La
Casa Blanca y senadores se ponen de acuerdo para
Hacer
la tortura legal
Por
Nicole Colson
Socialismo Internacional, Puerto Rico, 20/10/06
La Casa Blanca de
Bush y un grupo de senadores republicanos se declararon victoriosos la
semana pasada, luego de alcanzar un acuerdo en la legislación acerca
del trato hacia los detenidos en la "guerra contra el
terrorismo" de EE.UU.
Pero en vez de
"comprometerse" a proteger los derechos de los detenidos –
como alegaron que deseaban los senadores Republicanos John McCain,
Lindsey Gram. y John Warner– la nueva propuesta contribuirá a
legalizar la tortura y a prevenir que los detenidos tengan el derecho
de recibir un juicio justo.
El acuerdo legal, que
se espera sea aprobado por el congreso, da a la administración Bush,
mucho de lo que esta administración demandaba.
Enfrentados con una
decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos que reta su
sistema de detenidos en la base de Guantánamo en Cuba, la Casa Blanca
ha estado presionando al Congreso a que reescriba partes del Acta de
Crímenes de Guerra de 1996 para evitar que los prisioneros estén
protegidos bajo la Convención de Ginebra que ilegaliza "la
violación a la dignidad personal, en particular, tratos humillantes y
degradantes."
Bush afirmó
repetidamente que cumplir con la Convención de Ginebra sería una
"amenaza a nuestra nación" – supuestamente poniendo en
riesgo de otro ataque terrorista a los EEUU si los interrogatorios de
la CIA a los detenidos fueran suspendidos. La Agencia Central de
Inteligencia es conocida por utilizar los llamados
"procedimientos de interrogación alternativos" como el de
ahogar los detenidos en el agua sin llegar a matarlos y el uso de
abusos psicológicos extremos, considerados ilegales bajo las leyes
internacionales.
Bajo el nuevo trato,
aunque se mantenga el lenguaje de la Convención de Ginebra en la ley,
Bush mismo emitirá una orden ejecutiva definiendo el
"significado y aplicación" de la Convención de Ginebra, y
especificando qué técnicas de interrogación quedarían prohibidas.
En otras palabras, a
la administración Bush se le permitirá continuar reescribiendo la
ley para moldearla a sus definiciones de lo que constituiría
"una violación a la dignidad personal" – dejando el
camino libre para que la CIA continúe con su programa de interrogación.
Justo mientras el
acuerdo estaba siendo negociado, las nuevas revelaciones demostraban
el alcance de estas detenciones por parte de los EEUU desde el inicio
de su "Guerra contra el Terrorismo."
De acuerdo con un
reporte del periódico Seattle Post–Intelligencer, desde el 11 de
Septiembre, los EEUU han formado una red global de prisiones en las
cuales se estiman que hay 14,000 detenidos –– la mayoría de ellos
en Irak – los cuales permanecen encarcelados sin ningún tipo de
cargos. Decenas de miles más – desde 2004, más de 18,000 en Irak
– han sido detenidos por semanas, meses o hasta años por los
Estados Unidos, antes de ser finalmente soltados.
"Muchos dicen
que fueron capturados en las redadas del ejército estadounidense, a
menudo interrogados de sol a sol, luego soltados meses o años más
tarde sin pedir ningún tipo de disculpas, compensaciones o cualquier
tipo de explicación del por qué fueron apresados," según el
Post–Intelligencer. "Entre un 70% a un 90% de las detenciones
en Irak en el 2003 fueron 'errores,'admitieron oficiales
estadounidenses a la Cruz Roja Internacional."
De acuerdo al
reporte, el número de detenidos bajo la custodia de EEUU ha aumentado
desde la publicación de las fotos que mostraban los abusos cometidos
contra los detenidos por parte de los guardias en la prisión de Abu
Ghraib.
Cuando las fuerzas de
ocupación estadounidenses le dieron el control de la prisión de Abu
Ghraib a las fuerzas iraquíes a principios de este año, ésta estaba
vacía sólo porque los 3,000 prisioneros mantenidos en la facilidad
fueron transferidos a Camp Cropper, donde EE.UU aún está a cargo.
En total, ha habido
aproximadamente más de 800 investigaciones militares por abuso a
detenidos en Irak y en Afganistán. Hasta el mes de mayo, sólo 89
miembros de las fuerzas de ocupación han resultado convictos en
cortes marciales por crímenes relacionados a los abusos a los
detenidos.
Como el
Post–Intelligencer comentó, "La organización con base en
Nueva York, Human Rights First reportó que de los 34 casos en los
cuales se confirma o sospecha el asesinato de detenidos, sólo 14 han
sido castigados. La pena más fuerte en casos relacionados a muertes
por torturas ha sido de 5 meses en la cárcel."
La horrible realidad
del sistema estadounidense de torturas se hace claro en el caso de
Maher Arar.
En septiembre 26 de
2002, Arar, un ciudadano canadiense nacido en Siria, se disponía a
regresar a su hogar en British Columbia luego de unas vacaciones en Túnez,
cuando en el cambio de aviones en el Aeropuerto Internacional Kennedy
en Nueva York fue detenido. Aparentemente, él, fue identificado erróneamente
por las autoridades del Canadá como un "extremista islámico"
con supuestos vínculos con la red de al–Qaeda.
Arar fue interrogado
por 13 días consecutivos antes de ser encapuchado, encadenado y
transportado – "entregado," para usar el lenguaje de la
CIA–a ultramar, primero a Jordania y luego a Siria. Allí, Arar, fue
golpeado – muchas veces, según él, con cables eléctricos, hasta
quedar desorientado – y luego fue llevado a una celda húmeda bajo
tierra del tamaño de un ataúd. Después de 10 meses de abusos y
tortura, finalmente Arar fue puesto en libertad gracias a la
intervención del gobierno de Canadá. Nunca se le acuso de ningún
cargo.
La semana pasada, una
comisión canadiense exoneró a Arar, diciendo que no tenían ningún
tipo de evidencia que lo pudiera conectar con terroristas o que
representara una amenaza a la seguridad. Oficiales canadienses
criticaron al gobierno de los Estados Unidos por actuar en una
"manera inapropiada."
Basado en el reporte,
eso es una declaración muy incompleta. El 4 de octubre de 2002, antes
de sacar a Arar fuera de los Estados Unidos, oficiales de
contraterrorismo en Canadá enviaron un fax al FBI diciendo que ellos
"tienen que completar una investigación detallada del Sr. Arar o
un análisis que lo vincule", y que "mientras él ha tenido
contacto con varios individuos de interés a este proyecto somos
incapaces de indicar los vínculos con al–Qaeda."
Al otro día, un
oficial de la Real Policía Montada Canadiense habló por teléfono
con un agente del FBI no identificado. "Durante esta conversación,
el oficial del FBI dijo que los americanos temían de que no tuvieran
información suficiente que sustentaran los cargos contra el Sr.
Arar," dijo el reporte.
El oficial canadiense
estuvo de acuerdo, diciendo que existía y también "evidencia
insuficiente para formularle cargos al Sr. Arar en Canadá."
Oficiales canadienses dijeron a los EEUU que Arar sería puesto bajo
vigilancia una vez regresara a Canadá.
Sin embargo, en vez
de permitirle que regresara a su casa, los Estados Unidos
aparentemente hicieron un trato con Siria – conocido por utilizar la
tortura – para que tomaran a Arar y lo "cuestionaran," sin
informar a oficiales canadienses. "Aparentemente las autoridades
estadounidenses mantuvieron intencionalmente a los oficiales
canadienses a la sombra de sus planes de remover al Sr. Arar hacia
Siria," según el reporte.
Durante varias
semanas luego de haber sido "enviado", los oficiales
canadienses no lo podían localizar, ya que oficiales sirios al
principio negaban que el se encontrara en el país – según el
reporte, con el objetivo de esconder el hecho de que estaba siendo
torturado. "Yo he esperado un largo tiempo para que mi nombre esté
limpio," dijo Arar en unas declaraciones la semana pasada.
"Fui torturado y perdí un año de mi vida. Yo nunca voy a ser el
mismo. Los Estados Unidos tienen que tomar responsabilidades por lo
que me hicieron a mí y tienen que detener la destrucción de más
vidas inocentes con sus acciones ilegales."
Pero si la
administración Bush y el Congreso logran su objetivo, personas como
Maher Arar se encontrarán con muchos más obstáculos a la hora de
probar su inocencia.
La nueva legislación
acordada admitirá declaraciones obtenidas a través de la coerción y
por evidencia recopilada a través de rumores, mientras que los
derechos para poder apelar se limitan aún más. Además, la ley exime
retroactivamente a oficiales de la administración Bush, agentes de la
CIA y otro personal militar de ser procesados bajo el Acta de Crímenes
de Guerra por algunos de los actos de abuso mental y físico que los
detenidos dicen haber sido sujetos mientras se encontraban detenidos
bajo custodia estadounidense.
Además, los
detenidos bajo las fuerzas estadounidenses en otros países serán
legalmente despojados de su derecho de "Habeas Corpus". Esto
básicamente condena a los detenidos a estar en cautiverio
indefinidamente, sin ningún tipo de derecho a retar la detención en
cortes de los Estados Unidos.
Como el presidente
del Centro por los Derechos Constitucionales, Michael Ratner dijo a
Inter Press Service, que la desaparición del "Habeas
Corpus" "es el equivalente de la autorización de
detenciones ejecutivas – una de las principales características en
un estado policíaco".
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