Misión
cumplida: ¡vamos a la playa!
Por
Roberto Bardini
bambupress.wordpress.com,
25/08/06
Al finalizar la
Primera Guerra Mundial (1914-1918), a la que inicialmente sólo se
llamó Gran Guerra y en la que perdieron la vida más de doce millones
de personas, se creyó que había sido “la guerra que acabaría con
todas las guerras”. Cuando terminó la segunda (1939-1945), en la
que se arrojaron más de un millón y medio de toneladas de bombas y
murieron cerca de 70 millones, se dijo lo mismo. En la etapa de Guerra
Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética (1947-1991), se pensó
que sería el último conflicto en potencia: si estallaba, el planeta
volaría en pedazos.
Nada de eso sucedió,
pero lo que ocurre en Oriente Medio desde los atentados aéreos del 11
de septiembre de 2001 en Nueva York, desafía la frondoza imaginación
de Julio Verne, Herbert George Wells y Ray Bradbury. Los que en su
momento inquietaron a millones de lectores, se quedaron cortos en sus
proyecciones y hoy la lectura de cualquiera de ellos se reduce a un
simple pasatiempo.
Para algunos
analistas de prensa, en cambio, es mucho más entretenido limitarse a
observar la realidad y comparar los dichos y los hechos. En tiempos bélicos,
este pasatiempo ofrece un ejemplo tras otro.
1. En mayo de 2003,
tras el colapso del régimen de Saddam Hussein, el presidente George
W. Bush se presentó públicamente bajo un cartel que proclamaba
“Misión cumplida”. La frase debería haber sido “Misión
imposible” o, al menos, “Misión difícil”. Desde entonces
murieron casi tres mil soldados estadounidenses.
2. En mayo de 2004,
el vicepresidente Richard Cheney afirmó que la insurgencia iraquí
estaba “en las últimas”. Hoy, las estadísticas del propio ejército
de Estados Unidos demuestran que los rebeldes han aumentado el número
de ataques con armas de fuego y atentados con explosivos.
3. El senador
republicano John McCain, de Arizona, quien hasta hace cuatro o cinco días
era un empecinado defensor de la guerra en Irak, el 22 de agosto culpó
a Bush por hacerle creer a los estadounidenses que el conflicto sería
“como un día en la playa”. ¿McCain nunca estuvo en una guerra,
no vio imágenes en noticieros de televisión sobre Vietnam? ¿En
Arizona no leen libros de historia? El único “día de playa” en
una guerra es cuando se desembarca por mar en lanchones y no todos
quedan vivos para contarlo.
4. En marzo de 2003,
el Pentágono calculó que para diciembre de 2004 habría retirado
todas sus tropas de Irak. “Cuando cayó Bagdad creímos que no sería
una batalla prolongada”, acaba de reconocer el 22 de agosto el mayor
Steven O’Connor, vocero del Cuerpo de Infantería de Marina.
5. En marzo de este año,
en declaraciones a la cadena de televisión NBC, la secretaria de
Estado Condoleezza Rice afirmó sonriente que era probable “una
reducción significativa de las fuerzas militares en Irak durante
2006”. Ahora, en una entrevista que será publicada en la edición
de septiembre de Selecciones del Reader’s Digest, reconoce que la
ocupación de Irak se prolongó un poco y “le ha costado algo de
popularidad a Estados Unidos”. Seguramente en la foto de Selecciones
ya no sonríe.
6. Y en contradicción
con el cartel de Bush (“Misión cumplida”), las declaraciones de
Cheney (la resistencia iraquí “está en las últimas”), el “día
de playa” de McCain, los cálculos del Pentágono y la gélida
sonrisa de Condoleezza, ahora el coronel de marines Guy Stratton, jefe
de Movilización de Personal, informó que debido a la escasez de
voluntarios en los próximos meses se convocará a reservistas en
forma obligatoria. “Será una guerra larga, y queremos usar todos
nuestros recursos”, agregó.
De haberse dedicado a
la literatura, el actor cómico Groucho Marx hubiera sido un escritor
más indicado que Verne, Wells y Bradbury para describir el futuro de
su país, es decir el presente. Seguramente sus pronósticos se
aproximarían bastante a lo que es esa tragicomedia que desde los
pasillos de Washington compite con los estudios de Hollywood y tiene
catastróficos resultados en Oriente Medio.
Lástima que Mark
Twain y Ambrose Bierce no estén vivos, coleando y escribiendo. A
estas alturas, ya hubieran publicado La decadencia de Occidente II
o El ocaso de los dioses III. No perdamos la esperanza: quizá
algún día Woody Allen se decida a convertirse en cronista histórico.
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