Presiona Cheney al Senado
para que exima a la CIA de la prohibición de torturar. Fracasa
intento
del vicepresidente para persuadir a los congresistas
opositores. Hay varios centros de detención secretos; nadie sabe quién
está recluido, dónde o si siguen vivos
Insiste la Casa Blanca en
legalizar la tortura
Por David
Brooks
Corresponsal
en EEUU
La Jornada,
27/10/05
Nueva
York, 26 de octubre.
La Casa Blanca republicana insistió esta semana explícitamente en
utilizar la tortura como herramienta fundamental de su llamada
"guerra contra el terrorismo".
A nombre de la gran misión
de la "democracia" y la "libertad" y la defensa de
la "civilización" contra los "terroristas"
salvajes que no tienen respeto por la vida humana, el gobierno del
presidente George W. Bush intentó negociar un acuerdo con la
legislatura para legalizar el uso de la tortura, o por lo menos evitar
que fuera prohibida explícitamente.
El vicepresidente Dick
Cheney está personalmente presionando al Congreso para que exima a la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) de una prohibición de todo
trato "cruel, inhumano y degradante" de detenidos en manos
de fuerzas estadunidenses –militares y de inteligencia–, que recién
fue aprobada en votación de 90 contra nueve en la Cámara alta a
pesar de la amenaza de veto del presidente Bush.
Cheney se reunió en privado
la semana pasada con el senador republicano John McCain, ex prisionero
de guerra en Vietnam, quien fue el autor del proyecto legislativo y ha
sido feroz crítico de prácticas que violan tanto los reglamentos del
ejército estadunidense como convenciones internacionales, para
intentar convencerlo de enmendar la legislación a fin de otorgar una
exención a la CIA de esta prohibición.
Según reportó el pasado
martes el periódico The New York Times, Cheney argumentó que el
presidente necesita máxima flexibilidad para llevar a cabo su guerra
contra el "terrorismo".
La exención propuesta por
la Casa Blanca afirma que esta prohibición "no se aplicará
respecto de terroristas que no son ciudadanos de Estados Unidos, que
se lleven a cabo por un elemento del gobierno de Estados Unidos que no
sea el Departamento de Defensa", si es que el presidente
determina que son "vitales" para proteger a Estados Unidos o
sus ciudadanos.
La CIA tiene un número
desconocido de detenidos en prisiones clandestinas en el extranjero, y
rehúsa registrarlos con la Cruz Roja o permitir que sean visitados
por organizaciones defensoras de derechos humanos.
Se sabe que algunos han
muerto en estos centros como resultado de tortura, y que entre las técnicas
que se han empleado se incluyen ejecuciones simuladas, ahogamiento y más.
El gobierno de Bush también
ha empleado la táctica de entregar detenidos a las fuerzas de
seguridad de otros gobiernos para que terceros se encarguen de
torturarlos, perdón, interrogarlos.
Todo esto en secreto y, por
tanto, nadie sabe quién está detenido, dónde está o si siguen con
vida; o sea, son "desaparecidos".
Y en los centros de detención
no secretos, todo el mundo está enterado de los abusos y torturas
cometidos en Abu Ghraib, Guantánamo y Afganistán, entre otros
lugares de confinamiento, perpetrados por las autoridades
estadunidenses. El problema ahí fue que participaron soldados.
La propuesta de la Casa
Blanca es permitir la legalización de todas estas "técnicas",
siempre y cuando sean realizadas por otras agencias del gobierno.
Trabajo sucio para
agencia
Lo que Cheney ofreció a
McCain fue que la mejor forma para evitar los problemas morales y
legales generados por el abuso y la tortura de detenidos por soldados
estadunidenses era legalizar que la CIA se encargue de ese trabajo
sucio, pero necesario. El senador John McCain rehusó ceder y rechazó
la oferta del vicepresidente.
Tom Malinowski, de Human
Rights Watch, comentó al Times que la Casa Blanca esta "explícitamente
diciendo, por primera vez, que la comunidad de inteligencia debería
tener la posibilidad de tratar a los prisioneros de forma
inhumana".
La noticia de la maniobra de
Cheney provocó una reacción severa entre varias organizaciones
defensoras de derechos humanos, y de algunos de los principales periódicos
del país.
El Washington Post publicó
este miércoles un editorial encabezado "Vicepresidente, por la
tortura", en que condena que Cheney "se ha convertido en un
promotor abierto de la tortura".
Señala que ésto no es
sorprendente ya que el vicepresidente "ha sido el promotor
principal detrás de la decisión del gobierno de Bush de violar las
Convenciones de Ginebra y la Convención contra Tortura de la
Organización de Naciones Unidas, además de romper con décadas de práctica
anterior de las fuerzas armadas de Estados Unidos".
Concluye que por todo esto,
Cheney "será recordado como el vicepresidente que hizo campaña
en favor de la tortura".
El New York Times también
denunció en un editorial la propuesta de Cheney, y declaró que
"en medio de todos los desastres naturales y políticos que
enfrenta, la Casa Blanca ciertamente es incansable en su esfuerzo para
legalizar la tortura".
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