Más disenso, más
censura
Por Dahr Jamail
Rebelión, 30/09/05
Traducido por Germán Leyens
Un cuarto de millón de
personas inundó las calles de las calles de Washington el fin de
semana pasado, mientras Mr. Bush se fue convenientemente a visitar el
cuartel general del Comando Norte de EE.UU., en Colorado Springs.
Veteranos del actual
desastre en Irak y numerosas familias de militares que se oponen a la
junta de Bush se unieron a la multitud de manifestantes en Washington
DC para expresar su disenso. Al mismo tiempo sucedían otras cosas
relacionadas con Irak cuando Bush realizaba su sesión con los fotógrafos
en Colorado.
Un contratista que
conozco, que trabaja en Irak, me escribió recientemente. Me pone al día
periódicamente sobre cómo es la vida en la base en la que trabaja
apoyando a los militares. Escribió:
“Otro convoy sufrió
un duro ataque – 3 conductores muertos y muchos más heridos – no
sé todavía si se trataba de mis amigos. No gustan de hablar mucho
sobre este tipo de cosas por aquí porque llevan a que los aviones que
salen se vayan llenos – el único problema es que hay más aviones
llenos esperando en Houston [para venir aquí]: Los ingenuos que
esperan su posibilidad por el anillo de bronce pulido. [Yo y mis
amigos estamos de acuerdo en que la política del petróleo de este país
nos ha llevado por el camino del Apocalipsis.”
Por lo menos 1.917
soldados estadounidenses han muerto en Irak hasta ahora. 16 en la
semana pasada. Por lo menos diez veces ese número han sido heridos
para toda la vida, física y psicológicamente.
Por lo tanto, no puede
sorprender que tanta gente haya marchado en la capital este fin de
semana, ni que tantos de ellos hayan sido veteranos y familiares, que
simplemente dicen: ¡basta! La gente con la que hablé en la
manifestación expresó sentimientos de cólera e impaciencia hacia
está así llamada administración.
Tampoco puede haber
sorprendido que haya habido un letrero en la manifestación con un
pequeño dibujo de un pretzel [galleta salada en forma de 8], que decía:
“¡Denle otra oportunidad al pretzel!”
Las recientes noticias
de unos pocos soldados valerosos de la 82ª Aerotransportada que se
pronunciaron bajo condición de anonimato (en un informe de Human
Rights Watch) sobre cómo “dieron rienda suelta a su frustración
torturando sistemáticamente a detenidos iraquíes desde 2003 a 2004,
golpeándolos con bates de béisbol y empapándolos con productos químicos”
podrán haber chocado a algunos aquí en EE.UU. Sin embargo, no es
nada nuevo para los soldados en Irak, desde luego o, en realidad, o
para los iraquíes.
Un soldado que está
actualmente en Irak, que trabaja como enfermero, me escribió hace
unos pocos días:
“Llamo a presentarse
a la enfermedad a los detenidos. Pienso que tenemos mecánicos que
vigilan a los detenidos. He hablado con ellos un par de veces y han
hecho comentarios como “si fuéramos detenidos, es porque
probablemente son malos… “Un par de veces señalé que: 1) es
perfectamente posible que sean inocentes y 2) que a pesar de todo son
humanos. Los guardias parecieron aceptarlo realmente. Pero es casi
como si todos supieran que el emperador va desnudo, pero tratan de
aferrarse a la idea de que lleva ropas nuevas. Cuando alguien subraya
que podría estar desnudo, les da la libertad de reconocer también
ese hecho. La verdadera travestía, pienso, es el pueblo
estadounidense. Sin conocer a los iraquíes, lo que ve en las noticias
es que estamos matando a los malos, y ellos no ven los campos de
refugiados, o cómo destrozamos las ciudades (daño colateral parece
ser una linda frase, porque no son sus casas las que están siendo
destruidas. Ni son los hijos y las hijas de sus amigos los que están
siendo muertos.) No ven el modo casual que siente la mayoría de los
soldados sobre la destrucción de propiedad. Todo lo que ven es lo que
se les dice, y a menos que tenga el sello de una corporación, carece
de legitimidad a sus ojos y es relegado a una ‘posición
extremista’.”
La opinión de mis
amigos respecto a la desinformación del pueblo estadounidense por los
medios corporativos sobre la horrible realidad en Irak se aplica también
a otros países. La presión del gobierno Bush sobre los medios no se
limita a EE.UU.
En un weblog anterior,
describí cómo un periódico en Turquía fue presionado por la
embajada de EE.UU. para que por su parte presionara para que publicara
menos noticias sobre Irak de periodistas como yo, Robert Fisk y Naomi
Klein.
Anoche, aquí en
Washington, hablé con Stelios Kouloglou, periodista de la Corporación
de Radiodifusión Helénica. Su programa en el canal de televisión pública
ha ganado varios premios de periodismo investigativo y sigue siendo
extremadamente popular en el país.
En el primer
aniversario de la caída de Bagdad, en abril de 2004, su emisora
transmitió un documental producido por él intitulado “25 mentiras
para vender la guerra”, un título que no requiere explicación para
cualquiera que no esté totalmente encapsulado en el negacionismo.
“Descubrí gracias a
una filtración que la embajada de EE.UU. en Grecia estaba aplicando
presión política sobre nuestro gobierno para que presionara a mi
canal de televisión por haber presentado mi documental”, me dijo en
su hotel.
“Quedó claro, después
de su elección en 2004, cuando Bush permaneció en el poder, que su
gobierno pasó a ser mucho más agresivo”, explicó. “La embajada
de EE.UU. comenzó a solicitar que se discontinuara nuestro programa.
Lo decían no sólo a nuestro representante de programas, sino
directamente a nuestro gobierno. Su protesta tomó un carácter mucho
más oficial, y ni siquiera trataron de ocultarla.”
Después de haber sido
periodista durante 25 años y de haber cubierto la guerra en
Yugoslavia, así como de trabajar en Moscú durante la Perestroika,
dijo que este tipo de presión política abierta era algo nuevo para
su persona.
“Nunca he
experimentado una presión política semejante, ni siquiera en Rusia
cuando criticaba a Gorbachov, ni en Yugoslavia cuando era
extremadamente crítico hacia Milosevic,” agregó.
Más recientemente y
un poco más cerca de casa, aquí en EE.UU. Doug Ireland escribe:
“El corresponsal
internacionalmente reputado de The Independent – el gran periodista
[y ciudadano] británico – Robert Fisk, se vio ante la prohibición
de entrar a Estados Unidos. Fisk ha estado cubriendo zonas de guerra
durante décadas, pero es sobre todo conocido por sus incisivos
reportajes sobre Medio Oriente durante más de 20 años. Su cobertura
crítica de la invasión anglo-estadounidense de Irak, y la ocupación
continua que la ha seguido, ha denunciado repetidamente las campañas
de desinformación de los gobiernos de EE.UU. y Gran Bretaña. También
ha sacado a la luz cómo el grueso de los informes en la prensa
provenientes de Irak han sido “periodismo hotelero” – una frase
acuñada por Fisk.”
Continúa diciendo:
“El periódico New Mexican informa que “funcionarios de inmigración
de EE.UU. se negaron el martes [20 de septiembre] a permitir que
Robert Fisk, corresponsal de tantos años en Medio Oriente del periódico
londinense The Independent, subiera a un avión de Toronto a Denver.
Fisk iba en camino a Santa Fe para presentarse en una serie de
lecturas y conversaciones de la Fundación Lannan, con localidades
agotadas, el miércoles por la noche. Según Christie Mazuera Davis,
funcionaria de programas de Lannan, le dijeron a Fisk que sus papeles
no estaban en regla. Davis hizo modificaciones de último minuto el miércoles
para que Amy Goodman, presentadora del programa diario de noticias de
Pacifica Radios, “Democracy Now!”, entrevistara a Fisk via satélite
desde un canal de televisión en Toronto… “Una grabación de la
entrevista satelital será presentada pronto en el sitio en la Red de
la Fundación Lannan.”
Cuando nos preparábamos
para abandonar su hotel anoche, mi colega Stelios Kouloglou me ofreció
medio en broma: “Puedes venir a Grecia cuando quiera, sea de
vacaciones o como asilado político”.
Sólo pude reír a
medias cuando le di la mano.
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