Una
justificación y oportunidad para atacar directamente a Irán y a
Siria
El
“segundo 11 de septiembre” del Pentágono
Por
Michael Chossudovsky
GlobalResearch, 10/08/06
Entorno, Boletín de Cubarte, 21/08/06
Traducción para Rebelión Horacio Garetto
¿Estaremos
comprendiendo bien que los planificadores militares de Usamérica,
Gran Bretaña e Israel están esperando que suceda un “Segundo 11 de
Septiembre” para extender la guerra aun más allá de las fronteras
del Líbano, hasta lanzar un operación militar directa contra Siria e
Irán?
Según
Michael Certoff, el Secretario de Seguridad Interior de Usamérica, si
hubiera un segundo ataque terrorista del tipo del 11 de setiembre de
2001, un rasgo esencial de la “defensa” será la “ofensiva”.
“La Seguridad Interior (Homeland Security) es una parte de una
estrategia más amplia que consistirá en llevar la batalla al
enemigo”.
En
el mes siguiente a los atentados de Londres del 7 de julio se informó
que el vicepresidente Dick Cheney dio instrucciones al USSTRATCOOM de
preparar un plan de contingencia para ser “empleado en respuesta a
otro ataque terrorista del tipo del 11 de septiembre sobre suelo
americano”. En este plan está implícito que Irán estará detrás
del segundo 11 de septiembre.
Este
“plan de contingencia” usa el pretexto de un “segundo 11 de
septiembre”, que es un hecho que todavía no ha sucedido, para ir
preparando operaciones militares de gran envergadura contra Irán,
mientras en simultáneo ejercen presión sobre Teherán en relación
con su por ahora inexistente programa de armas nucleares.
Lo
que es diabólico en esta decisión del vicepresidente de Estados
Unidos es que la justificación presentada para librar una guerra
contra Irán no pasa del nivel de una mera hipótesis, no comprobada,
de ninguna implicación de Irán en ningún ataque, cosa que como
dijimos no ha ocurrido.
El
plan incluye ataques aéreos de gran escala sobre Irán, empleando
ambos tipos de armas, armas convencionales y armas nucleares tácticas.
Dentro de Irán hay más de 450 objetivos estratégicos, incluyendo
numerosos sitios sospechosos de desarrollar programas de armas
nucleares. Muchos de esos objetivos son tan duros y están enterrados
tan profundamente que no pueden ser atacados con armas convencionales,
de ahí la opción nuclear. Como en el caso de Irak la respuesta no
está condicionada a que Irán esté realmente implicado en algún
acto de terrorismo contra USA. Varios altos oficiales de la Fuerza Aérea
implicados en la planificación están espantados por las
implicaciones de lo que están haciendo pero ninguno quiere dañar su
carrera profesional planteando objeciones (Philip Giraldi, “Ataque a
Irán, La guerra nuclear preventiva”, The American Conservative, 2
de agosto de 2005).
Obsérvese
bien que el “plan de contingencia” de Cheney no está enfocado en
impedir un “Segundo 11 de septiembre”. El plan de Cheney se basa
en la presunción de que Irán estará detrás del “Segundo 11 de
Septiembre” y de que se puede activar inmediatamente un bombardeo de
castigo, antes de conducir una investigación, parecido a la forma
como se atacó Afganistán en Octubre de 2001, cuando se alegó que el
ataque lo fue en represalia por el apoyo del gobierno de los talibanes
a los terroristas del 11 de septiembre. Es importante comentar que
ningún plan de guerra se hace en tres semanas. El bombardeo y la
invasión de Afganistán se planearon bien antes del 11 de septiembre.
Como lo señala Michael Keefer en un incisivo artículo:
“A
un nivel más profundo, lo que todo esto significa es, nada más y
nada menos que un “ataque terrorista del tipo del 11 de
septiembre” constituye un medio adecuado para legitimar guerras de
agresión contra cualquier país seleccionado para darle ese trato por
el régimen y por su sistema amplificado de propaganda corporativa
…”(Keefer, febrero de 2006).
En
una oportuna declaración, solo unos pocos días después de las
masacres producidas por los bombardeos del Líbano, el Vicepresidente
Cheney volvió a reiterar su advertencia: “El enemigo que golpeó el
11 de septiembre está fracturado y debilitado, pero sigue siendo
letal y continúa empeñado en atacarnos de nuevo” (Waterloo Courier
Iowa, 19 de julio de 2006, cursiva mía).
Una
justificación y una oportunidad
En
abril de 2006, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, lanzó un
vasto plan de reequipamiento militar para luchar contra el terrorismo
en todas partes del mundo, con vistas a contragolpear en caso de un
segundo gran ataque terrorista a Usamérica.
“El
Secretario de Defensa Donald Rumsfeld aprobó un ambicioso plan
militar para luchar contra el terrorismo en el mundo entero y
contragolpear más rápido y más decisivo en caso de otro ataque
terrorista en los Estados Unidos, de acuerdo con funcionarios de
defensa.
El
largamente esperado plan de campaña para la guerra global contra el
terrorismo, como asimismo dos planes complementarios, fueron aprobados
el último mes por Rumsfeld; son considerados la más alta prioridad
del Pentágono, según oficiales familiarizados con los tres
documentos que hablaron bajo condición de anonimato porque no están
autorizados a hablar de ellos públicamente.
Los
detalles de los planes son secretos, pero en general todo tiene que
ver con una importante expansión del rol de los militares y, en
particular, de las fuerzas de Operaciones Especiales, en operación
continua en Irak y Afganistán. Desarrolladas durante alrededor de
tres años por el Comando de Operaciones Especiales (SOCOM) con sede
en Tampa, Florida, el plan refleja una creciente implicación del Pentágono
en dominios que tradicionalmente eran manejados por la Agencia Central
de Inteligencia y el Departamento de Estado (Washington Post, 23 de
abril de 2006).
El
plan se basa en la posibilidad de un Segundo 11 de Septiembre y en la
necesidad de tomar represalias si y cuando USA sea atacado:
El
tercer plan expone como los militares pueden responder a un gran
ataque terrorista a los Estados Unidos. Incluye larguísimos anexos
que ofrecen un menú de opciones para un contragolpe militar veloz
contra grupos terroristas específicos, personas o estados que se
piensa que los apoyen dependiendo de quién se piense que está detrás
de los ataques. Otro ataque crearía tanto una justificación como una
oportunidad que hoy por hoy falta para contragolpear contra algunos
conocidos objetivos, de acuerdo con actuales y anteriores funcionarios
de defensa familiarizados con ese plan.
El
plan especifica “qué terroristas y malos serían atacados si nos
sacamos los guantes. No nos hemos sacado los guantes”, por el
momento dijo un oficial que solicitó no ser identificado por lo
delicado del tema (cursivas mías, Washington Post, 23 de abril de
2006) El documento se basa en la suposición de que un Segundo Ataque
“que falta hoy” which is lacking today” sería de alta utilidad
para crear tanto una justificación como una oportunidad para librar
una guerra contra conocidos objetivos (Irán y Siria).
El
anuncio del 10 de agosto de Oficina de Seguridad Interior Británica
(British Home Office) de haber acabado de frustrar un ataque
terrorista de amplia escala que se habría propuesto hacer estallar
simultáneamente 10 aviones, transmite la impresión de que es el
mundo Occidental el que se encuentra bajo ataque, no Medio Oriente.
La
realidad se pone patas para arriba. La campaña de desinformación
marcha a toda velocidad. Los medios de comunicación británicos y
americanos están incrementando la campaña por una “guerra
preventiva” como un acto de “autodefensa” contra Al Qaeda y los
estados que apoyen al terrorismo, de los cuáles se pretende que estarían
preparando un Segundo 11 de Septiembre. El objetivo subyacente es, a
través del miedo y de la intimidación, es el de construir aceptación
para la próxima etapa de la guerra en Medio Oriente, ahora
directamente contra Irán y Siria.
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