Estados Unidos

 

La difícil guerra contra la guerra

Por Aaron Glantz
Inter Press Service (IPS), noviembre 2006

San Francisco, EEUU.- Las mayorías obtenidas en las elecciones por el opositor Partido Demócrata en el futuro Congreso de Estados Unidos y la renuncia de Donald Rumsfeld a su cargo de secretario de Defensa no significarán necesariamente cambios de fuste para la guerra en Iraq, según analistas.

Es que es el Poder Ejecutivo y no el Congreso legislativo el que supervisa el accionar de las Fuerzas Armadas y el que toma las decisiones respecto de la ocupación de Estados Unidos a Iraq.

"El principal control que tiene el Congreso es financiero", explicó Pratap Chatterjee, director de la organización no gubernamental Corpwatch.

"El Congreso puede negarse a pagar por la guerra, que es lo que hizo en (la invasión a) Vietnam (1964-1975), pero no puede dictar realmente cómo es librada", precisó.

En este punto, desfinanciar la guerra no parece probable. La demócrata Nancy Pelosi, posible próxima presidenta de la Cámara de Representantes, dijo tras las elecciones legislativas del 7 de este mes que quiere "trabajar junto (con el gobernante Partido Republicano) para enviar un mensaje claro al gobierno y al pueblo iraquí de que deben desarmar a las milicias".

Pelosi señaló que los iraquíes "deben enmendar su Constitución y comprometerse en la diplomacia regional para generar una estabilidad real y una reconstrucción en Iraq".

Por su parte, el también demócrata Harry Reid, probable líder de la mayoría del Senado que asumirá en enero, se hizo eco de las declaraciones de Pelosi cuando les dijo a los periodistas que quería realizar una "cumbre bipartidista sobre Iraq" más que hacer que la guerra se termine rápidamente.

Incluso los demócratas que ingresaron al Congreso en una marea de sentimientos antibélicos hablan cautelosamente de la idea de quitar fondos para la guerra.

"Es muy importante darles a nuestras tropas las cosas que necesitan para su propia seguridad", comentó a IPS el congresista electo Jerry McNearny. "No sé si desfinanciar la guerra es el mejor camino a seguir para poner fin a esa guerra que vuelva a todos más seguros", indicó.

Desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 a Nueva York y Washington, que dejaron 3.000 muertos, el Congreso realizó una serie de votaciones autorizando 448.000 millones de dólares para financiar las invasiones a Iraq y Afganistán.

En la Cámara de Representantes, cada uno de esas iniciativas tuvo un abrumador apoyo demócrata, incluyendo a la propia Pelosi. Cada votación en el Senado sobre este tema fue unánime.

Pero no es que no haya habido quejas. En un discurso contra las asignaciones de fondos para la guerra por parte del gobierno del republicano George W. Bush, en la pasada primavera boreal, el senador demócrata Robert Byrd se quejó de que el Poder Ejecutivo estuviera haciendo profundos recortes en gastos internos, casi el mismo monto utilizado hasta ahora para la guerra de Iraq.

Esas reducciones de fondos incluían hacer que los veteranos de guerra costearan su atención médica, subfinanciar una ley favorable a los niños de sectores más débiles y recortar fondos del presupuesto de los Institutos Nacionales de Salud.

Un área donde los demócratas pueden ejercer su poder es las audiencias de control de gastos en Iraq. El congresista Henry Waxman, propuesto para presidir los comités de control del gobierno, y el senador Byron Dorgan, indicaron que planean ser implacables en su tarea.

"Ellos pueden decir: 'queremos que los directores de contratistas militares como Bechtel o Halliburton vengan y testifiquen' y ellos tendrán que hacerlo, porque es así como funciona la ley", dijo Chatterjee. "Se puede reclamar respuestas a quienes ocupan cargos jerárquicos y estos pueden ser obligados a entregar documentación interna", sostuvo.

El activista antibélico Tom Hayden tiene un punto de vista ligeramente diferente, pues ve la victoria demócrata en las elecciones para el Congreso como el inicio de un largo proceso que terminará poniendo fin a la guerra, probablemente después de que Bush deje el gobierno, en 2008.

"Es de mucha ayuda que los demócratas haya encontrado su voz para condenar la administración de la guerra", dijo a IPS. "Donde los demócratas todavía no son tan buenos es en qué hacer al respecto", añadió.

"Habrá un intento de los dos partidos por mantener la guerra en marcha y tratar de que el asunto no se instale en el público, pero eso me parece imposible de conseguir", apuntó.

Precisamente, Hayden entiende que lo mejor que pueden hacer los activistas es emplear todas sus energías en convencer a los jóvenes estadounidenses de no enlistarse en las Fuerzas Armadas.

"El contra-reclutamiento en escuelas secundarias, universidades e institutos terciarios es muy importante, así como lo es mantener el sentimiento popular contra la guerra", opinó.

La resistencia a la guerra ya se está construyendo dentro de las bases del propio ejército.

Más de 100 soldados activos pidieron protección al Congreso en octubre, en el marco de la ley que protege a quienes hacen denuncias dentro del ejército, y en los últimos meses surgieron varias organizaciones de ex combatientes contrarios a la guerra, como "Veteranos de Iraq Contra la Guerra" y "Veteranos de Iraq por el Progreso".