A un año de su reelección
Crece la oposición a Bush
Por Federico Moreno [1]
Socialismo o Barbarie,
periódico, 10/02/06
Tras su reelección hace más de un año, Bush parecía haber triunfado.
Alardeaba con que utlilizaría el “capital político” ganado en la
elección para llevar a cabo toda una agenda conservadora. Muchos
concluyeron que la población estadounidense era contundentemente
conservadora y tradicional. Mucho ha cambiado desde entonces, y la
administración se encuentra en crisis en todos los frentes políticos.
Una serie de escándalos de corrupción ha llevado al procesamiento de
funcionarios en altos puestos del gobierno, incluyendo al asesor
principal del vicepresidente Dick Cheney, Louis “Scooter” Libby.
La negligencia absoluta del gobierno frente al desastre del huracán
Katrina expuso indiscutiblemente las prioridades enfermizas de un
gobierno que dispone de US$ 1,2 billones para destruir Iraq pero que
no tiene dinero para evitar las muertes de sus pobres. Y reintrodujo,
por primera vez en una década y media, el tema de la pobreza y el
racismo en los medios masivos.
Hasta la economía, supuestamente el punto fuerte de la política de
Bush, le trae serios problemas. Aunque la economía creció un 4,2% el
año pasado, los sueldos reales bajaron. La resultante bronca de clase
se manifestó en el amplio apoyo que recibió la exitosa huelga del
transporte público de Nueva York el mes pasado.
Sin embargo, la principal crisis que enfrenta Bush es el desastre
absoluto de la ocupación de Iraq.
Amplios sectores de la clase dominante, incluyendo parte del alto mando
militar, están llegando a un consenso: la guerra es inganable.
Desde julio las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses
–hasta un 60%– están en contra de la guerra. La aprobación del
gobierno en general ha llegado a menos del 40%, figura únicamente
superada por Nixon tras el escándalo de Watergate. Una encuesta del Wall
Street Journal/NBC de octubre revela que la aprobación de Bush
entre la población negra es de un mero 2%.
La falsa opción del Partido Demócrata
Frente a esta crisis absoluta de la Administración, los demócratas, el
segundo partido más entusiastamente capitalista de EEUU, presentan
una no-oposición.
Esta es la clave de la gran confusión de las elecciones estadounidenses.
El sistema electoral de EEUU hace prácticamente imposible la aparición
de un tercer partido, y el dominio del Partido Demócrata sobre la
clase obrera y la población negra es casi absoluto.
Siendo que la campaña de Kerry (el demócrata que enfrentó a Bush en
las últimas elecciones presidenciales) no se diferenció de la de
Bush, y que encima lo criticó desde la derecha en el tema de la
guerra, la mayoría del electorado no votó.
Y los que votan, generalmente se tapan la nariz y votan al mal menor
–el demócrata–, por ser la única opción viable en contra de los
republicanos. El rechazo generalizado a la política de Bush,
entonces, no encuentra expresión electoral.
Otra tarea que realiza el Partido Demócrata para la clase dominante es
la de servir como cementerio de movimientos.
Con el argumento de que cualquier cambio que suceda en EEUU tendrá que
venir desde adentro del Partido Demócrata, históricamente han
co-optado, desmovilizado y neutralizado todo tipo de movimientos
sociales.
En las elecciones del 2004 el caso fue Dennis Kucinich, candidato
anti-guerra y progresista que se postuló en las primarias demócratas.
Grandes secciones del movimiento anti-guerra dejaron de movilizarse y
organizarse independientemente para entrar en su campaña. Cuando no
ganó la candidatura de su partido, Kucinich pasó su apoyo a Kerry,
sacando provecho del sentimiento generalizado de que “cualquiera
menos Bush” debe ganar.
Hoy, el movimiento contra la guerra sigue dividido en este aspecto. De
las dos principales organizaciones a nivel nacional, ANSWER sigue
convocando las grandes movilizaciones, mantiene el lema principal de
“Tropas a Casa Ya,” y una postura independentista hacia los demócratas.
Pero UFPJ, dominada políticamente por el Partido Comunista de EEUU, es
cada vez más un ala del Partido Demócrata. Tras la manifestación
del pasado 24 de septiembre, anunciaron que no se movilizarán para el
aniversario de la invasión en marzo, y han puesto como sus
prioridades hacer presión legislativa y apoyar a demócratas
progresistas en las elecciones.
Por esto, la principal barrera al avance de los movimientos sociales y la
clase obrera en EEUU es el Pardido Demócrata, y la principal tarea de
la izquierda es quebrar su dominio sobre ellas.
La situación de la izquierda
En los últimos 10 años, el Partido Verde ha sido la principal
organización que ha llevado adelante esta importantísima tarea en el
campo electoral, juntando diversas secciones de la izquierda amplia,
los movimientos sociales y millares de activistas independientes, y
alcanzando su apogeo en la campaña presidencial de Ralph Nader en el
2000.
Este año, en las elecciones de mitad de término, que renuevan la Cámara
de Diputados y parte del Senado, el movimiento anti-guerra ha
encontrado una gran oportunidad para desafiar a los demócratas.
En California, donde las elecciones también incluyen a los puestos del
gobierno estatal, se lanzó la campaña “MVP” (Un Millón de Votos
por la Paz, en sus siglas inglesas). Se postula por el Partido Verde
una lista de activistas de los movimientos contra la guerra y la pena
de muerte y por los inmigrantes.
La pieza central de la campaña es el desafío a la senadora demócrata
Diane Feinstein. Como gana el 70% del voto y los republicanos están
tan contentos con ella –apoya sin excepción todas las iniciativas
de Bush– el Partido Republicano ni se molesta en montar una campaña
en su contra.
Esto elimina el argumento de que votar por un tercer partido que
representa las aspiraciones de uno puede pasarle la elección a los
republicanos, abriendo la puerta a incrementar considerablemente el
voto por una alternativa a la izquierda de los demócratas.
En la lista MVP del Partido Verde se postula para senador el activista y
trotskista Todd Chetien.
La intención principal de la campaña es que la construyan y la lleven
adelante los movimientos sociales y sindicatos progresistas de
California. Y que, a la vez, sirva para aglutinar y hacer crecer a
esos movimientos y sindicatos.
Entre las agrupaciones centrales que organizarán la campaña, aparte del
propio Partido Verde, están CAN (Red de Campuses Contra la Guerra),
la principal organización estudiantil contra la guerra y USLAW, la
organización sindical contra la guerra.
Hacer avanzar el movimiento antiguerra
Dos eventos que serán centrales para este proyecto serán las
manifestaciones nacionales contra la guerra en marzo y octubre. Las
elecciones son en noviembre.
“Debemos no sólo asistir a las mayores manifestaciones contra la
guerra en marzo y octubre –dijo Chretien–sino asumir un papel
central en organizarlas”.
En el Foro Social Mundial el mes pasado Cindy Sheehan –la madre de un
soldado muerto en Iraq y quien reavivó el movimiento contra la Guerra
en EEUU en julio del 2005 al establecer un campamento en la estancia
de Bush en Texas– anunció que desafiaría a la senadora Feinstein
en las primarias demócratas.
Su campaña le brindará mayor atención a la campaña MVP, y demostrará
la gran cantidad de votantes demócratas que no están de acuerdo con
la política belicista de Bush y Feinstein.
Lo que queda por ver es si, al perder la nominación del Partido Demócrata
para senadora –hecho inevitable–Sheenan prestará su apoyo a sus
aliados del movimiento en la campaña MVP o sucumbirá al
“mal-menorismo”.
Al ser organizada por las bases de los movimientos en las universidades y
los barrios de California, la campaña MVP será un nexo del
movimiento contra la guerra en EEUU.
Será también un referéndum sobre la guerra y constituirá un paso
importante hacia la construcción de una alternativa a la izquierda de
los demócratas.
[1].-
Miembro de la International Socialist Organization (ISO) y
militante antiguerra de EEUU.
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