¿Democracia?
¿Qué?
Por Juan Gelman
Página
12, 11/10/06
El presidente Bush aplaudió
la aprobación por el Senado de la llamada Military Comission Act de
2006 (MCA), ley que sancionó el Parlamento estadounidense el 28 de
septiembre. Está dirigida a reprimir a los "combatientes
enemigos ilegales" en cualquier parte del mundo, incluido EE.UU.,
y la definición de esa categoría es ciertamente amplia. Tan amplia
que confiere a la Casa Blanca y al Pentágono un poder omnímodo,
viola la Constitución del país y fallos de su Corte Suprema de
Justicia, deroga por voluntad propia los pactos de Ginebra y numerosas
convenciones internacionales. Un primor, vaya.
"El término de
'combatiente enemigo ilegal' -propina el articulado- significa: i) una
persona que ha emprendido hostilidades o que ha apoyado deliberada y materialmente hostilidades contra Estados Unidos y sus
cobeligerantes (sic) que no es un combatiente enemigo legal
(incluyendo a la persona que forma parte de los talibanes, Al Qaida o
fuerzas asociadas); o ii) una persona que antes, durante o después de la promulgación
de la MCA de 2006 ha sido considerada un enemigo combatiente ilegal
por un Tribunal Examinador del Estatuto de Combatiente o por otro
tribunal competente establecido bajo la autoridad del presidente o del
secretario de Defensa" (frwebgatw.access.gpo.gov). No dice
"terrorista" o "extranjero", aunque señala a
talibanes y miembros de Al Qaida: dice "persona". Cualquier
persona, incluso de nacionalidad estadounidense. Hasta el senador
republicano Arlen Specter se escandalizó: en el debate parlamentario,
opinó que la ley retrotrae el concepto de democracia a ocho siglos
atrás porque niega el recurso de hábeas corpus que la Carta Magna
estableció en el año 1215. Pero hizo la venia y la votó (The
Christian Science Monitor, 2-10-06).
W. Bush ha dado un atisbo del
alcance de esa definición. En su discurso ante la Asociación de
Oficiales de Reserva, aseveró que quienes "citan
activamente" el documento en el que 16 organismos de espionaje
norteamericanos afirman que la guerra contra Irak debilita la
seguridad de EE.UU. (véase Página/12, 28-9-06) "han comprado la
propaganda enemiga de que los terroristas nos atacan porque los
estamos provocando" (AP, 29-9-06). Esto implica que estarían al
borde de la traición los nacionales estadounidenses que critican la
guerra y se oponen a la legalización de la tortura, incluyendo a los
representantes demócratas que votaron contra la MCA. Lo cierto es que
cualquier persona, es decir, un sospechado de actividades terroristas,
puede ser detenido y torturado en cualquier punto del globo -como ya
hizo la CIA- sin derecho a juicio y puede permanecer -como sucede ya
en Guantánamo- largos años en prisión sin que su culpabilidad se
pruebe. Basta de Pactos de Ginebra: su artículo tercero común
establece, entre otras cosas, que un detenido debe recibir un trato
humano "en cualquier circunstancia", no debe ser objeto de
"torturas ni tratos crueles ni ultrajes a su dignidad" y
tiene derecho a un juicio justo con todas las garantías
"reconocidas como indispensables por los pueblos
civilizados". Para la Casa Blanca, la civilización se detuvo en
el siglo XIII.
En el discurso mencionado, W.
Bush -temeroso por el resultado de las próximas elecciones que el
Partido Republicano podría perder- volvió a machacar el argumento de
que la invasión a Irak ha fortalecido la seguridad de EE.UU. y también,
desde luego, la MCA: "Luchar contra el terrorismo no crea
terrorismo. Si alguna vez esa postura es adoptada por quienes toman
las decisiones políticas en Washington, significará que hemos vuelto
a los viejos días de esperar ser atacados para responder". No es
lo que opina la comunidad de inteligencia del país. Tampoco la mayoría
de los ciudadanos norteamericanos: una encuesta que la CNN realizó
del 29 de septiembre al 2 de octubre registró que el 57 por ciento de
los interrogados piensa que la guerra ha tornado a EE.UU. más
vulnerable al terrorismo. El 58 por ciento declaró que el gobierno ha
engañado a la opinión pública acerca de la marcha de la guerra. El
66 por ciento desaprobó la forma en que Bush la lleva a cabo (CNN,
3-10-06). La proporción de potenciales "combatientes enemigos
ilegales" es verdaderamente alta en EE.UU.
Cabe imaginar quién entrará
en la categoría según las calificaciones del Pentágono. Tribunales
militares juzgarán eventualmente a los sospechosos de terrorismo y
esto "constituirá la transformación más radical, peligrosa y
desdichada del sistema de justicia penal estadounidense desde el
nacimiento de nuestra nación", señaló Jacob G. Hornberger,
presidente de la fundación El Futuro de la Libertad (www.fff.org,
9-06). No es probable que lo escuchen. La burbuja que envuelve a la
Casa Blanca es de acero, no de espuma de jabón.
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