1º
de Mayo: 120 años después
Por
Vicky Peláez
La
Haine, 26/04/06
“El
antes y el después se suceden recíprocamente”. Lao Tse.
La
fecha para el paro de millones de inmigrantes aquí en los Estados
Unidos no ha sido escogida al azar. El 1º de Mayo tiene un
significado invalorable para los trabajadores del mundo porque
simboliza el poder de la protesta para realizar cambios por el bien de
la mayoría de los seres humanos. Durante más de 100 años los
gobiernos trataron de acallar, reprimir y diluir este símbolo que
hace remecer este día, año tras año, los pilares del poder de la
sociedad capitalista. Se calcula que anualmente más 100 millones de
personas en todo el planeta lo conmemoran, participando en
manifestaciones y mitines, a excepción de este país donde el
sindicalismo y el gobierno formaron hace más de 120 años una alianza
para que los trabajadores olviden el real significado de lo que hoy
regresa inexorablemente.
Aquel
1º de Mayo de 1886 cuando la huelga por la jornada de 8 horas comenzó
en todo el territorio de EE.UU., más de 300 mil trabajadores salieron
a manifestar su poder exigiendo reivindicaciones laborales y
paralizando más de cinco mil factorías.
Esa
fecha había sido escogida porque precisamente este día, llamado
“moving day” – día de la mudanza, se renovaban los contratos
colectivos de trabajo y los arriendos de tierra. Tan grande fue la
huelga que inmediatamente después el presidente Grover Cleveland
declaró que “las condiciones presentes de las relaciones entre el
capital y el trabajo son, en realidad, muy poco satisfactorias, y esto
en gran medida por las ávidas exacciones de los empleadores”.
El
paro más grande tuvo lugar en Chicago donde los trabajadores, cuya
mayoría eran inmigrantes europeos, vivían en peores condiciones que
los de otros estados, partían al trabajo a las 4 de la madrugada y
regresaban a las 8 de la noche sin ver jamás a sus mujeres y a sus
hijos en el día. Los empleadores y sus periódicos los percibían
como personas “designadas por el destino de ser máquinas humanas, y
exhortaban a los obreros a “aceptar aquella realidad y dejar toda la
tontería de las huelgas”. En uno de sus editoriales, The Chicago
Tribune opinó que “el plomo es la mejor alimentación para los
huelguistas… La prisión y los trabajos forzados son la única
solución posible a la cuestión social. Es de esperar que su uso se
extienda”.
Bajo
la presión de los huelguistas, los empresarios empezaron a ceder poco
a poco a excepción de los dueños de la fábrica de máquinas agrícolas
McCormick que contrataron cientos de rompehuelgas para hacer fracasar
la huelga. El día 3 de mayo la policía atacó a los huelguistas,
produciéndose seis muertos y más de 40 heridos. El periódico
Arbeiter Zeitung, dirigido por el inmigrante alemán, periodista y
pintor, August Spies de tendencia anarquista lanzó una vibrante
proclama: “Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer,
frente a la fábrica McCormick se fusiló a los obreros. ¡Su sangre
pide venganza! ¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís! ¡Tened
coraje esclavos! ¡Levantáos!”
Al
día siguiente, al terminar un mitin en Haymarket al que asistieron
unos 15 mil trabajadores, la policía trató de dispersar a los
participantes. En aquel momento alguien arrojó un explosivo a la
policía, matando a seis oficiales e hiriendo a otros 50. Se desató
una masacre, donde murieron 38 obreros y quedaron 115 heridos. Los
organizadores del mitin fueron acusados de ser autores de la explosión
y como cinco de ellos eran inmigrantes alemanes y uno inglés los
tildaron también de ser inspiradores foráneos” de la agitación
obrera.
Las
autoridades elaboraron falsos testimonios para condenar a la horca al
director del periódico Arbeiter Zeitung, Augusto Spies, y a los
periodistas Adolph Fischer, George Engel– todos inmigrantes
alemanes, y al colega norteamericano Albert Parsons, casado con una
mexicana. A la justicia no le importó que ninguno de los cuatro
estaba en el lugar del incidente. El sistema necesitaba un castigo
ejemplar para terminar con el 1º de mayo y detener el movimiento
obrero. Los cuatro periodistas se convirtieron en los “Mártires de
Chicago” – símbolo de lucha de todos los trabajadores inmigrantes
del mundo.
Han
tenido que pasar estos 120 años para que los trabajadores inmigrantes
hispanos cumplan este 1º de Mayo la profecía de uno de los “Mártires
de Chicago”, Adolph Fischer: “Si creéis que con este bárbaro
veredicto aniquiláis las ideas, estáis en un error. Porque estas son
inmortales”.
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