Republicanos en
problemas
Por Carlos Chirinos
BBC
World, Washington, 13/10/05
A principios de año el
"Viejo Gran Partido", el sobrenombre del partido
Republicano, parecía poderoso y confiado. El presidente George Bush
había logrado una convincente reelección y parecía tener el camino
despejado para impulsar su agenda.
Menos de un año después,
la popularidad del presidente luce en picada y su capacidad para
adoptar sus planes políticos parece bastante disminuida. Entre otras
razones, por los problemas que enfrentan algunos de sus aliados.
El líder republicano
en la Cámara de Representantes, Tom DeLay, tuvo que renunciar a su
cargo en medio de una investigación por el supuesto uso ilegal de
fondos de campaña.
Su par en el senado,
Bill Frist, podría ser procesado si se confirma un manejo indebido de
acciones en una empresa familiar que hace poco se declaró en quiebra.
Pero lo peor para el
presidente es el cerco que parece cerrarse sobre su principal
colaborador, Karl Rove, quien es insistentemente señalado como la
persona que filtró a la prensa el nombre de una agente de la Central
de Inteligencia, la CIA.
Este viernes, Rove
deberá comparecer por cuarta vez ante el Gran Jurado Federal que
analiza el caso, que de comprobarse constituiría un delito federal al
poner en riesgo la seguridad nacional y la vida de la agente en cuestión,
Valerie Plame.
Todo por Irak
Plame es esposa del
embajador Joseph Wilson, quien en 2003 aseguró públicamente que las
acusaciones de que Saddam Hussein estaba tratando de comprar uranio en
Niger para su supuesto programa nuclear eran infundadas.
Wilson acusó al
gobierno estadounidense de torcer la información de inteligencia para
justificar la guerra contra Irak.
Poco después, el
columnista Rovert Novak escribió un artículo en el que se hacía
referencia por primera vez a Plame como vinculada a la CIA.
Inmediatamente se abrió
una investigación para determinar la fuente de la información. En
medio de ese proceso una periodista del New York Times, Judith Miller,
estuvo 85 días presa por negarse a revelar el nombre de su fuente.
Miller se presentó
este miércoles ante el Gran Jurado. Tras su comparecencia todo indica
que Lewis Libby, jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney,
también está involucrado.
En junio de 2003 Libby
tuvo una conversación con Miller sobre el embajador Wilson, semanas
antes del artículo de Novak, lo que podría indicar que había en
marcha una estrategia para anular las opiniones del diplomático.
Enredo político
Todos los analistas
coinciden en que es un mal momento para el presidente Bush perder a
Karl Rove, su asesor desde tiempos de la gobernación en Texas y para
muchos el verdadero estratega republicano.
Bush se enfrenta a una
opinión pública crecientemente descontenta por la dinámica de la
guerra en Irak. Un "pantano político" como lo han definido
los demócratas, donde 2000 soldados estadounidenses han muerto, sin
que la población perciba que haya mejoría.
Con la mala marcha de
las cosas en Irak, con su goteo diario de muertes, con el efecto que
ha tenido en el precio del combustible en la gasolinera de la esquina,
el ciudadano promedio empieza a preguntarse si valió la pena invadir
aquel país.
Al fin y al cabo no tenía
las temidas armas de destrucción masiva y ya se sabía que no tenía
vínculos con al- Qaeda.
Callar y otorgar
Para el votante
estadounidense las mentiras desde el poder son cosa seria. Mentir, y
no tanto espiar, fue lo que le costó la presidencia a Richard Nixon
tras el caso Watergate en 1974.
Ahora Rove y Libby podrían
estar en problemas por no haber sido del todo honestos durante la
investigación federal sobre la filtración del nombre de Plame.
Dos posibles nuevos
nombres para la lista de notables del partido republicano con asuntos
pendientes ante la justicia.
Con seguridad reforzará
el sentimiento de muchos estadounidenses de que el gobierno no tuvo
razones para invadir Irak, y lo que puede ser peor: ahora no tiene
estrategia para salir de allí.
El presidente Bush
suele aceptar todas las preguntas de los periodistas, aunque no las
conteste como quisiera el que lo interroga.
Pero el martes, el
presidente prefirió no contestar sobre el efecto de los problemas de
Rove en el gobierno.
Reza el dicho de que
"el que calla, otorga", así que un análisis posible del
silencio presidencial sería que la Casa Blanca ya resiente los
problemas que enfrenta su principal asesor.
Más presión sobre
aliado de Bush
BBC
World, Washington, 04/10/05
La presión sobre uno
de los principales dirigentes republicanos en el Congreso de Estados
Unidos, Tom DeLay, aumentó este lunes después de que un gran jurado
de Texas le acusó por lavado de dinero.
DeLay, un aliado clave
del presidente George W. Bush, ya había sido acusado la semana pasada
de conspiración criminal en un caso relacionado con el financiamiento
de una campaña electoral en Texas hace tres años.
Esas primeras
acusaciones provocaron que DeLay renunciara a su posición de líder
de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes.
El congresista
estadounidense dijo que esta última acusación es una medida táctica
del fiscal del Distrito del Condado de Travis en Texas, Ronnie Earle.
"Está tratando de
reunir el equivalente legal de una 'paliza' porque sabe que las
acusaciones de la semana pasada estuvieron totalmente fabricadas y son
ilegítimas".
Abominación
judicial
DeLay agregó que
"esto es una abominación de la justicia".
No es la primera vez
que DeLay es puesto en el banquillo de los acusados. Un comité de ética
del Congreso lo amonestó en tres ocasiones por lo que definió como
"conducta objetable".
Tres de sus ex
colaboradores también han sido acusados de recolección ilegal de
fondos.
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