“Nueva
estrategia para Iraq”
Bush
vuelve a equivocarse
Por
Carlos Varea
IraqSolidaridad,
12/01/07
“La imagen del intento de ocupación de la avenida Haifa es muy
clarificadora: tropas de EEUU salvando la cara a soldados iraquíes y
a paramilitares de as–Sáder en su intento de controlar un barrio en
el corazón de Bagdad. Es la imagen del futuro inmediato de Iraq y de
la extremadamente precaria continuidad de la presencia estadounidense
en este país: más implicación militar directa de EEUU en la lucha
contra la resistencia y tolerancia hacia la actuación de los
‘escuadrones de la muerte’ y los paramilitares sectarios que
mantienen el gobierno de al–Maliki.”
Las
fuerzas de ocupación de EEUU recurrieron el pasado martes a aviones
de combate F–15 y helicópteros Apache en el intento de ocupación
del distrito de la capital iraquí delimitado por la avenida Haifa,
que bordea el río Tigres en su margen derecha y se sitúa a muy pocos
kilómetros al norte de la denominada Zona Verde de máxima seguridad.
Los
combates se habían iniciado el sábado, pero alcanzaron su máxima
intensidad el martes, cuando fuerzas de seguridad iraquíes intentaron
penetrar en el interior del barrio en el transcurso de la mañana.
Ante la rápida y eficaz movilización de los vecinos, fuerzas
terrestres y aéreas de EEUU hubieron de intervenir en ayuda de los
soldados de la Guardia Nacional (nuevo ejército iraquí), a los que
auxiliaban también –según han informado testigos presenciales–
paramilitares del Ejército del Mahdi, de la corriente de Moqtadar
as–Sáder.
Intensos
combates
De
fuerte implantación nacionalista, en este distrito habían residido
en décadas anteriores exilados árabes (particularmente sirios) y
refugiados palestinos. Al menos desde 2004 el barrio estaba fuera del
control de los ocupantes y de las fuerzas colaboracionistas, después
de que las tropas de EEUU renunciaran a permanecer en él dada la
regularidad de ataques que sufrían sus patrullas a lo largo de la
avenida Haifa. Por su cercanía a la Zona Verde, la resistencia iraquí
bombardea regularmente desde sus calles esta área de máxima
seguridad, que alberga sedes diplomáticas –incluidas las embajadas
de EEUU y Reino Unido– y edificios gubernamentales, además del
Parlamento y el Hotel al–Rashid.
Según
un portavoz del Pentágono [1], 400 soldados estadounidenses y 500
iraquíes habrían participado en los combates con los vecinos de este
barrio, que duraron 11 horas, uno de los más fuertes enfrentamientos
habidos en la capital desde el inicio de la ocupación y en el que los
estadounidenses tuvieron que recurrir a ataques desde aviones y helicópteros
contra áreas residenciales en pleno centro de la capital, en concreto
contra la barriada de al–Mashahdah, de casas mucho más humildes que
los altos edificios que bordean la avenida Haifa tras la que se sitúa.
Un portavoz militar de la brigada estadounidense Stryker, implicada en
los combates, ha reconocido que han sido inusitadamente violentos, así
como la capacidad de los militantes iraquíes de la zona, quienes
recurrieron al uso de morteros y fuego de francotiradores, combatiendo
edificio por edificio) [2].
Fuentes
militares de la ocupación y colaboracionistas iraquíes han informado
que los combates habían causado medio centenar de muertos entre los
defensores del distrito y que habían sido detenidos otras 21
personas, entre ellos algunos de los pocos residentes sirios que
permanecían en la zona [3]. Medios árabes citados por al–Basrah
han informado que, por el contrario, las bajas se han producido
principalmente entre los asaltantes, y que los muertos habidos entre
los vecinos eran civiles. Un portavoz de la Asociación de la Ulemas
Musulmanes ha informado a al–Jazeera de la ejecución sumaria de 12
jóvenes capturados por los atacantes.
Medios
de comunicación y residentes en el barrio confirmaban ayer miércoles
el cese de los combates y que el distrito permanece cercado por
soldados y paramilitares, pero que no ha sido ocupado.
Plan Bush, Plan
al–Maliki
En
contra de lo indicado inicialmente, los combates no se iniciaron el sábado
porque una patrulla de la policía iraquí fuera atacada por miembros
de la resistencia al intentar recuperar un grupo de cadáveres, víctimas
de la violencia sectaria, sino con el ataque de soldados de la Guardia
Nacional a un puesto de control de la resistencia a la entrada del
distrito, según ha reconocido posteriormente un portavoz del
ministerio de Defensa iraquí [4].
Ciertamente,
no se ha tratado de un incidente fortuito. Ali al–Dabbagh, portavoz
del gobierno iraquí, ha indicado que el asalto contra el barrio de
Haifa habría tenido por objeto desalojar a los combatientes de la
resistencia y lograr el control de esta vía que conduce directamente
a la Zona Verde [5]. Al–Dabbagh ha identificado como baazistas a los
combatientes del distrito. Por su parte, un mando militar
estadounidense justificaba la intensidad de los ataques recordando que
“[] esta área ha estado sometida a una continua actividad
insurgente que ha perturbado repetidamente operativos [de seguridad en
la capital]” [6].
El
intento de ocupación de la zona de la avenida Haifa sería así el
primer ensayo de la puesta en marcha del cuarto –más de lo mismo–
plan de seguridad para Bagdad anunciado este domingo por el primer
ministro al–Maliki y de la denominada “Nueva estrategia de EEUU
para Iraq”, presentada por el presidente Bush hoy, jueves, 11 de
enero. Ambas suponen en primera instancia un nuevo intento coordinado
de controlar los barrios de la capital aún no sometidos a las
milicias de las formaciones confesionales shiíes del gobierno al–Maliki,
como ya ocurriera meses atrás por ejemplo con el intento de ocupación
del barrio de Adamiya [7]. Al contrario de lo que se reitera en estos
días, los militares estadounidenses vendrían así en auxilio de los
paramilitares sectarios, que llevan meses intentando dominar por medio
del terror de sus escuadrones de la muerte uno tras otro los barrios
de la capital aún fuera del dominio gubernamental y de los ocupantes.
La batalla por
Bagdad
Ciertamente,
el asalto contra la avenida Haifa y la directa implicación
estadounidense anticipaba en pocas horas la presentación por Bush de
sus planes inmediatos para Iraq, ya conocidos de antemano en lo básico
[8], esencialmente un incremento de tropas de ocupación hasta más de
21.000 efectivos adicionales destinados a combatir a la resistencia,
aumento al que el gobierno colaboracionista iraquí ha dado ya la
bienvenida –como era de esperar. Estas tropas suplementarias se
desplegaran esencialmente en Bagdad (hasta 17.500 soldados) y en la
provincia de al–Anbar (4.000), con lo cual se abunda en la implicación
militar directa estadounidense en la guerra contra la resistencia
iraquí, en contra de lo recomendado por mandos militares de EEUU, por
el Grupo de Estudios de Iraq demócrata–republicano y por instancias
internacionales. Qué remedio: mantenimiento del compromiso de
combatir a la resistencia ante la evidencia de la incapacidad de los
nuevos cuerpos de seguridad iraquíes de asumir tal tarea,
complementado con una nueva petición de incremento presupuestario
para una ya inviable y tardía reconstrucción de Iraq.
A
cambio de todo ello, Bush ha reiterado muy discretamente en su
discurso del jueves la obligación del gobierno de al–Maliki “de
asumir sus responsabilidades” en el control de la seguridad del país
y en moderar la escala de violencia sectaria y limpieza étnica que
llevan a cabo las milicias confesionales shiíes de su propio gobierno
(particularmente, El Ejército del Mahdi de as–Sáder), algo a lo
que el primer ministro iraquí se ha mostrado reiteradas veces
reticente sabedor de que su cargo, más que de los estadounidenses,
depende ya del complejo equilibrio entre los dirigentes religiosos, clérigos
y ayatolás, que controlan los partidos y corrientes del
confesionalismo político shií colaboracionista.
Así
, la imagen del intento de ocupación de la avenida Haifa es muy
clarificadora: tropas de EEUU salvando la cara a soldados iraquíes y
a paramilitares de as–Sáder en su intento de controlar un barrio en
el corazón de Bagdad. Es la imagen del futuro inmediato de Iraq y de
la extremadamente precaria continuidad de la presencia estadounidense
en este país: más implicación militar directa de EEUU en la lucha
contra la resistencia y obligada tolerancia hacia la actuación de los
escuadrones de la muerte y los paramilitares sectarios que mantienen
el gobierno de al–Maliki.
Con
el tiempo ya contado de permanencia en la Casa Blanca, con la opinión
publica interna en contra (el 61% de los estadounidenses se oponen a
un incremento de tropas en Iraq, según una encuesta de USA Today/Gallup
[9], Bush ha optado por intentar salvar las apariencias mientras
conduce irremediablemente a EEUU a la derrota y a Iraq a su destrucción.
Notas:
1.
CNN, 9 de enero, 2007.
2.
The Washington Post, 10 de enero, 2007.
3.
Reuters, 10 de enero, 2007.
4.
The Washington Post, 10 de enero, 2007.
5.
Al–Jazeera, 10 de enero, 2007.
6.
Associated Press, 10 de enero, 2007.
7.
Véase en IraqSolidaridad: Adamiya, bajo bombardeos y asedio desde el
día 4. Al menos 22 muertos y 105 heridos en los ataques contra el
barrio de Adamiya, en Bagdad
8.
Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Guerra abierta y más
violencia sectaria. EEUU pierde en combate en Iraq en diciembre una
media diaria de cuatro soldados – Testimonio gráfico: Ramadi, bajo
control de la resistencia y Patrick Martin: El Pentágono dibuja un
sombrío panorama para EEUU en Iraq. Los militares estadounidenses,
contrarios a aumentar los efectivos en Iraq
9.
Al–Jazeera, 11 de enero, 2007.
Sadam
Husein fue ejecutado por seguidores de as–Sáder como concesión del
gobierno Bush
EEUU
cierra 2006 con una situación crítica
Por
Carlos Varea
IraqSolidaridad,
04/01/07
“La rápida
y vil aplicación de la pena de muerte dictada contra Sadam Husein
supone una confirmación del abandono definitivo por parte de Bush de
cualquier intento de negociación con la resistencia, una alternativa
recomendada para compensar el peso hegemónico del campo confesional
shií por el embajador de EEUU en Bagdad, Jalilzaj, los propios mandos
militares estadounidenses sobre el terreno, el Grupo de Estudios de
Iraq demócrata–republicano y, más recientemente, por la instancia
internacional ‘International Crisis Group’.”
2006
ha finalizado con la confirmación de dos certezas respecto a la
guerra de Iraq: la primera, el carácter imbatible de la resistencia
iraquí, definida y medida ésta por el número de soldados que EEUU y
otros países ocupantes pierden en combate en el país, entre tres y
cuatro al día; el segundo, la necedad mostrada por el gobierno Bush a
la hora de afrontar el colapso de su proyecto de dominación de Iraq,
reiterada en los días finales del año y por partida doble, con la
decisión de incrementar su presencia militar y por la forma en la que
ha sido ejecutado el ex presidente Sadam Husein, auténtico
linchamiento que ha de golpear más pronto que tarde la cabeza del
inquilino de la Casa Blanca como si de un bumerán se tratara.
Bajas en
diciembre
Según
datos oficiales del Pentágono, en diciembre EEUU ha perdido en
combate a 98 militares, entre tres y cuatro como media diaria [1];
otros 15 soldados estadounidenses han muerto por causas “no
hostiles”. En diciembre también han muerto en ataques de la
resistencia un soldado británico (el día 28 en Basora,) y dos
letones (el día 27 cerca de Diwaniya), en ambos casos por detonación
de una bomba al paso de convoyes militares. Dentro del grupo de 22 países
ocupantes (además de EEUU y Reino Unido), Letonia mantiene en Iraq un
contingente de 136 militares [2].
El
número de bajas estadounidenses en combate en el último mes de 2006
es sólo una menos que en octubre, que fue el mes del año que acaba
de terminar en que los estadounidenses registraron el mayor número de
muertos como consecuencia de ataques y enfrentamientos con la
resistencia, sólo por detrás de los registrados en abril y noviembre
de 2004 (126 y 125 muertos en combate, respectivamente), asociados a
los ataques contra Faluya [3]. Diciembre ha registrado en cambio el número
más alto de soldados estadounidenses muertos por detonación de los
denominados “artefactos de fabricación casera” (los IED, su sigla
en inglés) desde el inicio de la ocupación: 65. Este año que
concluye, el Pentágono ha destinado más de 3.000 millones de dólares
a la lucha contra este tipo de armas, la principal de la resistencia
iraquí [4].
En
los primeros días de 2007, EEUU rebasó la cifra de 3.000 soldados
muertos en Iraq, de ellos 2.425 en combate.
Aumento de
tropas
Todo
parece indicar que el presidente Bush impondrá finalmente su idea de
incrementar las tropas actualmente desplegadas en Iraq (135.000
soldados). La cifra barajada de los nuevos efectivos alcanza hasta los
30.000 soldados, cifra que esencialmente se alcanzaría retrasando el
retorno de dos regimientos del Cuerpo de Marines desplegados ahora en
la provincia occidental de al–Anbar y enviando a Iraq a una brigada
paracaidista y varias brigadas del Ejército de Tierra, cuyo traslado
al país estaba previsto para la próxima primavera [5].
Los
nuevos efectivos se desplegarán en Bagdad y en su área circundante,
la cual alberga al 20% de la población del país, además de mantener
la guerra en el cinturón de las provincias en torno a la capital,
donde los combates con la resistencia son más intensos. Máximos
mandos militares de EEUU habrían dado por fin su visto bueno al
incremento de tropas, tras mostrar su oposición en semanas
anteriores, por considerar que un aumento de la presencia militar
estadounidense en Iraq no supondría cambio alguno sobre el terreno en
la lucha contra la resistencia, una guerra que se considera que no se
puede ganar militarmente [6].
Con
esta decisión, el gobierno estadounidense renuncia, al menos
temporalmente, a asumir las recomendaciones del informe de la comisión
demócrata–republicana denominada Grupo de Estudios de Iraq y de la
Junta de Jefes de Estado Mayor relativas a reducir y destinar los
efectivos estadounidenses en Iraq a tareas de adiestramiento del nuevo
ejército iraquí, limitando su implicación en el combate directo con
la resistencia. Tal cambio de misión de las tropas de ocupación de
EEUU debía ir acompañado de la apertura de un diálogo oficial con
Irán y Siria y, al mismo tiempo, de la reanudación de los contactos
con el campo anti–ocupación, incluida su resistencia armada.
La ejecución de
Sadam Husein
La
rápida aplicación de la pena de muerte dictada contra Sadam Husein y
el modo en que se ha llevado a cabo suponen la confirmación del
abandono definitivo por parte de Bush de cualquier intento de
negociación con la resistencia iraquí, una alternativa recomendada
para compensar el peso hegemónico del campo confesional shií por el
embajador de EEUU en Bagdad, Jalilzad, por los propios mandos
militares estadounidenses sobre el terreno, por el Grupo de Estudios
de Iraq demócrata–republicano y, más recientemente, por la
instancia internacional International Crisis Group, que, en su informe
del 19 de diciembre, considera el campo sectario shií y kurdo y al
propio gobierno al–Maliki– como una “parte más” del conflicto
iraquí [7].
Sadam
Huseín fue ejecutado en una instalación de seguridad del barrio de
al–Khadimiya, en la capital iraquí, bajo control de los
paramilitares del clérigo Moqtadar as–Sáder, como han confirmado
fuentes iraquíes a la CEOSI. Previamente, el ex presidente iraquí
había sido entregado en la Zona Verde por los estadounidenses,
quienes le mantenían desde su captura en el centro de internamiento
del Aeropuerto Internacional y, temporalmente, en algún país vecino
del Golfo. Las declaraciones de testigos presenciales de la ejecución
coinciden en señalar que Sadam Husein fue ejecutado ante seguidores
de as–Sáder [8], tal y como confirma el vídeo difundido
posteriormente por internet y captado al parecer por un teléfono móvil.
Al–Jazeera citaba este miércoles, 3 de enero a Sami al–Askari, un
político shií, señalando que los eslóganes a favor de as–Sáder
partieron de uno de los verdugos encapuchados y que fueron coreados
por representantes oficiales iraquíes, lo que motivó que uno de los
fiscales amenazara con abandonar la sala de ejecución si no cesaban
las consignas de los presentes.
El
procedimiento de sumaria y vejatoria ejecución de Sadam Husein no
puede ser considerado por todo ello casual, aunque ahora comiencen a oírse
voces molestas por lo ocurrido, además de las provenientes del otro
sector del colaboracionismo iraquí, el representado por los
dirigentes kurdos Talabani y Barzani, quién afirma no haber dado el
visto bueno a la ejecución como le correspondía como presidente de
Iraq. El gobierno Bush sancionaba su renovada estrategia de pleno
alineamiento con el campo confesional shií aceptando que la ejecución
de Sadam Husein se convirtiera en un vil linchamiento llevado a cabo
por verdugos de Moqtadar as–Sáder, hoy por hoy el principal apoyo
del primer ministro al–Maliki y a cuya milicia, El Ejército del
Mahdi, se le atribuye esencialmente la sangrienta oleada de asesinatos
contra miembros de la sociedad civil y la limpieza étnica contra la
comunidad sunní que los escuadrones de la muerte están llevando a
cabo en los últimos meses en Bagdad.
El
clérigo as–Sáder y su tornasolada corriente nada y guarda la ropa,
afianzando su protagonismo en el Iraq ocupado: ostenta hasta seis
ministerios en el gobierno colaboracionista de al–Maliki pero
mantiene un discurso anti–ocupación que conecta adecuadamente con
el sentir mayoritario, también dentro de la comunidad shií,
comunidad a la que los ayatolás venidos de Irán prohibieron, por
decreto en 2003, combatir en las filas de la resistencia; además, y
para beneficio de los ocupantes, sus escuadrones de la muerte
aterrorizan a la comunidad sunní y asesinan sistemáticamente a los
representantes de las organizaciones civiles anti–ocupación y a
miembros de los sectores seculares iraquíes, siendo al tiempo el
mejor resorte que tiene Irán para apretarle las clavijas a EEUU en
Iraq con vistas a un proceso de normalización bilateral.
As–Sáder
ha sido, además, el más furibundo crítico de la revisión de las
leyes de desbaazificación impuestas por Paul Bremer en 2003; se ha
opuesto a cualquier proceso de reconciliación nacional que incluyera
a los baazistas, y ha sometido a EEUU a la desestabilización de la
violencia sectaria de estos últimos meses como represalia por su tímida
apertura hacia un diálogo con sectores de la resistencia armada iraquí,
ahora ya cerrado. Para contenerle, y como muestra de buena voluntad,
Bush le ha ofrecido en bandeja la cabeza de Sadam Husein.
Mal
negocio para EEUU en cualquier caso. Si se trata de renovar la alianza
de los ocupantes con el que ha sido su principal apoyo en la invasión
del país, el confesionalismo shií pro–iraní, el gesto es sin duda
indicativo de la precaria situación de EEUU en Iraq. Como señalaba
un testigo estadounidense de la ejecución de Sadam Husein: “¿Cómo
vamos a pretender ahora controlar a las milicias [sectarias] tras este
regalo [que les hemos hecho]?” [9].
Notas:
1.
http://icasualties.org/oif/
2.
Véase en IraqSolidaridad: Se mantiene y extiende al sur la ofensiva
de la resistencia. Además de los 150.000 efectivos de EEUU, 23 países
mantienen en Iraq otros 17.500 soldados
3.
Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Guerra abierta y más
violencia sectaria. EEUU pierde en combate en Iraq en diciembre una
media diaria de cuatro soldados – Testimonio gráfico: Ramadi, bajo
control de la resistencia
4.
Véase en IraqSolidaridad: Paul Rogers: “Guerra desigual”: la
derrota de EEUU en Iraq. Los ocupantes cercan Bagdad para intentar
impedir los movimientos de la resistencia y enlaces relacionados.
5.
The New York Times, 29 de diciembre, 2006.
6.
Véase en IraqSolidaridad: Patrick Martin: El Pentágono dibuja un
sombrío panorama para EEUU en Iraq. Los militares estadounidenses,
contrarios a aumentar los efectivos en Iraq
7.
En inglés: English “After Baker–Hamilton: What to Do in Iraq”. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Guerra abierta y más
violencia sectaria. EEUU pierde en combate en Iraq en diciembre una
media diaria de cuatro soldados – Testimonio gráfico: Ramadi, bajo
control de la resistencia
8.
Al–Jazeera y The Washington Post, 31 de diciembre, 2006. No se
permitió la asistencia a ninguno de los abogados de Sadam Husein a la
ejecución.
9.
Citado en The Washington Post, 31 de diciembre, 2006.
|