Presidente
acorralado
Informe especial, IAR-Noticias,
17/10/05
Los últimos sondeo
muestran "nuevos costados" del descenso estrepitoso de su
popularidad, y revelan como el presidente imperial, cada vez más
"irritable y nervioso", empieza a ser mirado con
"preocupación" por el establishment de poder económico, y
ya no cuenta ni siquiera con el apoyo de su partido.
El presidente imperial,
George W Bush, de turno cada vez más "pasajero" en la Casa
Blanca, no encuentra la fórmula para superar la abrupta caída de su
imagen y popularidad en las encuestas, fenómeno que por estas horas
ya se parece a un Watergate anunciado para su gestión.
Tras el Katrina, la
administración republicana comenzó a desbarrancarse en las
mediciones de opinión pública, no solamente en las realizadas por la
usinas demócratas sino por los propios medios y sectores que apoyaron
la reelección de Bush.
Un ejemplo en ese
sentido es el diario financiero más influyente de EEUU, The Wall
Street Journal, que acaba de difundir un sondeo que sitúa al actual
presidente con sólo un 39% de aprobación a su gestión, el más bajo
de su mandato.
Esta encuesta, además
de verificar la caída de Bush, es significativa y relevante por el
medio que la publica. The Wall Street Journal es el mayor generador de
opinión entre el establishment de poder económico estadounidense,
que, al decir de los especialistas, ya empieza a ver a Bush como un
"problema" en la Casa Blanca.
Y esta situación marca
otro récord histórico: es la primera vez que el poder económico
imperial desliza críticas públicas a Bush y a su administración al
frente de la Casa Blanca, sobre todo en su gestión económica y en lo
atinente al manejo del gasto público.
Un informe difundido
por el CFR ( bastión académico del poder corporativo estadounidense
) precisa los marcos de la crisis económica, advierte que la política
de Bush amenaza con socavar la influencia de Estados Unidos en el
mundo, y da una señal del conflicto existente entre el establishment
financiero y la administración republicana.
Para los expertos
estadounidenses, el hecho de que el CFR, principal tribuna académica
de los intereses corporativos multinacionales de Estados Unidos, haya
encargado y difundido el informe da una clara señal del malestar que
existe entre el poder financiero de Wall Street y la administración
republicana.
Las encuestas están
mostrando lo que ya se había perfilado tras la devastación del
Katrina, cuando hasta los propios republicanos salieron a criticar la
falta de reacción de Bush y de su administración ante la tragedia
que devastó parte del sudeste de EEUU.
Es tan abrumante la caída
de Bush reflejada por los sondeos que, la columna vertebral de su política,
la "guerra contraterrorista", comenzó, por primera vez, a
perder gravitación y prioridad en la opinión pública
estadounidense.
Además, el electorado
estadounidense ahora está dividido entre quienes creen que las tropas
de EEUU deberían retirarse de Irak sin más trámite, y aquellos que
piensan que los soldados invasores deberían permanecer hasta que el
país supere la ola de "violencia política".
La mayoría de las
mediciones revelan que la gestión del presidente George W. Bush es
vista cada vez más como un fracaso por la opinión pública,
particularmente en economía y gasto público, afirma una nueva
encuesta nacional conocida esta semana.
Según la encuesta,
realizada por el Centro de Investigaciones Pew para la Población y la
Prensa y divulgada el jueves en Washington, la aprobación pública a
Bush cayó a 38 por ciento y el respaldo a la ocupación militar en
Irak, donde el sábado se realiza un referéndum constitucional, está
disminuyendo.
La encuesta, realizada
entre el 6 y el 10 de octubre con entrevistas a 1.500 adultos elegidos
al azar en toda la nación, también revela que el apoyo al Partido
Republicano gobernante se redujo a grados notables.
UN 70 por ciento de los
encuestados dijeron esperar la elección de un presidente "que
ofrezca políticas diferentes" de las implementadas por Bush. Y
48 por ciento afirmaron que el Partido Demócrata "puede traer
cambios necesarios al país".
El sondeo reveló una
marcada disminución en el porcentaje de encuestados que creían que
la guerra iba bien o bastante bien: de 53 por ciento el mes pasado a
44 por ciento en octubre. Esta caída, de 16 por ciento en apenas un
mes, se originó entre los hombres.
Se sabe que las
encuestas (no solamente las políticas, sino todas las encuestas) son
manipuladas y sus resultados dependen de quien las encargue y pague
por su realización.
Pero cuando, como en
este caso, los sondeos, tanto de demócratas como de republicanos,
arrojan cifras parecidas, todas desastrosas para Bush y su
administración, hay que empezar a convencerse de que "algo está
pasando" con la salud política del presidente imperial
norteamericano.
Los analistas y medios
norteamericanos consideran que esto confiere una buena oportunidad
para el Partido Demócrata de recuperar el control de al menos una cámara
del Congreso legislativo en las elecciones de mitad de periodo, en
noviembre de 2006.
Relativo a qué partido
es más probable que gobierne "de una manera honesta y ética",
los demócratas reciben un margen favorable de 40 por ciento, su mayor
ventaja desde 1994, cuando los republicanos tomaron el control de
ambas cámaras del Congreso por primera vez en más de una generación.
En el sondeo revelado,
el miércoles, por The Wall Street Journal, 48 por ciento de los
consultados dijeron tener esperanzas de que los demócratas logren ese
objetivo, mientras sólo 39 por ciento se manifestaron a favor de una
mayoría legislativa republicana.
De cualquier manera,
estas mediciones reflejan claramente las críticas que expresan
diariamente los medios y cadenas norteamericanas sobre la ocupación
de Irak (a la que llaman "guerra de Irak") la "lucha
contra el terrorismo", las "fallas" durante el Katrina,
los elevados precios del petróleo, las causas por corrupción contra
prominentes legisladores y funcionarios republicanos, y hasta la
designación de la abogada del presidente, Harriet Miers, a la Suprema
Corte de Justicia.
Los sondeos y sus
resultantes son un feed back (ida y vuelta) de las campañas mediáticas
desatadas a diario (con justicia o no) contra la administración Bush,
que se ha tornado en el gobierno estadounidense más
"odiado" por la opinión pública internacional.
A punto tal, que de
realizarse una consulta mundial, Bush perdería por 95 a 5, tal cual
lo reveló un sondeo internacional antes de las pasadas elecciones en
EEUU.
Otro detalle a tener en
cuenta es que la caída de Bush en las encuestas desmoraliza y
preocupa a los republicanos de cuyo seno salen numerosas voces y
opiniones críticas sobre su gestión y comportamiento ante la opinión
pública.
En algunas de sus últimas
apariciones públicas y mediáticas a Bush se lo vio más distraído
que de costumbre, con rostro "preocupado" y proclive al
enojo con los periodistas que lo entrevistaban.
Esto se demostró con
su reacción y comportamiento durante una entrevista realizada por el
periodista Matt Lauer, de la cadena de televisión NBC, y en donde
estuvo su esposa Laura.
En la conferencia de
prensa realizada el jueves en la Casa Blanca, Bush se mostró tenso,
sobre todo cuando se le preguntó por la existencia de un "guión"
de un diálogo filmado entre Bush y soldados estadounidenses en Irak,
donde se les decía a los militares qué preguntar y cómo responder
por adelantado.
A esto se suman los
problemas con la justicia que afrontan sus colaboradores y asesores
claves.
Karl Rove, considerado
el asesor estratégico más importante de la Casa Blanca, y el jefe
del equipo del vicepresidente Dick Cheney, Lewis "Scooter"
Libby, pueden ser acusados muy pronto por haber filtrado la identidad
de una agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), cuyo esposo
reveló en una acusación ante el Congreso, las verdaderas razones que
encubrían la invasión de Irak.
El sondeo del Centro
Pew destaca la rapidez de la caída de la imagen de Bush desde
principios de año, y que se incrementó en relación a las encuestas
realizadas por la misma organización, en enero y julio.
La aprobación general
de su gestión que era del 50 por ciento en enero pasó a 44 por
ciento en julio, y a 38 por ciento en el presente mes de octubre.
De acuerdo a la medición
de Pew, el 36 por ciento de los encuestados dijeron creer que Bush era
un presidente "exitoso" en enero. Y ahora sólo 26 por
ciento afirman lo mismo, mientras quienes creían que no tendría éxito
pasaron de 27 por ciento en enero a 41 por ciento del presente.
Preguntados sobre qué
opina sobre el "rumbo general del país", 40 por ciento de
los encuestados dijeron estar "satisfechos" en enero, lo que
se transformó en 35 por ciento en julio y en 29 por ciento en el
presente. El sondeo destaca que los "insatisfechos" pasaron
de 54 por ciento hace 10 meses, a 65 por ciento en el presente.
La medición reveló
además, que la mayoría opina que tras el referéndum sobre la
Constitución en Irak, la violencia va a continuar sin pausa en el país
ocupado.
Si se realiza un
seguimiento atento de los principales diarios y cadenas
norteamericanas, se podrá verificar que la opinión pública que
reflejan los sondeos, es la misma que expresan en su líneas
editoriales The New York Times, The Washington Post y la mayoría de
los consorcios televisivos y radiales.
La realidad
(verificable en los sondeos) de que la "opinión pública"
es la "opinión publicada" de los grandes consorcios mediáticos,
no invalida el hecho substancial de fondo: Bush y su administración
parecen estar "atrapados y sin salida".
Y esto, como lo venimos
advirtiendo, es peligroso, muy peligroso.
Al Qaeda y su caballería
explosiva suelen aparecer cuando a Bush le va mal, muy mal, en las
encuestas.
El escándalo del
"CIA-Gate" ya genera rumores de renuncia de Cheney
IAR-Noticias, 20/10/05
El llamado "CIA-Gate"
desatado tras la revelación del nombre de una espía encubierta de la
CIA ya ha salpicado a los principales funcionarios de la administración
Bush, entre ellos el "cerebro" Karl Rove, y ahora amenaza al
propio vicepresidente Cheney, de quien se especula que habría tenido
una participación en el escándalo.
El escándalo, según
medios y analistas de Washington, superó en atención a las
investigaciones para la ratificación de la "abogada de Bush",
Harriet Meirs para la Corte Suprema y al anunciado inicio en Irak del
juicio contra el ex presidente Saddam Hussein.
Pero lo que más atención
mediática ha tenido en la últimas horas es la supuesta participación
del vicepresidente, Dick Cheney, cuya "mano derecha" Lewis
"Scooter" Libby, es el principal imputado en la filtración
en la prensa del nombre de la agente encubierta de la CIA, Valerie
Plame.
La revelación del
nombre de una agente encubierta de la CIA está considerado un delito
federal penado con cárcel.
La periodista Judith
Miller reiteró, en un largo artículo publicado el domingo en The New
York Times, que su fuente en el llamado caso de la "espía
encubierta" de la CIA fue, precisamente, Lewis "Scooter"
Libby, mano derecha y principal asesor del vicepresidente Cheney.
Pero el "caso
Plame" no se detuvo allí sino que siguió avanzando y hoy ya
roza la figura del vicepresidente Cheney, un hombre clave y de actuación
descollante en la administración Bush debido a su cercanía y amistad
de años con "papá" Bush, el jefe del clan.
Durante el martes y el
miércoles corrieron rumores persistentes en los medios
norteamericanos que hablaban de la renuncia del vicepresidente de Bush
debido a su implicación directa en la revelación del nombre de la
agente Plame, en represalia contra su marido, el ex embajador Wilson,
quien había revelado, en 2003, que la administración republicana
estaba utilizando la "mentira" sobre las armas de Irak para
justificar la invasión a ese país.
La revista US News and
World Report se refirió el martes al tema y señaló la posible
vinculación de Cheney en el "soplo", lo que plantearía un
serio problema para el Partido Republicano con vistas a los comicios
presidenciales de 2008.
El semanario anticipó
que la salida de Cheney del gobierno podría ser aprovechada por el
presidente George W. Bush para llevar al puesto a la actual secretaria
de Estado Condoleezza Rice, para algunos una potencial candidata
presidencial en 2008.
El martes la cadena CNN
reflejó en varios espacios opiniones de la población que acusaban a
la Casa Blanca de desviar la atención del caso con las reiteradas
"amenazas terroristas".
También The Washington
Post, el martes pasado, se refirió a un posible vínculo del número
dos del gobierno con el caso de la filtración de información que
derivó en la revelación de la identidad de la agente encubierta
Plame.
La posibilidad de que
Rice se convierta en segunda de Bush le abre el camino para
presentarse como candidata a la nominación del Partido Republicano.
Cheney, junto con
Donald Rumsfeld y Condoleezza Rice, conforman el "terceto estratégico"
de los halcones petroleros de la Casa Blanca, y de su mano ingresaron
a la administración Bush los más destacados integrantes del llamado
lobby judío.
El grupo de
funcionarios neoconservadores del lobby se apoderó de la administración
Bush hijo por medio de Cheney (quien se maneja como una especie de
tutor político de W.) cuando éste estaba a cargo de la transición
presidencial (el período entre la elección en noviembre y el acceso
al poder en enero).
Desde ese espacio clave
empezaron a construir las nuevas coordenadas de la política exterior
del Imperio y diseñaron la nueva estrategia colonizadora del Estado
norteamericano: las guerras preventivas contra el "eje del
mal", plasmadas en el papel por la halcona negra Condoleezza
Rice.
Antes de la campaña
electoral de noviembre en EEUU, Cheney, abrumado por las denuncias que
lo complicaban con el consorcio Halliburton amenazó con renunciar
pero Bush lo retuvo a su lado, forzando en cambio la renuncia del ex
secretario de Estado, Colin Powell, líder de los
"moderados" del entorno a quien los halcones sindicaban como
el impulsor de las campañas contra el vicepresidente.
Aparte de las
especulaciones que rodean el llamado "CIA-Gate", la revista
US News and World Report indicó que un funcionario del gobierno
aseguró que en la Casa Blanca nadie habla de la renuncia de Cheney.
El origen del
"CIA-Gate" se remonta a julio de 2003, cuando el nombre de
la agente de la CIA Valerie Plame apareció en una columna del
periodista Robert Novak.
Fue ocho días después
de que el marido de Plame, el ex embajador Joseph Wilson, acusara públicamente
al gobierno de Bush de torcer la verdad para justificar la guerra en
Irak.
Wilson había sido
enviado por la Casa Blanca un año antes a Níger para investigar si
Saddam Hussein buscó comprar uranio en esa nación africana para
fabricar armas prohibidas. A su regreso, el diplomático dijo que nada
de lo que la Casa Blanca afirmaba sobre Saddam y Níger era cierto.
Esta semana se señaló
que a la brevedad el fiscal Patrick Fitzgerald brindará os resultados
de su investigación y presentará las inculpaciones contra los
involucrados.
Recientemente, los demócratas
solicitaron que fuera enviada una copia del texto al Congreso sin
omitir las acusaciones correspondientes.
En las investigaciones
preliminares de la causa se ubicó a Karl Rove, asesor de Bush, y a
Lewis Libby, jefe de gabinete de Cheney, como principales fuentes de
la filtración.
La revista Newsweek había
informado que uno de los abogados que representan a un testigo cercano
a la Casa Blanca dijo que hay una creciente "preocupación"
en la Casa Blanca de que el fiscal del caso esté finalmente
interesado en Rove.
Sin embargo, cada día
son más lo que creen que la venganza contra el ex embajador Joseph
Wilson, esposo de la agente Plame, quien desmintió los argumentos de
la Casa Blanca para atacar a Irak, fue orientada por el vicepresidente
Cheney.
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