Por
Haider Rizvi
Inter Press Service (IPS), 28/09/06
Nueva York.-
Manifestaciones, marchas, mítines, vigilias y reuniones de oración
se realizaron en varias ciudades de Estados Unidos en la última
semana como parte de una campaña para exigirle al presidente George
W. Bush y al Congreso legislativo que pongan fin a la ocupación de
Iraq.
Desde el jueves 21,
cuando más de 500 grupos contra la guerra y organizaciones religiosas
firmaron la "Declaración de Paz", unos 250 activistas
fueron detenidos por participar en acciones no violentas.
Además de exigir un
cronograma para el retiro de los 130.000 soldados estadounidenses
instalados en Iraq, la Declaración pide el cierre de bases, un
proceso de paz que incluya medidas para la seguridad, la
reconstrucción y la reconciliación de ese país, y un cambio en las
prioridades de financiación, poniendo énfasis en las necesidades
humanitarias antes que las militares.
Los activistas
realizaron más de 375 acciones de desobediencia civil y protestas en
ciudades de todo el país, incluyendo Lincoln (centro), Houston (sur),
Des Moines (norte), Little Rock (sur), Cincinnati (noreste), y
Fayetteville (este). En esta última se encuentra Fort Bragg, la mayor
instalación militar estadounidense en todo el mundo.
Si bien la campaña
está principalmente impulsada por grupos religiosos, muchos
legisladores, veteranos de guerra y organizaciones de mujeres e
inmigrantes también participan activamente en las protestas.
Los primeros arrestos
fueron realizados en Washington la semana pasada, cuando activistas
intentaron entregar copias de la Declaración a funcionarios del
gobierno.
Otras acciones
antibélicas que también terminaron con detenciones fueron realizadas
frente al Congreso, bases militares y centros de reclutamiento de
soldados.
Concientes de que
muchos políticos se resisten a respaldar la campaña por temor a ser
calificados de antipatrióticos, líderes religiosos esperan que al
menos su llamado de paz estimule al gobierno a fijar un plazo para
acabar con la ocupación de Iraq.
"Como ciudadanos
y personas de fe, debemos ser la conciencia de nuestro país",
dijo el reverendo Lennox Yearwood, del Hip Hop Caucus, uno de los 34
activistas detenidos por participar en las protestas frente la Casa
Blanca.
Mientras, más de 100
líderes religiosos cristianos, judíos y musulmanes planificaron
otras acciones para impedir un posible ataque contra Irán. Estos
señalaron que exigirán al Congreso esta semana que ejerza su
"función de supervisión" para evitar esa eventualidad.
Como parte de la
campaña, muchos activistas realizan sentadas frente a las residencias
de legisladores que no se han expresado en contra de la política de
Bush en Iraq.
"Estamos
gastando miles de millones de dólares todas las semanas en la
ocupación de Iraq. Este dinero puede ser invertido en salud y
educación", dijo Molly Nolan, una activista de 62 años que
participó en una protesta frente a la casa del senador Chuck Schumer,
del opositor Partido Demócrata, por el nororiental estado de Nueva
York.
"Los
neoyorquinos necesitan escuelas y trabajos, no esta guerra sin
fin", gritaba la multitud reunida frente a la casa de Schumer.
"Como otros
políticos, usted no habló. Lo exhortamos a mostrar coraje y a
defender principios", afirmó en la manifestación Carolyn
Eisenberg, del grupo Padres de Brooklyn para la Paz.
Como Schumer, muchos
legisladores demócratas mantuvieron su distancia del movimiento
antibélico, pero algunos públicamente criticaron las políticas de
Bush en Iraq.
"Como
participante del Movimiento de Derechos Civiles, yo enfrenté la
violencia con no violencia. Me han golpeado y dejado sangrando en las
calles al borde de la muerte", dijo el congresista John Lewis,
representante del sureño estado de Georgia, tras firmar la
Declaración la semana pasada.
"Me di cuenta de
que nuestras armas más poderosas como nación no son las bombas ni
los misiles. Nuestra mayor defensa es el poder de nuestras ideas. Es
lo que creemos sobre democracia y respeto a la dignidad humana",
señaló.
Otros legisladores
que firmaron la Declaración son Earl Blumenauer, representante del
noroccidental estado de Oregon, Danny Davis y Jan Schakowsky de
Illinois (norte), Chaka Fattah de Pennsylvania (noreste), y Sam Farr,
Barbara Lee y Lynn Woolsey de California (suroeste).
A pesar de las
crecientes protestas y críticas a la guerra desde varios sectores,
incluyendo generales retirados y prominentes analistas de
inteligencia, no hoy señales de flexibilidad en las políticas del
gobierno en relación a Iraq y su estrategia militar en Medio Oriente.
Hace apenas dos
semanas, la Cámara de Representantes aprobó una resolución apoyando
la forma en que el presidente maneja la guerra y rechazando la idea de
fijar un plazo para el repliegue de las tropas.
Firmantes de la
Declaración anunciaron que si sus demandas no son respondidas por la
administración de Bush y por el Congreso, lanzarán otra campaña de
acciones no violentas después de septiembre.