El poder político en EEUU: un gran manipulador de la
opinión pública
La utilización de la historia y la “Guerra contra
el
Terrorismo”
Por Howard Zinn (*)
Democracy
Now, 18/12/06
Red Voltaire, 27/12/06
Traducido por Germán Leyens
El poder político
estadounidense, sea la administración Bush o la que está de turno en
Washington manipula a la opinión pública creando histeria colectiva
e desinformando paradójicamente a través la prensa comercial para
lograr sus fines según un interesante análisis del reconocido
historiador norteamericano Howard Zinn. La gran pregunta que queda
suspendida es: ¿logrará la comunidad internacional resistir y
librarse de esta artimaña?
Howard Zinn es uno de los
historiadores más reconocidos en los Estados Unidos. Su obra clásica:
«A People’s History of the United States» cambió la forma como
vemos la historia en USA. Publicado por primero vez hace un cuarto de
siglo, el libro ha vendido más de un millón de ejemplares y es un
fenómeno en el mundo editorial – vende más copias con cada año
que pasa.
Después de servir como cabo
artillero en un bombardero en la Segunda Guerra Mundial, Howard Zinn
se convirtió en disidente y activista por la paz de toda la vida.
Participó activamente en el movimiento por los derechos civiles y en
muchas de las luchas por la justicia social durante los últimos 40 años.
Enseñó en Spelman College, la histórica universidad negra para
mujeres, y fue despedido por insubordinación por defender a las
estudiantes. Recientemente lo invitaron para que volviera a dar el
discurso de bienvenida. Howard Zinn ha escrito numerosos libros y es
profesor emérito en la Universidad de Boston. Recientemente habló en
Madison, Wisconsin al recibir el Premio por una Vida de Contribución
a la Erudición Crítica del Haven Center. Presentamos La
trascripción directa su conferencia: “La utilización de la
historia y la Guerra contra el Terrorismo.”
HOWARD ZINN: Madison es un sitio muy especial. Siempre
tengo un sentimiento especial cuando vengo. Siento que estoy en un país
diferente. Y me alegro, sabéis. Hay gente a la que le disgusta la política
de USA y se van a vivir en otro país. No. Vengan a Madison.
Ahora bien, se supone que diga algo. Estoy contento de
que estéis aquí, quienesquiera seáis, y esta luz brilla en mis ojos
para despertarme.
Bueno, ¿tenéis a veces la impresión de que vivís en
un país ocupado? Rs un sentimiento que tengo a menudo cuando me
despierto por la mañana. Pienso: “Vivo en un país ocupado. Un
pequeño grupo de extraños se han apoderado del país y tratan de
hacer de él lo que les da la gana, sabéis, y lo hacen realmente.”
Quiero decir, para mí son extraños. Quiero decir, esa gente que
cruza la frontera desde México, no me son extraños. Sabéis, los
musulmanes que vienen a vivir a este país, no me son extraños. Esas
manifestaciones, esas maravillosas manifestaciones que hemos visto
hace tan poco a favor de los derechos de los inmigrantes, digamos, y
habéis visto esos letreros que dicen: “Ningún ser humano me es
extraño.” Y pienso que es verdad. Con la excepción de esa gente en
Washington.
Se han apoderado del país. Se han apoderado de la política.
Nos han llevado a dos guerras desastrosas, desastrosas para nuestro país
y aún más desastrosas para la gente en Oriente Próximo. Y se han
tragado la riqueza de este país y se la han dado a los ricos, y se la
han dado a las multinacionales, se la han dado a Halliburton, se la
han dado a los fabricantes de armas. Están arruinado el medio
ambiente. Y tienen 10.000 armas nucleares, mientras quieren que nos
preocupemos por el hecho de que Irán podría, en diez años, obtener
un arma nuclear. Ya veis, realmente, ¿hasta dónde puede llegar la
locura?
Y la pregunta es: ¿cómo es posible que se haya
permitido que esto suceda? ¿Cómo se han salido con la suya? No
siguen la voluntad del pueblo, quiero decir, fabricaron una voluntad
del pueblo por un breve tiempo inmediatamente después de iniciar la
guerra, como lo pueden hacer los gobiernos inmediatamente después de
comenzar un conflicto armado, a fin de poder crear una atmósfera de
histeria bélica. Y así, por poco tiempo, cautivaron las mentes del
pueblo USamericano. Ya no es así. El pueblo USamericano ha comenzado
a comprender lo que sucede y se ha vuelto contra la política de
Washington, pero desde luego siguen allí. Siguen en el poder. La
pregunta es: ¿cómo se las arreglaron para hacerlo?
Por lo tanto, al tratar de responder a esa pregunta, miré
un poco en la historia de Alemania nazi. No, no es que seamos Alemania
nazi, pero se pueden extraer lecciones de todos y de la historia de
cualquiera. En este caso, me interesaron las ideas de Hermann Göring,
quien, como tal vez sepáis, fue el segundo al mando bajo Hitler, jefe
de la Luftwaffe [fuerza aérea]. Y al terminar la Segunda Guerra
Mundial, cuando los líderes nazis fueron enjuiciados en Nuremberg,
Hermann Göring estuvo en la cárcel junto con los otros dirigentes
del régimen nazi. Y fue visitado en la prisión por un psicólogo que
tenía la tarea de entrevistar a los acusados en Nuremberg.
Y ese psicólogo tomó notas y, en los hechos, un par de
años después de la guerra, escribió un libro intitulado “Diario
de Nuremberg,” en el que registró – puso sus notas en ese libro,
y registró su conversación con Hermann Göring. Y preguntó a Göring:
¿cómo fue posible que Hitler, que los nazis pudieran hacer que el
pueblo alemán aceptara políticas de guerras y agresión tan absurdas
y ruinosas? Y tengo aquí esas notas. Siempre decimos: “Tenemos esas
cosas sólo, sabéis, por casualidad.”
Y Göring dijo: “¡Vaya! Por cierto, la gente no quiere
guerra. ¿Por qué algún pobre diablo iba a querer arriesgar su vida
en una guerra? Pero, después de todo, los que determinan la política
son los dirigentes del país. Siempre se puede llevar a la gente a
seguir las órdenes de los dirigentes. Basta con decirle que está
siendo atacada y con denunciar a los pacifistas por falta de
patriotismo. Funciona igual en cualquier país.”
Me interesó esa última línea: “Funciona igual en
cualquier país.” Quiero decir, aquí, esos son los nazis. Ese es el
régimen fascista. Nosotros somos una democracia. Pero funciona del
mismo modo en cualquier país, no importa cómo se llame. Si se llama
Estado totalitario o se llama democracia, funciona del mismo modo, es
decir, los dirigentes del país pueden engatusar, o coercer y seducir
a la gente hacia la guerra, asustándola, diciéndole que está en
peligro, y amenazándola y coaccionándola, que si no participa, será
considerar antipatriótica. Y es lo que sucedió en realidad en este
país después del 11–S. Y es lo que sucedió después de que Bush
presentó el fantasma de las armas de destrucción masiva en Iraq y
logró que el pueblo USamericano lo siguiera por un tiempo.
Pero la pregunta es, ¿cómo se salieron con la suya? ¿Y
la prensa? ¿Y los medios? ¿No es tarea de la prensa, no es la tarea
de los medios, no es la tarea del periodismo, sacar a la luz lo que
hacen los gobiernos? ¿No aprenden los periodistas de I.F. Stone,
quien dijo: “Recordad sólo dos palabras,” dijo a los jóvenes que
estudiaban periodismo. Dijo: “Recordad sólo dos palabras: los
gobiernos mienten”. Bueno, pero los medios no lo percibieron. Los
medios han hecho el juego, y abrazaron la idea de las armas de
destrucción masiva. Recordaréis cuando Colin Powell fue a Naciones
Unidas, justo antes del inicio de la guerra de Iraq, y presentó a la
ONU esa letanía de armamentos que Iraq poseía, según él, y dio
grandes detalles sobre cuantos bidones de esto y cuántas toneladas de
aquello, y así por el estilo. Y el día después, la prensa brilló
en sus elogios. No realizó su trabajo de cuestionar. No hizo su
trabajo de preguntar: “¿Dónde? ¿Cuál es su evidencia? ¿Dónde
obtuvo esta información? ¿Con quién habló? ¿Cuáles son sus
fuentes?”
¿No lo que uno aprende como novato en la universidad?
“Oiga: ¿cuáles son sus fuentes? ¿Dónde están sus notas al
pie?” No, no. No, no. Todo lo que hicieron – el Washington Post
dijo: “Es difícil imaginar cómo hay quien pueda dudar de que Iraq
posee armas de destrucción masiva.” Y el New York Times, sabéis,
estaba fuera de sí de admiración por Colin Powell. Desde luego,
resultó que nada era verdad, resultó que todo era mentira. Pero la
prensa no hizo su trabajo, y como resultado, el pueblo USamericano,
mirando televisión, leyendo los periódicos, no tuvo una fuente
alternativa de información, ninguna opinión alternativa, ningún análisis
crítico alternativo sobre lo que estaba sucediendo.
Y la pregunta es: ¿por qué creyó, a pesar de todo, la
gente lo que leyó en la prensa, y por qué creyó lo que vio en la
televisión? Y yo argumentaría que tiene algo que ver con una pérdida
de la historia, tiene algo que ver con, bueno, lo que Studs Terkel
llamó la “amnesia nacional,” sea el olvido de la historia o el
aprendizaje de mala historia, el aprendizaje del tipo de historia que
se recibe, de que Colón fue un héroe, y que Teddy Roosevelt es un héroe,
y que Andrew Jackson es un héroe, y todos esos tipos que fueron
presidentes y generales e industriales, y suma y sigue. Ellos son los
grandes – son los que hicieron grande a USA, y USA siempre ha hecho
cosas buenas en el mundo. Y hemos tenido nuestros problemitas, por
cierto – como la esclavitud, por ejemplo, ya sabéis – pero los
superamos, ya sabéis. No, no esa clase de historia.
Si el pueblo USamericano conociera realmente la historia,
si aprendiera la historia, si las instituciones educacionales hicieran
su trabajo, si la prensa hiciera su trabajo dando a la gente una
perspectiva histórica, la gente comprendería. Cuando el presidente
se pone ante el micrófono, dice que tenemos que ir a la guerra por
esto o aquello, por la libertad o por la democracia, o porque estamos
en peligro, y así sucesivamente, si la gente estuviera respaldada por
algo de historia, sabría cuántas veces los presidentes han anunciado
a la nación: tenemos que ir a la guerra por éste o aquel motivo.
Sabrían que el presidente Polk dijo: “¡Oh!, tenemos que ir a la
guerra contra México, porque, bueno, hubo un incidente allá en la
frontera, y nuestro honor exige que vayamos a la guerra.”
Sabría, si supiera algo de historia, cómo el presidente
McKinley llevó a la nación a la guerra contra España y Cuba,
diciendo: “¡Oh!, vamos a liberar a los cubanos del control español.”
Y en realidad, había un poco de verdad en eso: llegamos, luchamos
contra España, sacamos a España de Cuba, los liberamos de España,
pero no de nosotros. Y así, se fue España, y entró la United Fruit,
y luego los bancos USamericanos y las corporaciones USamericanas.
Y si la gente conociera su historia, sabría, sabríais,
que el presidente McKinley dijo cuando el ejército de USA ya estaba en las
Filipinas y la armada USamericana ya estaba en las Filipinas, y
Theodore Roosevelt, uno de nuestros grandes héroes presidenciales,
ansiaba la guerra, la gente sabría que McKinley, quien no sabía dónde
estaban las Filipinas, pero a menudo los presidentes necesitan que los
instruyan y les digan dónde está una cosa. Ya sabéis, George Bush:
“Esto es Iraq es.” Lyndon Johnson: “El golfo de Tonkin está aquí.”
Ya sabéis, lo necesitan.
Y el presidente – la gente sabría, si conociera la
historia, lo que dijo el presidente McKinley: “Vamos a las Filipinas
a civilizar y a cristianizar a los filipinos.” Y si conociera su
historia, si los libros de historia hablaran un poco de la guerra en
las Filipinas a comienzos del Siglo XX, en lugar de, como lo hacen los
libros de historia – pasan tanto tiempo hablando de la Guerra
Hispano–USamericana, que duró tres meses – y no hablan casi nada
de la guerra en las Filipinas, una guerra sangrienta que duró, ¡Oh!,
siete años, e incluyó masacres y el exterminio de poblaciones. Esa
historia no aparece. Ya sabéis, habíamos civilizado y cristianizado
a los filipinos y establecido nuestro control.
La gente sabría, al escuchar al presidente diciendo:
“Vamos a llevar la democracia a Oriente Próximo,” sabría cuántas
veces llevamos la democracia a otros países que invadimos. Sabría si
llevamos la democracia a Chile, cuando derrocamos un gobierno democráticamente
elegido en Chile en 1973. Sabría cómo llevamos la democracia a
Guatemala cuando derrocamos, de nuevo, un gobierno democráticamente
elegido, – ¡oh!, amamos las elecciones democráticas, adoramos las
elecciones libres, excepto cuando van por el camino equivocado. Y
entonces enviamos a nuestro ejército o a la CIA o a agentes secretos
para derrocar al gobierno.
Si la gente conociera esa historia, nunca le creería un
solo instante al presidente Bush, cuando dice, ¡oh!, vamos a Iraq,
sabéis, por ése o aquel motivo y la libertad y la democracia, y son
una amenaza. Quiero decir, requiere – sí, requiere una cierta
comprensión histórica para ser escéptico sobre las cosas que las
autoridades os dicen.
Cuando se sabe historia, se sabe que los gobiernos
mienten, como dijo I.F. Stone. Los gobiernos mienten permanentemente.
Bueno, no sólo el gobierno de USA. Es simplemente la naturaleza de
los gobiernos. Bueno, tienen que mentir. Quiero decir, los gobiernos
en general no representan a las sociedades que gobiernan. Ya que no
representan al pueblo y ya que actúan contra los intereses del
pueblo, la única manera como se mantienen en el poder es mintiendo al
pueblo. Si le dijeran la verdad al pueblo, no durarían mucho tiempo.
Así que la historia puede ayudar a comprender el engaño y a ser escéptico
y a no apresurarse a apoyar cualquier cosa que te dice el gobierno.
Y si sabes algo de historia, tal vez comprenderás algo aún
más elemental: que la cuestión de la mentira sobre esta guerra o de
la mentira sobre esta invasión, la mentira sobre esta intervención,
comprenderías una especie de hecho fundamental sobre la sociedad, e
incluyo a nuestra sociedad: que los intereses del gobierno y los
intereses del pueblo no son lo mismo. Es muy importante saberlo,
porque la cultura trata trabajosamente de persuadirnos de que todos
tenemos un interés común. Si utilizan el lenguaje “interés
nacional” – no existe interés nacional. Es su interés y nuestro
interés. La seguridad nacional – ¿la seguridad de quién? Defensa
nacional: ¿defensa de quién? Todas esas palabras y frases son usadas
para tratar de cercarnos con un lindo lazo inmenso, para que todos
supongamos que los que dirigen nuestro país se preocupan de nuestros
intereses. Es muy importante comprender que: no, no les preocupan
nuestros intereses.
Escucharás a un muchacho que se va a Iraq. Recuerdo
escuchar lo mismo de un muchacho que se fue a Vietnam. Y un periodista
se acerca al muchacho y le dice: “Sabes, joven, te vas, ¿qué
piensas y por qué lo haces?” Y el muchacho dice: “Lo hago por mi
país.” No, él no lo hace por su país. Y ahora, ella, tampoco lo
hace por su país. La gente que parte a la guerra no combate por su país.
No, no le hacen ningún bien a su país. No hacen ningún bien a sus
familias. Ciertamente no le hacen ningún bien a la gente de allá.
Pero no lo hacen por su país. Lo hacen por su gobierno. Lo hacen por
Bush. Sería más exacto decir: “Me voy a combatir por George Bush.
Me voy a combatir por Cheney. Me voy a combatir por Rumsfeld. Me voy a
combatir por Halliburton.” Sí, eso sería decir la verdad.
Y en realidad, saber la historia de este país es saber
que hemos tenido conflictos de interés en este país desde el
comienzo mismo entre la gente que tiene la autoridad y la gente de a
pie. No fuimos una gran familia feliz, la que libró la Revolución
USamericana contra Inglaterra. Recuerdo, ya sabéis, en la escuela,
parecía como si fuera así: están los patriotas, y estamos todos
nosotros, trabajando, luchando juntos en Valley Forge y Bunker Hill,
etcétera, contra los casacas rojas y los británicos, etcétera. Y no
fue para nada así. No fue un país unido.
Washington tuvo que enviar generales al sur para usar la
violencia contra los jóvenes a fin de obligarlos a entrar al servicio
militar. Los soldados en el ejército revolucionario se amotinaron
contra Washington, contra los oficiales, porque había un conflicto de
clases en el ejército, exactamente como había habido conflictos de
clases en todas las colonias antes de la Guerra Revolucionaria. Bueno,
todo el que conoce a los militares, cualquiera que haya estado en las
fuerzas armadas, sabe que las fuerzas armadas constituyen una sociedad
de clases. Existen los soldados rasos, y existen los oficiales. Y en
la Guerra Revolucionaria los soldados rasos no recibían zapatos, y no
recibían vestimentas y no recibían alimentos, y no se les pagaba. Y
los oficiales lo pasaban bien, vivían en esplendor. Y por lo tanto,
los soldados se amotinaron, miles de ellos.
No recuerdo que me hayan enseñado alguna vez eso cuando
estudié historia en la escuela, porque el mito se derrumbaría: ¡oh!,
somos todos una gran familia feliz. ¿Quieres decir, también los
esclavos negros? ¿Quieres decir incluyendo a los americanos nativos,
a los que arrebatábamos la tierra, kilómetro tras kilómetro tras
kilómetro? ¿Somos todos una gran familia feliz? Las mujeres, que
fueron excluidas de todo esto, fueron – no, es muy importante que se
comprenda ese hecho fundamental: los que dirigen el país y nosotros,
nuestros intereses no son los mismos.
Así que, sí, la historia sirve para eso, para
comprender – comprender que somos una nación como otras naciones,
para comprender que no somos, de nuevo, como nos enseñan desde
temprana edad, que somos los más grandes, que somos número uno, que
somos los mejores. Y eso – se llama excepcionalismo USamericano en
las ciencias sociales. USA es una excepción a la regla de las
naciones. Es decir, la regla general de las naciones es que son
bastante malas. Pero USA, nuestro país, nosotros somos buenos.
Hacemos el bien en el mundo.
No hace mucho, estuve en un programa de radio,
entrevistado por – era algo como una emisora comercial normal. Me
gusta que me entrevisten las emisoras comerciales normales, donde el
tipo realmente no sabe a quién ha invitado. Y dice: “Profesor Zinn,
¿no cree que USA ha sido, en general, una fuerza por el bien del
mundo?” No, no, no. ¿Por qué no me preguntan: “Piensa que el
Imperio británico fue una fuerza por el bien en África, o los belgas
fueron una fuerza por el bien en Congo, o los franceses fueron una
fuerza por el bien en Indochina? ¿Piensa que USA fue una fuerza por
el bien cuando envió a los Marines a Centroamérica una y otra
vez?” – No.
Pero existe esa noción de que somos diferentes. Somos
los grandes – quiero decir, seguro, hay cosas muy grandes respecto a
USA, pero no es lo que hicimos a otros países, ni lo que hicimos a
los negros, ni lo que hicimos a los americanos nativos, ni lo que
hicimos a la gente trabajadora en este país que sufrió días de doce
horas hasta que se organizó y se rebeló y se alzó. No, tenemos que
ser honestos con nosotros mismos.
Es algo muy duro: ser honesto hablando de nosotros
mismos. Quiero decir, pero, uno es educado y uno dice: “Juro
fidelidad,” ya sabéis etc., etc., “libertad y justicia para
todos,” “Dios bendiga a USA,” ¿Por qué nosotros? ¿Por qué
nos bendice Dios? Quiero decir, ¿por qué nos elige para su bendición?
¿Por qué no: “Dios bendiga a todos”? Si, por cierto, ya sabéis
– pero somos educados – si hubiésemos sido educados para
comprender nuestra historia, sabríamos que no, somos como las demás
naciones, sólo más todavía, porque somos más grandes y tenemos más
cañones y más bombas, y por lo tanto somos capaces de más
violencia. Podemos hacer lo que otros imperios no pudieron hacer en
una medida semejante. Ya sabéis, somos ricos. Bueno, no todos.
Algunos de nosotros lo son, ¿veis? Pero, no, tenemos que ser
honestos.
¿No se une la gente a Alcohólicos Anónimos para poder
ponerse de pie y ser honestos con ellos mismos? Tal vez deberíamos
tener una organización llamada Imperialistas Anónimos, sabéis, y
que los dirigentes del país se paren ahí en la televisión nacional
y digan: “Buena, ya es hora, – hora de decir la verdad.” Sería
– no espero que suceda, pero sería refrescante.
Y entonces, si conociéramos esta historia, comprenderíamos
cuántas veces se ha utilizado el miedo como una manera de hacer que
la gente actúe contra sus propios intereses, para estimular la
histeria y hacer que la gente haga cosas terribles a otra gente porque
ha sido atemorizada. ¿No fueron el miedo y la histeria lo que motivó
a las turbas linchadoras en el Sur? ¿No crearon miedo a la gente
negra, histeria sobre la gente negra, que condujo a la gente blanca a
cometer algunas de las cosas más atroces que han sido cometidas en
nuestra historia? ¿Y no es hoy en día – no es miedo, miedo a los
musulmanes, no sólo a los terroristas, en general? Desde luego, miedo
a los terroristas, especialmente miedo a los musulmanes, ¿veis? Una
especie muy fea de sentimiento que se inculca al pueblo USamericano, y
crea una especie de histeria, que luego los capacita para controlar a
la población y los capacita para enviarnos a una guerra tras la otra
y a amenazar, sabéis, con una guerra más.
Y si supiéramos algo de historia, sabríamos de la
histeria que acompañó la Guerra Fría, la histeria sobre el
comunismo. No es que el comunismo no haya existido, exactamente como
el terrorismo existe, sí. No es que el comunismo – el comunismo
existía, y había una Unión Soviética y reprimía a su propio
pueblo, y controlaba a Europa Oriental, pero hubo una exageración
enorme de la amenaza soviética hasta el punto en que – ¡oh!, no es
sólo que estuvieran en Europa Oriental. Es que, van a invadir Europa
Occidental.
A propósito, no existe evidencia de eso. Los analistas
de la CIA que eran especialistas en la Unión Soviética, salieron de
sus escondites en los últimos años y dijeron que nunca hubo
evidencia alguna de que la Unión Soviética fuera a invadir Europa
Occidental. Pero la OTAN fue creada contra eso. Contra eso, USA acumuló
un enorme arsenal nuclear.
Los soviéticos, siempre atrasados respecto a USA.
Inflaron a los soviéticos como una amenaza, pero después de todo, ¿quién
fue el primer en tener la bomba atómica? ¿Quién tenía más bombas
atómicas que nadie? ¿Y cuál fue el único país que realmente lanzó
bombas atómicas sobre gente normal en dos ciudades en Japón? Y así,
nosotros que usamos la bomba atómica, nosotros que acumulamos bombas
atómicas, creamos una histeria sobre países que tratan
desesperadamente de alcanzarnos. Por cierto, Irán nunca nos alcanzará,
y Corea del Norte nunca nos alcanzará. La Unión Soviética trató de
hacerlo. Pero al crear esa amenaza monstruosa, tomamos billones de dólares
de la riqueza de este país y los gastamos en presupuestos militares.
Y la histeria sobre el comunismo llegó a un punto en el
que – y no hablo sólo de escolares que se escondían bajo sus
pupitres, sabéis, porque los soviéticos iban a lanzar una bomba atómica.
No había evidencia de que los soviéticos fueran a lanzar una bomba
atómica. A propósito, hay evidencia de que el estado mayor conjunto,
la gente bien arriba en el gobierno USamericano, en varias, varias
ocasiones propuso una guerra preventiva, lanzando armas atómicas
contra la Unión Soviética. Pero creamos una amenaza tan apocalíptica,
tan omnipresente, que los niños, sí, se ocultaban bajo sus pupitres,
y también de manera que cualquier cosa que ocurría en cualquier
parte del mundo que no fuera del gusto de USA se convertía en parte
de la amenaza comunista mundial.
Y así, para enfrentar eso, podíamos ir a cualquier país
en Latinoamérica que quisiéramos. Y porque era una amenaza
comunista, enviábamos un ejército a Vietnam, y morían varios
millones de personas, porque Vietnam se convirtió en el símbolo de
la amenaza comunista en el mundo. Cuando uno piensa en lo absurdo que
fue preocuparse de que Vietnam, ya dividido entre un Norte comunista y
un Sur anticomunista, preocuparse de que: ahora la mitad de ese pequeñísimo
país va a ser comunista, y precisamente al norte de Vietnam, mil
millones de personas habían adoptado el comunismo. Es algo un poco
extraño.
Pero, sabéis, el pensamiento insólito es posible cuando
creas miedo e histeria. Y enfrentamos, naturalmente, esa situación en
la actualidad con todo este asunto del terrorismo. Y si se sumaran
todas las veces que han utilizado la palabra “terrorismo” y
“terror” en discursos de George Bush y de su gabinete, es un
mantra que han creado para amedrentar al pueblo USamericano.
Creo que se está desgastando. Pienso que existe un
comienzo de un cierto reconocimiento, y eso lleva al hecho de que la
opinión pública se ha vuelto contra la guerra. La gente ya no cree
que estemos luchando en Iraq para liberarnos del terrorismo, sabéis,
porque la evidencia ha llegado a ser tan abrumadora que incluso los
medios dominantes han informado – ya sabéis, la Evaluación
Nacional de Inteligencia [NIE, por sus siglas en inglés]. Y son las
propias agencias de inteligencia del gobierno que dicen que la guerra
en Iraq causó un crecimiento de los grupos terroristas, ha aumentado
la militancia y el radicalismo entre los grupos islámicos en Oriente
Próximo.
Pero el terrorismo ha suplantado al comunismo en un
intento por hacer que la gente haga cosas contra sus propios
intereses, que haga cosas que enviarán a sus propios jóvenes a la
guerra, a hacer cosas que causan el agotamiento de la riqueza del país
con fines de guerra y para el enriquecimiento de los súper ricos. Y
no hay que pensar demasiado en el terrorismo para darse cuenta de que
cuando alguien habla de una guerra contra el terrorismo, está
presentando una contradicción de los términos. ¿Cómo se puede
librar una guerra contra el terrorismo, si la guerra misma es
terrorismo? Porque – así se responde al terrorismo con terrorismo,
y se multiplica el terrorismo en el mundo.
Y, por cierto, el terrorismo del que son capaces los
gobiernos al ir a la guerra tiene una escala, mucho, mucho más grande
que el terrorismo de al–Qaeda o de ese grupo o de aquel grupo u otro
grupo. Los gobiernos son terroristas en una escala enormemente grande.
USA ha estado involucrado en terrorismo contra Afganistán, contra
Iraq, y ahora amenaza con extender su terrorismo a otros sitios en
Oriente Próximo.
Y sería muy útil un poco de historia sobre el uso del
miedo y de la histeria y un poco de historia de la Guerra Fría y de
la histeria anticomunista para alertar a la gente sobre lo que nos
pasa hoy en día. Quiero decir, con Irán, por ejemplo, es una vergüenza,
y los medios han jugado una parte tan importante en esto, respecto al
arma nuclear de Irán. Quieren un arma nuclear. No dicen que tienen un
arma nuclear. Quieren un arma nuclear. También la quiero yo. Sí, es
fácil querer un arma nuclear. Y pequeños países que enfrentan a
enormes potencias militares y que no tienen posibilidad alguna de
equiparar el poderío militar de esos países inmensos, siguen lo que
fue la estrategia de USA: USA dijo: “Tenemos que tener un
disuasivo.” Cuántas veces os han dicho, cuando preguntáis: ¿Por
qué tenemos 10.000 armas nucleares?” “Tenemos que tener un
disuasivo.” Bueno, lo que quieren es un disuasivo: un arma nuclear.
No es esa situación con Iraq, quiero decir Condoleezza
Rice: “una nube en forma de hongo.” Nosotros fuimos los únicos
que crearon nubes en forma de hongo, sobre Hiroshima y Nagasaki. Iraq
no estaba en condiciones de crear una nube en forma de hongo. Todos
los expertos en Oriente Próximo y en armas atómicas dijeron: Iraq
estaba a entre cinco y diez años de desarrollar un arma nuclear, pero
nosotros estábamos creando una histeria sobre las armas nucleares.
Ahora hacemos lo mismo con Irán. Y el grupo
Internacional de Energía Atómica de la ONU contradice directamente
un informe del Congreso que habla del peligro de las armas nucleares
de Irán, y el grupo internacional, que ha realizado muchas, muchas,
inspecciones en Irán, dice..., bueno, tenéis que saber – y dan al
pueblo USamericano una especie de educación a medias. Es decir,
dicen, utilizan la frase: “¡Están enriqueciendo uranio! Bueno, eso
me asusta. Están enriqueciendo uranio. No sé exactamente lo que
quiere decir, pero asusta. Y luego lees el informe del grupo
Internacional de Energía Atómica, y ves, bueno, sí, así es. Han
enriquecido uranio hasta un 3,5%. Para tener un arma nuclear, tienen
que enriquecerlo a un 90%. Están muy, muy lejos incluso de
desarrollar un arma nuclear, pero la frase “uranio enriquecido” es
repetida una y otra vez.
Y así, sí, necesitamos una cierta comprensión histórica,
sí, sólo recordar Iraq, sólo recordar la histeria sobre Vietnam. ¡Dios
mío, un comunista podía apoderarse de Vietnam del Sur! ¿Y entonces
qué? Basta un saltito hasta San Francisco. No, algunos recordaréis
que cuando Reagan apoyaba a los Contras en Nicaragua decía: “¿Veis
dónde está Nicaragua? No les costaría mucho llegar a Texas.” Me
interrogué sobre eso. Y entonces me interrogué: ¿por qué iban a
querer llegar a Texas los nicaragüenses? Y no es un insulto a Texas,
pero – y una vez que llegaran a Texas, ¿qué iban a hacer? ¿Tomar
un vuelo de United Airlines a Washington? ¿Qué harían? Pero,
realmente, es muy importante saber algo de esa historia para ver cómo
la histeria inhabilita por completo la consciencia sobre lo que
sucede.
Sugeriría otra cosa. Me comienzo a preocupar por el
tiempo que estoy usando. Bueno, en realidad, no me preocupa cuánto
tiempo he usado. No me importa. Miro mi reloj para pretender que me
preocupa. Y ya que no sé cuándo comencé, no puedo saber cuánto he
estado hablando.
Pero en algún punto la guerra en Iraq llegará a su fin.
En algún punto, USA hará en Iraq lo que hizo en Vietnam, después de
decir. “Jamás nos iremos. Jamás nos iremos. Venceremos. Seguiremos
por el mismo camino. No nos escaparemos.” En algún punto, USA va a
tener que escapar de Iraq, sabéis. Y lo va a hacer porque el
sentimiento va a aumentar y aumentar y aumentar en este país y porque
más y más soldados van a volver de Iraq y dirán: “No
volveremos,” y porque van a tener más y más problemas para
aprovisionar a las fuerzas armadas en Iraq, y porque los padres de los
jóvenes van a decir más y más: “no vamos a permitir que nuestros
jóvenes vayan a la guerra por Bechtel y Halliburton. No vamos a
hacerlo.” Así que en algún punto, sí, en algún punto vamos a
hacer lo que ellos dicen que no debemos hacer: escapar.
No tenemos que escapar. Podemos irnos tranquilamente.
Irnos lentamente. Terminar, pero irnos, lo más rápido posible,
porque allá no hacemos nada bueno. No ayudamos a solucionar la
situación. No llevamos la paz. No llevamos una democracia. No
llevamos estabilidad. Llevamos la violencia y el caos. Estamos
provocando todo eso, y la gente muere todos los días. Cuando un
dirigente demócrata dice: “Pienso que deberíamos retirarnos el 14
de marzo de 2000–y–lo–que–sea.” Sabéis, sí, cada día
desde ahora hasta que más gente muera, y más gente pierda brazos o
piernas o la vista. Y así, es intolerable. Y así, tenemos que hacer
todo lo que podamos.
Y en el caso de Vietnam, en un cierto momento el gobierno
se dio cuenta de que no podía continuar la guerra. Los soldados volvían
de Vietnam y se oponían a la guerra. No podían convencer a la gente
de que se uniera a la ROTC [Cuerpo de Adiestramiento para Oficiales de
la Reserva]. Demasiados huían a Canadá. Demasiados no se alistaban.
Finalmente, tuvieron que eliminar el servicio militar obligatorio.
Perdían el apoyo de la población. Perdían el apoyo de los
militares. Y al llegar un cierto punto: No.
Y va a ocurrir algo similar. Y mientras antes ayudemos a
que ocurra, desde luego, tanto mejor. Mientras más vayamos a las
universidades – sabéis, hay una cosa muy práctica, una cosa muy práctica
que cualquiera puede hacer, y es, ir a su colegio local y asegurarse
de que todos los padres y todos los chicos en los colegios comprendan
que no tienen que dar su información a los reclutadores militares,
sabéis. Y más y más tienen equipos de personas que contrarrestan la
propaganda de los reclutadores militares.
Sabéis, tienen problemas. Se están volviendo
desesperados por el reclutamiento para las fuerzas armadas, hacen toda
clase de cosas y, por cierto, se concentran – envían a sus
reclutadores militares a las escuelas más pobres, porque saben que
los chicos de clase trabajadora son los más vulnerables, los más
necesitados, los que, sabéis – necesitan una educación, necesitan
una capacitación, etc. Y así, tratan de acosar a la clase
trabajadora. Eugene Debs dijo – si no les importa que cite a Eugene
Debs – pero Eugene Debs dijo en un discurso durante la Primera
Guerra Mundial, que lo llevó a la cárcel: “La clase de los amos
siempre ha comenzado las guerras. La clase trabajadora siempre ha
librado las guerras.” Y, por cierto, así ha sido permanentemente.
Así que en algún momento nos iremos de Iraq.
Pero quiero sugerir una cosa: tenemos que pensar más allá
de Iraq, e incluso más allá de Irán. No queremos tener que luchar
contra esta guerra, y luego contra esa guerra y después contra la
guerra siguiente. No queremos tener una sucesión interminable de
movimientos contra la guerra. Cansa. Y tenemos que pensar y hablar y
educar respecto a la abolición de la guerra en sí.
El otro día estaba hablando con mi peluquero, porque
siempre discutimos la política mundial. Y es totalmente impredecible
políticamente, como la mayoría de los peluqueros. Dijo: “Howard,
sabes, tú y yo estamos en desacuerdo en muchas cosas, pero en una
cosa estamos de acuerdo: la guerra no soluciona nada.” Y yo pensé:
“Sí.” A la gente no le cuesta comprender eso.
Y, de nuevo, la historia es útil. Hemos tenido una
historia de guerra tras guerra tras guerra tras guerra. ¿Qué han
solucionado? ¿Qué han logrado? Incluso la Segunda Guerra Mundial, la
“guerra buena,” la guerra en la que fui voluntario, la guerra en
la que lancé bombas, la guerra después de la que, sabéis, recibí
una carta del general Marshall, general de generales, una carta que me
dirigió personalmente, y a 16 millones más, en la que dijo: “Hemos
ganado la guerra. Será un nuevo mundo.” Bueno, por cierto, no fue
un nuevo mundo. No ha sido un nuevo mundo. Guerra tras guerra tras
guerra.
Hay ciertas... – Salí de esa guerra, la guerra a la
que me había presentado como voluntario, la guerra en la que fui un
cabo artillero entusiasta, salí de esa guerra con ciertas ideas, que
recién se desarrollaron gradualmente a fines de la guerra, ideas
sobre la guerra. Una, que la guerra corrompe a todo el que se
involucra. La guerra emponzoña a todo el que se involucra. Comenzáis
como muchachos buenos, como lo hicimos en la Segunda Guerra Mundial.
Ellos son los malos. Ellos son los fascistas. ¿Qué podría ser peor?
Así que, ellos son los malos, nosotros somos los buenos. Y a medida
que continúa la guerra, los buenos comienzan a comportarse como los
malos. Puedes rastrear eso hasta la Guerra del Peloponeso. Puedes
rastrearlo hasta los buenos, los atenienses, y los malos, los
espartanos. Y después de poco, los atenienses se hicieron implacables
y crueles, como los espartanos.
Es lo que hicimos en la Segunda Guerra Mundial. Nosotros,
después que Hitler cometió sus atrocidades, cometimos las nuestras.
Ya saben, nuestra matanza de 600.000 civiles en Japón, nuestra
matanza de probablemente un número igual de civiles en Alemania. No
eran Hitler, no eran Tojo. No eran – no, eran sólo gente de a pie,
como nosotros somos gente de a pie que vive en un país que es un país
saqueador, y ellos vivían en países que eran países saqueadores, y
fueron atrapados en lo que fuera y tuvieron miedo de protestar. Y no sé,
llegué a la conclusión, sí, de que la guerra emponzoña a todos.
Y la guerra – es algo importante que hay que recordar
– que cuando vas a la guerra contra un tirano – y fue una de sus
afirmaciones: “¡Oh!, vamos a librarnos de Sadam Husein,” lo que
fue, desde luego, absurdo. No les preocupaba – ¿se preocupó
nuestro gobierno de que Sadam Husein tiranizara a su propio pueblo? Le
ayudamos a tiranizar a su pueblo. Le ayudamos a matar con gas a los
kurdos. Le ayudamos a acumular armas de destrucción masiva,
realmente.
Y la gente que matas en una guerra son las víctimas del
tirano. La gente que matamos en Alemania eran víctimas de Hitler. La
gente que matamos en Japón eran víctimas del Ejército Imperial de
Japón. Y la gente que muere en las guerras es más y más y más
gente que no está en las fuerzas armadas. Tal vez sepáis lo del
diferente ratio de muertes de civiles a militares en la guerra, cómo
en la Primera Guerra Mundial, fueron diez militares muertos por un
muerto civil; en la Segunda Guerra Mundial, fue 50:50, la mitad
militares, la mitad civiles; en Vietnam, fue de un 70% de civiles y un
30% de militares, y en las guerras posteriores, es de un 80% y de un
85% de civiles.
Hace algunos años me hice amigo de un cirujano militar
italiano llamado Gino Strada. Pasó diez, quince años operando a víctimas
de la guerra en todo el mundo. Y escribió un libro sobre el tema:
“Green Parrots: Diary of a War Surgeon.” Dijo que de todos los
pacientes que operó en Iraq y Afganistán y en todas partes, un 85%
eran civiles, y un tercio de estos, niños. Si comprendéis, y si la
gente comprende, y si corréis la voz de esa comprensión que sea lo
que sea lo que os dije sobre la guerra y cómo debemos ir a la guerra,
y sea cual sea la amenaza o sea cual sea el objetivo – una
democracia o la libertad – siempre será una guerra contra niños.
Son los que morirán en gran número.
Así que, la guerra – bueno, Einstein lo dijo después
de la Primera Guerra Mundial. Dijo: “La guerra no puede ser
humanizada. Sólo puede ser abolida.” La guerra tiene que ser
abolida, sabéis. Y es – sé que son pocas las probabilidades de éxito,
pero hay que hacerlo, tenéis que comenzar a hacerlo. También el fin
de la esclavitud en este país en los años treinta del Siglo XIX tenía
pocas probabilidades de éxito, pero la gente siguió tratando, y tardó
30 años, pero se eliminó la esclavitud. Y podemos ver lo mismo una y
otra vez. Así que tenemos una tarea por delante. Tenemos muchas cosas
que hacer.
Una de las cosas que podemos aprender de la historia es
que la historia no es sólo una historia de cosas que nos han sido
infligidas por los que mandan. La historia es también una historia de
resistencia. Es una historia de gente que sufre la tiranía durante décadas,
pero que termina por alzarse y derrocar al dictador. Lo hemos visto en
un país tras el otro, una sorpresa tras la otra. Gobernantes que
parecen tener un control total, de repente se despiertan un día, y
hay un millón de personas en las calles, y toman sus maletas y se
van. Sucedió en las Filipinas, en Yemen, en todas partes, en Nepal.
Un millón en la calle, y entonces el gobernante tiene que irse. De
manera que, eso es lo que queremos lograr en este país.
Todo lo que hacemos es importante. Casa cosita que
hacemos, cada piquete en el que marchamos, cada carta que escribimos,
cada acto de desobediencia civil en el que participamos, cada
reclutador con el que hablamos, cada padre con el que hablamos, cada
soldado con el que hablamos, cada persona joven con la que hablamos,
todo lo que hacemos en clase, fuera de clase, todo lo que hacemos por
un mundo diferente, es importante, aunque en el momento parezca fútil,
porque es como se produce el cambio. El cambio sucede cuando millones
de personas hacen pequeñas cosas, que en ciertos momentos de la
historia se suman, y entonces sucede algo bueno y algo importante.
Gracias.
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