Plan
Baker-Hamilton, condenado a fracasar
Por Nazanín Amirian
Rebelión, 08/12/06
Decía Sun Tzu, el filosofo chino que “si
conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el
resultado de cien batallas". Justamente el principal motivo
del fracaso militar de la coalición encabezada por EEUU en Irak, ha
sido, y sigue siendo, desconocer tanto al enemigo, como a sus propias
bazas.
El recién presentado “Plan B”, elaborado por la
comisión Baker-Hamilton, adolece de dos importantes males: se
equivoca sobre quienes son los actores principales de este macabro
teatro armado, y como consecuencia confunde de interlocutores.
En lo que respecta a involucrar a Irán en la solución
de atolladero iraquí, ¿quién ha dicho que a Irán le inversa ayudar
a EEUU? Todo indica que a los ayatolás iraníes, acosada por EEUU y
sus aliados regionales, lo que les interesa es justamente mantener
como rehenes al ejercito norteamericano en el pantano iraquí, y de
paso impedir la reformación de un país árabe enemigo sunnita.
A demás, buena parte de las autoridades de Teherán
sospechan que esta invitación podría ser una trampa tendida para
hundirles en Irak, como sucedió durante los ocho años de guerra
(1980-88) con este país.
Por otro lado, es un error pensar que las fuerzas
chiitas de Irak son simples marionetas de la República Islámica. El
principal dato que imposibilita ejercer una influencia incondicional
iraní sobre los chiitas iraquíes es la confusión existente entre
dos términos: iraquíes chiitas y chiitas iraquíes. Pues, un iraquí
primero es un nacionalista patriota, luego es árabe, kurdo o
turcomano, y solo en el último lugar se identifica por sus creencias
religiosas. Por esta misma razón, miles de iraquíes chiitas lucharon
contra los iraníes chiitas durante aquella guerra devastadora. Por lo
demás, hay que tener en cuenta que mientras el partido Dawa y las
Brigadas Badr –el brazo armado del Consejo Supremo de la Revolución
Islámica en Irak-, colaboran con la Adminsitración Bush a través
del gobierno iraquí, el Ejército del Mahdi de As-Sadar así como el
partido al-Fhadila y los Abna al-Basra al-Muyahidín (
Muyahidines de Basora) son anti ocupación, y cuando precisan
demsotrarse patriotas, también se posesionan contra Irán.
Ahora bien, en caso de que el Plan Baker se ponga en
marcha y no consiga sus objetivos, según la red informativa iraquí
Mafkarat, hay un “Plan C” en el cajón del pentágono que sugiere
la destitución del primer ministro al-Maliki, por “débil” y por
“sospechosas relaciones con Irán”, mediante un golpe militar. Si
las negociaciones entre los ocupantes y algunos generales baasistas de
la resistencia son para formar un gobierno fuerte de “salvación
nacional”, de nuevo EEUU incurrirá en otro grave error, pensando
que el caos reinante procede de un pequeño y asilado grupo
terrorista, que sería aplastado con una mano aun más dura que de la
actual gobierno.
Pero, también existe un "Plan D" que
estudia la posibilidad de crear tres entidades diferenciadas –
kurda, sunní y shií-, en nombre del federalismo, como la ultima
solución a la farragosa situación de la ocupación. Balkanizar Irak,
país con 18 provincias, en su mayoría mezclada étnica y
religiosamente, simplemente hundiría aun le hundiría más en una
tremenda guerra de limpieza étnica. No hay que olvidar la experiencia
británica en la India, al crear un Estado artificial como Pakistán a
base de criterios religiosos: cientos de miles de muertos y dos países
con armas nucleares en continua y peligrosícima tensión.
Además, Arabia Saudí jamás aceptaría que los
chiitas, correligionarios de su principal rival en la región, Irán,
se queden en una extensa provincia con mayor reserva de petróleo del
país. Turquía tampoco permitirá un Estado kurdo en sus fronteras
sureñas, ya que podría aumentar el conflicto que mantiene con sus
propios kurdos.
Ya es hora que EEUU acepte que el principal
interlocutor válido y con autoridad para decidir el destino de Irak
es la Resistencia y no las fuerzas políticas ya quemadas. Este frente
político, armado y civil compuesto por catorce partidos políticos,
religiosos y de todas las tendencias, respaldado por millones de
ciudadanos que les protegen. El caldo de cultivo del poderío de la
resistencia son los familiares de cientos de miles de muertos,
desaparecidos, detenidos, torturados, refugiados y hambrientos víctimas
de la invasión.
Si realmente EEUU pretende pacificar Irak, debe
elaborar un “Plan E”, pensando en la recomendación de Sun Tzu.
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