El
presidente reveló sus razones para la guerra en una reunión privada
“Dios
me dijo que invadiera Irak”
Por Rupert Cornwell
Corresponsal en Washington
The Independent, Londres, 07/10/05
El presidente Bush ha proclamado que Dios le habló para
que invadiera Irak y atacara Afganistán, como parte de una misión
divina para traer la paz a Medio Oriente y seguridad para Israel.
El presidente hizo esas afirmaciones durante su primera
reunión con dirigentes palestinos en junio del 2003, según revela
una serie de la BBC emitida por la televisión británica este mes.
Esta revelación se produce luego que Mr. Bush, ayer en
Washington, hizo un violento ataque a los militantes islámicos,
relacionando su ideología con la del comunismo, y acusándolos de
querer “esclavizar de todas las naciones” y crear un Imperio Islámico
radical desde España hasta Indonesia”.
En el programa de televisión “Elusive Peace: Israel and
the Arabs”, el ex ministro de Relaciones Exteriores palestino Nabil
Shaath relató que Mr. Bush le dijo a él y a Mahmoud Abbas, actual
presidente palestino, que “Yo he recibido una misión de Dios. Dios
me dijo: ‘George, ve y lucha contra esos terroristas en Afganistán’.Y
luego me dijo: ‘George, ve y termina con la tiranía en Irak’, y
lo hice.”
Y
“ahora nuevamente”, prosiguió diciendo Bush, “siento que las
palabras de Dios vienen a mí y me dice: ‘Dale a los palestinos su
estado y a los israelíes su seguridad, y logra la paz en Medio
Oriente’. Y por Dios que habré de hacerlo”. Mr.
Abbas recuerda que el presidente de EEUU le dijo que él tiene un
“obligación moral y religiosa” para actuar.
La Casa Blanca se ha rehusado a comentar los términos de
esta conversación privada. Pero la BBC la encuentra muy posible, dado
que Bush, un “cristiano renacido”, nunca ha ocultado la
importancia de su fe.
Desde el principio, Bush ha planteado la “guerra global
contra el terror” en términos cuasi-religiosos, como la lucha entre
el Bien y el Mal. Los “terroristas” de Al-Qaeda son rutinariamente
descriptos como “hacedores del Mal”. Para Mr. Bush la invasión a
Irak esta parte de esta lucha y se ve a sí mismo como el ejecutor de
un mandato divino.
Bush ha declarado al periodista Bob Woodward –cuyo libro
“Plan de ataque” es el relato definitivo del curso del gobierno
hacia la guerra de Irak–, que después de dar la orden de invasión,
caminó por los jardines de la Casa Blanca rezando y rogando “que
nuestras tropas estén a salvo y protegidas por el Todopoderoso”.
Según le contó a Woodward, al entrar en ese período crítico, “yo
rezaba por ser fuerte para cumplir la voluntad de Dios. Por supuesto
no trato de justificar la guerra basándome en Dios... Sin embargo, en
mi caso. Entienda eso. Sin embargo, en mi caso, rezo por ser lo más
posible un mensajero de Su voluntad. Y por supuesto, rezo por su perdón”.
Otro signo muy diciente de la religión de Mr. Bush, fue
su respuesta a Woodward, acerca de si él le había pedido consejos a
su padre –que en 1991, cuando era presidente, se había rehusado a
invadir Irak, luego de haber desalojado a Saddam Hussein de Kuwait–
sobre qué debía hacer.
Bush replicó, entonces, que su padre terrenal era “el
padre equivocado para pedirle consejos... hay un padre mucho más
arriba al que apelo”.
El mismo sentido de misión encomendada por Dios impregna
todo su discurso de ayer ante la National Endowment of Democracy. Su
nota principal es que Mr. Bush afirma que los servicios de seguridad
de Occidente han frustrado diez planes de ataque de Al-Qaeda desde el
11 de septiembre, tres de ellos contra el territorio norteamericano.
Una idea más destacada fue su implacable retrato del
Islam radical como una amenaza global, que sólo la “fuerzas de la
libertad” –por supuesto, encabezadas por EEUU– pueden repeler.
Mr. Bush lanza este mensaje en momentos en que la aprobación popular
a su mandato está en su nivel más bajo, en gran medida por la guerra
de Irak, que no tiene final a la vista.
Hay una creciente violencia, nueve días antes del crítico
referéndum sobre la nueva Constitución. “Los militantes –afirma
Mr. Bush– creen que controlando un país, atraerán a las masas
musulmanas, lo que les permitirá derrocar a los gobiernos moderados
de la región” y poner en pie un Imperio que se extienda desde España
hasta Indonesia.
Los insurgentes quieren “esclavizar a todas las naciones
e intimidar al mundo”. Pinta a los radicales islámicos como solo y
único movimiento, desde el Medio Oriente hasta Chechenia, y Bali y la
jungla de las Filipinas.
Bush rechaza las acusaciones de que la ocupación militar
de Irak ha impulsado el terrorismo. Argumenta que el 11 de septiembre
se produjo antes de que las tropas de EEUU pusieran pie en Irak y la
oposición de Rusia a la invasión no impidió el ataque de Beslan,
donde murieron 300 niños.
Mr. Bush también atacó a Siria e Irán, acusándolos de
apoyar a grupos radicales. “Tienen una larga historia de colaboración
con terroristas, y no merecen que les tengamos más paciencia.” Los
EEUU, ha advertido, “no hacen distinción entre los que comenten
actos de terror y aquellos que los apoyan y los dan refugio, porque
son igualmente culpables de las muertes”.
“Las guerras no se ganan sin sacrificios y esta guerra
requerirá más sacrificios, más tiempo y más resolución”, declaró
Mr. Bush. Pero se están haciendo progresos en Irak y, proclamó Bush,
“mantendremos nuestros nervios y obtendremos la victoria”.
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