Por Begoña Arce
Corresponsal en Londres
El Periódico, 14/11/06
Tony Blair pidió anoche "una estrategia
global" para Oriente Próximo, "que debe comenzar por Israel
y Palestina", para pacificar Irak, e invitó a Irán y Siria a
ayudar en esta tarea. La invitación, sin embargo no implica
concesiones, subrayó el primer ministro británico, quien exigió a
estos dos países que dejen de apoyar el terrorismo en la región.
"Los extremistas están tratando de provocar una guerra civil en
Irak", afirmó, situando a Irán en el corazón del conflicto.
El régimen de Teherán, señaló, está ayudando a
"los elementos más extremistas de Hamás en Palestina, a
Hizbulá en el Líbano y a las milicias chiís en Irak". Irán
tiene "una estrategia clara para elegir", advirtió Blair:
contribuir a resolver los conflictos en Oriente Próximo y cumplir con
sus obligaciones internacionales y con la no proliferación nuclear.
"En ese caso, un nueva relación es posible", indicó el
premier británico, "de lo contrario deberá enfrentarse a las
consecuencias por no hacerlo, es decir, el aislamiento".
Intereses distintos
"Irán y Siria tienen distintos
intereses", afirmó también el premier en el solemne discurso
anual en el Guildhall de Londres, el último de su mandato, muy
similar en contenido al pronunciado el pasado mes de julio en Los
Ángeles. Las circunstancias, sin embargo, han cambiado radicalmente.
Los demócratas estadounidenses acaban de hacerse con el control del
Congreso y han empezado a hablar de retirar las tropas de Irak.
Blair volvió ayer a reivindicar para el Reino
Unido una relación estrecha y fuerte con EEUU, sin dejar por ello,
afirmó, de aspirar a estar en el centro de Europa. Su discurso se
produjo un día antes de la comparecencia prevista para hoy, mediante
un enlace de vídeo, ante el influyente Grupo de Estudio sobre Irak
que preside el exsecretario de Estado norteamericano James Baker. La
decisión de un mandatario británico en ejercicio de declarar ante un
comité de otro país, en este caso EEUU, es un hecho excepcional y
cuestionable. Blair considera, sin embargo, que su aportación puede
realzar la influencia del Reino Unido en el panorama diplomático
internacional.
En declaraciones a la BBC hechas antes del discurso
del primer ministro británico, el embajador de Siria en EEUU, Imad
Moustapha, afirmó que su país está dispuesto al diálogo. "De
una forma u otra, Siria quiere ser parte de la solución del problema.
Queremos participar y podemos ayudar. No estoy diciendo que tengamos
la varita mágica, pero podemos tener un papel constructivo",
indicó. "Siria ha invitado a Israel una y otra vez a retomar el
proceso de paz", añadió el diplomático sirio, para quien
"el precio a pagar está muy claro". "Nosotros –dijo–
queremos un acuerdo para Oriente Próximo amplio, justo y
honorable".
El Periódico, 15/11/06
Como un padre que alecciona a su hijo por haberse
portado mal en su ausencia, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad,
se dirigió ayer al Gobierno estadounidense para informarle que debe "corregir
su comportamiento" si quiere contar con su ayuda para
estabilizar Irak. Menos perdonador, pero a la legua igual de
satisfecho por el giro de los acontecimientos, el Gobierno sirio ha
hecho saber que también está dispuesto a hablar y ha despachado el
asunto con una frase: "La pelota está en su tejado".
Pero lo cierto es que ni Teherán ni Damasco
piensan regalar nada, y que tanto Washington como Londres deberán
pagar un precio alto si de verdad –como anunció Tony Blair–
quieren la ayuda de sus dos archienemigos para pacificar Irak. "Nuestros
nuevos amigos en Oriente Próximo", tituló ayer el
londinense The Independent, que no sin ironía recordaba que en
cuatro años Siria e Irán han pasado de malos de la película a
posibles socios.
Condiciones de Teherán: una
oportunidad para limpiar su plan nuclear
El precio de Ahmadineyad es alto y afecta al
equilibrio de poderes en Oriente Próximo: si Occidente quiere
convertirlo en aliado, deberá permitirle seguir adelante con su
programa nuclear, que ha denunciado constantemente durante los
últimos años por considerar que su objetivo es entrar en el club de
los países dotados de armas atómicas. Teherán, que defiende
ardorosamente la naturaleza civil de su programa, pedirá que cesen
las amenazas de sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU y que
tanto EEUU como Israel aparquen el discurso belicoso.
"Hablaremos con el Gobierno de EEUU bajo
algunas condiciones", dijo ayer el presidente iraní. Es
probable que una de ellas sea el replanteamiento de la relación
mutua, y que la primera demanda consista en ser borrado del
triunvirato conocido como "eje del mal".
Siria: cambio de vocabulario
y presión para recuperar los altos del Golán
La lista de demandas sirias puede ser incluso más
amplia que la de Irán. De entrada, Damasco intentará también un
cambio de actitud que se refleje en el vocabulario: ya es hora de
dejar de ser un "Estado protector de terroristas".
Comoquiera que esta definición entronca con el conflicto israelo–palestino
–el Gobierno de Bashar al Asad se la ha ganado por dar cobijo a los
radicales árabes–, Siria puede incluso volver a reclamar los altos
del Golán (en manos de Israel desde 1967) a cambio de ejercer su
influencia sobre los islamistas.
Pocos dudan de que Damasco también intentará
sacar petróleo en lo que tiene que ver con la investigación por el
asesinato del exprimer ministro libanés Rafic Hariri. Con el agua al
cuello por las acusaciones en su contra, Siria pedirá cuanto menos
que cese el aislamiento internacional.
Por Omid Memarian
Inter Press Service (IPS), 08/11/06
Berkeley, EEUU. – Irán podría intervenir para
estabilizar a Iraq, país sumido en conflictos religiosos, si se le
ofrece un incentivo, según el profesor de relaciones internacionales
Houchang E. Chehabi, de la Universidad de Boston.
Funcionarios de Estados Unidos acusan a Irán de
apoyar la insurgencia chiita en Iraq. El régimen islámico rechaza
esas afirmaciones. Washington se negó a negociar con Teherán sobre
la seguridad en Iraq en marzo, cuando el líder chiita iraquí Abdel
Aziz al–Hakim pidió tal diálogo a los iraníes.
Dos días después, el secretario del Supremo
Consejo Nacional de Seguridad de Irán, Alí Larijani, anunció que
Teherán estaba dispuesto a conversar.
El propio líder supremo, ayatolá Alí Jamenei,
aprobó contactos directos con Washington por primera vez desde la
Revolución Islámica de 1979. Funcionarios iraníes reclamaron luego
una agenda más amplia, es decir que trascendiera la seguridad en Iraq.
Pero, lejos de alentar una negociación, Estados
Unidos presionó para llevar a Irán ante el Consejo de Seguridad de
la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el objetivo de
sancionar al régimen islámico por su programa de enriquecimiento de
uranio.
Desde entonces, la retórica de Teherán y
Washington se volvió cada vez más belicosa. La semana pasada,
Estados Unidos inició maniobras militares con otros 27 países en el
Golfo Pérsico o Arábigo, incluidos Bahrain, Qatar y Emiratos Árabes
Unidos.
Aunque Irán aseguró que no consideraba que los
ejercicios constituyeran una provocación, la Guardia Revolucionaria
del país y las milicias voluntarias Basij lanzaron sus propios
ejercicios militares el 1 de noviembre.
Chehabi, experto en asuntos del Golfo, advirtió
que, si Estados Unidos o Israel lanzan un ataque contra instalaciones
nucleares de Irán, la respuesta podría ser el envío de atacantes
suicidas a Iraq y a otros países de Medio Oriente, como Bahrain, y la
distribución de armas a los insurgentes.
"También podría minar el estrecho de Hormuz,
a través del cual fluye buena parte del petróleo del mundo",
señaló.
En su parte más angosta, el estrecho mide 33
kilómetros de ancho, con dos canales para tráfico marino de 1,6
kilómetros separados por una zona de exclusión de 3,2 kilómetros de
ancho.
Es el único pasaje hacia el océano para grandes
áreas de los estados del Golfo exportadores de petróleo. Alrededor
de 20 por ciento del suministro petrolero mundial atraviesa el
estrecho cada día.
Chehabi dio clases en Harvard, Oxford y la
Universidad de California en Los Angeles, y ha publicado varios libros
sobre política iraní. Es editor del recientemente publicado "Distant
Relations: Iran and Lebanon in the Last 500 Years"
("Relaciones distantes: Irán y Líbano en los últimos 500
años", Oxford, 2006).
IPS: ¿Cuál es la relación entre las escuelas
religiosas chiitas iraníes y sus las iraquíes?
CHEHABI: No hay una relación institucional, dado
que no hay un liderazgo unificado entre los chiitas. Pero profesores y
estudiantes individuales pasan de uno a otro.
En los últimos dos siglos, cada vez que los
clérigos chiitas estuvieron en problemas en un país muchos se
mudaron al otro. El ejemplo más conocido fue el ayatolá Jomeini, que
se exilió en Iraq entre 1965 y 1978.
– ¿Cómo afectaría un Iraq estable al sistema
clerical de Irán?
– Si el estado iraquí se estabiliza, algunos
clérigos iraníes que se sienten incómodos por la interferencia del
Estado en la vida religiosa podrían verse tentados a vivir en Najaf,
ciudad iraquí que durante siglos fue el centro académico chiita.
Najaf también podría atraer a más clérigos y
estudiantes desde fuera de Irán e Iraq, lo que reduciría la
influencia del régimen iraní entre los chiitas y en otras corrientes
islámicas.
– ¿Cuál es la influencia de los iraníes en la
política y la sociedad de Iraq?
– Muchos miembros del gobierno de Iraq pasaron
algún tiempo exiliados en Irán. Pero bajo ningún concepto es seguro
que hayan sido épocas felices para ellos, y nadie debería suponer
que se sientan en deuda con el gobierno iraní.
– ¿Hay alguna posibilidad de que el régimen
iraquí se convierta en una teocracia chiita?
– No realmente, porque les falta un Jomeini. El
proyecto de régimen teocrático formulado por el primer líder
espiritual iraní, ayatolá Ruolá Jomeini, no es aceptable para la
gran mayoría de los clérigos de Iraq. Además, alrededor de la mitad
de la población de Iraq no es chiita, lo que vuelve a la teocracia
chiita imposible de implementar en la práctica.
Lo que probablemente ocurrirá es que el
secularismo retrocederá y que el Estado insistirá cada vez más en
la observancia de las normas islámicas.
Esta tendencia comenzó inmediatamente después del
derrocamiento de Saddam Hussein (1979–2003), cuando se prohibió el
consumo de alcohol en los lugares públicos, las mujeres fueron
presionadas para cubrirse y las reuniones mixtas fueron reprimidas.
– ¿Hay algo de cierto en los alegatos sobre el
surgimiento de un eje chiita en Medio Oriente?
– Hay tanto eje chiita en Medio Oriente como hay
un eje sunita yendo desde Marruecos hasta Arabia Saudita. Los árabes
chiitas se están volviendo más activos como consecuencia de los
acontecimientos en Iraq, pero en los últimos tiempos sus demandas
tienen el éxito asegurado y tendrán que ser abordadas dentro de los
distintos estados.
Para un un chiita en Bahrain, un país cuya
mayoría chiita está oprimida de varias maneras por el gobernante
estado sunita, será más fácil hacerle demandas al gobierno si hay
un estado chiita en Iraq. Mientras Irán era el único estado chiita,
cualquier árabe de esa corriente podía ser fácilmente acusado de
pro–iraní y, por lo tanto, de "mal" árabe.
– ¿Cree usted que Estados Unidos usará a las
minorías étnicas de Irán para desestabilizar al país? ¿Cuál
será el impacto de semejante desestabilización en la región?
– Estados Unidos ya está alentando discretamente
a la minoría nacionalista en Irán. Eso no conducirá a la división
de Irán sino a un aumento de la violencia y la inseguridad en todo el
país, y en una disminución de las perspectivas para una democracia
en ese país..
– ¿Puede Estados Unidos ignorar la influencia de
Irán en Iraq? ¿Pueden tener éxito sin Irán en Iraq?
– No, no puede. No creo que puedan tener éxito
con o sin Irán. En este punto, la desintegración de la sociedad
iraquí ha avanzado demasiado.
– ¿Qué clase de intereses tienen los iraníes
en Iraq? ¿Tienen la insurgencia y la desestabilización de Iraq un
impacto negativo en la seguridad de Irán?
– El principal interés de los iraníes en Iraq
es asegurar que no llegue al poder ningún régimen hostil a Irán. La
insurgencia y la desestabilización de Iraq le dan ventaja a Irán,
pues mantienen ocupadas a tropas estadounidenses que de otro modo
podrían ser usadas contra Irán.
– ¿Cuáles son los efectos del federalismo en
Iraq?
– Podría desgarrar más a las comunidades del
país o podría brindar una clave para su coexistencia pacífica. Esto
depende de cómo sean designadas las unidades federales, y los poderes
que se les asigne respecto del gobierno central.
– ¿Hay alguna posibilidad de que Kurdistán se
convierta en un país independiente?
– En la práctica, el Kurdistán iraquí ya es un
país independiente.
– ¿Cómo ve usted el futuro de Iraq?
– Soy bastante pesimista en este punto. Cuando
las tropas de Gran Bretaña y Estados Unidos se vayan habrá una
guerra civil total. Si eso ocurre, habrá otra ola de refugiados rumbo
a Irán.