
"terrorista" o a un desastre natural.
En torno a la guerra,
según la encuesta de CBS News, más de la mitad de los
estadounidenses prefieren que sus tropas abandonen Irak lo más pronto
posible y no desean que se mantengan ahí hasta lograr "una
democracia estable". Un tercio de encuestados desea un retiro
inmediato. Más de la mitad piensa que la guerra ha sido más difícil
de lo anticipado y casi dos tercios señalan que esa guerra ha
afectado a sus comunidades, la mayoría de manera negativa. La
encuesta también registró que la guerra ha tenido un impacto mayor
en el sur de Estados Unidos, particularmente entre estadounidenses de
bajos ingresos y afroamericanos; o sea, en gran parte de las zonas
damnificadas por Katrina.
Según encuesta del Wall
Street Journal/NBC News de la semana pasada, el huracán Katrina
ha minado aún más el apoyo público para la guerra de Irak, pues
60 por ciento opina que la reconstrucción de la costa del Golfo debe
ser una prioridad más alta que establecer la democracia en Irak. Un
51 por ciento contra 37 por ciento cree que la guerra no vale los
costos humanos y financieros. Por otro lado, un 58 por ciento contra
un 38 por ciento de los estadounidenses dicen estar insatisfechos con
la respuesta del gobierno de Bush a Katrina. En esta encuesta,
la aprobación general de Bush se ha desplomado a su nivel más bajo:
40 por ciento.
Según el Pew Research
Center, la proporción de estadounidenses que opinan que Irak
probablemente acabará como Vietnam se incrementó de 29 por ciento
hace un año a 39 por ciento ahora. También se incrementó el
porcentaje de los que desean establecer un calendario fijo para el
retiro de tropas, de 49 por ciento en julio a 57 por ciento ahora. La
encuesta del Wall Street Journal registró que 55 por ciento
contra 36 por ciento favorece el retorno de las tropas.
En el frente económico
el pesimismo se incrementa también. En una encuesta del Pew Research
Center, ahora 37 por ciento espera que las condiciones económicas
sean peores en un año, el doble de los que pensaban eso sólo en
enero pasado.
Katrina
ha golpeado lo que ha sido desde el 11-S un elemento central de la
imagen de Bush como un líder fuerte, decisivo y preparado para
enfrentar las amenazas más graves a este país. Junto con esto, el
incremento en los precios de combustible, las consecuencias
económicas de Katrina, un creciente debate sobre los costos
humanos y económicos de la guerra en Irak, entre otros factores, se
han combinado para llevar a esta presidencia a su punto más bajo y
pone en riesgo su capacidad de gobernar efectivamente durante los
próximos 40 meses de gestión.
De hecho, varios
analistas y estrategas políticos de ambos partidos advierten que Katrina
e Irak podrían descarrilar la agenda política de este gobierno,
poniendo en duda las propuestas de reformas de impuestos, el sistema
del Seguro Social y el de la reforma migratoria.
El gobierno de Bush,
por el momento, sigue naufragando entre los muertos y heridos de Irak
y los de Katrina. Todos los días hay más. En Irak, el número
de militares estadounidenses muertos desde marzo de 2003 llegará
pronto a 2 mil (van unos mil 899), y la violencia y
"estabilidad" se ven cada día más lejos según las
noticias cotidianas. En el Golfo estadounidense la cifra de muertos
sigue aumentando (supera los 900 hasta la fecha), pero son historias
como la reportada hoy por el New York Times las que nutren la
ira contra las autoridades.
Los más
vulnerables, relegados a último lugar
De la cifra de muertos
en Nueva Orleáns hasta hoy, más de una cuarta parte (por lo menos
154) eran pacientes de hospitales o albergues -casi todos ancianos-,
que murieron al esperar un rescate que no empezó a llegar hasta que
fue demasiado tarde. El Times señala que fueron los esfuerzos
heroicos de doctores y enfermeras los que evitaron que este número
fuera mucho más alto. O sea, los más vulnerables fueron abandonados
o relegados al último lugar de prioridades en la respuesta
gubernamental.
El movimiento contra la
guerra está logrando vincular las crisis de los dos golfos, y hoy en
conferencia de prensa aquí Cindy Sheehan, la madre de un soldado
muerto en Irak, junto con otros padres de soldados caídos, la
coalición de más de mil 200 grupos United for Peace and Justice y
veteranos de esta y otras guerras anunciaron planes para una protesta
nacional de tres días el próximo fin de semana en Washington.
Desde que dejó su
vigilia frente al rancho de Bush en Texas, Sheehan ha encabezado la
"Gira de regrésenlos a casa" con otros familiares de
soldados en la que viajan en tres autobuses por decenas de ciudades
que culminará en Washington en la marcha, manifestación y acciones
de protesta contra la guerra entre el 24 y 26 de septiembre. Esta
noche una multitud les dio la bienvenida en la Catedral de ST. John
the Divine en Nueva York.
Sheehan declaró que
"lo que demuestra la Katrina de Bush una vez más es que
mi hijo murió por nada", y señaló que lo único que Bush sigue
diciendo es que se está dedicando a proteger a este país desde el
11-S. "Katrina demostró que todo eso es un fraude, un
desastre tan grande como la propia Katrina". Y advirtió:
"Esta semana llegaré a Washington DC para iniciar mi vigilia en
la Casa Blanca igual como lo hice en Texas. Pero esta vez me
acompañarán también victimas de Katrina. En tu America
todos somos víctimas", dijo en mensaje a Bush.
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