El
presupuesto imperial y el Partido Demócrata
Por
Sharon Smith (*)
Sin
Permiso, 04/03/07
Traducción
de Txomin Martino
La
propuesta presupuestaria de Bush para el año fiscal 2008 es paradigmática
de la crisis social que se desarrolla en el seno del imperio de los
EEUU, con unas derivas todavía ampliamente ignoradas por las
principales corrientes políticas. Combinados unos colosales gastos
militares con permanentes recortes fiscales para los
extraordinariamente ricos, el presupuesto de Bush reduce lo poco que
queda del ya muy dañado sistema de seguridad social para los miembros
más maltratados de la sociedad más rica del mundo.
La
guerra de Irak marca la primera gran guerra en el siglo pasado
realizada sólo por los intereses de la actual elite estadounidense
sin siquiera la pretensión de "sacrificio compartido".
Durante la Primera Guerra Mundial, la proporción de impuestos pagados
por los ciudadanos con más ingresos era del 77%; durante la Segunda
Guerra Mundial fue del 94%. Incluso durante la guerra de Vietnam, los
más ricos afrontaron una proporción del 70 % de la renta personal.
Probado está que la sangría en Irak no ha sido más que para el
control por parte de EEUU del petróleo de Oriente Medio, la clase más
pudiente continúa disfrutando de una tasa de pago de impuestos
limitada al 35% desde el año 2003 –el de la invasión
estadounidense de Irak.
El
plan de Bush de extender permanentemente estos recortes, que se
establece que desaparecerán en el 2010, costaría una estimación de
211 mil millones de dólares en 2012 y 1,6 billones de dólares al
final de la próxima década. Añadido a sus beneficios
extraordinarios y sus exponencialmente crecientes salarios, la clase
acaudalada tiene muchas razones de celebración.
El
presupuesto de Bush deja claro que el número creciente de
estadounidenses desfavorecidos – que ya forman el ejército de
olvidados enviados a matar y morir en Irak y Afganistán – deben
seguir cargando también con el sofocante peso financiero para las
locuras del imperialismo del siglo XXI. La propuesta presupuestaria de
Bush evidentemente se destina a los propios veteranos, que pronto
doblarán su paga de "dinero de bolsillo" que pasará de 8 dólares
a 15 para las recetas médicas cuando vuelvan a casa provenientes de
una zona de guerra sacudida y traumatizada, y a menudo en busca de
trabajo.
En
esta guerra sólo se espera sacrificio de la clase trabajadora. El 14
de enero, el diario New York Times entrevistó a la familia del
sargento Andrew Deblock, un hombrede 41 años miembro de la Guardia
Nacional de Nueva Jersey que hace poco supo que su estancia en Irak se
extendía 4 meses más debido al incremento de tropas de Bush. Su
mujer, Heidi DeBlock, declaró a los reporteros del Times que, debido
a la pérdida de ingresos de su marido, "tuve que batallar contra
la compañía del gas – calefacción, que quería saldar cuentas, y
contra la compañía de teléfono móvil de mi marido, que no me
permitía cancelar el contrato aunque el estuviera fuera luchando en
una guerra".
El
presupuesto de Bush reduce los gastos de los programas Medicare y
Medicate en 102 mil millones de dólares en los próximos 5 años. Los
bonos de alimentos serían recortados seriamente dejando en la
estacada a unos 300.000 de los actuales receptores. El Programa
Suplementario de Bienes Alimentarios que proporciona alimentos a más
de 450.000 personas mayores con bajos ingresos sería completamente
eliminado. Asimismo Bush propone eliminar 300 millones de dólares del
fondo de la Ley de Personas con Discapacidades Educativas y más de
3'6 mil millones de los programas de educación especial de las
escuelas públicas. Y estos son sólo los titulares.
Sin
embargo Bush se las ingenió para encontrar el dinero para financiar
sustancialmente los fondos para la educación sexual de abstinencia
para jóvenes entre 12 y 18 años – llegando a los 191 millones de dólares,
un incremento de 28 millones de dólares respecto al presupuesto del año
anterior.
Becky
Ogle, consejera senior sobre discapacidad en el Comité Nacional Demócrata
(CND), argumentó a propósito de la propuesta de Bush: "El
pasado noviembre, los americanos fueron a las urnas y reclamaron una
nueva dirección para América. Las prioridades desviadas del
presupuesto del presidente Bush representan el mismo liderazgo fallido
que los americanos ya han rechazado. Con un Congreso bajo control demócrata,
podemos finalmente tener un liderazgo real que refleje los valores y
prioridades de todos los americanos".
Mientras
que las expectativas de cambio de los votantes son altas, los
congresistas demócratas han mostrado hasta ahora renuencia a trazar
algo parecido a la "nueva dirección" a la que Ogle se
refiere. La incapacidad de los senadores demócratas incluso para
ganar una resolución no vinculante sobre la guerra de Irak, no ofrece
buenas perspectivas de futuro para la próxima batalla del
presupuesto. Los demócratas acusaron a los republicanos de maniobrar
para bloquear la resolución. En realidad, los republicanos han
interpelado a los demócratas insistiendo que una resolución simbólica
sea acompañada por un voto vinculante sobre un fondo continuo para la
guerra. El fondo para la guerra hubiera sido aprobado con los votos
demócratas neutralizando los esfuerzos de los demócratas para
apaciguar a sus simpatizantes antiguerra.
En
el frente doméstico, los demócratas no han mostrado hasta ahora
voluntad más que para hacer pequeños cambios contra los continuos síntomas
de crisis económica que afronta la gran mayoría de la clase
trabajadora de los EEUU. Aproximadamente el 45% de los trabajadores
estadounidenses cobra ahora 13,25 dólares la hora o menos, mientras
que el 58% lo hace por menos de 15 dólares la hora. Las ocupaciones
que más crecen en EEUU son responsable de mantenimiento y limpieza,
celador de hospital y cajero.
Durante
sus voceadas 100 primeras horas, los demócratas lanzaron legislación
para incrementar el salario mínimo y juraron restaurar los subsidios
que habían sido recortados a los programas para sistemas de calefacción
así como los programas Head Start para pobres. Sin embargo
incrementar el salario mínimo a 7,25 dólares, que se ha mantenido en
5,15 dólares durante la última década no revierte la situación de
caída libre de salarios de los trabajadores – el salario medio
vale menos hoy de lo que valía en 1972, y los salarios reales
han caído gradualmente durante los últimos años de "recuperación"
económica.
De
manera similar, los demócratas propusieron aumentar las becas Pell
para estudiantes de bajos ingresos de 4.050 dólares (congeladas
durante los últimos 4 años) a 4.300 dólares. La propia propuesta de
Bush sobrepasa la de los demócratas incrementando las becas Pell a
4.600 dólares en el año fiscal 2008 y a 5.400 en el año 2012. Como
el Times comentaba el 5 de febrero, "mientras los demócratas
criticaron al Sr. Bush por lo que la portavoz del Congreso, Nancy
Pelosi, calificó de 'prioridades erróneas', en privado conceden que
el Sr. Bush hizo bien en señalar que un crecimiento incontrolado de
los programas de derechos sociales eventualmente romperían la Reserva
Federal".
Los
congresistas demócratas ya han tenido que enfrentarse al elefante [el
símbolo del partido republicano] en la habitación: los masivos
recortes de impuestos de Bush para los más ricos durante la guerra
imperial. ¿Por qué son tan tímidos frente a un movimiento sísmico
en la opinión pública habiendo ganado la mayoría de las dos cámaras
del Congreso en noviembre? La
respuesta es simple: la campaña presidencial del 2008 ya está en
camino y los demócratas planean continuar por el sendero centrista
hacia la victoria, centrándose en los supuestos votantes republicanos
teniendo la seguridad que la gran mayoría de los progresistas les
votarán por poco que reciban a cambio.
Como
Mike Davis argüía recientemente en la New Left Review, "En la
práctica, esto se traduce no sólo en un rechazo demócrata a asumir
nuevos gastos sino también en un rechazo a debatir la vuelta atrás
de cualquiera de los recortes impositivos de un billón de dólares a
los más ricos. 'Impuesto y gasto, impuesto y gasto, impuesto y
gasto', Kent Conrad (miembro de la mesa del Comité Presupuestario)
declaró al New York Times, 'nosotros no vamos allí' ".
El
Times decía el 6 de febrero: "sin embargo se espera de algunos
demócratas que busquen nuevos ingresos llamando al final de los
recortes impositivos de Bush, en lugar de extenderlos como el propio
presidente proponía el lunes. Desde el 2001 los líderes demócratas
han declarado siempre que los recortes impositivos de Bush son injusta
y sistemáticamente dirigidos a los más ricos y son peligrosos para
la solvencia americana. Pero los recortes impositivos expiran en el
2010, y los demócratas admiten que no están preparados para
modificar esos recortes".
Además,
los demócratas están abiertos a negociaciones con Bush sobre futuros
beneficios de la seguridad social, "posiblemente con el control
sobre algunos beneficios", añadía el Times. La sociedad
bipartita es la línea directriz de la nueva mayoría demócrata en el
Congreso. Pero no es nueva la estrategia. Los demócratas han sido
socios encantados durante los últimos 30 años – haciendo posible
los recortes impositivos de Reagan, la destrucción de Clinton del
"bienestar como lo conocemos" y toda la legislación de
George W. Bush, incluyendo la "Patriot Act", las guerras de
Irak y de Afganistán y, sí, los recortes impositivos de Bush.
El
neoliberal Consejo de Líderes Demócratas se mantiene firme en el
control del Partido Demócrata, personificado por su candidata a la
presidencia, la senadora Hillary Clinton. La palabra pobreza jamás
asoma por su boca.Durante una reciente "conversación con los
residentes de Iowa", Clinton preguntó a la audiencia qué tipo
de sistema de seguridad sanitaria preferían. "Mayoritariamente
la audiencia era favorable a ir hacia un sistema 'Medicare' para todos
los americanos", informaba el Washington Post. Clinton se mantuvo
silenciosa sobre cualquier promesa formal acerca de una futura política
en esta dirección para los 47 millones de norteamericanos sin seguro.
Le dijo a su audiencia de Iowa, "no estoy preparada para ser
específica hasta que no oiga a la gente".
No
hay que esperar mucho más de los poderosos del Partido Demócrata
hasta que el electorado furioso que los lanzó hacia el poder en
noviembre comience a hacerles responsables de sus acciones. y la falta
de ellas.
(*) Sharon Smith es autora de “Women and Socialism”
y “Subterranean Fire: a History of Working–Class Radicalism in
the United States”.
Los
demócratas dan más dinero a Bush para
la guerra
Por
Joan Cañete Bayle
Corresponsal
en Washington
El
Periódico, 03/03/07
Más
dinero a cambio de un mayor control del Congreso sobre la guerra. Esa
es la propuesta que la mayoría demócrata en el Congreso trata de
consensuar para dar el visto bueno a los 100.000 millones de dólares
(unos 76.000 millones de euros) que la Administración de George Bush
solicitó para destinar este año fiscal a las guerras en Irak y
Afganistán. "En la parte militar, habrá 98.000 millones de dólares",
5.000 más de los previstos, dijo el demócrata John Murtha,
presidente de la comisión en la que se cuece la ley.
Divididos
entre ellos y con la necesidad de evitar que cunda la idea de que la
mayoría en el Congreso impedirá el correcto aprovisionamiento de los
soldados en el campo de batalla, los demócratas buscan fórmulas para
que la factura de la guerra no le salga gratis políticamente a la
Casa Blanca. Para ello, Murtha pretende incluir en la ley que las
tropas deben cumplir una serie de requisitos en preparación y
equipación antes de ser desplegadas.
Es
un modo de evitar que solo Bush decida cuándo desplegarlas. La fórmula
no satisface a los republicanos, a los demócratas antiguerra ni a los
demócratas conservadores. Por ello, varios demócratas impulsan la
idea de añadir a la ley ayudas a comunidades rurales y a los
damnificados por el Katrina. Así confían en lograr el apoyo de demócratas
conservadores y algún republicano.
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