Elecciones
en Estados Unidos
Justicia
y perversión y la Perversión de la Justicia
Por James Petras
Rebelión,
10/10/06
Traducido por Ulises
Juárez Polanco
En
un mes donde el Congreso de EEUU votó para legalizar la tortura,
descartó la Constitución usamericana al abolir el habeas corpus e
incrementó el presupuesto militar para prolongar la matanza diaria de
centenares de iraquíes y afganos, la gran controversia en los medios
de comunicación masivos y los oficiales electos es la proposición
sexual de un congresista republicano a adolescentes empleados por el
Congreso.
Millones
de cristianos fundamentalistas, que apoyan ciegamente la fatídica
“Guerra contra el terror” del Congreso republicano, sienten asco
de su partido por su tolerancia hacia un pervertido, pero ignoran la
tortura de Abu Ghraib, los bombardeos masivos de Israel contra Líbano
y el abandono criminal de la Administración Bush de centenares de
miles de ciudadanos pobres (en su mayoría, negros) en Nueva Orleáns
después del huracán Katrina.
¿Por
qué los miembros del Congreso y los medios de comunicación masivos
se ponen histéricos por trasgresiones sexuales personales, como
sucios coqueteos por correos electrónicos del congresista Foley con
adolescentes, o las aventuras del Presidente Clinton de sexo
extramarital con una becaria de la Casa Blanca, pero no reaccionan
igual por temas de grandes consecuencias para la paz o la guerra, la
democracia o el autoritarismo, la tortura o los derechos humanos?
Opinadores
superficiales sacan a relucir nuestra “herencia puritana”: una
seudo-explicación, que pasa por alto la herencia democrática-constitucional
de EEUU, nuestra historia reciente de oposición a la Guerra de
Vietnam, y nuestra firma de la Carta de Naciones Unidas sobre derechos
humanos. Ya que existen numerosos pasados históricos, no existe una
“herencia” que domine las otras, especialmente cuando el
autodenominado pasado “puritano” se reviste con una cultura mediática
altamente sexualizada durante los últimos 50 años.
Deberíamos
abandonar las dudosas explicaciones psico-culturales, ya que no
explican el comportamiento político. Concretamente, incluso si
una “moralidad puritana” fuese un aspecto dominante de la vida política
usamericana, no puede explicar porqué uno debe enfocarse sólo en
fechorías sexuales de políticos individuales, y no en la inmoralidad
del uso de la tortura sexual, generalizada, sistematizada y practicada
por interrogadores usamericanos en Iraq, Afganistán y la prisión de
Guantánamo, acción específicamente aprobada por la Administración
Bush.
Para
comprender la perversidad de la política usamericana, donde grandes
crímenes se aprueban en el Congreso y el Presidente, y delitos
menores son obsesiones, debemos apartarnos de la noción amorfa del
“público usamericano” y examinar lo que la mass media y
los líderes de opinión encuentran aceptable como la base para la
competencia electoral.
La
elite política de ambos partidos y el liderazgo y minoría en el
Congreso no difieren en preguntas sustantivas de guerra y paz: ambos
apoyaron la invasión de 2003 y la ocupación de Iraq desde el inicio
y, recientemente, aprobaron más de $400 mil millones para gastos de
guerra en el período 2006-2007. Ambos partidos, el Congreso y el
Presidente apoyaron la invasión de Israel a Líbano, su destrucción
deliberada de infraestructura civil y el bombardeo de un millón de
bombas de racimo, así como el bloqueo y la violación de Gaza. Ambos
partidos apoyaron la extensión del Acta Patriótica, que suspende las
garantías democráticas y las libertades personales protegidas por el
Bill of Rights y la Constitución. Ni el Congreso ni la Casa
Blanca difieren en oponerse a una Política Nacional de Salud, pues
ambos partidos reciben millones en financiamiento electoral de las
grandes compañías farmacéuticas y las compañías privadas de
seguros de salud y sus cabildeos. Puesto que hay un consenso entre los
dos partidos oficiales sobre los temas de guerra, autoritarismo y
grandes negocios, los partidos políticos pueden competir sólo en
“personalidad” y asuntos de moral privada. Los partidos justifican
su existencia separada y compiten entre sí, evadiendo los temas que
contrarían las elites económicas, los militaristas civiles y el
cabildeo poderoso a favor de Israel, enfocándose en
“antagonizar”… a otros políticos, lo que se considera un
“juego justo” en el altamente estrecho sistema político
usamericano.
En
la primera semana de octubre, 30 soldados usamericanos murieron en
Iraq y decenas fueron heridos, 580 civiles iraquíes fueron
asesinados, 20 civiles libaneses fueron liquidados o heridos por
bombas de racimo israelíes abandonadas, decenas de miles de teléfonos,
faxes y correos electrónicos usamericanos fueron interceptados sin
orden judicial, miles de derechistas argentinos marcharon en Buenos
Aires en defensa de ex-dictadores militares, miles de maestros
huelguistas pacíficos en Oaxaca, México, fueron amenazados por una
represión militar masiva, 13 mineros bolivianos y campesinos indígenas
fueron asesinados por el gobierno y sus simpatizantes en lo que podría
ser el inicio de una guerra civil, y un amado obispo en las Filipinas
fue muerto por escuadrones de la muerte debido a su trabajo por los
derechos humanos, sumándose a los centenares de activistas muertos y
desaparecidos allá… sin embargo, ninguno de estos reportes aparecen
por ninguna parte en los programas de televisión y radio más
importantes en EEUU, y apenas son mencionados por los periódicos
principales. En cambio, escuchamos y leemos a diario e incluso a cada
hora, reportes revelando los correos electrónicos lascivos del
congresista republicano Foley mientras el liderazgo del Partido Demócrata
emite comunicados de prensa y denuncias y llamamientos a
investigaciones y dimisiones.
“La
corrupción, depravación, perversión”, nos dicen los demócratas,
“en puestos altos es inaceptable”. Y los republicanos, tan osados
en la defensa de la tortura y secuestros secretos, y tan audaces en
firmar centenares de millones de dólares en ayuda militar adicional
para Israel… holgazanean, se encogen de hombros y tartamudean que
han “limpiado la casa” con la renuncia del pervertido congresista;
necesitan seguir avanzando contra la “guerra contra el terror doméstico
e internacional” sin acoso sexual.
Lo
que es esencial en perpetuar la farsa de básicamente un sistema de
“un partido”, dedicado a defender guerras imperiales en el
extranjero e ignorar el desmoronamiento y el autoritarismo en casa, es
la ilusión de una “competición de partidos”. Para mantener la
ilusión de elección frente a un amplio consenso de elites, se
necesita de un “show menor”, preferiblemente un show en donde los
pervertidos menores de un partido pueden hacerse desfilar y
denunciarse por los moralistas vanidosos del partido contrario. Sin
este show de indignación moral y una dosis de excitación obscena, el
abstencionismo de los votantes podría incluso exceder el 65% usual en
las elecciones usamericanas al Congreso.
.-
Ulises
Juárez Polanco pertenece a los colectivos de Rebelión y Tlaxcala,
la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta
traducción se puede reproducir libremente, a condición de
respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la
fuente.
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