Represión
en Houston; trabajadores abandonan labores en Carolina del Norte
Estallan
huelgas encabezadas por inmigrantes latinoamericanos
Por
David Brooks
Corresponsal
en EEUU
La Jornada, 18/11/06
Nueva
York, 17 de noviembre.-
Coreando "justicia" en español e inglés, cientos de
trabajadores de la planta procesadora de carne de puerco más grande
del mundo, en Carolina del Norte, abandonaron sus puestos para
protestar contra la intimidación y abuso de la compañía Smithfield,
mientras en las calles de Houston más de 50 trabajadores de limpieza
fueron arrestados al intensificar su huelga contra las empresas
comerciales de limpieza y administración de edificios en lo que son
dos frentes en las luchas sindicales más ambiciosas en el sur de
Estados Unidos en décadas, y en ambas gran parte de los protagonistas
son inmigrantes mexicanos.
Unos
mil trabajadores de una fuerza laboral de más de 5 mil
abandonaron sus puestos ayer en la planta procesadora de Smithfield en
protesta por el despido de 75 compañeros por tener documentos falsos,
y este viernes 300 protestaban frente a la planta para exigir la
restitución de los cesados, y cientos más continuaron abandonando
sus jornadas laborales en protesta.
El
Sindicato de Trabajadores de Alimentos y Comerciales (UFCW) impulsa
una campaña para sindicalizar la planta, donde más de la mitad de
los trabajadores son latinos y un alto porcentaje inmigrantes
mexicanos. Aunque voceros de la empresa la más grande del mundo
insistieron en que sólo cumplen con las leyes migratorias federales
que obligan a los patrones comprobar la "legalidad" de sus
empleados, el sindicato sostiene que Smithfield emplea la táctica
para intimidar a los trabajadores y detener la sindicalización.
Gene
Bruskin, director de la campaña sindical del UFCW contra Smithfield,
dijo que "ésta fue una oportunidad para que la empresa nutriera
el temor en su fuerza laboral, pero obviamente no jugaron bien sus
cartas", al señalar que cientos de trabajadores en la jornada no
estaban ingresando a sus trabajos. Según otros reportes de la prensa
local, los trabajadores bloqueaban puntos de acceso a la planta
impidiendo la producción en el rastro y procesadora (la planta
procesa 32 mil animales al día).
La
disputa, sostiene la empresa, ha afectado la producción, culpa al
UFCW de generar el conflicto y argumenta que si no cumple con las
leyes de migración enfrentaría cargos federales y multas. Dennis
Pittman, vocero de Smithfield, informó que la compañía está
obligada a despedir trabajadores si detecta que son indocumentados.
La
empresa informó que había empezado a verificar los números de
seguro social de los trabajadores bajo orden del Departamento de
Seguridad Interna y afirmó que "si fallara Smithfield en actuar
en estas situaciones (al no comprobarse la legalidad del trabajador)
estaría violando la ley".
Sin
embargo, trabajadores y representantes del sindicato y coaliciones de
apoyo a la campaña afirman que la disputa no sólo se centra en el
asunto migratorio, sino en la explotación y abuso de los
trabajadores.
"Están
hartos de las condiciones de trabajo", afirmó Bruskin al señalar
que fueron los trabajadores inmigrantes quienes inicialmente
organizaron la acción de protesta y no el sindicato, pero que ahora
otros trabajadores se han sumado a la acción aparentemente espontánea.
Trabajadores han denunciado el acelerado ritmo de trabajo en la línea
de producción, el maltrato de los empleados, accidentes y la
intimidación para frenar la sindicalización de la planta.
En
varios casos, tribunales han fallado en contra la empresa por sus
maniobras antisindicales y otras violaciones de leyes y normas
laborales. Human Rights Watch reportó el año pasado que los
trabajadores en la planta laboran bajo condiciones peligrosas, sufrían
frecuentes heridas y se les negaba asistencia medica.
Desobediencia
civil pacífica
A
miles de kilómetros de distancia de ahí, decenas de trabajadores de
la limpieza de edificios agremiados del sindicato de servicios SEIU y
simpatizantes fueron arrestados ayer en las calles de Houston al
intensificarse una huelga en demanda de mejores salarios y condiciones
para un total de 5 mil 300 trabajadores que limpian y mantienen
edificios comerciales en esa ciudad.
En
la cuarta semana de huelga, unos 50 trabajadores y simpatizantes
realizaron un acto de desobediencia civil no violento al sentarse en
un cruce de calles en el centro de la ciudad. Según el SEIU, la policía
se lanzó a caballo contra los manifestantes; algunos afirmaron haber
sido pisados por los caballos y varios reportaron heridas.
La
policía detuvo a todos y por lo menos una sindicalista de 83 años de
edad fue hospitalizada. Mateo Portillo, de 33 años de edad, relató
que "los caballos llegaron y brincaron sobre la gente. Escuché
gritos de mujeres y un caballo me pisó, caí y me lastimé el
brazo... Estábamos espantados; jamás pensamos que la policía haría
algo tan agresivo, tan violento".
Fue
un acto de violencia "innecesario de la policía", denunció
Tom Balanoff, presidente de una sección de SEIU en Chicago y jefe de
negociación de contratos para los trabajadores en Houston. "Los
limpiadores que ganan 20 dólares al día sin seguro de salud
arriesgaban el arresto para ofrecer una vida mejor a sus familias, y
tomaban una posición pacífica en bien de un mejor futuro para todos
los trabajadores", afirmó.
Más
de mil 700 de los 5 mil 300 limpiadores de edificios y oficinas
representados por el SEIU en Houston están en huelga desde el 23 de
octubre por mejor salario y condiciones, en protesta por violaciones
de derechos civiles y por la falta de voluntad de las empresas de
limpieza de negociar de buena fe un contrato colectivo.
Otros
14 sindicalistas del SEIU fueron arrestados ayer al realizar una acción
en la entrada del edificio Chevron, en Houston, como parte de la
estrategia de presionar a las empresas que contratan a las firmas de
limpieza para realizar el trabajo. A la vez, se realizaron protestas
en otras 22 ciudades frente a oficinas de la Chevron.
La
mayoría de los limpiadores son latinoamericanos, sobre todo
inmigrantes de México y Centroamérica.
Carolina
del Norte como Texas son estados históricamente hostiles a los
sindicatos, donde empresarios, políticos y autoridades tienen largo
historial de violencia, intimidación y leyes para suprimir esfuerzos
sindicales; por tanto, estas campañas son inusuales en el sur.
Representan un intento casi sin precedente en las últimas décadas
para abrir un nuevo frente en la lucha por los derechos laborales en
el sur estadounidense y a la vez son dos de los esfuerzos sindicales más
ambiciosos a nivel nacional.
También
ambas campañas comparten otra característica: las filas en estas
luchas son en gran medida inmigrantes, y una mayoría de ellos son
mexicanos.
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