Mientras sigue
la huelga de hambre en Guatánamo, revelan más torturas a prisioneros
Denuncia
informe de Human Rights Watch
Nuevos
casos de tortura por parte de tropas estadounidenses
Human Rights Watch, New
York, 24/09/05
Enviado
por Boletín Informativo, 25/09/05
Las
tropas del Ejército de Estados Unidos sometieron a detenidos iraquíes
a graves palizas y otras formas de tortura en una base del centro de
Irak de 2003 a 2004, con frecuencia, bajo las órdenes o con la
aprobación de oficiales superiores, según las declaraciones de
soldados hechas públicas hoy por Human Rights Watch.
En
el nuevo informe, "Leadership Failure: Firsthand Accounts of
Torture of Iraqi Detainees by the U.S. Army's 82nd Airborne Division"
(Fallo de liderazgo: Testimonios de primera mano de la tortura a
detenidos iraquíes por parte de la 82ª División Aerotransportada
del Ejército de Estados Unidos), se recogen testimonios de solados
sobre los abusos contra detenidos cometidos por tropas de la 82ª
División Aerotransportada destacada en la Base Avanzada de
Operaciones (Forward Operating Base, FOB) Mercury, cerca de Fallujah.
Tres
soldados estadounidenses-dos sargentos y un capitán-describen palizas
regulares y graves a prisioneros y otras formas de trato cruel e
inhumano. En un incidente, se acusa a un soldado de haberle roto una
pierna a un detenido con un bate de béisbol. También se obliga a los
detenidos a sostener garrafas de agua de 15 litros con los brazos
abiertos y realizar otros actos hasta que se desmayan. Los soldados
también aplicaron sustancias químicas en la piel y los ojos de los
detenidos, y los sometieron a posturas incómodas, privación de sueño
y temperaturas extremas. Los detenidos también fueron apilados en pirámides
humanas y se les negó la comida y el agua. Los soldados también
describieron los abusos que presenciaron o en los que participaron en
otra base de Irak y durante su anterior despliegue en Afganistán.
Según
los testimonios de los soldados, el personal estadounidense maltrató
a los detenidos como parte de un proceso de interrogatorio militar o
simplemente para "desahogarse". Dijeron que, en muchos
casos, el abuso había sido ordenado específicamente por personal de
Inteligencia Militar antes de los interrogatorios, y que los oficiales
superiores de la Inteligencia Militar y otros cuerpos sabían de los
abusos generalizados. Los testimonios demuestran que los abusos fueron
el resultado de fallos en el liderazgo civil y militar y la confusión
sobre las normas de interrogatorio y la aplicación de los Convenios
de Ginebra. Contradicen las afirmaciones del gobierno de Bush de que
los abusos contra detenidos por parte de las fuerzas estadounidenses
en el extranjero han sido infrecuentes, excepcionales y ajenos a la
política.
"El
gobierno ordenó a los soldados que extrajeran información a los
detenidos sin decirles lo que estaba permitido y lo que estaba
prohibido", señaló Tom Malinowski, Director de la Oficina de
Washington de Human Rights Watch. "Sin embargo, cuando los abusos
se produjeron inevitablemente, los líderes acusaron a los soldados en
el terreno en lugar de asumir la responsabilidad".
Los
soldados mencionaron técnicas abusivas como "cargarse"
("smoking") o "chingarse" ("fucking") a
detenidos, conocidos como "PBC", Personas Bajo Control (PUC,
Persons Under Control). "Cargarse a un PBC" se refería a
agotar a los detenidos con ejercicios físicos (a veces hasta el punto
de la inconsciencia) u obligarles a mantenerse en posiciones
dolorosas. "Chingarse a un PBC" quería decir golpearle y
torturarle con dureza. Los soldados dijeron que el personal de
Inteligencia Militar les ordenaba habitualmente que "se
cargaran" a detenidos antes de los interrogatorios.
Un
sargento dijo a Human Rights Watch: "Todo el mundo en el
campamento sabía que si querías sacarte de encima la frustración te
presentabas en la tienda de los PBC. En cierto modo era como un
deporte. Un día, un sargento se presentó y le dijo a un PBC que se
agarrara a un poste. Le dijo que se agachara y le rompió la pierna
con un bate de metal".
El
oficial que habló con Human Rights watch hizo constantes esfuerzos
durante 17 meses para plantear la preocupación por el maltrato a
detenidos a su cadena de mando y obtener reglas más claras sobre el
trato adecuado a los detenidos, pero le dijeron que ignorara los
abusos y "considerara su carrera". Cree que no le tomaron en
serio hasta que se dirigió a miembros del Congreso para plantearles
sus preocupaciones. El oficial dice que, cuando concertó una cita
este mes con asistentes de los senadores John McCain y John Warner, su
oficial superior le negó el permiso para salir de su base. El oficial
fue entrevistado varios días después por investigadores de la División
de Investigación Criminal y de la Inspección General del Ejército,
y se ha informado de que las fuerzas armadas han iniciado una
investigación oficial. Los repetidos esfuerzos de Human Rights Watch
por ponerse en contacto con la 82ª División Aerotransportada en
relación con las principales acusaciones del informe no recibieron
respuesta.
Los
testimonios de los soldados demuestran una confusión generalizada
entre las unidades militares sobre las normas legales aplicables a los
detenidos. Uno de los sargentos citados en el informe describió cómo
se aceptaba el maltrato de los detenidos entre las unidades militares:
"Se
aceptaban las tendencias. Los líderes no ofrecieron unas directrices
clara por lo que sencillamente las desarrollamos. Querían
inteligencia. Mientras no saliera muerto un PBC se hacía. Escuchamos
rumores de PBC que habían muerto así que teníamos cuidado. Nos
quedamos en brazos y piernas rotas y otra mierda de este tipo".
Los
testimonios de los soldados ponen en entredicho la afirmación del
gobierno de Bush de que los líderes militares y civiles no tuvieron
un papel en los abusos. El oficial citado en el informe dijo a Human
Rights Watch que cree que los abusos presenciados en Irak y Afganistán
fueron en parte consecuencia de la decisión, adoptada por el
Presidente Bush en 2002, de no aplicar los Convenios de Ginebra para
proteger a los detenidos capturados en Irak:
"[En
Afganistán,] pensé que la cadena de mando hasta la Autoridad
Nacional de Mando [el Presidente Bush y el Secretario de Defensa
Donald Rumsfeld] había adoptado la política de que íbamos a
interrogar a estos tipos con dureza. Sabíamos dónde fijaban el límite
los Convenios de Ginebra, pero entonces te confunden cuando el
Secretario de Defensa y el Presidente hacen esa declaración [que
Ginebra no se aplicaba a los detenidos]. . . Si hubiera pensado que
estábamos respetando los Convenios de Ginebra, como oficial habría
investigado lo que era claramente una situación muy sospechosa".
El
oficial dijo que la decisión de Bush sobre Afganistán afectó a la
detención y el interrogatorio en Irak: "No cambió ninguna de
las políticas de la unidad. Irak se presentó como parte de la guerra
contra el terrorismo, no como un caso independiente, sino como parte
de una guerra más amplia".
Como
dijo un sargento citado en el informe al explicar su servicio en Irak:
"Los Convenios de Ginebra son cuestionables y no sabíamos que se
suponía que teníamos que respetarlos. Nunca nos informaron sobre los
Convenios de Ginebra".
Human
Rights Watch instó a las fuerzas armadas a que realicen una
investigación exhaustiva de los abusos descritos en el informe, así
como de otros casos de presunto maltrato. Pidió que esta investigación
no se limite a los soldados de bajo rango, como ha sido el caso en
investigaciones anteriores, sino que se examine la responsabilidad en
toda la cadena de mando militar.
Human
Rights Watch reiteró su llamamiento al gobierno para que nombre a un
fiscal especial encargado de una amplia investigación criminal del
personal civil y militar, entre ellos oficiales de alto rango, que
pudiera estar implicado en el maltrato a detenidos en Irak, Afganistán
u otros lugares.
Human
Rights Watch también apeló al Congreso de Estados Unidos para que
cree una comisión especial, en la línea de la comisión del 11-S,
que investigue las cuestiones relacionadas con el maltrato a
prisioneros, y apruebe las propuestas legislativas para la prohibición
de cualquier tipo de trato o interrogatorio que no haya sido específicamente
autorizado por el Manual de Campo sobre Inteligencia del Ejército de
Estados Unidos y todo trato prohibido por la Convención contra la
Tortura.
"Cuando
un experimentado oficial del Ejército se esfuerza por decir que algo
sistemáticamente está mal, es el momento de que el gobierno y el
Congreso escuchen", señaló Malinowski. "Esto implica una
investigación verdaderamente independiente de las decisiones políticas
que condujeron al abuso, y transmitir reglas claras y legítimas para
el interrogatorio a las tropas sobre el terreno".
Guantánamo
/ Urgente: denuncia de Amnistía Internacional
Un
"goulag de nuestro tiempo"
Los
huelguistas de hambre de Guantánamo, en estado crítico
Varios
de los detenidos de Guantánamo que están en huelga de hambre se
encuentran en estado crítico, según abogados que han visitado
recientemente el campo de detención. A Amnistía Internacional también
le preocupan los informes según los
Cuales las instalaciones del campo no pueden afrontar esta
crisis médica.
"El
ejército estadounidense parece estar restándole importancia sistemáticamente
a la huelga de hambre para evitar las críticas internacionales",
ha dicho Susan Lee, directora del Programa Regional para América de
Amnistía Internacional, que ha añadido: "En julio, negaron que
hubiera una huelga de hambre dos semanas después de que comenzara.
Ahora parece que están restando importancia al número de detenidos
que están en huelga y a la gravedad del estado de salud de varios de
ellos. Esta política demuestra una vez más la falta de transparencia
que hay en todas las prácticas y políticas de detención de Estados
Unidos en la 'guerra contra el terror'".
Al
parecer son 210 las personas que actualmente están en huelga de
hambre en Guantánamo, aunque el Departamento de Defensa
estadounidense ha dicho que sólo son 36. Los abogados de los
detenidos atribuyen esta reducida cifra al criterio que se utiliza
para determinar quién está técnicamente en huelga de hambre,
situación que el ejército estadounidense define como rechazo de
nueve comidas consecutivas en un periodo de 72 horas. Los informes de
los abogados indican que los detenidos aceptan una comida en este
intervalo de tiempo, pero luego la tiran por el retrete para evitar
que los alimenten a la fuerza a través de sondas nasogástricas.
"Nos
preocupa particularmente la salud de los detenidos que no se ajustan a
esta limitada definición de huelga de hambre y que tal vez no estén
recibiendo tratamiento médico alguno", ha dicho Susan Lee.
"Instamos a que se permita a expertos médicos independientes que
accedan a los detenidos".
Se
están conociendo nuevos detalles de la anterior huelga de hambre que
se llevó a cabo en Guantánamo durante el verano. Según los
abogados, varios detenidos perdieron el conocimiento en sus celdas y
vomitaron sangre.
"Enfrentándose
a una situación que empeora y que él mismo ha creado, el gobierno
estadounidense debe cerrar el campo de detención de Guantánamo y, o
bien presentar cargos contra los detenidos
y juzgarlos según el derecho internacional, o bien dejarlos en
libertad", ha dicho Susan Lee.
Uno
de los puntos decisivos que según afirman los detenidos los llevó a
la huelga de hambre fue la imposibilidad de impugnar su detención
ante los tribunales. Asimismo afirman que otra razón fueron las
palizas y otros malos tratos. Amnistía Internacional lleva largo
tiempo haciendo campaña para que se permita el acceso a los
tribunales a los detenidos de Guantánamo y se ponga fin a la tortura
y los malos tratos.
Algo
que resulta preocupante es que los abogados que trabajan con el Centro
de Derechos Constitucionales representando a varios de los huelguistas
afirman que no les permiten el acceso al hospital del campo de detención.
A sus clientes los sacan de sus camas, en algunos casos en un estado
de debilidad tal que no pueden ni incorporarse, y los llevan a celdas
para que se entrevisten con los letrados.
"El
gobierno estadounidense no sólo debe dar todos los detalles de esta
huelga de hambre y mantener a las familias de los detenidos informados
de su estado de salud, sino que debe abrir Guantánamo y el resto de
los centros de detención de la "guerra contra el terror" al
examen de observadores independientes", ha dicho Susan Lee.
Información
complementaria
Según
los informes, un número indeterminado de detenidos reanudaron una
huelga de hambre anterior en torno al 12 de agosto debido a que las
autoridades del campo no cumplieron sus promesas de mejorar las
condiciones del campo.
Durante
la primera huelga de hambre, que tuvo lugar en verano, el capitán de
corbeta Flex Plexico negó saber nada de esto a pesar de que los
abogados coincidían en sus informaciones al respecto.
Amnistía
Internacional cree que las condiciones en Guantánamo equivalen a
trato cruel, inhumano o degradante. La organización lleva a cabo una
campaña para poner fin a la tortura y los malos tratos en la
"guerra contra el terror". Para más información, consulten
la página principal de la campaña: http://web.amnesty.org/pages/stoptorture-index-esl
Amnistía
Internacional - Sección Uruguay
Colonia
871, Apto.5, CP. 11100, Montevideo, Uruguay
Enviado
por Boletín informativo, 27/09/05
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