Tortura
de exportación
Por
Tito Drago
Inter
Press Service (IPS), 09/11/05
Madrid.
El gobierno de Estados Unidos prohíbe la tortura en su territorio
pero, al mismo tiempo, mantiene prisiones secretas en varios lugares
del mundo en las que se violan los derechos humanos, coincidieron en
afirmar en España el experto Roberto Montoya y el activista Miguel Ángel
Calderón.
Ante
las nuevas directivas del Departamento de Defensa de Estados Unidos
conocidas en la víspera de que "todo prisionero o detenido será
tratado de manera humanitaria" y de que los interrogatorios
"se llevaron a cabo humanamente", Calderón reclama
"gestos claros de que (sus funcionarios) cumplirán los Convenios
de Ginebra (para prisioneros de guerra) y dejarán de torturar".
Para
ello, "deberán juzgar de acuerdo a las leyes nacionales e
internacionales o poner en libertad a los detenidos. Además, en todos
los centros de reclusión deberán permitir el acceso a la Cruz Roja,
con lo cual tendrán que dejar de ser secretos los que todavía lo
son", añadió en conversación con IPS el director de comunicación
en España de la organización humanitaria Amnistía Internacional.
Precisamente
Amnistía aportó testimonios concluyentes de la existencia de un
centro secreto e ilegal de detención en Yemen. Salah Alí, Muhammad
Bashmilah y Muhammad al Asad fueron detenidos en ese país árabe por
efectivos estadounidenses y tras año y medio de prisión fueron
liberados y entrevistados por miembros de esa organización no
gubernamental.
Según
Calderón, esos casos indican que hay una red estadounidense de
centros clandestinos para interrogatorios y que la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) de ese país no limita sus actuaciones a detenidos
de alto rango, sino de que su estructura para actuar "es de mayor
escala y más organizada de lo que se creía hasta ahora".
Por
su parte, Montoya califica de "curioso" el anuncio de
Washington, porque "al mismo tiempo está intentando boicotear
una enmienda presentada por el senador (John) Mc Cain para que se
rechace la propuesta gubernamental de que haya excepciones en las
operaciones especiales de los servicios de inteligencia en el
exterior".
Mc
Cain, del gobernante Partido Republicano, es veterano de la guerra de
Vietnam, donde fue capturado y torturado en prisión.
Por
su parte, Montoya calificó de hipócrita el informe del gobierno
estadounidense, porque el presidente George W. Bush afirmó que su país
respeta las leyes de su país y las internacionales
"relevantes", pero luego se revelaron documentos internos
del propio Pentágono (Departamento de Defensa) que muestran que sus
jefes sabían de abusos a prisioneros en sitios como la cárcel de Abu
Ghraib, a su mando en Iraq.
Montoya,
el especialista en relaciones internacionales que consultó IPS por
este asunto junto a Calderón, acaba de publicar el libro titulado
"La inmunidad imperial", en el que documenta las actuaciones
ilegales de efectivos militares y de inteligencia estadounidenses
fuera de ese país.
Este
periodista, que hoy se desempeña como jefe de la sección de noticias
internacionales del diario madrileño El Mundo, sufrió en su país de
origen, Argentina, prisión y torturas durante la dictadura militar de
1966 a 1973.
Se
exilió en París en 1976, cuando los militares perpetraron otro golpe
de Estado e iniciaron un régimen criminal que duró hasta 1983, después
se trasladó a España y en 1992 se incorporó a El Mundo.
En
su libro, documenta la existencia de informes escritos "de puño
y letra" por el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald
Rumsfeld, "dando luz verde", autorizando las torturas, que
confirmaría que los casos de abusos a los derechos humanos no fueron
excepciones sino que se perpetraron por órdenes superiores en Iraq,
Afganistán y en el enclave militar de Guantánamo en Cuba.
Las
actividades de la CIA se realizan también a través de firmas
privadas, según Montoya, quien las califica de "empresas
tapaderas", o recurriendo a ex agentes suyos como testaferros y
utilizando aviones civiles para el traslado de los detenidos
ilegalmente.
Además,
el periodista entiende que hay una creciente privatización de las
guerras y recuerda que ya en el gobierno de George Bush (1989–1993),
padre del actual presidente, Dick Cheney pidió un estudio sobre los
beneficios que significaría para las Fuerzas Armadas privatizar los
servicios.
En
la actualidad, con Cheney en la vicepresidencia del país, las fuerzas
estadounidenses son apoyadas sólo en Iraq y Afganistán por más de
20.000 mercenarios, añadió.
También
Montoya transcribe casos muy concretos, como la detención ilegal en
2003 en el centro de la ciudad italiana de Milán del religioso musulmán
Abu Omar. Fue secuestrado en pleno día por 13 hombres, a los que
finalmente se pudo identificar analizando por orden del juez las
llamadas desde teléfonos móviles.
La
investigación permitió identificar que todos los secuestradores eran
agentes de la CIA, quienes trasladaron a Abu Omar a Egipto en un avión
que partió de la base militar estadounidense de Aviano.
Finalmente
el religioso apareció detenido en Egipto, su familia lo visitó y
recibió su testimonio en el que asegurar haber sido torturado tanto
en Aviano como en la cárcel egipcia.
Aunque
los 13 agentes fueron identificados, el gobierno de Estados Unidos se
negó a entregarlos para que fueran juzgados en Italia.
Otro
caso que el periodista de El Mundo documenta en su libro y que
involucra a España es la detención de un ciudadano alemán de origen
libanés, apresado en Macedonia cerca de la frontera con Serbia y
llevado a Afganistán y luego a Iraq, donde fue torturado y liberado
tres meses después.
La
misma víctima declaró que el avión en que fue trasladado hizo una
escala en Palma de Mallorca, ciudad ubicada en las Islas Baleares,
frente a las costas españolas del mar Mediterráneo.
Ese
dato le permitió a Montoya descubrir y publicar la foto de los tres
aviones civiles utilizados por la CIA. En los registros de los
aeropuertos españoles de Palma de Mayorca y de las Islas Canarias,
frente a la costa noroccidental de África, quedaron registradas las
matrículas de los aviones.
"Yo
sabía por conversaciones con pilotos de líneas aéreas que entre
ellos hay muchos que tienen la aficción (hobby) de hacer fotografías
a los aviones y 'colgarlas' en una (página) web", relató
Montoya.
Con
esa información, se puso a buscar las fotografías en los sitios de
Internet hasta que descubrió las tres copias en las que constaban las
matrículas respectivas y así las publicó en su libro.
Asimismo,
investigó sobre las empresas privadas que colaboran con la CIA y
encontró varias británicas y alguna sudafricana, además de las
estadounidenses. "Y también me encontré que la discriminación
racial llega a ese sector, donde se paga menos a los negros e indígenas
que a los blancos angloamericanos", puntualizó.
En
el libro "La impunidad imperial" aparecen descriptos
numerosos secuestros realizados por la CIA, docenas de vuelos que han
pasado por aeropuertos españoles y de otros países y numerosa
documentación del gobierno de Bush.
También
se transcriben investigaciones internas de Estados Unidos, memorandos
y circulares del Pentágono, consultas y respuestas de asesores
legales acerca de cómo aplicar "técnicas de
interrogatorios" o negar el derecho a acogerse a las Convenciones
de Ginebra a los detenidos, sin caer en manos de los propios
tribunales federales de ese país o de la Corte Penal Internacional.
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