EE.
UU. iniciará en el 2006 un repliegue sustancial de Iraq si hay un
orden mínimo. El Pentágono se plantea reducir dos brigadas de
combate y situar otra en alerta en Kuwait
El
debate sobre la retirada militar de Iraq es imparable
Por
Eusebio Val
Corresponsal
en Washington
La
Vanguardia, 24/11/05
El
mensaje de firmeza del Gobierno Bush para no abandonar la protección
de Iraq es compatible con planes de retirada parcial en el 2006 si las
condiciones mínimamente lo permiten. Según ´The Washington Post´,
a finales de próximo año podría haber menos de 100.000 tropas
estadounidenses, dos tercios del volumen actual.
Pero
el debate sobre la retirada militar de Iraq es imparable en Estados
Unidos. Pese a la firmeza de la Administración Bush, que insiste en
que no permitirá que Iraq caiga en manos de Al Qaeda, aumentan los
indicios de que, por poco que lo permitan las condiciones sobre el
terreno, en el 2006 se producirá un inicio sustancial del repliegue
norteamericano.
El
diario The Washington Post, que citaba fuentes militares, abrió ayer
su portada con la noticia de que el Pentágono podría reducir de 18 a
15 las brigadas de combate en Iraq a principios del próximo año y
que, en un panorama "moderadamente optimista", el número de
tropas estadounidenses podría ser inferior a las 100.000.
En
paralelo a la información del Post, la secretaria de Estado,
Condoleezza Rice, reconoció en varias entrevistas por televisión que
el actual nivel de presencia militar en Iraq no necesitará
probablemente mantenerse "por mucho más tiempo" debido a
las fuerzas iraquíes que ya están operativas y controlan parte del
territorio. Rice se negó, no obstante, a adelantar un calendario.
Los
más de 2.100 militares estadounidenses muertos en Iraq – sumados a
más de 15.000 heridos– desde que se inició la guerra, el 19 de
marzo del 2003, serán un saldo difícil de soportar en un año
electoral. En noviembre del 2006 se celebrarán los llamados
"comicios de medio mandato", en los que se renovará toda la
Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Como muestra de la
impaciencia de los congresistas, la Cámara Alta aprobó hace pocos días
una resolución que obliga al Gobierno a rendir cuentas cada tres
meses sobre la evolución política y electoral en Iraq, con
instrucciones muy claras para que todo se encamine a la retirada.
El
secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, dijo ya el domingo que, después
de un periodo prudencial tras las elecciones iraquíes del próximo 15
de diciembre, las 159.000 tropas estadounidenses que hay en este
momento en Iraq bajarán a 138.000. Además, según The Washington
Post, el Pentágono está pensando en no desplegar otras dos brigadas
de combate que ya había preparado para la rotación. Se trata de una
brigada de la Primera División Blindada, con base en Alemania, y de
otra perteneciente a la Primera División de Infantería, con base en
Fort Riley (Kansas). La primera de ellas podría quedarse en Kuwait
"a la espera de llamada", si la situación iraquí se
complica. La segunda permanecería en su base de Kansas, aunque de
guardia.
Militares
citados por el periódico reconocieron que la opción de estacionar
una brigada en Kuwait presenta problemas políticos, pues no quiere
darse la impresión de que EE. UU. aumenta su presencia militar
permanente en Oriente Medio. Es obvio que todos estos planes dependen
de cómo vayan las elecciones del 15 de diciembre y la formación
posterior de gobierno, un proceso que puede demorarse meses.
Rice,
a quien los demócratas acusan de escatimar sus comparecencias ante el
Senado para informar sobre Iraq, declaró a la cadena CNN que los
iraquíes siguen haciendo progresos en la formación de su ejército y
que algunas funciones de protección de instalaciones que ahora
realizan los norteamericanos, como el control de la autopista entre el
aeropuerto y la ciudad, deberán hacerlas las fuerzas locales.
La
discusión sobre la retirada se avivó la semana pasada después de
que el congresista demócrata John Murtha, un veterano halcón en
cuestiones de defensa y héroe de Vietnam, hiciera un apasionado
alegato a favor de un repliegue casi inmediato. Murtha recibió
ataques muy duros de los republicanos y de la propia Administración,
hasta el punto de que ésta hubo de rectificar. Una de las voces
disonantes desde hace tiempo respecto a la retirada es el senador
republicano John McCain. Éste siempre ha sostenido que la invasión
se realizó con medios humanos insuficientes para garantizar la
estabilidad posterior y propone que se aumente el número de tropas
especializadas en contrainsurgencia.
Saddam
vigilaba a Al Qaeda
Al
debate sobre la información que llevó a la invasión de Iraq se sumó
la revista The National Journal,según la cual Bush fue informado diez
días después del 11–S de que no había prueba alguna de vinculación
entre Iraq y los ataques. Al contrario, los servicios secretos le
dijeron que Saddam vigilaba a Al Qaeda porque la creía una amenaza.
Senadores
republicanos se rebelan contra Bush por la guerra de Iraq y las
torturas
Por
Eusebio Val
Corresponsal
en Washington
La
Vanguardia, 18/11/05
La
tradición política estadounidense es alérgica a ciertas disciplinas
de partido, y menos todavía entre senadores que son figuras
nacionales y que sobreviven al paso de administraciones de distinto
signo. El presidente Bush, en horas bajas, lo está comprobando con
algunos de sus correligionarios republicanos, que le están
cuestionando elementos clave de la guerra antiterrorista y que son muy
críticos con la situación en Iraq.
Uno
de estos rebeldes es el senador por Arizona John McCain, ex rival del
actual presidente en las primarias del 2000. Su actitud erosiona
incluso más a la Administración porque se trata de un hombre muy
leal, defensor acérrimo de la guerra de Iraq y muy respetuoso con
Bush y el vicepresidente Cheney. Su desafío es político y moral.
McCain,
que aún flirtea con la idea de intentar llegar algún día a la Casa
Blanca, encabeza la iniciativa para que se prohíba infligir a los
prisioneros de la guerra antiterrorista un "castigo cruel,
inhumano y degradante". Pese a la fuerte oposición del Gobierno,
el Senado aprobó la moción el mes pasado por 90 votos contra nueve.
Para ser definitiva, la medida debe pasar todavía el trámite del
consenso bicameral.
McCain,
ex piloto de la Navy, que pasó varios años prisionero en Vietnam del
Norte, donde fue torturado, sostiene que las torturas no suelen servir
para obtener información valiosa y que, por el contrario, causan un
daño moral tremendo a EE. UU., amén de poner en peligro a sus tropas
en guerras futuras. En un largo artículo en Newsweek, el senador
sostiene que "para ganar esta guerra necesitamos mucho más que
victorias en el campo e batalla; ésta es una guerra de ideas", y
advierte de que EE. UU. no puede sacrificar sus valores, tanto por la
moral de los propios soldados como por el prestigio de las democracias
frente a los sistemas totalitarios. Quien más se opone a su
iniciativa es Cheney. Según éste, la naturaleza de la guerra que se
libra exige que no haya tantos escrúpulos.
Otro
senador con ambiciones presidenciales, Chuck Hagel, de Nebraska y
también veterano de Vietnam, arremete contra la Administración por
demonizar a quienes la critican por la guerra y por las distorsiones
previas a la invasión. "Cuestionar a nuestro Gobierno no es
antipatriota; no cuestionarlo es antipatriota", dijo Hagel, quien
propuso una conferencia de seguridad regional en Oriente Medio para
estabilizar Iraq y admitió que la situación en la región es hoy
peor.
Cambio
de estrategia militar en la guerra iraquí. El Pentágono se plantea
retirar hasta 50.000 soldados a principios del 2006
Bush
prepara el terreno para un repliegue parcial
Por
Idoya Noain
Corresponsal
en Nueva York
El
Periódico, 24/11/05
El
discurso y la estrategia sobre la presencia militar de EEUU en Irak
empiezan a cambiar en Washington. Sometida a fuerte presión popular y
política, tanto por parte de algunos líderes iraquís, como en su
propio país, la Administración de George Bush ha empezado a lanzar
mensajes que avanzan un repliegue parcial de sus tropas. Aunque no hay
calendario y sí un rechazo absoluto a una salida inminente o rápida,
desde el Pentágono y el Departamento de Estado llegan informaciones
que hablan de una reducción de tropas gradual y relativamente próxima.
Fuentes
militares han confirmado a The Washington Post que el Pentágono tiene
un plan para reducir el número de tropas a principios del año que
viene. Se replegarían hasta tres brigadas de combate de las 18
desplegadas ahora, aunque al menos una de ellas quedaría "en
espera" en Kuwait, por si hiciera falta su presencia rápidamente.
Las
fuentes militares también han explicado que se han establecido una
especie de marcas en el calendario que, en un escenario de
"optimismo moderado", podrían permitir reducir las tropas
de los más de 150.000 actuales a menos de 100.000 para cuando acabe
el año.
Cambio
de tono
Sólo
unos días después de que Bush intentara restar autoridad a las voces
disonantes en Washington y asegurara en su gira por Asia que EEUU no
se retirará de Irak "hasta la victoria", el tono ha
cambiado. Ese giro en el discurso oficial lo confirmó la secretaria
de Estado, Condoleezza Rice, en dos entrevistas emitidas el martes por
televisión. "Tengo la impresión de que la cantidad actual de
fuerzas estadounidenses no va a ser necesaria durante mucho más
tiempo porque los iraquís siguen haciendo progresos, no sólo en el número
de sus efectivos, sino también en sus capacidades para desempeñar
ciertas funciones como, por ejemplo, controlar una autopista entre el
aeropuerto y el centro de la ciudad, algo que nuestras fuerzas estaban
haciendo hace muy poco tiempo y que ahora hacen ellos", dijo Rice
a la CNN.
Proceso
lento
Aunque
un repliegue empieza a aparecer en el horizonte, los mandos militares
insisten en que será un proceso lento. En declaraciones desde Bagdad,
el general John Vines mostró su total rechazo a propuestas estudiadas
en el Pentágono sobre un repliegue más rápido. "Creo que una
retirada precipitada sería desestabilizadora", dijo Vines.
Entretanto,
prosiguen los actos de violencia. Hombres armados que vestían
uniformes militares iraquís asesinaron ayer en Bagdad a un jeque suní
y tres de sus hijos mientras dormían. Los sunís acusan a escuadrones
de la muerte del Ministerio del Interior, controlado por los shiís,
de los asesinatos.
Además,
el portavoz de la Fuerza Multinacional, el estadounidense Rick Lynch,
admitió la necesidad de incluir en el proceso político a ciertos
sectores de la insurgencia.
|