Fracaso en Iraq
y crisis en EEUU

 

Campaña de descrédito contra informe de las universidades Johns Hopkins y al–Mustansiriya

Negar lo evidente: el horroroso costo de la guerra en Iraq

Por Eric Ruder
Socialist Worker, 20/10/06
IraqSolidaridad, 26/10/06
Traducido el inglés por Felisa Sastre

"El desprecio de Bush por la vida de los iraquíes explica la frustración de Saleh al–Jabiri: '¡Por Dios!, ¿Cuál es la diferencia entre que sean 30.000 o 200.000?', manifiesta este iraquí al periodista independiente Dahr Jamail, '¡Lo que se está contando aquí son vidas de personas, no pollos de granja! ¿Cree que la gente se sentiría feliz creyendo las estadísticas estadounidenses de que son sólo 30.000 muertos? Pues no, no nos sentimos contentos con esas cifras insultantes a la baja, cuando todos sabemos que el número real es muchísimo mayor'."

La contraofensiva empezó casi de inmediato. Desde el momento en que un equipo de investigadores iraquíes y estadounidenses informara a mediados de octubre de que la invasión y ocupación de Iraq habían ocasionado aproximadamente 655.000 muertos iraquíes [1], la campaña para desacreditar a los investigadores y a su estudio se ha desplegado a gran velocidad [2].

"Las cifras son absurdamente altas", afirmó Michael O'Hanlon, analista del liberal Brookings Institute, "sus cifras no tienen nada que ver con los de cualquier otro cálculo". Anthony Cordesman, del Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de presión militar en Washington, afirmó que la difusión del estudio –justo antes de las elecciones de noviembre [en EEUU]– se ha hecho para que tenga un impacto político. "Esto no es una investigación: es política", afirma. Otras críticas más serias afirman que el informe, publicado por la Facultad de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins Bloomberg, ha utilizado una metodología equivocada.

No obstante, el estudio, publicado en la página web de la revista médica británica The Lancet, presenta conclusiones de peso, al igual que otro informe, "Crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos en Iraq y los mecanismos para exigir responsabilidades", preparado por el grupo pacifista Consumers for Peace [3], con el asesoramiento de la prestigiosa abogada de derechos humanos, Karen Parker.

Estimaciones rebajadas

Los detractores del informe de la Johns Hopkins insisten en que el número de víctimas iraquíes podría ser demasiado alto dado que ningún otro estudio se aproxima a sus resultados. La fuente más citada sobre las muertes de civiles iraquíes, The Iraq Body Count Web Site, da una cifra de entre 43.937 y 48.783 iraquíes asesinados desde la invasión estadounidense. Pero Iraq Body Count sólo contabiliza las muertes de las que informan dos publicaciones en sus listas de fuentes con su visto bueno, y uno de cuyos criterios es que las publicaciones consultadas tengan una página web en inglés. El resultado es que Iraq Body Count rebaja drásticamente las muertes de civiles, en particular teniendo en cuenta que Iraq hoy es tan peligroso que pocos periodistas se aventuran ni siquiera a salir de la Zona Verde de Bagdad, controlada por EEUU.

Por el contrario, los investigadores de la Johns Hopkins enviaron un equipo de expertos que recogieron información de 1.800 familias elegidas al azar, con un total de 12.801 personas [4]. Utilizaron la misma metodología que la que les llevó, en 2004, a la conclusión de que la invasión y la ocupación estadounidense había provocado unas 100.000 muertes "de más", la cifra que superaba la tasa de mortalidad antes de la invasión. El proceso de investigación se ha utilizado –sin controversia– en otras zonas en guerra y zonas de catástrofes, desde el Congo a los Balcanes hasta la Costa del Golfo [de México], arrasada por el Katrina.

Los investigadores preguntaron a cada una de las familias por las muertes habidas en el período inmediatamente anterior a la invasión para establecer un índice de mortalidad de partida y después compararon esta cifra con el número de muertes en cada familia desde la invasión de marzo de 2003.

El índice de mortalidad no sólo se disparó de 5,5 muertes por 1.000 personas antes de la invasión hasta 13,2 por 1.000 en los 40 meses posteriores, sino que la inmensa mayoría (más de 600.000) fueron muertes por causas violentas, tales como disparos, ataques aéreos y bombas. Analistas estadísticos coinciden con la esperada precisión de la metodología de los investigadores de la Johns Hopkins, con un 95 por ciento de fiabilidad en que el número real no está por debajo de 425.000 ni sobrepasa los 793.000.

El porcentaje de muertes por causas violentas tras la invasión (más del 90 por ciento del "exceso de muertes") está en claro contraste con el índice de mortandad por causas violentas antes de la invasión. El estudio, asimismo, revela que un abrumador número de las muertes (el 87 por ciento) se han producido no en la inicial invasión sino en la posterior ocupación, y que los ataques aéreos de la coalición son responsables del 31 por ciento de ellas.

El informe sobre crímenes de guerra de Consumers for Peace demuestra cómo tal pasmoso número de iraquíes podrían haber muerto como resultado de la violencia. También señala la responsabilidad directa de EEUU en fomentar las condiciones de inseguridad y de crisis humana. Según este informe, las tropas de ocupación estadounidenses han cometido, de forma sistemática, Crímenes de Guerra en Iraq, tales como considerar tomar como objetivos [militares] las infraestructuras sanitarias del país, su indolencia en facilitar agua potable y electricidad a la población civil y el uso de armas químicas y radioactivas prohibidas internacionalmente.

Según un informe de enero de 2004 de Christian Science Monitor, citado en el estudio de Consumers for Peace, "[...] el protocolo de actuación en combate ordena a los soldados estadounidenses responder con fuerza demoledora contra las posiciones desde las que se les ataca, incluso cuando un resistente entra en una vivienda para ocultarse". Y continúa:

"[...] Un sargento lo expresaba así: "Si alguien se mete en una casa, prendemos fuego a la vivienda. Si ahí mueren civiles, es una tragedia, pero lo seguiremos haciendo para la que gente entienda que debe hacer todo lo posible para mantener a esas personas lejos de sus barrios."

Tales "reglas de combate" constituyen una clara violación del Derecho Internacional, que obliga a las fuerzas de ocupación a garantizar la seguridad de los civiles y a considerar la resistencia armada como un derecho legítimo de los ciudadanos sometidos a ocupación.

Los mandos militares estadounidenses también han reconocido, tras desmentidos iniciales, que en Iraq han utilizado compuestos de napalm y fósforo blanco, con los espantosos resultados que cabe esperar [5]. Tanto el napalm –que es una mezcla de combustible y gel pegajoso– como el fósforo blanco provocan explosiones abrasadoras, contra las que nada puede el agua para apagarlos una vez que se han depositado en la piel, en la que se disuelve.

El informe afirma que la utilización estadounidense de armamento con uranio empobrecido (DU, en sus siglas inglesas) ha producido enfermedades y trastornos médicos espantosos entre los iraquíes:

"[...] El uso generalizado de armas con uranio empobrecido en Iraq ha dado lugar a una creciente aparición de malformaciones congénitas, tumores malignos y otras enfermedades y trastornos relacionadas con la utilización de esta clase de uranio. [...] En Basora, por ejemplo, donde las tropas invasoras estadounidenses utilizaron uranio empobrecido en 1991, los índices de aumento del cáncer se han multiplicado por nueve en los ocho años siguientes a su utilización.

"[...] Tal como afirma un analista, la conclusión es que 'ahora podemos decir con toda certeza que las únicas armas de destrucción masiva en Iraq las han introducido los invasores extranjeros desde Estados Unidos, que se ha servido de ellas para someter a las gentes del país.'"

500 muertos al día

De acuerdo con el estudio de la Johns Hopkins, una media de 500 iraquíes han muerto diariamente desde que comenzó la invasión estadounidense, es decir, cinco veces más que los 100 muertos diarios en los momentos álgidos de los asesinatos sectarios de este verano, un cálculo de Naciones Unidas basado en datos de la morgue [6]. Es muy probable que los informes de la morgue, como los de los medios de comunicación, rebajen el número de muertes reales, especialmente en Iraq. Según Juan Cole, especialista en Iraq, la costumbre entre los musulmanes iraquíes es enterrar al difunto al atardecer del día del fallecimiento, lo que no siempre permite que los cadáveres se lleven al depósito. "Aunque hay ventajas en notificarlo al gobierno para conseguir un certificado de defunción, también hay desventajas", dice Cole, "muchas familias que han asesinado a uno de sus miembros creen que el Gobierno o los estadounidenses han estado implicados en su muerte y quieren evitar que se fijen más en ellos si cumplimentan los impresos oficiales y dan sus direcciones".

Pero el intento más increíble de refutar las conclusiones del nuevo estudio de The Lancet provino del mismísimo George Bush. Preguntado acerca del informe por un periodista de la CNN, Bush, según era de esperar, declaró que no creía que el informe de la Johns Hopkins fuera "creíble" para, seguidamente, ofrecer esta valoración: "Sé que ha muerto mucha gente inocente, y ello me preocupa y entristece" afirmó Bush, "[...] y aplaudo a los iraquíes por su coraje frente a la violencia. Estoy, usted lo sabe, sorprendido de que esta es una sociedad que desea tanto ser libre que incluso está dispuesta– sabe usted– a tolerar que haya un cierto grado de violencia". La pretensión de Bush de hablar en nombre del pueblo iraquí –en particular al hacerlo acerca de su disposición para aceptar que las fuerzas estadounidenses les asesinen– es un insulto.

Una encuesta de opinión realizada a principios de septiembre por el Programa de la Universidad de Maryland sobre actitudes políticas internacionales, revela que los iraquíes responsabilizan a EEUU por la situación en la que se encuentran. Casi el 80 por ciento afirma que los militares estadounidenses en Iraq provocan más violencia de la que evitan. Y un 61 por ciento (que ha aumento desde el 47 por ciento en enero) aprueba ahora los ataques de la resistencia contra las fuerzas estadounidenses. Otro estudio revela que los iraquíes están tan desesperados por escapar de la violencia que unos 890.000 se han trasladado a Jordania, Irán y Siria desde la caída de Sadam Husein, y que otros 300.000 (puede que quizás muchos más) han escapado a otras zonas de Iraq.

'Personas, no pollos'

650.000 muertos y más de un millón desplazados son cifras impactantes en un país de unos 26 millones de habitantes. La proporción equivalente en la población estadounidense sería de 20 millones de muertos o de refugiados.

El desprecio de Bush por la vida de los iraquíes explica la frustración de Saleh al–Jabiri: "¡Por Dios!, ¿Cuál es la diferencia entre que sean 30.000 o 200.000?", manifiesta este iraquí al periodista independiente Dahr Jamail, "¡Lo que se está contando aquí son vidas de personas, no pollos de granja! ¿Cree que la gente se sentiría feliz creyendo las estadísticas estadounidenses de que son sólo 30.000 muertos? Pues no, no nos sentimos contentos con esas cifras insultantes a la baja, cuando todos sabemos que el número real es muchísimo mayor".


Notas de IraqSolidaridad:

1. Véase en IraqSolidaridad: 650.000 iraquíes muertos a consecuencia de la ocupación, el 2,5% de la población. Nuevo informe de las universidades Johns Hopkins de EEUU y al–Mustansiriya de Bagdad

2. Al igual que ocurriera con el anterior informe de este mismo grupo de investigación. Respecto al debate sobre el coste humano de la ocupación de Iraq véase en IraqSolidaridad: Expertos mundiales en Salud Pública exigen a EEUU y Reino Unido una investigación completa e independiente sobre el número víctimas relacionadas con la guerra en Iraq y Nicolas J. S. Davies: Enterrar el informe 'Lancet'... y con él a las víctimas civiles de Iraq. Entre 120.000 y 500.000 iraquíes habrían sido asesinados por las fuerzas de ocupación. Tras la publicación del informe por la revista The Lancet el gobierno iraquí ha prohibido de nuevo a los hospitales y a la morgue central de Bagdad dar cifras sobre el número de muertos. En septiembre el Instituto Anatómico–Forense de la capital contabilizó el ingreso de 2.660 cuerpos, de los cuales el 85% había muerto por causa violenta (AP, 12 de octubre, 2006).

3. English www.consumersforpeace.org/pdf/war_crimes_report.pdf

4. El estudio fue llevado a cabo en colaboración con la Facultad de Medicina de la Universidad al–Mustansiriya de Bagdad.

5. Véase en IraqSolidaridad: Faluya: uso por EEUU de bombas de fósforo y de fragmentación durante el asalto de noviembre de 2004

6. En relación a este tipo de datos véase en IraqSolidaridad: Peter Symonds: Récord histórico de tortura y muertes de civiles, así como nota 2.