La
huelga del transporte de Nueva York tuvo repercusión mundial. Por un
lado ha sido un acontecimiento muy significativo dentro de la
tendencia mundial de la vuelta a escena de la clase trabajadora. Por
el otro, en relación a EEUU, es un síntoma de los cambios en la
situación nacional. A un año de la segunda presidencia de Bush, el
"clima" en EEUU se presenta muy diferente al de después del
11 de septiembre.
Una
huelga paralizó la ciudad de Nueva York
Por
Claudio Testa (*)
Socialismo
o Barbarie, periódico, 23/12/05
El
sistema de transporte público más grande de Estados Unidos, fue
paralizado por tres días. Esta huelga de 34 mil trabajadores del
metro (subterráneo) y los autobuses de Nueva York, –agrupados en la
sección 100 del TWU (Transport Workers Union –Sindicato de
Trabajadores del Transporte)– significó al mismo tiempo el mayor
enfrentamiento de autoridades estatales y municipales con trabajadores
públicos en los últimos 25 años. Aunque las presiones hicieron
retroceder a los huelgistas, no está claro sí esto significa el fin
del conflicto. Los comentaristas indican que este conflicto tiene una
importancia que rebasa la ciudad de Nueva York.
Como
señala uno de estos analistas, los trabajadores "han marcado una
raya en la arena" y se niegan a seguir retrocediendo en sus
ingresos, sistemas de retiro (jubilaciones) y otras conquistas que han
ido perdiendo una tras otra en las últimas décadas. Ahora la
patronal, además de retacear aumentos de salarios, había planteado
un ataque a fondo contra el sistema de retiro, aumentando la edad de
jubilación, la creación de dos sistemas jubilatorios diferentes con
un aumento de un 300% en los aportes y la virtual liquidación de la
cobertura médica. Los trabajadores del transporte se cansaron de
retroceder y dijeron basta!
Los
trabajadores del transporte son parte de los millones de neoyorquinos
con "ingresos medios". Los ingresos de este sector social se
han desplomado casi un 12 por ciento en términos reales durante los
últimos 13 años, mientras los ingresos del 20 por ciento más rico
de Nueva York se han incrementado 26 por ciento durante el mismo período,
según informes del Washington Post. La tasa de inflación anual en la
ciudad es de cerca de 5 por ciento y los precios de vivienda se han
disparado hasta un 85 por ciento en los últimos años.
Desde
el inicio todo preanunciaba una huelga muy dura. Las leyes
antisindicales en primer lugar la infame Taylor Law (Ley Taylor) de
1969 prohíbe las huelgas en el transporte. Basándose en esa
legislación, un tribunal estatal impuso el martes 20 una multa de un
millón de dólares diarios al sindicato por violar la Ley Taylor, que
prohíbe huelgas de trabajadores del sector público estatal, y que
también permite multas de hasta dos días de salario por cada día
que no se presente a su empleo, o de 25 mil dólares a cada
trabajador.
Simultáneamente
el gobernador del estado de Nueva York, George Pataki, y el alcalde de
la ciudad, Michael Bloomberg, junto con la TV y la prensa burguesa,
desataron una violenta campaña contra los trabajadores en lucha y su
sindicato. Como sucede en todos los países con los paros en el
transporte, las autoridades y los medios hacen el correspondiente show
con los "sufrimientos del público" y de los "buenos
trabajadores" que no pueden llegar a su empleo por culpa de los
huelguistas. "El sindicato –dijo el alcalde–no sólo ha
puesto en peligro la economía de nuestra ciudad y estado, está
poniendo en peligro la salud y seguridad de cada neoyorquino".
Claro que estos señores, durante el resto del año, no manifiestan la
misma preocupación por la gente que debe ir en metro o bus a
trabajar...
Solidaridad
y traiciones
Los
dirigentes de la sección 100 del TWU ha proclamado que esta huelga no
es sólo para defender los intereses y derechos de sus integrantes,
sino para todos los trabajadores, ya que se trata de
defender conquistas que están siendo atacadas en todas partes.
Esto
ha hecho que sectores importantes del movimiento sindical local y
nacional hayan expresado su solidaridad con la sección 100 del TWU.
La seccional local de la AFL–CIO anunciaron que establecerían un
fondo de 1.5 millones de dólares para apoyar una huelga, y los
sindicatos del magisterio, de salud, de confección y la nueva central
obrera de Cambio por el Triunfo, han manifestado su solidaridad.
Pero.
en contraste con eso, los burócratas de la dirección nacional del
TWU declararon después del primer día de paro que no habían
autorizado la huelga de su sección neoyorkina, que le habían
ordenado seguir negociando, y que no darían ningún apoyo financiero
a la lucha. Este enfrentamiento podría llegar hasta el punto de que
los burócratas de la dirección nacional intenten "tomar"
el control de la sección y anular así la huelga.
Un
sindicato de tradiciones combativas
La
sección 100 del TWU siempre ha sido una de las más militantes desde
sus orígenes. El sindicato fue organizado por siete trabajadores
irlandeses, todos veteranos del IRA (Irish Republican Army – Ejército
Republicano Irlandés) Inspirados por el líder socialista irlandés
James Connally, establecieron un comité a principios de los años
treinta que se convertiría en el sindicato de los transportistas TWU
en 1934. También actuaron allí diversas corrientes marxistas.
Desde
entonces, el sindicato ha mantenido una tradición de lucha (con
huelgas en 1966 de 12 días y otra de 11 días en 1980 con las cuales
paralizaron la ciudad) y, en general, posiciones políticas más
progresistas que la mayoría de los sindicatos estadounidenses.
Tras
anunciar las mencionadas multas por un millón de dólares por día de
huelga, el juez de Brooklyn apretó la tuerca aun más y anunció que
podría encarcelar a Toussaint [líder de la TWU de Nueva York] y sus
compañeros.
Pero,
en una huelga que tiene inevitables connotaciones étnicas, Toussaint,
negro oriundo de Trinidad, respondió con agilidad: "Si Rosa
Parks no se hubiese saltado la ley todavía estaríamos en la parte
trasera del autobús", dijo en referencia a la recién fallecida
héroe de la lucha civil afroamericana que en 1955 se negó a ceder su
asiento a un blanco, como lo marcaba la ley en ese estado.
Los
castigos draconianos pueden tener un doble filo, advirtió el ex
senador Alfonse d´Amato: "Si quiebra (a causa de la sanciones
económicas), el TWU no tendrá nada que perder y la huelga podría
durar semanas". El encarcelamiento también puede ser un tiro por
la culata. Durante la huelga que el TWU hizo en 1966, un juez encarceló
al histórico líder sindical, el irlandés Mike Quill, quien desde la
cárcel dijo: "El juez puede caer muerto, con la toga puesta, que
no desconvocaremos la huelga". Horas después el mismo Quill
sufrió un infarto en su celda; murió dos semanas después.
Respaldado por la simpatía publica, el TWU ganó la huelga. Pero esta
vez la dirección de la sección 100 de la TWU no quizó ir a una
prueba de fuerza semejante.
Un
punto importante en estas luchas es la capacidad de los huelguistas
del transporte de presentar su conflicto no como una cuestión
corporativa, sino como parte de un combate para enfrentar el ataque
generalizado del capital contra los trabajadores. En la siguiente
pintura que hace un periodista de Nueva York de un piquete de huelga,
resalta este problema crucial:
"Primero,
deseamos ofrecerle disculpas al público. No queremos estar afuera,
nos estamos congelando. Pero el futuro está en juego", declara
un huelguista que esta haciendo un piquete.
"En
una de las terminales de los autobuses públicos en Sunset Park en
Brooklyn, los choferes y mecánicos caminan en círculo con sus
pancartas en un frío invernal bajo cero. Es un de las decenas de
'piquetes' de los trabajadores frente a instalaciones del MTA [la
patronal estatal del transporte]. De pronto, un maestro de primaria
con toda su clase acude a visitarlos y ofrecerles las risas de los niños
en solidaridad. Poco después, otro maestro, al parecer de la misma
escuela pública en el barrio, llega para repetir el mensaje, mientras
decenas de personas de la comunidad expresan su apoyo al hacer sonar
el claxon o gritar mensajes de solidaridad".
"A
pesar de las dificultades para los millones de usuarios, la gran mayoría
sabe qué difícil es vivir en esta ciudad para un trabajador o un
profesional que no tiene vínculos con Wall Street, el mundo de la
moda, la industria de la publicidad o de bienes raíces, y el enorme
pero concentrado sector de ricos, incluyendo el propio alcalde, que es
uno de los hombres más ricos del mundo".
"Las
comunidades de estos trabajadores latinos, caribeños, asiáticos y más
no necesitan explicaciones sobre esta lucha, aunque este sindicato
como los otros, parece haber perdido el antiguo talento de presentar
su historia y sus posiciones ante el público en general".
"El
público ha sido tomado como rehén por el MTA, el alcalde y el
gobernador', acusó hoy Toussaint [dirigente del TWU], señalando que
ellos deseaban provocar la huelga. Reiteró que esta disputa se trata
de mucho más que sólo un contrato, ya que 'tiene que ver con la
demanda de que respeten a los trabajadores', y rechazar demandas que
desean imponer no sólo a los trabajadores del transporte, sino a
todos los trabajadores de la ciudad".
"Mientras
tanto, millones continuarán debatiendo el destino de esta ciudad, y
no pocos desean el retorno a la 'normalidad'. Pero algunos
trabajadores en esta ciudad dicen que la 'normalidad' es cada vez
menos aceptable."
(*) Las informaciones de este artículo están tomadas de distintas notas
y reportajes de la radio y TV independiente de Nueva York Democracy
now! y de los artículos de David Brooks, corresponsal en Nueva
York del diario La Jornada, México.
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