El Grupo de
Estudio sobre Irak cabalga al rescate
Por Tom
Engelhardt
TomDispatch,
diciembre 2006
Sin Permiso,
10/12/06
Traducción de
Paco Ramos
Finalmente, el
Presidente y el New York Times están de acuerdo. En una conferencia
de prensa con el primer ministro iraquí la semana pasada, George W.
Bush insistió en que no había ninguna "salida elegante" o
retirada de Irak; que eso no era el realismo. Al día siguiente en el
Times, en un apartado de la primera página (así como con un "análisis"
en el interior del periódico) se apuntaba que "a pesar de la
victoria demócrata de este mes, fuertemente basada en el sentimiento
antibélico, la idea de un retiro rápido parece estar marchitándose
como una opción viable”.
De hecho, en
los medios de comunicación, como en los consejos de James A. Baker,
del Grupo de Estudio sobre Irak, la palabra retirara sin un adjetivo o
descriptores calificativos nunca fue una "opción" viable.
De hecho, retirara, como "corta y corre”, nunca ha sido más
que un contraste caprichoso, un "extremo" útil para hacer
el posible acuerdo por venir más confortable.
El miércoles,
al final de un periodo de gestación casi tan largo como el de un bebé,
el comité Baker –ahora, según Robin Wright del Washington Post, prácticamente
"una instancia" de política paralela— entregará al
Presidente su "ávidamente anticipado" informe de consenso,
su "plan de compromiso" que toma el "camino del
medio" aunque ocupa un trozo de la carretera de circunvalación
"tierra intermedia" y será la política equivalente a un
nacimiento tranquilo.
Cualquier
satisfacción que pudiera plantearse, podría enviarse directamente al
depósito de cadáveres de Bagdad. Con una longitud de quizás 100 páginas,
requiriendo un "compromiso diplomático agresivo" con el
vecino Irán y Siria ––ni siquiera oficiales americanos
extraoficiales que defienden la diplomacia pueden evitar alguna forma
de "agresión"–– también, como los reporteros del
Washington Post, Wright y Thomas Ricks, nos aseguran, requieren un
retiro de mas fuerzas americanas de Irak (sin calendario,
naturalmente).
Esto
evidentemente hará pensar en lo siguiente: hable con esos vecinos
hostiles; "incruste" enjambres de consejeros militares todavía
por entrenar en las tropas Iraquíes donde, hasta ahora, han tenido
poca suerte excepto en generar montones de quejas; saque (o retire de
nuestras bases iraquíes) "fuerzas de combate" americanas,
salvo aquéllos que integren una fuerza de intervención rápida, por
no hablar de todos esos entrenadores americanos y expertos en logística;
y consiga esto a principios de 2008.
Todos esto será
un "corto periodo" de tiempo para cambiar la política americana y el camino para lograrlo se etiquetará
"retiro escalonado" o el principio de una "estrategia
de salida". O, y mientras nosotros estamos en ello, asegúrese
que colocamos muchas de esas tropas "redesplegadas"
simplemente "en el horizonte",
probablemente en Kuwait y algún pequeño estado del Golfo dónde
puedan golpear teóricamente a voluntad Irak si el gobierno y el ejército
que nosotros planeamos “estabilizar" allí resultan en
peligro (como, sucederá, claro).
En pocas
palabras, el plan del Grupo de Estudio de Irak –si alguna vez se
pone en marcha–– podría lograr lo siguiente: para comenzar, no se
afectaría nuestra red esencial de monumentales bases permanentes en
Irak (donde, muchos billones de dólares después, el hormigón todavía
está vertiéndose); saldrían muchas menos "tropas de
combate" y muchos más "consejeros”
para poner en pie el ejército iraquí (tácticas ya
intentadas, a costa de muchos billones de dólares, y también
fallidas); muchas mas tropas americanas se encontrarán encerradas en
esas inmensas bases en Irak o en las instalaciones similares en los
"alrededores" dónde es probable que lleven algunos de
nuestros problemas con ellos. Y esas charlas agresivas con los vecinos
cuya influencia en Irak está en cualquier caso sobreestimada, es
improbable que funcionen bien porque la administración Bush llegará
a la mesa de negociación, con muy poco que ofrecer (excepto las
conferencias).
¿Todo esto es
lo que asegurará que en 2008, por lo menos 70.000 militares
americanos estarán todavía en Irak, después de lo cual, y en medio
de una elección
presidencial, el retiro real aparecerá finalmente en algún
horizonte? En otros términos, el plan de la
Comisión Baker nos garantiza otro 3–5 años por lo menos en
Irak.
Y, ¡oh sí!,
hay algo mas que no se suele mencionar. Los americanos dejados atrás
después de los retiros escalonados hacia países del entorno serán
ciertamente más vulnerables, como en Vietnam durante los años de la
vietnamizacion; el declive del poder aéreo americano y muchas
más frases en informes que dirán algo así: "Dos helicópteros
apache fueron abatidos cuando sobrevolaban el barrio de Fadhil, una
fortaleza insurgente sunní en una de las zonas más viejas de la
capital, en medio del repiqueteo de artillería pesada, según un
testigo".
Y, ¡oh sí!, durante este "corto" periodo de quizás
12–14 meses cuando se supone que nosotros estamos reinstalándonos
lejos, basado quizás en las proporciones de accidentes actuales,
entre 40.000 y 60.000 ciudadanos iraquíes morirán de forma horrenda,
como lo hará un numero mucho más pequeño de americanos jóvenes,
recordándonos que las definiciones de "corto",
"acuerdo general notable", y
"horizonte"––después de todo, su horizonte puede ser la
casa de otros–– está en el ojo del espectador. Y una sola cosa más:
todo esto se dirigirá a la embajada más grande en el mundo, un
inmenso complejo de casi mil millones de dólares en el corazón de la
Zona Verde de Bagdad y armado con su propio sistema anti–misiles que
es probable que ninguna "estrategia de salida" en cualquier
mesa en cualquier futuro previsible mencione.
¡Hablar sobre
un plan siendo DOA [dead on arrival], cuando va a cambiar la política,
incluso antes de que un presidente inexorable tenga la oportunidad de
considerar cómo rechazar algunas de sus partes esenciales! Después
de todos esos meses interminables, esto, parece, es lo mejor que la
generación presente de "hombres sabios" (y una mujer) de
Washington realmente puede ofrecer. Pienso que puedo garantizar que,
con ocho meses y un personal gigante de expertos a su disposición,
usted y un grupo pequeño de sus vecinos ––sin lazos con
Washington, un conocimiento superficial de nuestros 1.347 y algunos días
en Irak, y... no, digamos con sólo ocho días, o quizá ocho
minutos–– podría proponer un plan por lo menos como éste.
Mientras los
iraquíes estaban experimentando una guerra civil real, combinada con
una insurrección real, combinada con ataques americanos reales por
aire y tierra en barrios de ciudades reales, combinada con ataques
terroristas reales, combinada con la actividad de delincuentes,
combinada con el derrumbamiento real de su economía, combinada con la
no prestación real de servicios sociales esenciales, combinada con la
huída real de poblaciones enteras de la limpieza étnica o
simplemente de la destrucción de barrios, combinada con pasmosos
peajes mortales, los medios de comunicación americanos y la
burocracia de la Casa Blanca han pasado por encima de su propia vorágine
de si aplicar o no el término
"guerra civil" a la situación iraquí. La NBC y Los Angeles Times han
votado finalmente "sí"; otros parlotean; la administración
continúa negando que la "violencia sectaria" en Irak sea
una "guerra civil" que se imagina evidentemente dentro de la
Oficina Oval como el propio Armagedon.
Mientras los
medios de comunicación, los políticos, y los portavoces de la
administración se debaten por caracterizar las montañas de iraquíes
muertos, los campos urbanos de muerte, donde las milicias ahora
depositan torturados y muertos, y los depósitos de cadáveres llenos
de las ciudades de Irak, hay algunas que otras palabras y frases que
Washington quizás podría revisar.
Empecemos con
"el retiro escalonado". El retiro ("el acto o proceso
de retirar, una retirada o jubilación") normalmente significa
sayonara, arrivederci. Y una "fase" claro, es una
"fase". Pero puestos juntos y, por lo menos en la imaginación
washingtoniana colectiva presente, nos quedaremos de algún modo en
Irak por dos años sin plan real de salida a la vista con todas
nuestras estructuras básicas en ese país ––5 o 6 bases del tamaño
de pueblos americanos y un goliath de embajada––
intactas. Quizás es momento de renombrar a esta "opción"
algo así como "quedarse en de forma escalonada" o "la permanencia escalonada".
A su vez, los
resultados del Grupo de Estudio de Irak que, como James Fallows
recientemente apuntó, han sido dejados en nuestro mundo estas últimas
semanas vía "goteras evidentemente autoritarias", podrían
ser redefinidas "recomendaciones escalonadas". Ellos no
pueden, sin embargo, desconcertar a George W. Bush que ya ha
respondido (o quizás prespondido) pidiendo dirigir otros dos juegos
de revisiones, asegurando que Washington se inundará con
recomendaciones. Nosotros enfrentamos una verdadera guerra de
recomendaciones. Todo esto es un caso clásico de que Washington toca
el violín mientras arde Bagdad.
"Redesplegar",
según mi diccionario significa mover (las fuerzas militares) de una
zona del combate a otra. Eso puede resultar ser demasiado correcto, si
el redespliegue, o "un redespliegue responsable fuera de
Irak" o incluso (glup) "un redespliegue escalonado"
fuera el orden del día. Redesplegarse a, digamos, varios estados del
Golfo y Kuwait, puede implicar llevarse nuestras zonas de combate con
nosotros, como hicimos en los tempranos 90 cuando, siguiendo a la
Guerra del Golfo I, las tropas americanas se dejaron caer pesadamente
en Arabia Saudita. (¿Viene a la mente el nombre del perdido en acción
Osama Bin Laden?).
No confundir
nada de esto, como a menudo pasa en la prensa, con una
"estrategia de salida". Una salida, según mi diccionario me
dice, es "el acto de marcharse o de ir fuera; un pasaje o un
caminar hacia fuera". Clásicamente, los críticos se han
preguntado que pasó con el dictum del afamado post–Vietnam Colin
Powell, que dijo que ninguna guerra americana debe lanzarse sin una
estrategia de salida. La respuesta siempre era que la administración
Bush nunca imaginó dejar Irak. En gran medida, a pesar de todas las
dificultades, esto es cierto incluso en el examen final de Donald
Rumsfeld, el memorándum confidencial de opciones al Presidente.
Así que aquí
hay una pequeña indirecta. Usted sabrá algo cuando alguien consiga
ordenar nuestra estrategia futura en Irak, y usted empiece a ver
"retirada" regularmente en los medios de comunicación sin
un adjetivo, o cuando vea discusiones sobre bases permanentes, poder aéreo
americano, o petróleo.
.-
Tom Engelhardt que dirige el Tomdispatch.com del Instituto de la
Nación ("un antídoto a los medios de comunicación de la
corriente principal"), es cofundador del Proyecto Imperio
americano y, más recientemente, autor de Misión Incumplida:
Tomdispatch Entrevistas con Iconoclastas y Disidentes americanos (Nation
Books), la primera colección de entrevistas de Tomdispatch.
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