¡Bienvenidos
a Arabialandia!
Por
Adán Salgado Andrade (*)
Para Socialismo o Barbarie, 13/08/06
La
infraestructura militar estadounidense se distingue por la constante búsqueda
de adelantos científicos cuya primera aplicación sea, justamente, en
la concepción y diseño de armas. El Pentágono no escatima esfuerzos
económicos ni recursos políticos con tal de que los científicos e
ingenieros de su país contribuyan en algo para engrandecer la
maquinaria de matar de la que tanto se enorgullece aquél.
Presumen
los halcones del Pentágono de poseer armamentos y ejércitos que
superan en ¡diez veces a todas las fuerzas militares del mundo
reunidas! Claro, con un presupuesto militar cercano a los $600,000
millones de dólares anuales (un 85% del PIB mexicano), destinados
tanto para investigación científica militar, compra de armamentos,
sostenimiento de los soldados y mandos superiores, puede jactarse ese
“instituto armado” de poseer tanto poder. Por ejemplo, a través
de la agencia DARPA (Agencia para proyectos de investigación avanzada
para la defensa), que es nada menos que una promotora de tecnologías
de la muerte, destina más de 2000 millones de dólares anualmente
para “fomentar la creatividad” de compañías y científicos que
diseñen armas o dispositivos que contribuyan a destruir y matar más
eficientemente. Un caso lo tenemos en el campo de la robótica,
para el cual cada año hay un “concurso” (exclusivo de “científicos”
de Estados Unidos) para promover la invención de un vehículo robot
autónomo terrestre, que sea capaz de autodirigirse bajo
cualquier condición, terreno o clima, que pueda transportar armas y
que cuente con gran letalidad, es decir, pueda matar a muchos
soldados enemigos. La DARPA “justifica” el proyecto diciendo
que así habría menos bajas de soldados estadounidenses o que las
labores de espionaje serían más “sencillas”, tal y como sucede
con los aviones robots, los Predators, que ya se emplean en la
frontera México-EU, para detectar “peligrosos indocumentados
mexicanos”.
El
“premio” era de un millón de dólares, el cual luego se elevó a
2 millones de dólares, los cuales, por fin, gracias al ingenio de
un ingeniero alemán, naturalizado estadounidense, Sebastian Thrun,
quien patrocinado nada menos que por la automotriz VW, la que le dio
tres vehículos Touareg (quizá también para hacerles
publicidad y mostrar lo rudos que son), junto con su equipo técnico,
ganó finalmente el concurso con un vehículo que “convenció” a
los halcones del Pentágono que podría ser el próximo Predator terrestre.
Ya podemos imaginarnos en un futuro a los ilegales en la frontera
estadounidense “cazados” por esos vehículos robots y asesinados
sin miramientos al primer movimiento sospechoso que aquéllos
hicieran, detectado por los ultrasensibles detectores de esas máquinas asesinas.
Otro
“creativo concurso” – y esto pareciera más de ciencia ficción
que de realidad – es el que promueve la invención de un
“exotraje”, una especie de armadura robotizada que puedan emplear
los “soldados del futuro”, para convertirse en una suerte de indestructibles
“gladiadores militares”, que soporten pesadas cargas, disparos
y hasta bombazos. Por fortuna, hasta ahora, ningún “científico”
ha ganado en la categoría de “exoesqueletos militares”.
Otro
de los “ingenios militares” debido a la DARPA es el
“radarscopio”, un aparato de pequeño tamaño, que funciona a base
de económicas pilas “AA”, pero capaz de detectar hasta el más
leve movimiento de un hombre, como su respiración, que esté
escondido tras muros de concreto o tabique de hasta 30 centímetros de
espesor. Y se espera emplearlo, nada menos que en Irak, en donde los
“peligrosos terroristas” pueden acechar tras las paredes de la
infinidad de ruinosos edificios que ha dejado la invasión militar
anglo-estadounidense, aparte del caos, la violencia y la miseria en
esa ultrajada nación.
También
la DARPA está incentivando ramas médicas como la biotecnología
para (no es broma), buscar medios que permitan la regeneración de
miembros mutilados de los soldados durante las batallas, así como
pueden hacer naturalmente las salamandras. Los directivos de DARPA sueñan
con el día en que los hombres heridos, en lugar de ir al hospital,
tomen una “pastillita” que les regenere, ipso facto, un,
digamos, pie destrozado por mortero, un brazo arrancado por una bomba
y así… Estiman que el “ahorro” en el gasto en atención a los
heridos sería enorme (hasta con eso, la atención médica, se buscan optimizar
recursos), más del 90% de lo que se eroga actualmente por
hospitalización y medicamentos. Y a propósito de este campo, el de
la “medicina”, también, otra institución, el Instituto de
Patología de la Fuerzas Armadas, está experimentando con el virus de
la influenza, y uno de
sus “éticos científicos”, el señor Jeffery Taubenberger, felizmente
logró aislar la más letal de sus cepas, la que asoló al mundo en
1918 y que mató a 40 millones de personas, con la que puedan, por
supuesto, fabricarse mortales armas biológicas.
Todo,
hasta el chillido de un bebé, convenientemente digitalizado y
aumentado, puede matar. Es el ruido empleado en otro de los
“grandes” proyectos auspiciados por DARPA, en las llamadas
“balas sónicas”, ingenios capaces de, al menos, inmovilizar
al soldado enemigo a quien se le “disparen” estos proyectiles
de lloriqueos de bebés remasterizados, pues le provocarían el
equivalente a una intensa migraña que le haría “perder la
cabeza” de dolor.
Y
también para el centro del “entretenimiento mundial” tiene
presupuesto el Pentágono a través de la DARPA. Hay un proyecto
conjunto, nada menos que con la meca del cine, Hollywood
–participan nombres tales como Paramount, Disney, Industrial Light
& Magic, pues ahora hasta los grandes estudios le están entrando
al lucrativo negocio de la muerte–, y los softweristas de
Silicon Valley –en este caso, se trata de compañías tales como
Pixar, Intel, Pandemic studios, que también están ganando buenos
millones de dólares–, coordinados por el Departamento de defensa,
que dio a luz un eficaz “cuarto de guerra”, singular
ingenio que combina pantallas gigantes, videojuegos y realidad
virtual para “entrenar” a los futuros soldados en forma más
efectiva y, lo mejor de todo, barata. Bajo el nombre de
Instituto de Tecnologías Creativas (vaya nombre tan irónico, como si
matar fuera creativo), el “cuarto de guerra” puede reproducir,
al decir de sus creadores, situaciones tan realistas, como si los
soldados entrenándose estuvieran, por ejemplo, en Irak, reproduciendo
a enemigos virtuales que incluso hablaran en su lengua nativa.
La
“creativa” experiencia se realiza a bordo de un vehículo militar
Humvee auténtico, al que se le han colocado sensores y dispositivos
de todo tipo, de tal manera que se recree tanto la sensación de estar
recorriendo tierras enemigas, como, si es el caso, el que los soldados
entrenados cometan un error y sean “destruidos” virtualmente por
un misil enemigo. Además, se ahorra mucho dinero. Por ejemplo,
para capacitar a 13,500 hombres en campos reales de entrenamiento
militar sólo durante tres semanas, se requieren 250 millones de dólares.
En cambio, en los cinco años que lleva funcionando este
“creativo” entrenador militar virtual, se han “capacitado” más
o menos a igual número de hombres y “sólo” se han gastado 45
millones de dólares, un “gran” ahorro, al decir de sus creadores
y coordinadores.
Y quizá porque la “guerra virtual” no resulta tan
realista, tanto en los peligros in situ que acechan a los
soldados, como en los muertos verdaderos, el Pentágono se decidió a
crear lo que yo llamaría un parque de diversiones bélico, con
sets que reproducen poblados árabes, con habitantes y todo,
para que el entrenamiento de sus mariners sea lo más cercano
posible a lo que se encontraran en la siguiente invasión a algún
otro país árabe, aparte de Afganistán e Irak, por supuesto.
En
el Joint Readiness Training Center (Centro de entrenamiento
para el alistamiento conjunto) que forma parte del fuerte militar Polk
(Fort Polk), ubicado en los bosques del estado de Luisiana, allí, en
una superficie de alrededor de 40,000 hectáreas está, digamos que
“perfectamente” simulado, el Medio Oriente, como dije, con
detalles tales como casas, escuelas, mezquitas, plazas, hospitales...
¡hasta árabes reales han contratado con tal de darle el mayor
realismo posible al lugar. Pueden “simularse” explosiones de
edificios de todo tipo (sí, porque durante la guerra las llamadas
bombas “inteligentes” se equivocaban, destruyendo a hospitales en
lugar de a bunkers militares), gasolineras, “autos bomba”,
“humo”... incluso hay “heridos y muertos”, además de que los
“paramédicos” pueden implementar “primeros auxilios” en
maniquíes de ¡70,000 dólares!, los cuales, merced a su altísimo
costo (no podía ser menos, pues), pueden “sangrar”,
“respirar”, “pestañear” e, incluso, esos humanoides
ingenios pueden “reproducir” cinco tipos distintos de gruñidos
intestinales, así como los que han de sufrir los heridos provocados
por la violencia existente en Irak, tanto por los ataques militares
invasores, como por los atentados suicidas, cortesía de la invasión
anglo-estadounidense.
Todos
los años ese “parque bélico” es un sito obligado al que asisten
44,000 soldados del ejército y de la Guardia Nacional que serán
enviados nada menos que a Afganistán y a Irak. Y allí, un total de
1200 “civiles árabes”, entre imanes, periodistas, autoridades
“iraquíes”, trabajadores humanitarios y “ordinarios civiles”
– éstos, por supuesto, mezcla de chiítas, sunitas y kurdos, tal
como sucede en el invadido Irak – constituyen la “masa árabe”
entre la que los soldados que entrenen deben desenvolverse o, incluso,
matar si fuera necesario, con tal de que dicho entrenamiento se
“aproxime” lo más posible a las condiciones iraquíes. Por
supuesto que lo de “matar”, eso sí, es de a “mentiritas”. Los
“tiroteos” se hacen mediante rifles o metralletas modificados que
funcionan a base de emisiones láser que le “atinan” a unos
“detectores de disparos” que todos, “amigos y enemigos”,
llevan en sus chalecos, identificados con un número, el del portador,
los cuales indican que a alguien ya lo “mataron” y queda fuera de
acción. Esos teatrales “ejercicios bélicos” supuestamente
indicarán cuál fue la falla cometida o los errores estratégicos
para corregir tales faltas. Los “enemigos árabes y terroristas”,
en parte son protagonizados por soldados del batallón 509 de
la infantería aérea, pero muchos de ellos están personificados por verdaderos
iraquíes, a quienes se les da “trabajo” como “extras”.
Aquí
sorprende la volubilidad estadounidense, pues por un lado, se ha
estigmatizado a todo aquél que parezca árabe, a quien inmediatamente
se le coloca la etiqueta de “terrorista”, pero en el caso de los
árabes contratados, entre más parezcan justamente eso, terroristas,
más posibilidades tienen de que los contraten, aunque con ello lo único
que logren, además de su salario, sea una acentuación de la negativa
opinión que contra ellos se tiene. Estas personas perciben $220 dólares
por día trabajado, que para muchos es “buen sueldo”, mejor que
emplearse en una cadena de comida barata, en donde cuando mucho ganarían
unos ochenta dólares. Los que laboran como “terroristas árabes”,
encabezados por los mencionados soldados del 509avo batallón, deben
“planear” ataques y emboscadas a los soldados entrenándose, todo
ello en completa libertad, para darle más verosimilitud a todo el
teatro bélico.
Claro
que todo este muy buen negocio de contratar “actores” y coordinar
las “guerritas” cuesta dinero y bastante: más o menos 3 millones
de dólares semanales. La empresa que se encarga de todo eso, llamada Cubic,
establecida en San Diego, contrata a los “actores” y proporciona
los equipos electrónicos que, como dije, señalarán quién se
murió y cuál fue su error. Esta empresa, por cierto, proporciona
servicios similares a países ¡nada menos que como Brasil, Croacia!
y, por supuesto, Gran
Bretaña, aliado natural en el aventurerismo bélico de los EU. ¿Será
acaso que pretendan ser los nuevos cruzados, quienes junto con
los EU, estén dispuestos a enfrentar una nueva amenaza islámica?
Según
el Pentágono ha sido “tan buena la simulación” que ya están
haciendo más “arabialandias” en California, en Fort Irwin.
Incluso el cuerpo de mariners está haciéndose su propio
“parque bélico” en el sur de California.
Sí,
es vital ese tipo de entrenamientos “realistas”, pues según
declara un funcionario militar, Russell Glenn, “nuestros soldados no
sólo van a derrotar a un ejército, sino que van a ocupar una
tierra extraña, lo cual requiere de nuevas habilidades, tales como
mantener bloqueado un camino, sin matar a nadie, o
ingeniárselas para saber en quién confiar en caso de existir
batallas locales en el sitio invadido. Sí, nunca vamos a ganar
matando a todos los insurgentes, tenemos que ganarnos la confianza de
la población invadida” (el subrayado es mío). Pues vaya cínica
declaración ésta, la de que EU seguirá invadiendo países,
cueste lo que cueste. Claro, lo de derrotar a los ejércitos
de los países árabes invadidos, parecería lo más fácil
(aunque habría que ver si eso sería tan fácil al invadir,
por ejemplo, Irán, cuyo ejército, al parecer, está mejor entrenado
que el que en su momento poseyó Saddam Hussein), sin embargo, la invasión,
propiamente dicha, si va a ser como la iraquí, en donde están
peor las cosas que cuando Hussein gobernaba...
Bueno,
quizá por eso desean de “todo corazón” los halcones del Pentágono
que “Arabialandia” funcione con tal de que sus soldados se
“ganen” a los pobladores árabes invadidos. Pero esta peregrina expectativa
resulta absurda de considerarse, pues por el hecho mismo, por
ejemplo, de la violencia iraquí, con atentados casi todos los días,
no parece previsible entonces, como así lo es, que los iraquíes
vean con buenos ojos a los soldados invasores, causantes,
justamente, de la fatal violencia, que sólo en el presente año ¡ha
ocasionado más de 14,000 muertos civiles (según el primer
ministro iraquí Maliki, un promedio de 100 muertos civiles se
producen diariamente, además de que 30,359 familias, unas 182,000
personas, han abandonado sus hogares a causa de la violencia
sectaria y la intimidación), sobre todo por los atentados
suicidas! Lo que sí resulta bastante claro es que aunque sigan
matando a todos los insurgentes iraquíes (dudo que los maten a
todos pues si la mayor parte de la población está en contra de
la invasión anglo-estadounidense, entonces todos pueden
considerarse insurgentes, aunque sea ideológicamente), no ganarán
la guerra.
Así
sucedió, para desgracia de EU, en Vietnam, en donde incluso a pesar
de los infames ataques con agentes químicos como el NAPALM, gas
adormecedor y el fósforo blanco, y los millones de dólares en
soldados y armamento convencional, su ejército no pudo derrotar al
Vietcong, la facción comunista perteneciente a Vietnam del norte que
combatió a Vietnam del sur, aliado justamente de EU. De hecho, podríamos
decir que Irak se está vietnamizando, o sea, se está
produciendo una escalada de anárquica, aleatoria violencia que ni las
mismas fuerzas invasoras pueden ya controlar. Y es que está
resultando tan complicada y costosa la invasión (más de $305,000
millones de dólares), además de soldados muertos (más de 2,700
desde que comenzó la invasión, además de 19,000 heridos), que si no
se halla una pronta “solución”, Irak corre el riesgo de
desaparecer como nación y ser sustituido por estructuras
territoriales étnicas que serían más difíciles de controlar para
los intereses estadounidenses (su petróleo, sobre todo) que lo que
ahora tan endeblemente existe. Erróneamente se creyó que muerto Abu
Musab Zarq, supuesto líder de Al Qaeda en ese país, terminaría con
los atentados terroristas, pero éstos han seguido digamos que al
mismo ritmo: Por eso, como dije, por esa inaplazable
“urgencia” de arreglar el polvorín humano en que Irak se ha
convertido después de la invasión, quizá sea que los halcones del
Pentágono finquen todas sus esperanzas en “Arabialandia”.
Bueno
y todo lo descrito se supervisa por el así llamado Centro
Operativo Conjunto (Joint Operating Center, JOC), conocido como la Caja,
pues se trata de un edificio sin ventanas, en los mismos terrenos
propiedad de Fort Polk, en donde 24 horas al día, todo el año, un
total de 200 empleados militares vigilan que el teatro bélico se
lleve acorde con lo estipulado, es decir, que los árabes simulados
planeen muy bien sus “ataques terroristas” y los soldados que se
están entrenando respondan adecuadamente a las amenazas que se les
pongan enfrente. Y para tener una aproximada idea de que las
condiciones enfrentadas sean las que verdaderamente los soldados van a
encontrarse en Irak, sobre todo, la mencionada empresa Cubic
“monitorea” todo el tiempo qué está sucediendo en ese desgarrado
país, o sea, cuál es el curso de la violencia allá.
¡Vaya,
en lugar de que los EU destinaran dinero para analizar cómo
mitigar la violencia, simplemente, de cínica manera, la
mencionada empresa, únicamente se limita a revisar los diarios
atentados que hay, el número de muertos y heridos que dejan, en qué
sitios se producen más diariamente, de qué tipo fueron... y así,
para que “Arabialandia” se asemeje lo mejor posible al verdadero
infierno que es actualmente Irak. Y una vez que se cuenta con la
información más apegada a la violencia existente, los
empleados de Cubic (esto sí me parece deleznable) simulan las dramáticas,
terribles consecuencias que dejan los atentados, incluso maquillando
grotescamente a viejos veteranos de la guerra de Vietnam, a los que
les faltan brazos o piernas, para darle más realismo al entrenamiento.
Muy seguramente ese nivel de exageración, más que por un efecto
humanitario, debe de llevarse a cabo para medir qué tantas agallas
han de tener los futuros soldados, enfrentados a situaciones tan
extremas, en donde, ante todo, la disciplina militar es lo que
seguirá contando, no su compasión o sensibilidad ante la
tragedia.
De
otra manera, no podría explicarse por qué sus jefes militares
requieran de tanto morboso realismo al maquillar horriblemente a gente
sin miembros, y “destruir” casas y edificios con auténticas
detonaciones de autos-bomba, realizadas por expertos en efectos
especiales (imaginemos, pues, que se está filmando una bélica película
todos los días en ese sitio). A fin de cuentas ese “jueguito”
tiene que ver con no dejarse matar, que es la principal
instrucción a los soldados entrenándose. “Ustedes sólo figúrense
cómo llegar del punto A, al punto B, sin que los maten”, es
el mandato en general... y ello, claro, recurriendo a todos los medios
a su alcance, uno de los cuales es asesinar sin miramientos a quien se
les cruce en su camino (como “soldados profesionales” han en
lugares como Basora, por ejemplo, de sacar de sus casas a civiles
inocentes para golpearlos y asesinarlos). En fin, que en ese parque bélico,
a mayor realismo, mayor acción. Y habrá que pensar también
en si los auténticos árabes que son contratados, por actuar tan realistamente,
no desarrollen una actitud auténticamente hostil hacia el
“enemigo” o quizás sean espías, haciéndose pasar como actores,
que después puedan revelar a sus contrapartes el tipo de tácticas
empleadas por los soldados estadounidenses para combatir a los
insurgentes.
Y,
claro, no todo es tan perfecto, pues la cuestión de que los soldados
entren en contacto con la población, es algo que, allí sí, no se ha
logrado, pues mientras en el parque bélico la relación de supuestos
insurgentes a la población es de 1 a 5, en Irak es de 1 a 10,000, más
o menos, así que si los soldados que entrenan se van considerando que
un quinto de los pobladores son insurgentes, como aprenden
en Arabialandia, bueno, quizá por eso desarrollen siempre la
brutal relación de disparar por parejo a todo mundo allá, pues mejor
prevenir que lamentar.
De
todos modos, ahora que los israelitas están matando a diario
libaneses y destruyendo su país (más de 1100 muertos y más de $2200
millones de euros en daños hasta ahora. Es posible que los frustrados
ataques que Scotland Yard descubrió por estos días, los cuales
intentaron operarse en aviones saliendo y llegando al aeropuerto
londinense de Heathrow, Inglaterra, que iban a perpetrar supuestos
miembros de Al Qaeda, sean una reacción a la injustificada, criminal
violencia judía en contra de los libaneses), con tanta saña y
eficacia, como siempre lo han hecho con los palestinos,
probablemente ellos puedan entrenar mejor a los soldados
estadounidenses que los parques bélicos, en eso de combatir y
matar árabes.
(*)
Profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México. Contacto: studillac@hotmail.com
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